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Las velas españolas que revolucionan la navegación: "Son como las alas de un avión"
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Las velas españolas que revolucionan la navegación: "Son como las alas de un avión"

Las velas de succión más grandes del mundo, de 17 metros de altura, son un diseño que se puede acoplar a casi cualquier tipo de embarcación, ahorran combustible y evitan emisiones

Foto: Barco en el puerto de Bilbao, con las velas de succión ya instaladas. (Cedida)
Barco en el puerto de Bilbao, con las velas de succión ya instaladas. (Cedida)

Hace unos días, partía del puerto de Bilbao el buque de carga EEMS Traveller rumbo a Aveiro (Portugal). Esta operación, que en otras circunstancias habría pasado casi desapercibida, estuvo rodeada de una gran expectación. En la popa de la embarcación se habían instalado dos llamativas torres de 17 metros de altura. Para cualquier profano en la materia, habría sido difícil adivinar la verdadera función de esta innovación técnica, pero en realidad eran dos velas rígidas, un diseño español que ayudará a propulsar la navegación aprovechando la fuerza del viento y que podría revolucionar el sector en los próximos años.

La empresa española Bound4blue, con sede en Cantabria y oficinas en Barcelona y Singapur, lleva años trabajando en este sistema, que no deja de perfeccionar. Sin embargo, el momento actual es decisivo: son las velas de succión más grandes que se han instalado en el mundo, por primera vez van a bordo de una embarcación de grandes dimensiones y a lo largo del próximo año se evaluará su rendimiento. Si demuestran que la reducción de emisiones y el ahorro económico son importantes, habrán empezado a transformar el sector.

Foto: Buque hidrográfico militar Malaspina, encallado en Ibiza. (EFE/Sergio G. Cañizares)

Bound4blue ya va por la tercera versión de sus velas rígidas. La primera medía 12 metros y se instaló en un barco de pesca. La segunda ya alcanzaba las dimensiones del diseño actual, pero era plegable y se probó en una embarcación más pequeña. Anteriormente, las simulaciones computacionales y las pruebas en túneles de viento habían permitido seguir adelante. "La tecnología ya está probada, pero estamos ante la tercera generación y queremos validar nuevas mejoras, especialmente en el aspecto aerodinámico", explica a El Confidencial Cristina Aleixendri, cofundadora y directora de Operaciones. El reto es mejorar la eficiencia para despuntar en un mercado que, por el momento, es incipiente, muy innovador y todavía pequeño.

Cómo funciona

Si en el mundo hay unos 90.000 barcos, poco más de 20 llevan o están preparados para llevar una tecnología de este tipo, según la empresa. El funcionamiento del modelo español se puede comparar con las alas de un avión. "La diferencia es que, en lugar de ir en horizontal, van en vertical, pero la forma de obtener el empuje es similar", explica Raúl Villa Caro, experto del Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos. La idea es "aprovechar el viento para ayudar a la propulsión del barco". Es decir, que no se trata de un sistema pensado para funcionar de forma independiente, sino como refuerzo.

placeholder Observan el barco en el puerto de Bilbao. (Cedida)
Observan el barco en el puerto de Bilbao. (Cedida)

Cuando el viento impacta en los aviones, genera una diferencia de presión que da lugar a una fuerza de sustentación que compensa el peso del aparato y, por lo tanto, lo impulsa hacia arriba, y otra fuerza de resistencia, que se ve compensada por el empuje del motor. "En nuestro caso, en los barcos proyectamos esa fuerza en la dirección de avance", explica la directora de Operaciones de Bound4blue. Comparadas con las alas de un aeroplano, estas torres para barcos son muy gruesas, un perfil que impide que el viento se adhiera, lo cual es un problema. Sin embargo, este modelo incluye una franja de arriba abajo que succiona el aire. "Es como tener un ventilador que lo introduce y lo saca", comenta, lo que genera un gran impulso, hasta ocho veces más que si el diseño fuera más parecido a las alas de un avión.

Más allá de las ancestrales velas de tela de los barcos, la tecnología moderna que utiliza el viento como propulsión aún está dando sus primeros pasos. Además de estas velas de succión, el modelo de la empresa española, existen otras tres alternativas. Una de ellas se basa en velas rígidas mucho más parecidas a las alas de un avión que las torres de Bound4blue. Otra es el sistema kite (cometa), que nos resulta más familiar gracias al deporte del kitesurf. La tercera son los rotores Flettner, un diseño basado en cilindros rotatorios. La empresa española defiende su modelo por "su alta eficiencia y la capacidad de adaptarse a las direcciones del viento", pero también por su menor coste debido a su simplicidad mecánica.

Ahorro económico y descarbonización

"Es el sistema que puede tener más futuro", reconoce Raúl Villa, "pero tienen que terminar de demostrar que el resultado económico es positivo". No obstante, según los cálculos que realiza este especialista, la instalación de velas rígidas debería ser rentable, porque puede llegar a suponer un ahorro de entre el 20% y el 30%. "Al igual que sucede con los coches, la mejor forma de ahorrar combustible en el mar es reducir la velocidad, algo que ningún armador quiere; pero con este sistema puedes usar menos potencia y alcanzar los mismos nudos que si fueras con el motor al máximo".

No obstante, el tipo de embarcación en la que se vaya a instalar el sistema y sobre todo la ruta concreta que realice van a ser claves. Todo es cuestión de poder aprovechar más o menos el viento, así que la propia empresa explica que su sistema ofrecería menos ventajas en el Mediterráneo, por ejemplo, que en el Atlántico Norte o el Pacífico. "Si haces una ruta fija, es más fácil predecir qué ahorro puedes tener", comenta Cristina Aleixendri. El número de unidades que se instalen en el barco será otro factor determinante.

placeholder El barco, navegando con las velas ya instaladas. (Cedida)
El barco, navegando con las velas ya instaladas. (Cedida)

En cualquier caso, más allá de los resultados económicos, existe otro factor relacionado con el ahorro de combustible que en este momento es un problema clave para el sector naval. "Buscamos la descarbonización, que desaparezca el CO₂, pero es muy complicado, porque el 99% de los barcos funciona con gasoil", señala el ingeniero. Hace tiempo que se están desarrollando alternativas, como el amoniaco, el hidrógeno o el metanol, pero ninguna resulta completamente satisfactoria. Así que, mientras llega la solución, las velas rígidas pueden ahorrar muchas emisiones; e incluso si llega a desarrollarse una tecnología completamente verde, siempre supondrán una ayuda.

Una instalación versátil

De hecho, pueden contribuir a alargar la vida útil de antiguas embarcaciones que, de esta forma, se convierten en un poco más sostenibles. Probablemente, las velas de succión van a perdurar en el tiempo más que muchos de los primeros barcos que las utilicen. En principio, cada torre podría utilizarse a lo largo de 20 años en diferentes buques. "Al igual que se han instalado, se pueden desinstalar y reinstalar en otro", comenta la cofundadora de la empresa.

Foto: Estos molinos de viento flotantes son capaces resistir el viento y el oleaje (Glosten)

En el puerto de Bilbao, las operaciones para colocar estas velas apenas duraron cuatro horas, aunque previamente se había acondicionado el barco. "Hay que fabricar refuerzos, soldarlos, pintarlos y dejar todo listo para la conexión mecánica y eléctrica", explica. Desmontar requiere un trabajo muy similar, nada que no se pueda acometer en los astilleros junto con otras actividades rutinarias de mantenimiento de la embarcación. Así, el 80% de las que hay en el mundo podría acoplar este sistema: petroleros, gaseros, graneleros, cruceros y muchos buques de carga. La excepción son los portacontenedores, por una sencilla razón: no tienen espacio disponible en la cubierta. Para todos los demás, puede convertirse en un apoyo prometedor. "El único problema", apunta Raúl Villa, "es que en el puerto no sirven para nada y pueden convertirse en un estorbo para las grúas".

A pesar del gran mercado internacional que potencialmente les puede abrir sus puertas, la empresa española no se plantea una producción a gran escala. Las velas son fabricadas en Aranda de Duero (Burgos) por Haizea Wind, industria del sector eólico, y así seguirá siendo. Bound4blue va paso a paso, negociando contratos con armadores y centrada en seguir incorporando innovaciones con las ayudas del Fondo Puertos 4.0. El siguiente modelo llegará hasta los 36 metros de altura. No son las alas de un avión, pero todo parece indicar que volarán cada vez más alto.

Hace unos días, partía del puerto de Bilbao el buque de carga EEMS Traveller rumbo a Aveiro (Portugal). Esta operación, que en otras circunstancias habría pasado casi desapercibida, estuvo rodeada de una gran expectación. En la popa de la embarcación se habían instalado dos llamativas torres de 17 metros de altura. Para cualquier profano en la materia, habría sido difícil adivinar la verdadera función de esta innovación técnica, pero en realidad eran dos velas rígidas, un diseño español que ayudará a propulsar la navegación aprovechando la fuerza del viento y que podría revolucionar el sector en los próximos años.

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