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Megacatástrofes: cinco ocasiones en que la Tierra batió el récord de destrucción
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Megacatástrofes: cinco ocasiones en que la Tierra batió el récord de destrucción

Nuestro planeta es el único conocido que alberga vida, pero esto no significa que sea pacífico

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La Tierra es el único planeta conocido en el que se han dado las condiciones necesarias para la vida. Pero esto no quiere decir que nuestro hogar sea pacífico: terremotos, erupciones volcánicas y extinciones masivas se han sucedido a lo largo de sus 4.500 millones de años de vida. La tecnología del ser humano poco puede hacer para estar a la altura de estos fenómenos naturales. Por comparar, la mayor explosión generada por la Humanidad -la llamada bomba del Zar- fue tan solo un rasguño.

Establecer un libro Guiness de los récords de megacatástrofes no es sencillo. Las extinciones masivas pueden ser estudiadas con facilidad a partir del registro geológico. Los impactos de bólidos dejan cráteres difíciles de ocultar. Pero en otros casos, como terremotos y tsunamis, es difícil encontrar huellas de eventos pasados, por lo que suelen estar limitados al registro que ha llevado el ser humano en las últimas décadas o siglos.

El terremoto de Valdivia

El 22 de mayo de 1960, poco después de las tres de la tarde, Chile sufría el terremoto más poderoso jamás registrado. La duración, de apenas 10 minutos, debió parecer eterna para los habitantes de Valdivia, una pequeña localidad a 570 kilómetros del epicentro que se llevó la peor parte. Los 9,5 puntos en la escala sismológica de magnitud de momento, que mide la energía liberada, causaron tsumanis que afectaron al sur del país pero también a Hawai, Japón, Filipinas, Nueva Zelanda y Australia.

Las olas, de más de 10 metros de altura, sacudieron el Pacífico y se registraron a 10.000 kilómetros de distancia del epicentro, en lugares tan alejados como Japón.

Los costes económicos y las vidas perdidas a causa del terremoto no están claros. Los más agoreros hablan de unos 6.000 muertos, mientras que otros reducen la cifra a algo más de 2.000 personas. En cuanto al dinero perdido por la posterior reconstrucción, los estudios calculan entre 400 y 800 millones de dólares, equivalentes a entre 3.000 y 6.000 millones de euros actuales.

Supervolcanes

Las erupciones volcánicas pueden ser las megacatástrofes más devastadoras. Un supervolcán, capaz de expulsar masas de 1.000.000.000.000.000 kg, alberga el potencial de cambiar el clima de todo el planeta y provocar grandes extinciones de seres vivos. El índice de explosividad volcánica (IEV) es una escala de ocho grados que mide la magnitud de una erupción. Los supervolcanes baten el récord con un IEV de 8, aunque por fortuna solo tienen lugar cada 10.000 años.

En este caso no hay un ganador claro en la competición: existen 47 erupciones registradas con una magnitud de 8. La Garita Caldera (Colorado, EEUU), Yellowstone (Wyoming, EEEUU) y Toba (Sumatra, Indonesia) son algunas de las más conocidas. La más reciente tuvo lugar hace 26.500 años, en el lago Taupo (Nueva Zelanda).

La erupción de Oruanui, la más potente de los últimos 70.000 años, generó 1.170 kilómetros cúbicos de material expulsado, entre magma y piroclastos.

Vivir en un cráter

Vredefort es una pequeña ciudad de apenas 15.000 habitantes situada en Sudáfrica. La característica más curiosa de esta localidad es que se encuentra casi en el centro del cráter de Vredefort, que con un diámetro de 300 kilómetros es el más grande de la Tierra. Supera incluso a los 180 kilómetros del de Chicxulub, el último rastro del bólido que causó la extinción de los dinosaurios hace unos 66 millones de años.

El asteroide que impactó en Sudáfrica hace unos 2.000 millones de años tenía un diámetro aproximado de entre cinco y 10 kilómetros, lo que lo convierte en uno de los más grandes de la historia 'reciente' de nuestro planeta. Hoy, el lugar está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, debido a su interés geológico.

Aunque el cráter de Vredefort es el más grande, el bólido que lo produjo se quedaría segundo en el 'ranking'. La medalla de oro iría a parar al responsable del cráter de la cuenca de Sudbury, situada en Canadá, con un tamaño de entre 10 y 15 kilómetros y que impactó hace unos 1.800 millones de años.

El sueño de un surfero

Los tsunamis son gigantescas olas que se forman como consecuencia de un terremoto. En ocasiones, se habla de megatsunamis cuando las olas superan los cientos de metros de altura y viajan a más de 400 kilómetros por hora para romper a decenas de kilómetros tierra adentro.

El mayor ejemplo conocido por el ser humano tuvo lugar la noche del 9 de julio de 1958, cuando un terremoto de 8,3 grados en la escala de Richter en la falla Fairweather en Alaska desplazó una montaña entera del glaciar Lituya. La estrechez del área aumentó el impacto hasta desplazar 30 millones de metros cúbicos de agua, que destrozaron la vegetación de zonas a más de 500 metros sobre el nivel del mar. Testigos presenciales hablaron de olas de más de 30 metros de altura.

La mayor extinción masiva

Hace 252 millones de años, el 96% de las especies marinas desapareció para siempre. La extinción masiva del Pérmico-Triásico es el mayor de estos eventos que ha golpeado nuestro planeta. Tanto, que la biodiversidad terrestre tardó 10 millones de años en recuperar su esplendor.

Las razones: un cúmulo de catástrofes como las mencionadas con anterioridad. Impactos de bólidos, vulcanismo masivo, efecto invernadero... La suma de todos ellos acabó con buena parte de las especies de nuestro planeta.

Esta no ha sido la única. Aunque las fronteras entre las diferentes extinciones masivas son difusas, los investigadores consideran que ha habido un total de cinco de estos eventos. En la actualidad atravesaríamos la sexta extinción, causada en parte por la actividad del ser humano. Al final, el 'Homo sapiens' puede ser más terrible que un terremoto.

La Tierra es el único planeta conocido en el que se han dado las condiciones necesarias para la vida. Pero esto no quiere decir que nuestro hogar sea pacífico: terremotos, erupciones volcánicas y extinciones masivas se han sucedido a lo largo de sus 4.500 millones de años de vida. La tecnología del ser humano poco puede hacer para estar a la altura de estos fenómenos naturales. Por comparar, la mayor explosión generada por la Humanidad -la llamada bomba del Zar- fue tan solo un rasguño.

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