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El poni de Von der Leyen (y el plan europeo antilobo) pone en pie de guerra a la ciencia
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¿Vuelve la caza del lobo?

El poni de Von der Leyen (y el plan europeo antilobo) pone en pie de guerra a la ciencia

La Comisión Europea se replantea la protección al lobo, pero los biólogos alertan de su todavía escaso número y de que cazarlo solo provoca más ataques

Foto: Un lobo. (EFE/J.L. Cereijido)
Un lobo. (EFE/J.L. Cereijido)

El debate sobre el lobo, una polémica recurrente en España, adquiere una dimensión inesperada. La Comisión Europea ha abierto esta semana un periodo para recopilar información y plantearse cambios con respecto a la protección de la que goza esta especie. Las manadas se han convertido “en un peligro para el ganado y potencialmente para los humanos”, afirma la institución. Por eso, tanto en una nota de prensa como en sus redes sociales, insta “a las autoridades locales y nacionales a tomar medidas cuando sea necesario” e invita “a las comunidades locales, científicos y otros a enviar datos sobre los lobos y sus impactos” antes del próximo 22 de septiembre. A partir de esa fecha, la Comisión presentará “una propuesta para modificar, en su caso, el estatuto de protección del lobo en la UE y actualizar el marco jurídico a fin de introducir, en caso necesario, una mayor flexibilidad a la luz de la evolución de esta especie”.

La iniciativa llama la atención porque no es habitual que Europa se plantee dar pasos atrás en políticas de protección medioambiental, pero también por la sospecha de cómo se ha gestado esta propuesta. Hace justo un año, un lobo entró en una finca de Baja Sajonia (Alemania) y mató a un poni que pertenecía a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Al parecer, en las semanas posteriores ella misma ordenó a los técnicos comunitarios que reevaluaran el riesgo que supone este animal para los entornos rurales. Aunque en Bruselas niegan el vínculo con aquel suceso, la secuencia de los hechos hace que el relato esté servido. Defensores y detractores del lobo se preparan para dar la batalla.

“La Comisión Europea atiende a nuestras demandas y se abre a reflexionar sobre el estatus del lobo y sus efectos sobre la ganadería”, celebraba la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). Según esta organización profesional, Europa “ha tomado conciencia de los problemas que causa la expansión descontrolada” de este animal en las zonas rurales. “Convivencia sí, pero con control”, defiende. “Veremos si ahora Madrid reflexiona”, añade en referencia a la postura del Gobierno español, que en 2021 extendió la prohibición de cazar esta especie al norte del río Duero, el territorio de la Península que concentra casi todos los ejemplares.

Sin embargo, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, no parece haberse tomado mal la propuesta. "Esta toma de posición por parte de una persona tan importante como es la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, está llena de significado", ha declarado. En particular, ve "importante e interesante" actualizar el censo de lobos de la Unión Europea, ya que el Ejecutivo comunitario justifica el debate, precisamente, por la supuesta recuperación de la especie en regiones donde ha estado ausente durante mucho tiempo. En cualquier caso, Planas ha recordado que en España, a pesar de la protección, ya existen "mecanismos de flexibilidad" para actuar si se detectan animales peligrosos o una superpoblación.

placeholder Lobo. (EFE)
Lobo. (EFE)

Unas cifras “ridículas” de ejemplares

Por el contrario, los biólogos españoles no salen de su asombro ante la iniciativa de la Comisión Europea y se oponen frontalmente a la desprotección del lobo. Con los estudios y los datos en la mano, niegan que haya una recuperación significativa de la especie; consideran que, si se protege al ganado con medidas sencillas, no supone una amenaza importante, y, además, tienen evidencias de que tratar de diezmar las manadas de lobos produce el efecto contrario al que se busca, aumentando los ataques.

En España, el lobo está recolonizando “algunos territorios que fueron suyos hace siglos”, admite en declaraciones a El Confidencial el biólogo Ángel Manuel Sánchez, director del proyecto Voluntariado Nacional para el Censo del Lobo Ibérico y Evaluación del Estado de Conservación de sus Hábitats Naturales. Sin embargo, a pesar de la recuperación y de que a menudo se ofrecen cifras más optimistas, es probable que a día hoy apenas ronden los 1.500 ejemplares, casi todos en las comunidades del noroeste: Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León.

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Lobo. (EFE)

Una investigación publicada hace un año por el CSIC revelaba que en el siglo XIX esta especie estaba presente en el 65% del territorio peninsular, tres veces más. Así que las cifras actuales son “ridículas”, asegura el experto, tanto aquí como en el resto del continente. Copa-Cogeca, una asociación agrícola y ganadera, calcula que el número de lobos en Europa ha pasado de 12.000 en 2013 a 18.000 en 2022. Por eso, no parece que tenga mucho sentido considerar que este animal sea una gran amenaza, sobre todo teniendo en cuenta que “una de las principales políticas europeas es restaurar ecosistemas con todos sus componentes”.

Por qué cazar lobos se vuelve en contra

El biólogo Javier Talegón lleva más de 20 años trabajando en proyectos de investigación relacionados con esta especie en la Sierra de la Culebra, en Zamora, y tiene claro lo que sucede cuando la gestión se basa en cupos de caza o controles. “La literatura científica pone en entredicho la eficacia de estas medidas, que con frecuencia desembocan en una desestructuración del funcionamiento de los grupos de lobos y obliga a estos animales a dar caza a presas fáciles, como el ganado”. La muerte de los miembros de una manada hace que se dispersen los supervivientes y que, conscientes de su debilidad, no ataquen a los animales salvajes que forman parte de su dieta natural, sino a otros más indefensos.

Varias investigaciones tanto en Europa como en otros países confirman este efecto. Un trabajo publicado en Plos One en 2014 mostró cómo la caza del lobo en EEUU (Idaho, Montana y Wyoming) hizo que aumentara la depredación de ovejas un 4% y la de ganado vacuno entre el 5% y el 6%, según un seguimiento de las estadísticas durante más de 25 años. Otro estudio, de 2018, reveló que, al matar estos animales, se extiende el problema. En definitiva, por muy contraintuitiva que suene la idea, “la ciudadanía debe entender que matar lobos puede ser ineficaz para reducir los ataques al ganado”, apunta el experto.

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Ganado. (EFE)

De hecho, Talegón ha estudiado medidas de protección del ganado y asegura que varias de ellas resultan tremendamente eficaces y que deberían ser promovidas: los perros guardianes, los apriscos (refugios), la presencia humana o los pastores eléctricos hacen que desaparezca el problema. “Con medidas preventivas y disuasorias eficaces, se minimiza casi a cero la incidencia de la vida salvaje sobre la producción privada agroganadera”, coincide Ángel Manuel Sánchez. Entonces, ¿por qué sigue habiendo tantos ataques? El presidente de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel), Ignacio Martínez, denuncia que el ganado, a menudo, “está abandonado y descuidado en el monte”. Además, considera que hay un “fraude sistemático” en el sistema de compensaciones a los ganaderos. “Alemania solo paga por daños verificados genéticamente, si denuncias inmediatamente y solo si tomaste medidas”, comenta. En cambio, aquí “se hacen pasar por daños del lobo” enfermedades, animales que se despeñan y ataques de otros animales.

Los laberintos políticos

Los lobos y otros animales están protegidos por la Directiva Hábitat, una protección europea homogénea. En España, se diferenció entre el norte y el sur del río Duero. Así, en la parte septentrional de la Península, la norma era más laxa para permitir el control poblacional. Esto cambió en 2021, cuando el Gobierno extendió la protección a todo el territorio, de manera que la caza quedó prohibida, aunque “no totalmente”, explica Martínez, porque las normativas autonómicas tratan de aplicar excepciones para seguir eliminando ejemplares, motivo por el cual Ascel mantiene varios pleitos en los tribunales contra las comunidades. También contra el Gobierno central, ya que exige que esta especie, incluida ahora en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, pase al Catálogo Español de Especies Amenazadas. La diferencia es que estar en el segundo implica desarrollar planes activos de conservación.

Foto: Lobo ibérico en el norte de la península. (iStock)

¿Qué puede cambiar con la nueva iniciativa de la Comisión Europea? Ascel espera que nada, porque Europa determina un marco general, pero las normas nacionales y autonómicas pueden ser mucho más restrictivas, tal y como ya sucede ahora mismo. “Estamos en un nivel de protección superior y esperamos que se mantenga”, señala Martínez. No obstante, confiesa estar perplejo por el procedimiento elegido. “Una directiva europea no se cambia así. Si pretenden resolver este problema dando una dirección de correo y escuchando opiniones en tres semanas, es que ya perdimos totalmente el norte”.

Los biólogos aseguran que tratar de conservar el lobo no es un capricho, una parte del debate que con frecuencia se pasa por alto. “En plena crisis ambiental, debemos ser más que nunca mucho más tolerantes con la biodiversidad de nuestro entorno y entender que necesitamos a los lobos en nuestros ecosistemas por sus funciones ecológicas, como el efecto sanitario y de control numérico en las poblaciones de herbívoros silvestres”, comenta Talegón. “El lobo se debe gestionar por argumentos científicos, biológicos y ecológicos, y no basándonos en razones electoralistas”, añade.

El debate sobre el lobo, una polémica recurrente en España, adquiere una dimensión inesperada. La Comisión Europea ha abierto esta semana un periodo para recopilar información y plantearse cambios con respecto a la protección de la que goza esta especie. Las manadas se han convertido “en un peligro para el ganado y potencialmente para los humanos”, afirma la institución. Por eso, tanto en una nota de prensa como en sus redes sociales, insta “a las autoridades locales y nacionales a tomar medidas cuando sea necesario” e invita “a las comunidades locales, científicos y otros a enviar datos sobre los lobos y sus impactos” antes del próximo 22 de septiembre. A partir de esa fecha, la Comisión presentará “una propuesta para modificar, en su caso, el estatuto de protección del lobo en la UE y actualizar el marco jurídico a fin de introducir, en caso necesario, una mayor flexibilidad a la luz de la evolución de esta especie”.

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