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Así he perdido más de 20 kilos sin tener que contar las calorías
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ADELGAZAR DE FORMA SALUDABLE

Así he perdido más de 20 kilos sin tener que contar las calorías

El éxito de Maya Henry es la prueba definitiva del factor tantas veces olvidado de que los cambios vitales más profundos se consiguen con paciencia y perseverancia

Foto: Maya Henry en la actualidad. (mayahenry.com)
Maya Henry en la actualidad. (mayahenry.com)

La de Maya Henry no es la típica historia de proporciones épicas a la que estamos acostumbrados cuando se trata de perder peso. La madre de 38 años no adelgazó decenas de kilos en solo unos meses. Tampoco redujo su talla de pantalón a la mitad ni hizo ejercicio durante horas cada día. Ni siquiera se impuso una dieta restrictiva. Lo que sí logró, en cambio, fue perder más de 20 kilos en el trascurso de dos años y desarrollar una inesperada pasión por el 'running'. La suya es la prueba definitiva del poder de la perseverancia y del factor -tantas veces olvidado- de que los cambios vitales más profundos se consiguen con paciencia y constancia.

Cuando Henry comenzó a correr, hace ya cinco años, no se imaginaba a sí misma durando más de 90 segundos. “Todo era mental. Me decía a mí misma que nunca sería una verdadera runner”. Por aquel entonces pesaba alrededor de 126 kilos, la mayoría de los cuales los ganó durante sus dos embarazos. Además, no se cuidaba: “Veía el ejercicio como algo en lo que tenía que ser perfecta, que necesitaba el equipo adecuado y mucho tiempo, así que aunque me lo propusiese terminaba por no hacerlo. Tampoco me daba cuenta de cuánto comía. Estaba fuera de sintonía con mi cuerpo, a pesar de que siempre era consciente de mi peso”, comenta en 'Women's Health'.

Cuando me vi a mí misma saliendo ahí fuera sin dejar que nada me detuviera, es cuando de verdad me sentí una 'runner'

Como suele pasar en estas ocasiones, tiene que ser otra persona la que te haga comprender la realidad. En el caso de Henry, un médico. Le alertó sobre su alta presión arterial: “En vez de recurrir directamente a la medicación, me di a mí misma un mes para poner mi salud en orden”. Y aquello implicaba algo que nos trae de cabeza y que, sin embargo, es una receta la mar de simple: algo de ejercicio y vigilar lo que comes.

Razones para no contar calorías

“No es que comiese mal antes de empezar a cuidarme, sino que no era consciente. No me importaba mucho cómo me haría sentir, si me iba a dar más energía o no. Simplemente comía”. Quizá lo más destacado de todo el proceso sea su particular enfoque: no se obsesionó con los números, con la báscula ni las calorías. Lo suyo era mucho más natural. Prestaba más atención al tamaño de las porciones e intentaba incluir por primera vez alimentos sanos y nutritivos como las verduras asadas, los frutos secos o el pescado. Asimismo, un cambio que parece insignificante, pero sobre el que ya hemos hablado en esta sección, es tener presentes los horarios a la hora de comer y procurar no saltarse el desayuno para tener menos hambre durante el resto del día.

Yo necesitaba rendir cuentas a alguien: al médico o al entrenador. Sé consciente de que requiere tiempo y de que todo vale la pena

Todo cambio en la dieta debería ser acompañado por un aumento de la actividad física si lo que se quiere es perder peso de forma saludable. Henry no empezó a hacer carreras de 5 kilómetros, 10 o media maratón (como hace ahora) de golpe, sino que primero se inscribió en un gimnasio y fue poco a poco. A ella le sirvió apuntarse a las clases con antelación. De esta forma, al no querer perder dinero, sentía la presión de acudir al menos dos veces por semana. A los cuatro meses de clases de tabata (un sistema de entrenamiento de rutinas muy cortas pero intensas), comenzó su idilio con las zapatillas de correr.

placeholder Cuando correr deja de ser un sufrimiento y se convierte en un hobby. (iStock)
Cuando correr deja de ser un sufrimiento y se convierte en un hobby. (iStock)

Contrató a un entrenador personal y, saliendo dos o tres veces por semana, consiguió terminar los cinco kilómetros, algo que la dejó con una sensación de éxito, pero también con un agotamiento enorme. “Cuando me vi a mí misma luchando por superar obstáculos, saliendo ahí fuera sin dejar que nada me detuviera, es cuando de verdad me sentí una runner”. Al cambiar de mentalidad, ya no había excusas: “Ni el frío ni el cansancio pueden conmigo”. Aquella rutina le cambió la vida. No solo puede hacer cosas que antes ni se imaginaba (como pasar más tiempo jugando con sus hijos), sino que pronto necesitaba estar más activa. Empezó a ir al trabajo en bici y a juntarse con amigos para hacer algo de deporte, lo que, sumado a su pasión por correr, le ha permitido perder 23 kilos y, lo más importante, no sufrir el temido efecto rebote.

“Averigua lo que te gusta (o al menos lo que puedes tolerar). Al principio prueba con la comida y después con el ejercicio. Recuerda lo que hacías de niño y qué cosas te han llevado al éxito en el pasado. Yo necesitaba rendir cuentas a alguien. Al médico, al entrenador o a mi familia, gente que me dijera qué hacer. Ahora correr se ha convertido en un hábito, pero yo necesitaba ese impulso extra desde el principio. Más allá del esfuerzo puntual, sé consciente de que requiere tiempo y mucha prueba y error, pero al final todo vale la pena”. Tanto es así que Henry ha dado un cambio radical en su vida: ahora es entrenadora personal (tanto para el ejercicio como la alimentación) y ayuda a otras madres como ella a cumplir sus objetivos.

La de Maya Henry no es la típica historia de proporciones épicas a la que estamos acostumbrados cuando se trata de perder peso. La madre de 38 años no adelgazó decenas de kilos en solo unos meses. Tampoco redujo su talla de pantalón a la mitad ni hizo ejercicio durante horas cada día. Ni siquiera se impuso una dieta restrictiva. Lo que sí logró, en cambio, fue perder más de 20 kilos en el trascurso de dos años y desarrollar una inesperada pasión por el 'running'. La suya es la prueba definitiva del poder de la perseverancia y del factor -tantas veces olvidado- de que los cambios vitales más profundos se consiguen con paciencia y constancia.

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