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Cuando John Wayne era "un perdedor": la historia detrás de los castings legendarios
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DE 'DRÁCULA' A 'BEN-HUR'

Cuando John Wayne era "un perdedor": la historia detrás de los castings legendarios

Juan Tejero publica ‘En busca del reparto perfecto’, un libro que recoge cuarenta películas clásicas y cómo podrían haber sido completamente diferente a lo que conocemos

Foto: 'Ben-Hur', 'Lo que el viento se llevó' o 'Drácula' podrían haber sido diferentes.
'Ben-Hur', 'Lo que el viento se llevó' o 'Drácula' podrían haber sido diferentes.

“Las leyes físicas, la mitología griega y el convertirse en estrella de cine se parecen extraordinariamente”, escribe Juan Tejero. “Cada acción exige la creación de una reacción propia, de carácter inmutable”. Y lo ejemplifica con casos que casi cuenta como leyendas: si George Raft no hubiese rechazado todos los guiones que le ofrecía la Warner, probablemente Humphrey Bogart no se hubiese convertido en una estrella. Si finalmente a Shirley Temple le hubiesen dejado protagonizar ‘El mago de Oz’, quizá Judy Garland hubiese continuado siendo una actriz menor.

Decenas de historias como estas, en las entrañas del reparto y la producción de algunas de las películas más míticas del cine, aglutina Tejero en ‘En busca del reparto perfecto: las castings más legendarios del cine clásico’ (Bookland). El libro recoge cuarenta cintas y las decisiones que hubo detrás de ellas, donde muchas veces, “perder la ocasión de convertirse en estrella de cine fue el resultado de la pereza o la estupidez, o una combinación de ambas”.

'Drácula' y un desesperado Bela Lugosi

Su acento húngaro le puso la guinda a frases como “Yo no bebo… vino” y no parece fácil pensar en otro rostro para hacer carne al rey de los vampiros. Sin embargo, Bela Lugosi, quien fuera el legendario Drácula en Broadway, no fue la primera opción para encarnar al personaje de la que se convertiría en la película de terror más famosa de todos los tiempos.

“Lugosi era quizá el último actor al que la Universal pensaba encargar tal labor”, escribe Juan Tejero. Lo que el estudio pretendía era darle el papel protagonista a la estrella muda Lon Chaney, que había generado la serie de melodramas de terror producidas por Universal con intepretaciones como las de ‘El fantasma de la ópera’ de 1925. Sin embargo, Chaney murió el 26 de agosto de 1930, ahogado en su propia sangre tras sufrir una hemorragia en la garganta. Tejero explica que Chaney padecía un cáncer terminal en las cuerdas vocales, probablemente causado por los cosméticos que utilizaba.

placeholder Bela Lugosi como Drácula.
Bela Lugosi como Drácula.

Aun así, la siguiente opción a considerar para encarnar a Drácula tampoco fue Lugosi. Entre los candidatos se postulaban Conrad Veidt, que había aparecido en ‘El gabinete del doctor Caligari’; Ian Keith; William Courtenay o Paul Muni. Todos ellos fueron descartados mientras Lugosi, por su cuenta, trataba de llamar la atención de Universal donando sus servicios a su unidad internacional: dobló al húngaro el trabajo de Conrad Veidt en ‘Magia roja’ (1929) o intercedió ante la viuda de Bram Stoker para reducir el precio de sus derechos.

A pocas semanas del rodaje y con una precaria situación económica en Universal, el jefe del estudio, Carl Laemmle, decidió, por fin, “llamar al actor que había dedicado años de identificación obsesiva al papel de Drácula”. Eso sí, tanto insistir y mostrar su cara más desesperada tuvo consecuencias: Universal solo le ofreció a Lugosi 500 dólares semanales por siete semanas de trabajo.

'Ben-Hur': Charlton Heston iba a ser Mesala

Era 1957 cuando Joseph R. Vogel, presidente de la Metro-Goldwyn-Mayer, anunció que iban a preparar una nueva versión de ‘Ben-Hur’, la cual tenían intención de convertir en “la película más gigantesca y ambiciosa de la historia”. Y, al principio, el candidato ideal a ojos del estudio debía ser Burt Lancaster. “Por sus hazañas atléticas de acróbata, confirmado en ‘Trapecio’”, explica Tejero. Pero Lancaster se negó: para él, aunque se proclamó ateo, la película era “una visión denigrante del cristianismo”.

Todavía quedaba algún nombre por delante hasta llegar al Ben-Hur de Heston. Cuando Kirk Douglas leyó el guion, fue de inmediato a ofrecerse al director William Wyler para el papel protagonista, pero Wyler le ofreció el rol de Mesala. Douglas lo rechazó. “Él solo quería ser el bueno”.

Otra idea de la Metro fue contratar a Rock Hudson como Ben-Hur. En este caso, Charlon Heston sería el encargado de encarnar a Mesala, idea que tampoco cuajó. El tercer candidato fue Paul Newman, quien más tarde se autodescartó después de su “desastroso debut” en ‘El cáliz de plata’ (1954). “Nunca volveré a actuar en una película con vestido de cocktail”, anunció. Otros nombres sobre la mesa fueron el español Ricardo Valle, el italiano Cesare Danova, Marlon Brando y John Gavin. Finalmente, presionada por Wyler, la Metro acabó eligiendo a Heston y “el actor se lanzó de cabeza a la oferta”: un sueldo de 250.000 dólares por treinta semanas de trabajo.

'Vacaciones en Roma': la "suerte" de Hepburn

La primera dificultad que con la que se encontró William Wyler cuando fue a rodar ‘Vacaciones en Roma’ -además del caos que supuso grabar en la ciudad italiana- fue encontrar a la actriz perfecta para el papel de la princesa. “Quería una chica sin acento americano, alguien que pudieses creer que había sido educada para ser una princesa” fueron las palabras del director, recogidas por Tejero. Jean Simmons era la candidata ideal, pero Howard Hughes tenía la propiedad de su contrato y se negó a liberarla. Liz Taylor, la otra opción, tampoco fue viable.

placeholder Ni Audrey Hepburn ni Gregory Peck fueron las opciones principales.
Ni Audrey Hepburn ni Gregory Peck fueron las opciones principales.

Richard Mealand, jefe de producción de la Paramount en Londres, jugó un papel fundamental en una llamada telefónica desde la central de Nueva York, en la que, siguiendo las indicaciones de Wyler, le consultaban si la actriz francesa Colette Ripert podría ser una posibilidad. “Tengo otra candidata”, respondió. “Me impresionó su actuación en un pequeño papel en ‘Risa en el paraíso’. Tiene veintidós años, mide metro setenta, pelo castaño oscuro… Está un poco delgada pero es muy atractiva. Baila muy bien. Su voz es clara y juvenil sin acentos. Parece más continental que inglesa”. Era Audrey Hepburn. Tejero no duda en destacar “el rol que jugó la suerte en su selección y lo cerca que estuvo de perder la oportunidad de su vida”.

Para poder contar con ella, el estudio sugirió que cambiara su apellido para “evitar conflictos” con Katharine Hepburn, pero ella se negó. “Si me queréis, tendréis que aceptar mi apellido”, zanjó. También hubo una pequeña crisis nada más llegar a Roma: Audrey se había enterado de que Wyler había querido contratar a Jean Simmons y la decepción de Hepburn casi provocó que el director cancelase la película. “Audrey era consciente de que estaba ocupando el lugar que debería haber sido de alguna otra princesa”.

Cary Grant rechazó el papel porque "sabía que el centro de atención sería la chica"

En el caso de Gregory Peck, tampoco fue la primera opción. El guion se lo envió el director a Cary Grant, quien lo rechazó porque “sabía que el centro de atención sería la chica”.

Cuando Scarlett O'Hara paralizó a un país

En 1936, los millones de lectores de la novela de Margaret Mitchell llamada ‘Lo que el viento se llevó’ tenían su propia opinión sobre quién debería poner el rostro a los personajes principales. Miles de cartas llegaban a Culver City con “peticiones enfervorizadas” sobre los intérpretes, con nombres que variaban de un mes a otro, salvo en lo que se refería a Rhett Butler: “el 98% de las personas que escribieron veían a Clark Gable en la piel del pícaro aventurero”. Cuando Gable supo que David O. Selznick le quería para el papel, entró en pánico. “No es que no apreciara el halago del público, es que Rhett era mucho pedir. No quería tener nada que ver con él. Ningún intérprete en su sano juicio se hubiera atrevido a encarnar a Rhett”, dijo al principio.

En Hollywood, relata Tejero, todas las actrices decidieron que el papel de Scarlett O’Hara debía ser suyo. “Elegir el reparto del filme se había convertido en una obsesión nacional”, explica. La búsqueda de Scarlett también dio para varias anécdotas: una mañana llegó un paquete enorme a la oficina de Selznick con la inscripción ‘Abrir inmediatamente’. De él salió una chica que fue corriendo a su despacho, donde empezó “a recitar el papel de Scarlett mientras se desnudaba”. Cuando el productor por fin conoció a Vivien Leigh, le impactó tanto que canceló repentinamente otra prueba para Paulette Goddard cuando la actriz ya estaba vestida y maquillada. “Cuando me puse el vestido, aún estaba tibio de la actriz anterior”, recordó Leigh.

¿Por qué este cambio tan brutal? Como recoge Tejero, Selznick nunca olvidará la noche en la que su hermano Myron le presentó a Leigh en una fiesta antes del rodaje. “La miré una vez y supe que era ella… por lo menos en lo que hacía al aspecto físico , en lo que hacía a mi idea de Scarlett”, dijo. “Nunca me recobraré de aquella primera impresión”. Leigh pudo llegar a conocerle y, en consecuencia, a aparecer en la película, gracias a sus contactos: en Inglaterra ya era una actriz conocida y era pareja de Laurence Olivier, cliente de Myron. Para ella, explica Tejero, fue más fácil estar en el lugar adecuado en el momento apropiado”.

'La diligencia': "John Wayne será un perdedor"

Aunque John Wayne fue desde el principio la opción principal para Ringo Kid, a punto estuvo de no participar en la película de John Ford. “Los promotores no lo quieren, el productor no lo quiere…” le dijo Ford a la actriz Claire Trevor. ¿Por qué no querían a John Wayne? “Razones no les faltaban a quienes solo veían en ‘Duke’ un aspirante a estrella del western que deambulaba por la prolífica cantera del western de serie B”, explica Tejero.

placeholder El productor de 'La diligencia' quería que el protagonista fuera Gary Cooper.
El productor de 'La diligencia' quería que el protagonista fuera Gary Cooper.

El productor Walter Wagner fue tajante: la película no recuperaría ni siquiera los costes a menos que los dos papeles protagonistas fueran para dos estrellas. Los dos nombres que propuso fueron Gary Cooper y Marlene Dietrich. “El productor estaba seguro de que la incapacidad de Wayne para convertir ‘La gran jornada’ en un éxito era la demostración de que siempre sería un perdedor”, cuenta Tejero. Pero Ford insistió: quería a Wayne y haría todo lo posible. Por eso aseguró que podrían hacer la cinta por un presupuesto módico de 546.200 dólares eliminando el Technicolor. Que además el precio de contratar a Gary Cooper fuera demasiado alto jugó en su favor.

Wagner terminó por ceder, no sin antes insistir en que Wayne hiciese una prueba con Trevor. Desde ese momento, no hubo un actor de Hollywood que, "al enfrentarse al género del western, no buscara a John Wayne como maestro".

“Las leyes físicas, la mitología griega y el convertirse en estrella de cine se parecen extraordinariamente”, escribe Juan Tejero. “Cada acción exige la creación de una reacción propia, de carácter inmutable”. Y lo ejemplifica con casos que casi cuenta como leyendas: si George Raft no hubiese rechazado todos los guiones que le ofrecía la Warner, probablemente Humphrey Bogart no se hubiese convertido en una estrella. Si finalmente a Shirley Temple le hubiesen dejado protagonizar ‘El mago de Oz’, quizá Judy Garland hubiese continuado siendo una actriz menor.

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