Alberto García-Alix: "Estamos viviendo una involución política de las que dan pavor"

Se llama Expresionismo feroz y muestra al Alberto García-Alix (León, 1956) del siglo XXI con las obsesiones del XX. Los retratos y autorretratos, las motos, que fueron su primer amor ya desde los trece años, y la influencia subyugante de ese Goya de las pinturas negras que comenzó a ver de niño cuando acudía junto a su madre a visitar el Museo del Prado. El blanco y negro vuelve a inundarlo todo. Los rostros por los que pasaron los años -el de su hermano Carlos, el de su ex novia Ana Curra, el de Ángel-, y los que aún se muestran jóvenes. La mirada de García-Alix, el fotógrafo de la Movida, el fotógrafo que supo como pocos lo que era la heroína y otros opiáceos, el fotógrafo que todavía sigue aquí, sigue manteniendo la fuerza que le ha convertido en uno de los mejores de todos los tiempos.

Se sienta con El Confidencial en una sala de La Térmica, en Málaga, donde esta tarde se inaugura la exposición (hasta el 17 de septiembre). Tiene buen aspecto -asegura que se cuida- y enseguida se abre para la entrevista. Es generoso. No escatima preguntas y habla de la fotografía, de su vida, de los tiempos que vivimos. Los teme por dos cosas: la involución política y la Inteligencia Artificial. “Por suerte yo ya… si tuviera veinte años pensaría otra cosa”. Lo dice quien ya lleva muchos tiros pegados: “Yo fui superviviente ya a los 40”.

PREGUNTA: ¿Va haciendo fotos con el móvil?

RESPUESTA: No, no es verdad, pero cuando he visto a todos los fotógrafos con sus objetivos mirándome he pensado, esto lo tengo que pillar en una foto. Es una sensación muy avasalladora. Doce objetivos enfrente de ti.

P: Lleva mejor estar detrás del objetivo.

R: Obviamente, no me gustan las fotos.

P: Pero sí los autorretratos.

R: No, no es que me gusten los autorretratos. Yo amo el diálogo que me ofrece mirar a traves de una cámara y como dialogo con lo que miro. En ese diálogo esta lleno de claves. Hay claves infantiles, recuerdos… Yo puedo mirar una silla y puedo ver que si la pongo en tal ángulo hay vértigo, pero para sentir vértigo tienes que conocer qué es el vértigo. Todas las reverberaciones de lo que somos tambien entra en la composición y educación visual.

P: Esta exposición muestra un Alberto Garcia Alix del siglo XXI, son fotos de hace 15 años, como muy antiguas. ¿Quién es este García Alix que ha hecho estas fotos ya en el siglo XXI

R: Pues es un fotógrafo que ha educado el ojo y ha educado también el diálogo porque la mirada se educa con el tiempo. Para poder hacer una foto primero tiene que existir una intencionalidad y esa intencionalidad se educa. Yo tengo 67 años y por tanto ya conozco mi intencionalidad, ya no soy virgen. Y además con 67 años tienes toda una malicia de la vida para entender lo que ves.

P: ¿Ha pecado de ingenuo en su vida?

R: Yo siempre pecaré de ingenuo. Es un motor. Pero después de cuarenta años de hacer fotos por qué coger la cámara y hacer otra foto. Por qué he de hacer ese esfuerzo. Eso me lo pregunto muchas veces y al final he llegado a la conclusión de que tengo tres elementos estimulantes para seguir cogiendo la cámara: una es la poesía de la imagen, de la vida, siempre he yenido un alma muy poética; después por la curiosidad infinita; y tercero por mi alma infantil. Tengo un alma juguetona. Son tres elementos que alimentan mi deseo de mirar por cámara.

"Con 67 años las malas pasadas en la vida ya las hay de todos los colores, pero eso no es lo importante. Lo importante es la capacidad de jugar"

P: ¿Este alma juguetona le ha traído malas pasadas?

R: Lo que me ha traído es disfrutar más de la vida, tomármela más leve. Con 67 años las malas pasadas en la vida ya las hay de todos los colores, pero eso no es lo importante. Lo importante es la capacidad de jugar, de volver a emocionarse, sin esa capacidad de volverte a emocionar a mi edad ya lo dejas.

P: Dice mucho lo de 67 años…

R: Lo digo como un elemento de conocimiento, de que ya no te engañas en los valores, no eres tan ingenuo para engañarte.

P: Pero lo decía porque si uno ya llega a los 67 años no sé si se ve como un superviviente.

R: ¡Yo he sido superviviente con 40! Ahora ya acepto el destino (risas).

P: En esta exposición aparecen las motos que sé que fueron su primer amor.

R: Cuando tenía trece años mi única ambición era tener motos. Si quería ser mayor era para tener motos. Antes de que me gustaran las mujeres me gustaron las motos. La moto siempre ha sido una parte de mi vida. No sé conducir un coche, viajo en moto, me muevo en moto. He hecho fotos de motoritstas de amigos, peroi hace diez años quise revisitar el tema moto para crear una nueva ópera visual sobre la moto. Es una ambición. No hay más.

P: ¿Y le dice lo mismo la moto a los 67 que le decía a los 13?

R: No. Ahora voy en moto y muchas veces me voy preguntando cuánto tiempo me queda de moto. Porque noto el peso. Vas perdiendo equilibrio, reflejos… Me pregunto cuánto me queda. Ahora, no entenderia la vida sin moto.

"Ahora voy en moto y muchas veces me voy preguntando cuánto tiempo me queda de moto. Porque noto el peso. Vas perdiendo equilibrio..."

P: Siempre se relaciona a la moto con la libertad.

R: Sí, tiene mucho que ver. Me monto y me escapo y ahí queda eso. Voy a por vino (risas).

P: Siempre ha contado que iba con su madre al museo del Prado de pequeño…

R: Mi madre nos llevaba de niños a todos los hermanos a museos.

P: Es que estaba viendo una de sus fotos, El lamento del perro, y me ha recordado a la pintura negra de Goya con ese perro semi enterrado…

R: Sí, sí, esa foto es un acierto. Cuando ves el negativo no sabes lo que has hecho, pero ves el resultado y dices ¡bingo! (y se le ilumina la cara). Se sale de todas las fotos que se han hecho de perros y mira que de perros se han hecho millones de fotos. Pero esta es diferente por la posición de cámara, por todo, por haberlo dejado abajo… No hay otra foto igual de perros. No es sal gorda. Se deja mirar y aporta.

P: Yo creo que en su fotografía hay mucho de Goya.

R: Pues sí. Posiblemente nunca lo había pensado. He sido un gran enamorado de Goya y de Velázquez. Goya es la modernidad. Entra en el expresionismo final. También amo la pintura. Mi madre estudió Historia y nos explicaba los cuadros. Lo odiábamos. Pero cuando empecé a hacer fotos ya tenía una idea de la composición. Mi madre me decía, esto tiene composición triangular… y todo eso se va quedando en el alma infantil y tarde o temprano reverbera.

P: ¿Y cuándo se enfrenta a la foto, piensa: voy a colocar a la persona aquí, de tal manera…?

R: No, nunca llevo una foto pensada. Fluyo en el momento. Puedo estar más brillante o puedo estar más torpe. Porque también hay días que estamos torpes y no dialogas. Pero también reconoces cuando dialogas bien.

P: Y en esto, ¿cómo afectan las drogas?

R: Los opiáceos son un narcótico. Hoy lo único que tomo son porros, ¿por qué? Porque los tomo desde los diez años y me hacen la vida más leve. Lo demás son cuentos. No puedo fumar ocho porros y hacer fotos porque entonces no valgo para nada. Las drogas afectan mucho negativamente. Yo me arrepiento. Veo mis viejas fotos y sé cuándo estaba drogado y digo, joder Alberto… Porque pierdes diálogo y pulsión. Estás con lo otro en la cabeza… Y es un narcótico (y hace como que se duerme).

"Las drogas afectan mucho negativamente. Yo me arrepiento. Veo mis viejas fotos y sé cuándo estaba drogado"

P: Le veo cuidado. Ahora se cuida.

R: Sí, sí. Quiero seguir llevando la moto. Por esa pregunta de cuánto me queda, yo me cuido.

P: Y haciendo fotos.

R: Eso me da un poco más igual… Todo va incluido.

P: Cuando ve retrospectivas de su trabajo, ¿qué piensa?

R: Pienso que la obra, sin darme yo cuenta, está ahí. Uno no es consciente cuando trabaja. Soy más consciente cuando viene gente y me dice, tu fotografía me cambió la vida cuando era joven. Desde entonces, me parece muy halagador, pero en realidad yo no me veo así… Soy un fotógrafo consagrado, por todo el mundo tengo miles de seguidores… Lo que quieras. Pero uno no se acuesta con eso. Uno se acuesta con sus milongas y dramas. Y de todas maneras, además, yo soy un permanente insatisfecho. Lo hecho, hecho está ya, no vale nada. Lo que vale es el ejercicio nuevo que comienza, la vuelta a coger la cámara. Lo hecho ya no vale.

P: En estas fotos antiguas aparecen amigos suyos que ya no están. Imagino que les echa de menos.

R: Claro que les echo de menos. La vida ya con tanta muerte… La ausencia siempre duele. La ausencia de mi hermano que murió, de tal novia… La ausencia como una cosa que es parte parte de la vida. Pero echar de menos…. Vivimos una vida que no es perfecta. La vida no es bonita ni bella, la vida es otra cosa. La vida es vida. Y en ese proceso pierdes padres, amigos, novia… todo lo que quieras. Y esa pérdida alimenta la melancolía de la vida. Pero también es un deseo de continuar.

P: También se lo decía porque fuisteis una generación que vivió un tiempo de disfrute pero se pagó caro. Ahora se habla de aquello como algo divertido, pero…

R: Soy de una generación que fuimos muy libres. Ahora vivimos en una involución política con más falta de libertad. No lo parece pero solo que existan las derechas de este país que siempre han sido como han sido, incapaces de una idea progresista… Nosotros a la muerte de Franco nos inventamos un mundo. Todos queríamos un mundo mejor, más libre. Quizá exageramos, es posible, con todo. Pero era mucho más estimulante. Ahora la revolución es la mujer, que me parece fantástico porque confío en que las mujeres no permitan… Pero vamos, estamos viviendo una involución política de las que da pavor. Salen políticos en la tele y nos mienten a la cara con nuestra propia Historia de España. Y encuentran apoyos. Y yo sé mucho de Historia, es una de mis grandes pasiones. Yo lo único que tengo confianza es en la mujer y que no permita eso. La mujer es el poder de cambio.

"Ahora vivimos en una involución política con más falta de libertad. No lo parece pero solo que existan las derechas de este país..."

P: Las mujeres ahora sí estamos algo mejor que en los ochenta, ¿no? Sus compañeras también se quejaban.

R: Sí, menos mal. Y por eso confío más. En mi mundo eran libres, pero en general, no. Yo a la mujer siempre la vi como una compañera. Yo soy un anarquista humanista militante. A mí manera. Desconfío de la buena voluntad del género y desconfiaré siempre del poder, de la falta de cultura.

P: Eso me interesa. Juan Marsé decía que España es un país de cabestros. ¿Está de acuerdo?

R: Dio en el clavo. Pero también tenemos muchas virtudes. España es un país maravilloso en muchas otras cosas. Tenemos dos polos que se contradicen y luchan eternamente.

P: Ahí está Goya también.

R: Claro. Pero en las escuelas nos han enseñado muy mal toda la Historia de España. ¿Quién coge el poder a la muerte de Isabel La Católica y Fernando el Católico? El cardenal Cisneros que va a ser el regente. Y el cardenal Cisneros es un talibán del catolicismo. Lo primero que hace en la toma de Granada es quemar la mejor biblioteca del mundo en la plaza pública. La mejor biblioteca del mundo era la de Granada con incunables de Aristóteles, todo lo judío, todo lo árabe… La quema y luego monta la Universidad de Alcalá de Henares que es teológica. El cardenal Cisneros es un cabestro. Fíjate si pudiéramos tener hoy en día la biblioteca de Granada. España quemó todos los tesoros.

"Somos una confluencia de nacionalidades propias para construir las Españas. Nunca se llamó España, eran las Españas"

P: Decía que España tiene virtudes. Dígame alguna.

R: El hedonismo ante la vida, la entrega… España es una nación de nacionalidades, manchegos, catalanes, leoneses, santanderinos… Somos una confluencia de nacionalidades propias para construir las Españas. Nunca se llamó España, eran las Españas. Nuestra entrega a la vida, nuestro saber disfrutar… Es la rama árabe, la pulsión árabe, porque la pulsión celta no será. Yo que soy muy leído te lo digo que lo he visto claro.

P: Para ir terminando. ¿Echa de menos alguna retrospectiva, que se le haya tenido más en cuenta?

R: No, yo he tenido el privilegio de haber expuesto en España en el Reina Sofía, en la Maison Européenne de París, en Moscú y en mil sitios más del mundo. No, soy un privilegiado. Nunca entendí el porqué, pero resulta que mi obra conectó. Yo no entendí el porqué.

P: El blanco y negro es muy impactante.

R: Es que es el color de mis sueños. Cuando era jovencito me enamoré del cine a través del blanco y negro. Veía las películas de John Houston, de Orson Welles. Para mí el cine era el blanco y negro… Cuando empecé el blanco y negro es lo que hacíamos en casa, en un laboratorio. Fue el color de mi vida. Cojo la cámara y no veo en color sino en blanco y negro.

P: Empezaba esta conversación hablándole del móvil. ¿Ha destrozado la fotografía?

R: No. La fotografía cambió con el digital. Se ha abaratado, se ha democratizado y además un móvil hace mejores fotos que una cámara de los setenta. Pero sí cambia una cosa: las cámaras se emplean con más intencionalidad, los móviles pierden intencionalidad. Pero a mí no me importa que una foto sea con móvil. Ahora sí viene otra revolución que va a acabar con todo y que es la Inteligencia Artificial. Va a acabar con tu trabajo también. Con la medicina, con los diagnósticos médicos… Van a sobrar miles de puestos de trabajo.

"Ahora sí viene otra revolución que va a acabar con todo y que es la Inteligencia Artificial. Va a acabar con tu trabajo también"

P: ¿Qué hacemos?

R: No lo sé. Lo primero que tendría que haber es una regulación internacional ética porque si no… Ahora ya no tienes que ir a Ucrania. Metes el mapa, el territorio, el sitio donde están y te hace una foto del campo de batalla mejor que las que hacen allí. Más interesante y más real. Lo único que se mantendrá un tiempo será la autoría, pero la IA también tiene autoría y ahí empieza el problema ético. Suerte que yo ya… Si tuviera 20 años me lo tomaba de otra manera.

P: Ya entraron las redes sociales y nadie las controló.

R: Las redes sociales son el paraíso de los mediocres y de los canallas. El insulto a la espalda, que es el peor. Los odiadores de siempre pero que con las redes se empoderan y ese empoderamiento mediocre y mezquino es terrorífico. Y hay gente que lo disfruta y le gusta. Y más en España que somos cainitas. Ese también es otro defecto de España junto con la envidia. Son dos defectos nacionales complejos