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La NASA impacta un asteroide por 1ª vez: por qué es la clave para salvar a la humanidad
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ÉXITO DEL IMPACTO, ¿Y AHORA QUÉ?

La NASA impacta un asteroide por 1ª vez: por qué es la clave para salvar a la humanidad

El choque de la nave de la NASA contra el asteroide Dimorphos da paso a un nuevo y lejano objetivo espacial: montar un sistema de defensa planetaria que algún día evite nuestra extinción

Foto: Imagen del asteroide Dimorphos, segundos antes del impacto (NASA)
Imagen del asteroide Dimorphos, segundos antes del impacto (NASA)

La NASA acaba de marcar un nuevo hito espacial aunque, esta vez, en lugar de exploración, habría que hablar de intervención histórica en un cuerpo celeste. A la 1:16 de la madrugada del lunes (hora peninsular española), la nave DART ha impactado en el asteroide Dimorphos para intentar desviar su trayectoria. Y lo ha conseguido. Con un peso de media tonelada y el tamaño de un coche, la sonda ha chocado a 23.000 kilómetros por hora contra su objetivo mientras casi 400.000 personas observaban en directo la retransmisión de la NASA de la sonda DART aproximándose a toda velocidad al asteroide. Se trata del primer ensayo con éxito del ser humano para defender el planeta de una futura colisión devastadora.

Foto: Ilustración del impacto de DART en Dimorphos.

El primer gran hito de la misión se produjo a las 00:55 hora española, cuando el sistema de fijado de precisión de la nave DART se activó de forma correcta tras 10 meses de viaje. Era uno de los puntos clave antes del impacto. La sonda ponía rumbo directo a Dimorphos a 6,4 kilómetros por segundo. A medida que se acercaba, el asteroide, de 160 metros de diámetro (para hacernos una idea, del tamaño del Coliseo de Roma), se iba viendo más y más nítido a través de la cámara de DART.

placeholder Imagen del asteroide Dimorphos a medida que la nave DART se aproximaba a su superficie. (NASA)
Imagen del asteroide Dimorphos a medida que la nave DART se aproximaba a su superficie. (NASA)

"En este momento, no podemos hacer otra cosa que contemplar lo que va a ocurrir", decía en la retransmisión una de las ingenieras de la NASA a medida que el punto blanco del asteroide Dimorphos se veía más y más grande. Esta era la imagen a 5 minutos del impacto. "Estamos a solo 1.800 kilómetors del asteroide", se oía en la sala con los aplausos de fondo. Las imágenes llegaban apenas solo con un minuto y medio de retraso entre retransmisión y ajuste. Debajo, se puede ver el asteroide principal, Didymos (a la izquierda), y el más pequeño, Dimorphos, contra el que se estrelló la DART.

placeholder El asteroide a solo 5 minutos del impacto. (NASA)
El asteroide a solo 5 minutos del impacto. (NASA)

Y esta es la imagen del asteroide Dimorphos segundos antes del impacto:

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(NASA)

"Humanidad 1, Asteroides 0", concluía entre risas una de las ingenieras de la NASA durante la retransmisión. "Lo hemos logrado, hemos hecho historia". Puedes ver debajo el vídeo del momento:

Los telescopios del sistema de alerta temprana ATLAS captaron también el momento en el que la sonda DART impactó contra Dimorphos, dejando una enorme estela de polvo y restos de roca flotando en el espacio (puedes ver debajo las imágenes). Ahora toca saber si la misión ha funcionado en su segunda parte, desviar de verdad el asteroide. Los ingenieros de la NASA investigarán durante los próximos días si se altera la órbita de Dimorphos alrededor de Didymos. Calculan que el periodo orbital debería alargarse en 73 segundos por vuelta, pero falta comprobarlo científicamente.

Por qué es un momento histórico

Aunque sea la primera vez que se logra, el argumento nos suena familiar. La ficción nos recuerda periódicamente, con títulos como 'Armageddon' o 'Don't Look Up', que puede ocurrir y que podemos hacer algo para evitarlo. La ciencia nos explica cómo sucedió hace 66 millones años, cuando tuvo lugar el impacto que precedió a la extinción de los dinosaurios. Sí, un asteroide puede causar un cataclismo en la Tierra, aunque los humanos, con el avance de nuestros conocimientos y de nuestra tecnología, estamos cada vez más cerca de ser capaces de impedirlo. El primer gran paso experimental se ha dado la madrugada de este lunes. Dimorphos era un objeto espacial que no estaba en la trayectoria de nuestro planeta, pero ha servido para ensayar el desvío de otros que supongan una amenaza en el futuro. Sin embargo, nuestra lucha para protegernos y sobrevivir no ha hecho más que comenzar.

Foto: Cómo, dónde y a qué hora ver en directo el impacto de la misión DART de la NASA contra el asteroide Dimorphos hoy (Reuters/NASA)

Dimorphos forma parte de un sistema binario. Es decir, que en realidad es una especie de luna que gira en torno a otro asteroide principal, Didymos, de 780 metros. Al estrellar intencionadamente la nave DART contra él, a 11 millones de kilómetros de la Tierra y a una velocidad de 6,6 kilómetros por segundo, el objetivo ha sido variar ligeramente su trayectoria, como cuando una bola de billar choca con otra. Sin embargo, el éxito de la misión no solo depende de acertar en la diana. En realidad, lo importante es comprobar si el impacto tiene unas consecuencias medibles, algo que ya ha comenzado a estudiarse, pero que seguirá analizándose durante mucho tiempo. Lo más inmediato es la observación con telescopios desde la Tierra para ver si se ha generado un cráter y si se ha modificado la órbita, si ese 'empujón' ha cambiado realmente la trayectoria de una forma significativa, tal y como se pretende.

El microsatélite LICIACube, de la Agencia Espacial Italiana, que se independizó de DART hace dos semanas para seguirla a distancia, promete ofrecer imágenes espectaculares en los próximos días, aunque tardarán más en llegarnos que las que hemos visto la madrugada del lunes procedentes de la propia sonda, porque se trata de un pequeño artefacto de poca potencia. Aun así, será la primera gran fuente de datos hasta que la misión Hera, de la Agencia Espacial Europea (ESA), visite Didymos. Habrá que esperar, porque el lanzamiento está previsto para 2024 y su llegada al asteroide para 2026, pero analizará lo que acaba de suceder con una precisión fascinante, ya que va a cartografiar en alta resolución tanto el asteroide como su satélite, permitiendo estudiar el cráter de impacto, su composición y su estructura. Es entonces, al fin, cuando obtendremos el verdadero resultado de esta primera gran acción de defensa planetaria.

Los asteroides que nos amenazan: ¿qué sabemos?

Lo primero para ganar la batalla al enemigo es conocerlo, pero todavía sabemos muy poco de los asteroides que podrían devastar nuestro planeta, por eso es tan importante aprovechar esta oportunidad para analizarlos. “Ahora mismo, hay dos posibilidades sobre cómo están formados este tipo de objetos, pueden ser muy compactos, como una roca, o pueden haberse formado a través de la asociación de objetos mucho más pequeños que se han ido uniendo, con lo cual serían más porosos”, explica a Teknautas David Barrado Navascués, director científico del Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA).

Foto: La aeronave DART es infinitamente más pequeña que el asteroide (NASA)

En el caso de que estemos ante esa segunda posibilidad, “el desvío sería mucho más fácil si alguna vez se detecta uno que fuera a impactar sobre la Tierra”. De hecho, no tenemos que ir al espacio para entender la importancia de esa densidad: “Es mucho más fácil romper una piedra pómez que una piedra de pedernal, como las de río”. Por eso, es necesario conocer mejor los asteroides para saber cómo alterar su rumbo con mayor precisión, explica este experto, autor del libro 'Peligros cósmicos. El incierto futuro de la humanidad', donde analiza esta y otras cuestiones.

Hasta la fecha, no hemos localizado ningún objeto que pueda impactar en el planeta con consecuencias catastróficas, pero ¿hasta cuándo estaremos a salvo? ¿Con cuánto tiempo de antelación podríamos localizarlo? Realmente, no lo sabemos, y lo único que podemos hacer es monitorizar el cielo. De hecho, los científicos ya han catalogado millones de objetos, pero su peligrosidad depende de varios factores: la proximidad de su órbita, la velocidad con la que se acerque a un potencial impacto contra la Tierra y la masa que tenga. Al analizar todos los datos, el resultado es que ninguno tiene posibilidad de chocar contra nuestro planeta al menos en cientos de años.

placeholder Ilustración del impacto de DART. (EFE)
Ilustración del impacto de DART. (EFE)

Sin embargo, “esto no impide que de pronto se detecte uno que salga de la oscuridad, con una órbita proyectada hacia el Sol, y que la Tierra se interponga en su camino”, advierte Barrado Navascués. En realidad, “es muy improbable” que suceda algo así, pero no se puede descartar al 100%. El motivo es que los asteroides que conseguimos catalogar tienen un determinado brillo y una determinada velocidad. “Si se sale de esos parámetros porque está muy lejos, es posible que no lo veamos hasta que se acerque a cierta distancia”, comenta.

Además, por el momento tenemos una idea “difusa” de cuáles pueden ser los asteroides realmente peligrosos para el planeta, ya que el tamaño no lo es todo: “En teoría, un objeto de un kilómetro de tamaño causará muchos más daños que otro de 100 metros, pero si el primero es poroso y el otro es una especie de bala de cañón compuesta por hierro y níquel, podría ser al revés”. Al igual que cuando dos coches tienen un accidente, la forma en que se encuentren la Tierra y el asteroide también es importante, es decir, la velocidad relativa cambia si ambos van en la misma dirección o en dirección opuesta, porque en este segundo caso el impacto sería más destructivo.

placeholder Choque de DART contra Dimorphos. (ESA)
Choque de DART contra Dimorphos. (ESA)

Asimismo, en contra de lo que podríamos pensar, los cálculos indican que si cae en el océano las consecuencias podrían ser mucho peores que si cae en tierra. En ese sentido, los cálculos sobre dónde tendría lugar el impacto dependerían, en buena medida, del tiempo con el que hayan contado los científicos para hacer la estimación y de lo cerca que ya esté de la Tierra. En definitiva, nada más detectarlo habría una gran incertidumbre y cuando quede poco para el impacto se sabrá con precisión. No obstante, si son de gran tamaño, da igual, porque al final la destrucción sería global.

El futuro de la defensa planetaria

Por eso, la defensa planetaria apenas está dando sus primeros pasos en el campo experimental, aunque tanto la NASA como la ESA tienen departamentos dedicados específicamente a esta cuestión y divididos en diferentes funciones: la identificación de asteroides y cometas, el cálculo de sus órbitas y el estudio de sus características. Aunque para este último objetivo las sondas son el instrumento más espectacular, también recopilan datos los telescopios, tanto terrestres como en órbita, que resultan mucho más baratos. Además, no se trata solo de tecnología y de astrofísica: por ejemplo, la geología es una ciencia fundamental para entender esta amenaza.

Foto: DART chocará esta madrugada contra el asteroide Dimorphos. (ESA)

“Los asteroides poseen una estructura diversa que es el resultado del continuo bombardeo de proyectiles desde su formación. Eso hace que desviarlos constituya un reto científico-tecnológico de primera magnitud”, ha explicado el astrofísico Josep Maria Trigo-Rodríguez, del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC), que participa en esta misión. Los experimentos que ha realizado su equipo permitirán conocer mejor el regolito, es decir, la capa de polvo más externa del asteroide, fruto de los pequeños meteoritos que va encontrando en su camino. De esta forma, se comprenderá mejor cómo pueden ser los choques.

placeholder Imagen capturada por la nave Rosetta.
Imagen capturada por la nave Rosetta.

“Lo importante es tener una visión completa de todo lo que existe en el Sistema Solar y, una vez identificados estos objetos, se pueden proponer estas misiones para conocer su composición con más detalle”, destaca el científico del CAB. La nave Rosetta, de la ESA, que alcanzó el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, fue un hito, sobre todo cuando en 2014 el módulo de aterrizaje Philae se posó exitosamente en este objeto. Sin embargo, desviar la trayectoria es un paso mucho más grande y apenas estamos ante el primer ensayo: “Es un proyecto a muy largo plazo porque estamos jugando con el futuro de la humanidad”, afirma el experto.

De hecho, estrellar una nave kamikaze contra un asteroide, como ha hecho la misión DART, es solo una de las posibilidades. ¿Cómo serán los siguientes intentos? ¿Recurriremos en algún momento a cargas explosivas o armas nucleares, como en las películas? “Hay ciertas dudas sobre el potencial uso de bombas, porque romper un asteroide en varios objetos podría ser peor que el impacto directo”, advierte Barrado Navascués. Probablemente, algo así sería un último y desesperado recurso. “La técnica que se aplique dependerá de cuánto tiempo tengamos, para eso, lo importante es la monitorización del espacio con una cadencia de datos lo más alta posible y con la mayor profundidad espacial que podamos”, señala.

Foto: Render de planeadores hipersónicos chinos

Si el aviso llega con antelación, las ideas para desviar trayectorias no faltan. Algunas son tan increíbles como pintar el asteroide. “La luz solar está incidiendo en estos objetos y la radiación también puede modificar su movimiento, aunque sea muy poco. Si logramos que repela los fotones, la trayectoria cambiaría”, indica el investigador. Probablemente, una de las formas más contundentes de conseguir este efecto sería el uso de rayos láser. Por el momento, esto es ciencia ficción, ya que ni tenemos la tecnología para hacerlo ni podemos estar seguros de que los cálculos demostrarían que es suficiente. “Los ingenieros proponen soluciones, pero hay que ver si son factibles a nivel teórico y, en última instancia, llevarlas a cabo a nivel práctico”, comenta.

De cara al futuro, lo ideal sería contar con algún tipo de escala en la que clasificar los asteroides potencialmente peligrosos para decidir si hay que realizar algún tipo de intervención o no y cómo hacerlo en función de sus características, pero los expertos creen que aún pasarán décadas antes de lograrlo. Lo ideal sería tener listos los cohetes u otras tecnologías en el espacio exterior, preparados para salir 'a la caza del objeto', pero esta posibilidad implica muchos recursos económicos y habilidades técnicas que aún no tenemos.

La NASA acaba de marcar un nuevo hito espacial aunque, esta vez, en lugar de exploración, habría que hablar de intervención histórica en un cuerpo celeste. A la 1:16 de la madrugada del lunes (hora peninsular española), la nave DART ha impactado en el asteroide Dimorphos para intentar desviar su trayectoria. Y lo ha conseguido. Con un peso de media tonelada y el tamaño de un coche, la sonda ha chocado a 23.000 kilómetros por hora contra su objetivo mientras casi 400.000 personas observaban en directo la retransmisión de la NASA de la sonda DART aproximándose a toda velocidad al asteroide. Se trata del primer ensayo con éxito del ser humano para defender el planeta de una futura colisión devastadora.

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