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El (nuevo) jardín de las delicias: una mirada al Bosco con los ojos del siglo XXI
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El (nuevo) jardín de las delicias: una mirada al Bosco con los ojos del siglo XXI

Una gran exposición en la nave 16 del Matadero de Madrid reinterpreta el célebre tríptico con la obra de 15 artistas de la Colección SOLO

Foto: La obra 'Speculum', del colectivo Smack.
La obra 'Speculum', del colectivo Smack.

Cuando Jheronimus van Aken, el Bosco, pintó su famoso tríptico ‘El jardín de las delicias’, probablemente no imaginó que 500 años después la tabla seguiría inspirando a multitud de artistas y siendo una de las pinturas de cabecera de tantos en todo el mundo. Lleno de alertas sobre el pecado y la amoralidad de los seres humanos, aquel cuadro con cuerpos desnudos amontonados —nada que ver con nuestros lienzos de vírgenes y sacerdotes de la época— pretendía ser una guía moral, un espejo para príncipes. Y hoy lo sigue siendo, como constata la exposición ‘El jardín de las delicias’, que se acaba de inaugurar en el Matadero de Madrid con las obras de 15 artistas de la Colección SOLO. Son una reinterpretación, una nueva búsqueda, un giro espectacular a lo que proponía el Bosco, pero desde nuestro mundo tecnológico de los GIF, la inteligencia artificial, Instagram o el dibujo animado, y que se puede ver hasta el 27 de febrero.

placeholder La delegada de Cultura, Andrea Levy, este miércoles en la exposición.
La delegada de Cultura, Andrea Levy, este miércoles en la exposición.

La muestra surgió por un deseo de la delegada de Cultura en el consistorio madrileño, Andrea Levy, tras conocer a los mecenas culturales David Cantolla y Ana Gervás del Espacio SOLO, que se encuentra en las cercanías de la Puerta de Alcalá. Este lugar, creado por el prestigioso arquitecto Juan Herreros, que está a punto de inaugurar el Museo Munch en Oslo, lleva desde 2016 apostando por el arte contemporáneo y los artistas más novedosos. “Pensé que esta exposición tenía que verla el gran público. El Bosco intentó interpelar a la sociedad de su época y estos artistas serían los intérpretes del siglo XXI”, señalaba Levy este miércoles mientras manifestaba su deseo de que se ponga “más en valor a los mecenas culturales”, puesto que “en este país se hace poco”. En la presentación, también han participado la directora de Matadero Madrid, Rosa Ferré, y el director de desarrollo de la Colección SOLO, Óscar Hormigos.

El espacio, el sonido y la IA

Por supuesto, las obras son nuevas y se han creado 'ex profeso' para la exposición. También la instalación en el Matadero, que ha llevado a cabo Juan Herreros, quien, como comenta a El Confidencial, se basa en tres ideas fundamentales: “Lo primero era fabricar un mundo onírico, laberíntico y ajeno al exterior. El recorrido es un laberinto hecho con paneles de cartón de embalar. Por tanto, la segunda idea es el contraste entre la humildad y la pobreza del cartón y la alta tecnología de las piezas, pantallas y superproyecciones que hay. Y la tercera: que las piezas no compitan entre ellas, ya que hay algunas que son más pequeñas y otras que son un derroche de energía y color”.

"Lo primero era fabricar un mundo onírico, laberíntico y ajeno al exterior. El recorrido es un laberinto con paneles de cartón de embalar"

Una vez que se traspasa la puerta de la Nave 16 el visitante se sumerge enseguida en este mundo de ensoñación que ha conseguido recrear el arquitecto. Y lo primero que aborda es el ‘Umbráfono II’ de Enrique del Castillo, un lector óptico que convierte patrones impresos de una película de celuloide de 35 mm en sonido. Se reproducen cinco canciones —irán sonando a lo largo de los cinco meses de la exposición— a partir de las composiciones de dos artistas de la época del Bosco, Adrian Willaert y Josquin Des Prez. Un toque antiguo para algo muy actual.

El alemán Mario Klingemann es todo un referente en el mundo del arte con inteligencia artificial (IA). La primera obra que Sotheby’s subastó con IA es suya. Lo que propone esta vez es un jardín pintado por una máquina en directo. Y nunca es igual, juega todo el tiempo con la idea de memoria y percepción.

La guía del placer y el deseo

El Bosco pintó una guía de buen comportamiento: si no mantienes la libido a raya arderás en el infierno. Hoy los artistas han usado esa moralidad para hacer una celebración del disfrute y del hedonismo. Es lo que hacen creadores como Lusesita (Laura Lasheras) con la cerámica, Dave Coopers con 'El Bosco Coopers', una pintura de una orgía cómica y voluptuosa, y el serbio Sholim (Milos Rajkovic), que trabaja con GIF y propone una obra con los elementos del infierno y el Edén a través del formato de las 'stories' de Instagram con el fin de utilizar los nuevos lenguajes narrativos en el arte.

placeholder Otra de las piezas que se pueden ver en la exposición.
Otra de las piezas que se pueden ver en la exposición.

Tras girar en una nueva curva del laberinto nos topamos con Filip Custic. Quizá no les suene, pero es el creador de algunas de las piezas visuales de ‘El malquerer’ de Rosalía. Y su estética trasluce en una obra en la que representa al jardín desde una evolución de la humanidad, un edén en el que en el futuro género, identidad y sexo serán líquidos. Más actual, imposible. Unos metros más adelante el duo neoyorkino Cool 3D World sorprende con una pieza extraída de la animación audiovisual a partir de uno de sus personajes icónicos, ‘El rey de la vida’. Hacen una animación de la vida de este personaje desde su nacimiento hasta su muerte a través de la narrativa creada por el Bosco.

El espectador tiene que subirse a una plataforma que se mueve y va acompañando este movimiento con una banda sonora

El tacto es uno de los sentidos que más descolocan al visitante de una exposición. Porque uno está acostumbrado a ver u oír, pero menos a que le toquen o le hagan vibrar. Es lo que consigue Carlos Padrissa, miembro de La Fura dels Baus, con su visión del jardín. El espectador tiene que subirse a una plataforma que se mueve y va acompañando este movimiento con la banda sonora que ha compuesto el artista. Además tiene ante sus ojos los cuerpos desnudos que se amontonan creando una experiencia en 360º.

La cultura pop y el videojuego

El Bosco pintó la amoralidad del siglo XVI; nosotros también tenemos nuestros pecados como muestra el chino Miao Xiaochun en tres paneles digitales que retratan el edén, el paraíso y el infierno. Aquí sí que vemos el espejo deformado de nuestra sociedad: personas que se tiran a la basura, que ensuciamos el planeta; hay conflictos, obsesión por la tecnología. Y referencias clásicas al Bosco que también inspira a Dalí, como ocurre en su pintura ‘El gran masturbador’.

placeholder Reinterpretación desde el siglo XXI.
Reinterpretación desde el siglo XXI.

La artista Cassie McQuater se ha adentrado en el mundo de la violencia de los videojuegos, pero para cambiarle el significado. Y ha creado un propio videojuego que se puede jugar online en el que aparecen los personajes femeninos del Street Fighter, pero no para dar patadas, sino para bailar. La idea es combatir los comportamientos sexistas y violentos que muchas veces se han asociado a los videojuegos. Y, por supuesto, con esa estética tan reconocible del Bosco.

La muestra incluye todo tipo de disciplinas artísticas, también la escultura, como la del estadounidense Dustin Yellin, ‘Psychogeography Study 79’, inmersa en un gran bloque de capas de cristal. Es un personaje de El Jardín elaborado con innumerables elementos de papel que evocan la idea de miles de historias, muchas de ellas extraídas de la cultura popular. Lo curioso es que este artista antes trabajaba con metacrilato hasta que cambió al cristal —muy pesado— por el efecto contaminante del primer material.

placeholder Las cerámicas de Lusesita.
Las cerámicas de Lusesita.

Hay videojuegos que a veces nos evocan la época medieval. Así ocurría con el arkade 'La leyenda de Zelda', de los años ochenta. Y en eso se ha inspirado el también norteamericano Dan Hernández para una pintura que parece estar llena de elementos bizantinos, pero que son en sí mismos de un juego arkade ochentero. Es muy curioso.

Con la cultura pop juega también el taiwanés Mu Pan, quien en ‘A wonderful day’ recoge la historia del Génesis y la interpreta como una frenética batalla donde un ejército invasor de monos de colores lucha por el control del paraíso. Es un cuadro bastante crudo —hay un tipo empalado al que están cocinando a la brasa— con elementos como una lata de cerveza, un John Wayne y un Elvis. De ahí llegamos a la obra del serbio Davor Gromilovic, ‘Hell panorama’, quien a través de lápices de colores nos conecta el paraíso con el infierno a través de un vórtice. A un lado hadas y duendes y al otro torturas y demonios. El espectador elige. O quizá no.

El espejo de los pecados del siglo XXI

El colectivo holandés Smack creó en 2016 un panel sobre el Paraíso. Era su forma de conmemorar el 500 aniversario del cuadro del Bosco. Al año siguiente, desde la Colección SOLO les pidieron que lo acompañaran con Edén e Infierno, otros dos paneles que son los que se pueden ver ahora en la obra completa 'Speculum'. Y son espectaculares. Un verdadero fin de fiesta para el espectador.

placeholder 'Speculum', la gran propuesta de Smack que cierra la exposición.
'Speculum', la gran propuesta de Smack que cierra la exposición.

Aquí sí que se encuentran reflejados nuestros comportamientos más oscuros y la sociedad en que vivimos: la dictadura del 'hashtag', el egocentrismo de las redes sociales, las sociedades hipervigiladas, el aislamiento, el desencuentro, la crisis climática… Y con referencias pop como Bob Esponja, Kurt Cobain, el 'ganga style' bailando con los 'likes' de Facebook, árboles de los que crecen bolsas de Doritos, un cerdo hecho con láminas de jamón de York envasado… y solo un animal real, el gato. El motivo: es el más compartido en internet.

“El Bosco fue el primer pintor moderno, el primero que usó el simbolismo de una forma diferente que ha sobrevivido durante siglos y todavía funciona”, contaban este miércoles los miembros de este colectivo a este periódico. Esa es la fuerza del pintor holandés. Uno de los pocos que, 500 años después, todavía nos sigue metiendo el dedo en el ojo.

Cuando Jheronimus van Aken, el Bosco, pintó su famoso tríptico ‘El jardín de las delicias’, probablemente no imaginó que 500 años después la tabla seguiría inspirando a multitud de artistas y siendo una de las pinturas de cabecera de tantos en todo el mundo. Lleno de alertas sobre el pecado y la amoralidad de los seres humanos, aquel cuadro con cuerpos desnudos amontonados —nada que ver con nuestros lienzos de vírgenes y sacerdotes de la época— pretendía ser una guía moral, un espejo para príncipes. Y hoy lo sigue siendo, como constata la exposición ‘El jardín de las delicias’, que se acaba de inaugurar en el Matadero de Madrid con las obras de 15 artistas de la Colección SOLO. Son una reinterpretación, una nueva búsqueda, un giro espectacular a lo que proponía el Bosco, pero desde nuestro mundo tecnológico de los GIF, la inteligencia artificial, Instagram o el dibujo animado, y que se puede ver hasta el 27 de febrero.

Andrea Levy Rosalía
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