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El fin de la tragicomedia del Albéniz: reabre el teatro de las mil y una vidas de Madrid
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El fin de la tragicomedia del Albéniz: reabre el teatro de las mil y una vidas de Madrid

Se inauguró en 1945, fue 'propiedad' de Chavela Vargas y sirvió como teatro oficial de la Comunidad de Madrid. Hubo intención de derribarlo, pero no se consiguió

Foto: Fachada del Albéniz con las esculturas originales de vuelta.
Fachada del Albéniz con las esculturas originales de vuelta.

Fernando Chinarro, el emblemático Sr. Chinarro de Los Payasos de la Tele, todavía se acuerda de las clá del Teatro Albéniz; el grupo de jóvenes a los que pagaban por aplaudir y gritar "¡bravo!" entre las butacas para venerar una obra. Eran los años 40 y él apenas rondaba los 10 años, y aunque la práctica se ha ido extinguiendo con el tiempo, rememora como en las calles paralelas vendían, también, entradas a muy bajo coste a cambio de colaborar con la clá y llenar el teatro de ovaciones. Lo cuenta Juan Carlos González, historiador experto en teatro y al frente de la asociación Carpetania, que mantiene un estrecho vínculo con el actor. “Siempre lo recuerda en las comidas culturales que tenemos los martes”, explica a este medio.

Foto: Fachada del Teatro Albéniz.

La historia del Albéniz es una tragicomedia por las sucesivas amenazas de derribo y los golpes de suerte de los últimos años. El teatro de la calle de la Paz de Madrid ha estado clausurado casi dos décadas y ha rodado de mano en mano. Este jueves 17 de noviembre abrirá de nuevo sus puertas tras más de tres años en obras pero con la esencia de antaño. “Se han recuperado los frescos del techo y las columnas de estuco”, apunta Eva Aladro, al frente de la Plataforma de Ayuda al Teatro Albéniz que luchó contra su desaparición e hija de Teresa Vico, directora del teatro durante 20 años. De hecho, el vestíbulo tiene un aspecto señorial –con lámparas de cristal de sus inicios, mármol blanco y motivos vegetales– que contrasta con el moderno logo de Universal Music, su actual gestor, a la puerta de la sala de butacas. Será Antonio Banderas quien estrene su musical Company el nuevo Albéniz. “Después de toda esta aventura, hemos tenido mucha suerte”, señala Aladro.

Acto I: El capricho de una amante

Dicen los rumores que Maximiliano Moro, un reputado empresario de la posguerra, ideó la construcción de un nuevo teatro en una parcela de 1.300 m2 en la calle Paz para contentar a su amante. La mujer, supuestamente, formaba parte del mundo de los escenarios en el género de la revista y la sátira. La leyenda fue de boca en boca durante años, y llegó a ser vox populi en el entorno de Teresa Vico –al frente del Albéniz hasta su fallecimiento en 2003– quien le transmitió la historia a su hija Eva. Y aunque los primeros años, tras su inauguración en 1945, primó la ópera y el ballet, poco después se convertiría en la sala más reputada de la zarzuela y la revista, el género por excelencia del icono Lina Morgan; y años en los que un jovencísimo Fernando Chinarro formaba parte de la clá. Incluso entonces hubo controversias: las 11 esculturas de la fachada del artista Ángel Ferrant fueron criticadas por la prensa por no concordar con la estética del interior y el traspaso del proyecto a otro arquitecto enfureció a quienes iniciaron la obra.

placeholder  Teatro Albéniz en los años 40, con las estatuas originales. (Historias Matritenses)
Teatro Albéniz en los años 40, con las estatuas originales. (Historias Matritenses)

Fue en el 1955 cuando se convirtió en cine. Se tapizó parte del interior para mejorar la insonorización, se implantó el cinemascope y cinerama (los sistemas de proyección más punteros de la época, con tres pantallas en una) y los asistentes vieron filmes como 2001: una odisea en el espacio o La conquista del oeste por 25 pesetas. Pero el fin de su etapa cinematográfica llegó en 1985, cuando la Comunidad de Madrid alquiló el edificio para convertirlo en el teatro oficial de la administración. Entonces, el jefe de gabinete era Pape Pérez, actual actor, director y al frente de una escuela de interpretación. Fueron, dice, los “años de gloria” del teatro.

“Es una época que no olvidaré nunca, lo recuerdo como una de las mejores de mi vida. Estábamos felices. Era el teatro estrella de la Comunidad, se hicieron cientos de estrenos y se celebraban todos los Festivales de Otoño, de Mozart y Madrid de Danza”, explica Pérez. Durante esos años se eliminaron las estatuas de la fachada.

Acto II: El activismo de Chavela Vargas

Las turbulencias empezaron a finales de los 90. El nieto del empresario Maximiliano Moro, Alejandro, ahora propietario del teatro, quería transformar su uso. Tanto es así que una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid permitió en 2003 que se redujera el nivel de calificación del inmueble: de esta forma, se revalorizaría el espacio y se disminuiría su carácter histórico. En 2005 entraron en juego Eva Aladro, Berta Delgado y Beltrán Gambier con la Plataforma de Ayuda al Teatro Albéniz para evitar que el camino del edificio derivara en otro uso que no fuese cultural. En 2006, Moro vendió el inmueble a la empresa Monteverde, inmersa en multitud de tramas del saqueo de Marbella en tiempos de Gil y Gil en los 2000. La empresa proyectó construir un edificio residencial y un centro comercial.

placeholder Chavela Vargas. (Berta Delgado)
Chavela Vargas. (Berta Delgado)

El mundo de la cultura se involucró con la causa. Por aquel escenario habían pasado estrellas como Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat o Chavela Vargas, quien incluso estrenó varias de sus últimas canciones en 1994 sobre el mismo. La mexicana se sumó a la defensa del inmueble junto con decenas de artistas de la época. Se sucedieron las manifestaciones con Pedro Almodóvar a la cabeza. Y para mostrar su apoyo al Albéniz, Vargas se dejó fotografiar en 2006 con un cartel donde se leía “Ayuda al Teatro Albéniz”. En 2006, y a escasas horas de subirse al mismo escenario que llevaba conquistando desde hacía 14 años, confesó a EFE: "Yo soy la auténtica dueña de este recinto".

placeholder Incendio del sótano del Teatro Albéniz de Madrid, todavía okupado. (EFE/J.J. Guillén     )
Incendio del sótano del Teatro Albéniz de Madrid, todavía okupado. (EFE/J.J. Guillén )

El retraso en la inauguración de los Teatros Final provocó que la Comunidad de Madrid continuara recurriendo al Albéniz más tiempo del previsto. Pero con su clausura 2008, y sin ninguna protección oficial que asegurara el mantenimiento cultural del espacio, se recogieron 7.000 firmas para declararlo Bien de Interés Cultural (BIC). La medida no prosperó y eso empujó que la plataforma presentaron medidas cautelares para evitar el desastre. En el proyecto de Monteverde para el Albéniz, se contó con la participación del arquitecto Gabriel Allende Gil de Biedma, sobrino de la expresidenta Esperanza Aguirre, quien diseñó un pequeño teatro de 200 butacas dentro del complejo residencial y centro comercial proyectados. No salió adelante y, apenas dos años después, en octubre de 2011 a consecuencia del fervor del 15M, l inmueble fue okupado. No duró mucho tiempo por los incendios ocurridos en el sótano.

placeholder Pedro Almodóvar en la manifestación. (Berta Delgado)
Pedro Almodóvar en la manifestación. (Berta Delgado)

Finalmente, en 2015, cuando la por entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, aprobó declararlo Bien de Interés Patrimonial. “No era lo que queríamos, pero algo se consiguió”, explica Aladro. Paralelamente, la empresa Monteverde, que tenía deudas pendientes, tuvo que ceder el inmueble al banco Kutxabank. En 2016 pasó a manos de Mazabi, especializados en gestión de patrimonio.

Acto III: Se abre el telón

El pasado mes de marzo se recuperaron las esculturas de Ángel Ferrant que ahora lucen en la fachada del inmueble. La ardua batalla legal del teatro culmina con un contrato de arrendamiento por parte de la sociedad Silicius Real Estate (socimi de Mazabi) con UMusic Hotels para la apertura de UMusic Hotel en el edificio que antes albergaba el Hotel Madrid, justo al lado del Albéniz, que esta vez tendrá un aforo de 898 butacas.

El lunes 14 abre sus puertas el hotel, pero habrá que esperar al 17 para el estreno del templo madrileño de la mano de Antonio Banderas. Este miércoles todavía se ultimaban los detalles y permanecían las grúas y trabajadores en torno al Albéniz. Se pone fin a casi dos décadas de lucha por conservarlo y más de 75 años de historia.

Fernando Chinarro, el emblemático Sr. Chinarro de Los Payasos de la Tele, todavía se acuerda de las clá del Teatro Albéniz; el grupo de jóvenes a los que pagaban por aplaudir y gritar "¡bravo!" entre las butacas para venerar una obra. Eran los años 40 y él apenas rondaba los 10 años, y aunque la práctica se ha ido extinguiendo con el tiempo, rememora como en las calles paralelas vendían, también, entradas a muy bajo coste a cambio de colaborar con la clá y llenar el teatro de ovaciones. Lo cuenta Juan Carlos González, historiador experto en teatro y al frente de la asociación Carpetania, que mantiene un estrecho vínculo con el actor. “Siempre lo recuerda en las comidas culturales que tenemos los martes”, explica a este medio.

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