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Bram Stoker, padre de un vampiro que el cine convirtió en 'sex symbol'
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aniversario del nacimiento del escritor irlandés

Bram Stoker, padre de un vampiro que el cine convirtió en 'sex symbol'

El creador de Drácula jamás imaginó que su terrorífico personaje se convertiría con los años en un ser atormentado y enamorado, como más tarde sucedió

Foto: El vampiro enamorado de 'Drácula de Bram Stoker' (Francis Ford Coppola, 1992)
El vampiro enamorado de 'Drácula de Bram Stoker' (Francis Ford Coppola, 1992)

Cuentan que el celebrado autor de 'Drácula', el escritor irlandés Bram Stoker, justo antes de morir señaló a un lugar ensombrecido de la habitación mientras murmuraba 'strigoi, strigoi' (espíritu maligno, en rumano). Una alucinación que tiene bastante lógica, pues a Stoker su temible personaje acabó por bebérsele cada gota de su fama y lo dejó seco –murió pobre y enfermo, mientras que el libro fue un éxito–; de todas sus obras, sólo 'Drácula', al igual que su personaje, es inmortal. Hoy, se cumplen precisamente 169 años del nacimiento del escrito irlandés.

Contrariamente a lo que algunos piensan, no fue el irlandés quien inventó al vampiro –babilonios, griegos y chinos ya hablaban de monstruos chupadores de sangre que volaban y tenían garras–, pero fue la imagen del vampiro de Stoker, matizada luego por el cine, la que ha llegado a nuestros días. Su novela, publicada en 1897, narra la historia de Jonathan Harker, un joven abogado inglés que viaja a los Montes Cárpatos, en Transilvania, para cerrar una venta con el conde Drácula y descubre que su anfitrión, aparte de malvado, es bastante 'extraño', ya que no se refleja en los espejos, vive de noche y nunca come en su presencia. A partir de ese momento se desencadenan hechos terroríficos que tienen al pobre Harker y Mina, a su prometida, como protagonistas, y hace aparición el profesor Van Helsing, un experto en enfermedades raras a quien luego el cine daría un papel protagonista.

Drácula, una mujer

Siempre se ha dicho que Bram Stoker, muy aficionado desde niño a las ciencias ocultas y el folklore, se inspiró en la figura histórica del cruel conde Vlad Tepes 'El Empalador', príncipe de Valaquia (Rumanía), para crear su memorable personaje, aunque en la novela no se haga ninguna referencia al pasado del conde. Sin embargo, hay quien cree que la musa sanguinaria del autor no fue Vlad, o al menos no completamente, y que pudo tomar de referencia a una figura tan maligna como seductora, Elisabeth Báthory, conocida como 'la condesa sangrienta', que torturó y asesinó a centenares jóvenes vírgenes para utilizar su sangre como cosmético y fue condenada a morir emparedada en su alcoba. Los estudiosos sostienen, no obstante, que si Drácula hoy es 'él' y no 'ella fue porque a su creador le pareció más comercial para la época, aunque la novela profundice, por ejemplo, en el papel de la mujer en la época victoriana y la sexualidad.

Bram Stoker, como todos artista, no tuvo una única influencia ni pocos referentes. Hay quien juzga que uno de los motores de su relato, más allá de su pasión por el folklore, pudo ser la tiranía ejercida por un artista para el que trabajó como representante en condiciones poco menos que esclavistas, sir Henry Irvingen. Por supuesto, el irlandés había leído otras obras que fueron fuente de inspiración, sobre todo 'Carmilla', de Sheridan Le Fanu y la balada de 'La novia de Corinto', de Goethe, a quien tal vez emuló concibiendo una novela epistolar, al modo de 'Las afinidades electivas'.

De monstruo a dandi

De las innumerables adaptaciones cinematográficas que se han hecho de este clásico de terror gótico, tan sólo la primera, el Nosferatu de Murnau (1922), es fiel a la novela, muy a pesar de los problemas que tuvo el director con la viuda de Stoker, que no quiso autorizarle para llevar la obra al cine, y por eso llamó a su vampiro Orlock y lo ubicó no en Londres, sino en Frankfurt. Sin embargo, estas pequeñas modificaciones le parecieron insuficientes a Florence Stoker, que denunció a Murnau, obligándole la Justicia británica a destruir el filme –por suerte, se salvaron algunas copias–.

Mientras que el vampiro de Murnau es todavía un monstruo a la manera de los mitos, Bela Lugosi se convirtió en el paradigma de conde sofisticado, engominado y 'gentleman', y tan bien encarnó el papel que al final no hubo forma de que soltase los colmillos: murió creyéndose Drácula. La película dirigida por Tom Browning no se ciñó en absoluto a la novela, tomando como punto de referencia una obra estrenada en Broadway.

Christopher Lee es, junto a Lugosi, el rostro más emblemático de Drácula. El actor interpretó al príncipe de las tinieblas en la adaptación que hizo la productora Hammer, más sangrienta y sexual que las anteriores. Pero no fue hasta los años 90 que un cineasta volvió a mencionar el nombre eclipsado de Bram Stoker en una película: a pesar de su engañoso título, el 'Drácula de Bram Stoker' no tenía ninguna pretensión de ceñirse a la novela y lo que es más, el vampiro de Francis Ford Coppola no es un frío y sádico muerde-cuellos, sino que sufre y se enamora ("He recorrido océanos de tiempo para encontrarte", le dice Drácula a Mina).

¿Qué habría opinado Bram Stoker de la metamorfosis sufrida por su criatura? Un ser monstruoso que llora, se enamora y padece terribles tormentos... Humano, en el fondo.

Cuentan que el celebrado autor de 'Drácula', el escritor irlandés Bram Stoker, justo antes de morir señaló a un lugar ensombrecido de la habitación mientras murmuraba 'strigoi, strigoi' (espíritu maligno, en rumano). Una alucinación que tiene bastante lógica, pues a Stoker su temible personaje acabó por bebérsele cada gota de su fama y lo dejó seco –murió pobre y enfermo, mientras que el libro fue un éxito–; de todas sus obras, sólo 'Drácula', al igual que su personaje, es inmortal. Hoy, se cumplen precisamente 169 años del nacimiento del escrito irlandés.

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