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¿Cuál es el pago por una vida de sacrificio? Trabajar en el mar no es tan rentable como antes
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Ya no hay diferencia salarial tierra-mar

¿Cuál es el pago por una vida de sacrificio? Trabajar en el mar no es tan rentable como antes

La clave de que cada vez menos gente dedique su vida a trabajar en el mar es que el dinero que se gana no es muy distinto al que se puede ganar en tierra. Eso sí, rangos mayores como el de capitán tienen una mayor remuneración

Foto: Pescadores recogiendo redes. (EFE/Marcial Guillén)
Pescadores recogiendo redes. (EFE/Marcial Guillén)

En la inestabilidad del barco, él se sumerge en la añoranza. En aquella que evoca a la familia, amigos... A que quizá no llegue a tiempo de vuelta para ver el nacimiento de su hijo, o la boda de su hermana, que antes de marchar a la marea ya se había prometido. El trabajo que hay que realizar a bordo devuelve de un plumazo sus pensamientos a la realidad del barco. Pero solo temporalmente. El insomnio en su tiempo de descanso, causado por la necesidad de estar alerta en todo momento, le devolverá esas ideas a su cabeza, solo pensando en poder realizar una buena pesca para llevar a su familia la mayor suma de dinero posible, y que su sacrificio tenga un sentido.

Trabajar en la mar, durante meses, a merced de las inclemencias climáticas, en cualquier punto de los confines de la tierra. Una profesión de extrema dureza. Ser marinero, patrón, oficial, cocinero a bordo, contramaestre o personal de máquinas son labores diferentes a cualquier otra. De su trabajo emana la posibilidad que tenemos en España, y en todo el mundo, de poder consumir cualquier tipo de pescado diariamente. En los últimos años, la práctica del oficio ha cambiado, principalmente en dos direcciones. Los salarios no están tan por encima de la media de los gastos en tierra, como antaño sí lo estaban, pero la seguridad en los barcos y la modernización facilita mucho el trabajo en el mar respecto a años atrás.

La pesca de altura lleva a múltiples personas a aventurarse en un largo viaje a diferentes puntos del globo. El abanico de destinos contempla desde las aguas más peligrosas, como Terranova (Canadá) o Gran Sol (en las inmediaciones de Irlanda), a otros caladeros como Marruecos, Mauritania, Angola, Namibia y una infinidad de lugares. De cada punto geográfico procede un tipo de pescado.

¿Cuánto ganan los que trabajan en el mar? Pues como podría decir un gallego: "Depende"

La profesión se encuentra en un momento de dificultad. La vida de un marinero, capitán o del resto de rangos de la tripulación es ardua. Meses alejado de tu tierra y tu familia. Trabajando en un espacio reducido y rodeado de olas y gaviotas. Cada vez menos personas quieren ganarse la vida en el mar. El relevo generacional en España es difícil que se dé. La principal causa, que el dinero que se gana en las mareas no da para vivir tan bien como sí que daba antaño. "Antes había mucha diferencia entre lo que se cobraba en la mar y lo que se cobraba en tierra, ahora no es así", cuentan varios marineros con años de experiencia consultados por este diario.

Bastantes años atrás, trabajar en el mar era una salida que ofrecía como gran atractivo un sueldo cuantioso y bastante por encima de la media de cualquier trabajo. Era una profesión peligrosa, mucho más que ahora, pero como contrapeso se remuneraba de forma razonable. La clave está ahí, no es que los sueldos de las personas que trabajan en el mar hayan bajado, sino que los sueldos de otros trabajos han ido en aumento y en el mar no se ha dado esa subida.

¿Cuánto ganan los que trabajan en el mar? Pues como podría decir un gallego: "Depende". Es un salario variable. Difícil de calcular. Varía en relación con lo que pesque el barco, se paga por ello, en porcentaje. El dinero que ganan depende de varios factores. Principalmente de la zona en la que trabajen, del rango que tengan dentro de la embarcación y, por supuesto, de la cantidad de pescado que consigan. Y, posteriormente, del precio de mercado y a lo que la empresa armadora consiga vender el producto.

Las diferencias entre un rango superior y uno menor, como el de marinero, suelen ser grandes. En el reparto porcentual de dinero, el capitán es el que más cobra. Es la mano derecha del armador y el hombre de confianza para obtener unos buenos resultados de pesca. Es el responsable de todo lo que se haga, para lo bueno y para lo malo. "Igual que el Madrid busca a una superestrella para lograr los mejores resultados y paga por él lo que sea, igual pasa con las empresas armadoras y los capitanes", ejemplifica el reconocido capitán Antonio Soage. El siguiente que más gana es el jefe de máquinas. Después los oficiales, tanto de puente como de máquinas. Un escalón por debajo salarialmente están el contramaestre y el cocinero. Y, por último, la marinería y el ayudante de cocina, que son a los que menos parte del pastel llega. Alrededor de un 1%, o menos, del total del valor de la pesca suele oscilar el sueldo de estos últimos. Eso sí, dependiendo de múltiples factores, como la empresa armadora y el lugar, ese porcentaje puede variar, es simplemente una aproximación.

Los españoles en activo trabajan en un alto porcentaje en puestos de alta responsabilidad, es decir, como patrones de barco, oficiales o jefes de máquinas. Roles de trabajo que tienen años de preparación, experiencia previa y estudio detrás, y que ello se traduce en una mayor remuneración económica. Por otro lado, los marineros, que se llevan la menor parte del pastel, no necesitan de una larga preparación académica y hay un porcentaje muy pequeño de españoles que estén activos en este puesto. La razón es que lo que se gana como marinero no cubre el sacrificio que conlleva el trabajo, y, por tanto, prefieren optar por trabajos en los que se gana un sueldo similar en tierra, cerca de la familia y sin riesgos. Debido a esto es que la gran mayoría de marineros son contratados de países del llamado tercer mundo, ya que en sus países no tienen la posibilidad de salarios mucho mayores, y para ellos el mar es una salida razonable.

Las aguas en las que se trabaja también son un importante factor que determina la cuantía de ganancias. Si uno va a trabajar a las zonas más peligrosas, como pueden ser Terranova o Gran Sol, eso se tiene en cuenta y se cobra más dinero. En los lugares donde no suele haber malos temporales, y la labor no es tan peligrosa, el dinero que se gana normalmente es más estándar.

Barcos más modernos y armadoras más humanizadas

El instrumento con el que se trabaja es clave para hacer un buen trabajo, y para la seguridad del trabajador. El gran avance que ha habido en los últimos años en el sector pesquero es el de la modernización de los barcos. Hoy en día, las embarcaciones en las que se faena están más preparadas y son más seguras para hacer frente a las diferentes circunstancias que se den. El mar es temible y la labor dificultosa, por ello se ha invertido mucho en la optimización y desarrollo de barcos, lo cual no evita que cada cierto tiempo se den accidentes y desgracias en las mareas.

Los barcos más modernos, y con menos años, son los que se destinan a los lugares más laboriosos, donde el oleaje es intenso y las condiciones duras. En otros lugares, como Namibia o Angola, hay pesqueros con algo más de años, pero con una serie de medios que ayudan mucho a la seguridad dentro del barco y a la correcta realización de la pesca.

Foto: Trabajo de marineros a bordo de un barco de pesca de altura. (Antonio Soage)

Con los años, el desarrollo ha sido clave por parte de las armadoras, ya que, desde su posición, siempre han querido buenos resultados. Además, algo que también ha cambiado en los últimos tiempos, según cuentan varios marineros, es la humanidad de las empresas armadoras respecto a sus trabajadores. “Antiguamente, tú decías que querías descansar una marea para estar con tu familia, y te podían decir: 'Tú verás, pero igual luego no contamos contigo'. Ahora eso ha cambiado para bien, las armadoras son mucho más comprensivas y tienen un sistema de rotación que te permite poder estar en casa más que antes”, cuenta Soage, haciendo contraste de la situación de hace varios años con la actual.

En la inestabilidad del barco, él se sumerge en la añoranza. En aquella que evoca a la familia, amigos... A que quizá no llegue a tiempo de vuelta para ver el nacimiento de su hijo, o la boda de su hermana, que antes de marchar a la marea ya se había prometido. El trabajo que hay que realizar a bordo devuelve de un plumazo sus pensamientos a la realidad del barco. Pero solo temporalmente. El insomnio en su tiempo de descanso, causado por la necesidad de estar alerta en todo momento, le devolverá esas ideas a su cabeza, solo pensando en poder realizar una buena pesca para llevar a su familia la mayor suma de dinero posible, y que su sacrificio tenga un sentido.

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