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El supervolcán mediterráneo que asusta por su poder devastador en todo el planeta
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¿QUÉ RIESGO REAL HAY?

El supervolcán mediterráneo que asusta por su poder devastador en todo el planeta

Terremotos y otras señales en la zona de los Campos Flégreos, junto a Nápoles, reavivan el miedo a que se active un volcán que provocaría una catástrofe planetaria

Foto: Investigadores toman muestras en el cráter de Campi Flegrei, en Nápoles. (Getty/NurPhoto/Giuseppe Ciccia)
Investigadores toman muestras en el cráter de Campi Flegrei, en Nápoles. (Getty/NurPhoto/Giuseppe Ciccia)

La semana pasada un terremoto de magnitud 4,2 sacudió los Campos Flégreos o Campi Flegrei, muy próximos a Nápoles. Era un temblor sin importancia y sin grandes consecuencias, pero el más fuerte que se registraba en la zona en los últimos 40 años. En la noche de este lunes tuvo lugar otro casi idéntico, de magnitud 4, pero que causó aún más revuelo, porque se dejó sentir con mayor intensidad en algunos barrios de la ciudad italiana. De hecho, al coincidir con la visita del Real Madrid, que se alojaba en un hotel del centro a la espera de su partido de Champions en el estadio Diego Armando Maradona, hasta la prensa deportiva española se hizo eco del suceso. En los últimos tiempos, los sismógrafos detectan decenas de seísmos a diario, pero hasta ahora habían sido mucho más imperceptibles.

De hecho, los científicos llevan muchos años registrando una mayor actividad sísmica en los Campi Flegrei, y la población se pregunta si estamos ante las señales de un evento más importante. La inquietud es comprensible, porque este enclave de la bota italiana es una gran depresión originada por un supervolcán hace 39.000 años. Aquella erupción tuvo que ser catastrófica incluso a nivel planetario. De hecho, algunas teorías dicen que pudo influir en la extinción de los neandertales, que tuvo lugar más o menos en la misma época. ¿Puede ocurrir algo similar hoy en día?

Lo cierto es que estos sucesos han desatado la polémica, sobre todo porque el periódico Corriere della Sera desveló que un prestigioso científico, Giuseppe De Natale, exjefe del observatorio del Vesubio en el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), había escrito previamente a las autoridades para sugerir posibles evacuaciones. De hecho, en una situación similar ocurrida en los años 80, llegaron a desplazarse de forma temporal a 40.000 personas de la ciudad de Pozzuoli, vecina de Nápoles. “Actualmente, creo que el riesgo más inmediato es el sísmico, pero está claro que también hay que considerar la posibilidad de una erupción”, advirtió posteriormente el experto en declaraciones a Reuters a título personal. Por su parte, los actuales responsables del INGV han tenido que salir a tranquilizar a la población asegurando que no comparten “ni el tono ni el contenido” de esas advertencias.

Foto: El volcán de La Palma en fases más explosivas tras seis días de erupción. (EFE)

El término supervolcán es más mediático que científico, ya que fue acuñado por la BBC en un docudrama de 2004 titulado así, Supervolcano. Esta producción propone imaginar lo que pasaría si entrase en erupción la Caldera de Yellowstone, ubicada en el parque nacional del mismo nombre, en EEUU. El italiano de Campi Flegrei tiene características muy similares, de manera que puede entrar en esa categoría reservada a los volcanes más devastadores.

La principal característica de estos gigantes son las “calderas de colapso”, explica en declaraciones a El Confidencial Joan Martí, director del Instituto de Geociencias Barcelona del CSIC. La cámara magmática, el gran repositorio de magma que emerge hacia el exterior, “se hunde en su parte superior y genera una enorme depresión en el terreno”. Esto implica que las dimensiones son descomunales. Los científicos calculan que una de las erupciones más famosas de la historia, la del cercano Vesubio, que sepultó Pompeya en el año 79 d. C., expulsó alrededor de un kilómetro cúbico de materiales. Sin embargo, el supervolcán de los Campos Flégreos habría emitido 200 veces más.

El incremento de las señales de alarma

La caldera volcánica que formó tiene un diámetro de entre 12 y 15 kilómetros, pero lo más llamativo es que se han encontrado grandes depósitos de sus cenizas a miles de kilómetros, en Siberia y en Groenlandia. Desde entonces, solo ha registrado otra gran erupción, hace unos 12.000 años. “Creó otra depresión dentro de la primera, es lo que llamamos calderas anidadas, porque una está dentro de otra”, explica el investigador español. Sin embargo, no está claro cómo se produjo aquel segundo episodio, ya que el resultado está sumergido en su mayor parte en el golfo de Pozzuoli, así que es más difícil de estudiar. La reactivación que se registra en la actualidad se inició en la década de 1980 y los científicos del INGV, aunque niegan un peligro inmediato, publicaron el pasado mes de junio en Communications Earth & Environment (revista del grupo Nature), junto con otros expertos internacionales, que el riesgo de erupción parecía estar aumentando debido al incremento de diferentes señales.

placeholder Zona de los Campi Flegrei, cerca de Nápoles. (EFE)
Zona de los Campi Flegrei, cerca de Nápoles. (EFE)

Las señales “siempre son las mismas”, comenta Martí. Además de la sismicidad, los investigadores están atentos a la deformación del terreno, a su temperatura o a los gases que desprende. El INGV ha registrado que cada día se liberan unas 3.000 toneladas de CO₂ en el campo volcánico. Desde 2019 los terremotos se cuentan por miles, aunque su intensidad se ha incrementado este año. Sin embargo, ninguno de estos datos implica un peligro inmediato, pero lo más importante es que nada parece indicar que estemos ante el preludio de un gran cataclismo, sino más bien ante una posible erupción menor. “En caso de que se produzca la erupción, la duda es si se parecería a la del supervolcán que originó la caldera o si sería más bien una erupción normal, como la de La Palma”, apunta.

De hecho, la última erupción de esta zona fue la de 1538 en Monte Nuovo, un volcán de pequeñas dimensiones. “El problema es que, cuando empieza a haber algún tipo de actividad, tanto la prensa como algunos científicos asumen que podría ser como la primera, pero no hay que confundir la posibilidad de que haya una erupción con el hecho de que pueda ser exacta a la que originó el supervolcán”, destaca el científico del CSIC. “Personalmente, creo que no es posible, me he dedicado toda mi vida al estudio de este tipo de volcanes grandes y normalmente no se repiten con las características iniciales”, afirma.

Aunque todo parece indicar que hace 12.000 años también se produjo otro episodio devastador, desde entonces están documentadas muchísimas erupciones más pequeñas. Un estudio publicado en 2017 en Plos One evaluó el riesgo en diferentes escenarios, advirtiendo de la vulnerabilidad de Nápoles y su zona de influencia, que cuentan con unos tres millones de habitantes. Las consecuencias de un volcán, incluso de dimensiones reducidas, podrían ser graves, pero, desde luego, no tendrían nada que ver con los peores efectos de un supervolcán.

placeholder El Vesubio, en la Bahía de Nápoles. (EFE)
El Vesubio, en la Bahía de Nápoles. (EFE)

Si algo así llegase a producirse, “no solo afectaría a Italia, sino que las consecuencias serían globales”, advierte Martí. Por supuesto, los lugares más cercanos quedarían arrasados, ya que un evento así “no se puede manejar, controlar ni gestionar, sobrepasa nuestras capacidades”. No obstante, el resto del planeta sufriría los efectos. En particular, la expulsión de material volcánico a la atmósfera tendría una incidencia de años sobre el clima. Además, hay que tener en cuenta que hace 39.000 años las cenizas llegaron a miles de kilómetros con espesores muy importantes.

¿Un supervolcán, un volcán pequeño o el Vesubio?

¿Por qué el científico del CSIC y sus colegas italianos confían en que esto no va a ocurrir, al menos, a corto plazo? Precisamente porque las señales de reactivación del sistema volcánico tendrían que ser mucho más importantes. “El magma retenido a unos pocos kilómetros de la superficie necesita romper la roca que lo encaja y abrir fracturas para poder salir. La sismicidad que percibimos es consecuencia de esas rupturas. Ocurre lo mismo con la deformación del terreno, porque la zona donde se encuentra el magma se va hinchando. También con la salida de gases, que empiezan a escapar”, explica.

Sin embargo, para pronosticar una erupción tan grande como la de un supervolcán, “las anomalías tendrían que afectar a toda la zona de la caldera, cosa que no ocurre”. Lo que detectan los científicos actualmente cuadraría mucho más con una erupción como la de La Palma en 2021, cuando todas las señales “se centraron en una zona bastante concreta, donde después se produjo la erupción”.

Foto: Supervolcán de Yellowstone. (Pixabay)

Además de confundir la posibilidad de que se produzca una salida de magma convencional en esta zona y el efecto devastador de un supervolcán, también es habitual relacionar Campi Flegrei con el Vesubio. Este volcán, cuyo cono actual se eleva a 1.281 metros sobre la bahía de Nápoles, no solo fue la pesadilla de los romanos, sino que ha protagonizado numerosos sustos en los últimos siglos. Su última erupción fue en 1944 y sigue estando entre los que se consideran más peligrosos del mundo, sobre todo porque tiene a millones de personas a sus pies.

Sin embargo, no tiene nada que ver con el supervolcán que tiene a pocos kilómetros de distancia. “Están muy próximos y las condiciones de formación de los magmas son parecidas”, señala Martí. Desde el punto de vista geológico, “es una zona realmente compleja”, asegura, “llena de microplacas y subducciones, por eso hay tanta actividad volcánica”, pero “son dos volcanes distintos, cada uno con su sistema de alimentación particular”. Los expertos creen que no hay relación entre ambos edificios volcánicos, ya que tanto su composición como sus dinámicas son diferentes. De hecho, “nunca han entrado en actividad a la vez, ni en tiempos históricos ni geológicos”.

La semana pasada un terremoto de magnitud 4,2 sacudió los Campos Flégreos o Campi Flegrei, muy próximos a Nápoles. Era un temblor sin importancia y sin grandes consecuencias, pero el más fuerte que se registraba en la zona en los últimos 40 años. En la noche de este lunes tuvo lugar otro casi idéntico, de magnitud 4, pero que causó aún más revuelo, porque se dejó sentir con mayor intensidad en algunos barrios de la ciudad italiana. De hecho, al coincidir con la visita del Real Madrid, que se alojaba en un hotel del centro a la espera de su partido de Champions en el estadio Diego Armando Maradona, hasta la prensa deportiva española se hizo eco del suceso. En los últimos tiempos, los sismógrafos detectan decenas de seísmos a diario, pero hasta ahora habían sido mucho más imperceptibles.

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