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Los vigilantes del granizo en España: "Habrá menos tormentas, pero serán más fuertes"
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CREARON LOS 'GRANIZÓMETROS'

Los vigilantes del granizo en España: "Habrá menos tormentas, pero serán más fuertes"

El grupo de investigación con más publicaciones científicas sobre granizo del mundo advierte de que vamos hacia peores granizadas en las zonas de montaña

Foto: La granizada mortal de Girona. (EFE/David Borrat)
La granizada mortal de Girona. (EFE/David Borrat)

La tormenta de granizo de este martes en La Bisbal d'Empordà (Girona) ha sido un fenómeno tan extraordinario como trágico. Las bolas de más de 10 centímetros de diámetro provocaron la muerte de una niña de 20 meses que sufrió un traumatismo craneal, dejaron decenas de heridos y numerosos daños materiales. Aterra ver las imágenes de cómo la zona fue bombardeada por piedras congeladas de un tamaño tan considerable y cabe preguntarse si es tan solo una anécdota o una tendencia más dentro de los fenómenos extremos que está trayendo el cambio climático.

Por suerte, la ciencia se encarga de medir casi todo y obtiene respuestas a preguntas que ni siquiera nos habíamos hecho. El equipo de Física de la Atmósfera de la Universidad de León es el grupo de investigación con más publicaciones científicas del mundo sobre granizadas. Hace años idearon un sistema para medirlas, un 'granizómetro', que está basado en una idea sencilla, pero que puede ofrecer más información de lo que parece: una placa que recibe el impacto de las bolas de granizo, de manera que tras la tormenta queda la marca y se pueden analizar sus características con precisión. Realizadas con un material muy particular (tableros aislantes conocidos como Styrofoam o espuma rígida de poliestireno extruido, XPS), permiten registrar el tamaño, la forma y la intensidad con que se ha precipitado el pedrisco.

Foto: Imágenes de las inundaciones de los últimos años en el Mediterráneo. (El Confidencial)

“Por la huella que deja, determinas todas las características de la granizada: los tamaños, las formas, la energía con la que ha caído o la cantidad de hielo”, explica a Teknautas José Luis Sánchez Gómez, catedrático de Física Aplicada y líder del grupo. Pioneros en la puesta a punto de esta técnica, han conseguido que países como Francia, Grecia y Argentina estén usando su sistema. Una vez que se tiene constancia de que ha habido una tormenta de granizo en una zona donde están desplegados los granizómetros, estas placas se recogen manualmente, se escanean y un sistema automático lee e interpreta los resultados.

El análisis de la tendencia

Precisamente, el Servicio Meteorológico de Cataluña o Meteocat colabora con la Universidad de León para la recogida de datos gracias a 200 granizómetros ubicados en varios puntos de la comunidad catalana, especialmente en zonas agrícolas de Lleida. En Francia hay otros 1.110 y en Argentina, más de 700. Gracias a este despliegue, que se ha ido consolidando desde hace casi tres décadas, han logrado una impresionante base de datos que incluye el análisis de casi un millón de piedras de granizo. Lo mejor es que con toda esta información “vemos la tendencia y podemos relacionar las granizadas con el calentamiento global”, destaca el experto.

¿En qué se concreta esa relación? El calentamiento global hace que el suelo esté más caliente y esto repercute en la isoterma 0 °C (la altura a la que se encuentra esta temperatura), que es cada vez más elevada. Para el granizo, esto tiene una doble repercusión. Por una parte, tiene más recorrido desde que cae de la nube, de manera que debería tener tamaños más pequeños o incluso desaparecer y llegar ya a la superficie en forma líquida. Por otra parte, el calentamiento global también está aportando más energía a las tormentas, así que las bolas de granizo pueden ser más grandes. ¿Cuál es el resultado de este doble y contradictorio efecto?

placeholder Un granizómetro, impactado por una gran piedra. (Cedida)
Un granizómetro, impactado por una gran piedra. (Cedida)

El grupo de Sánchez Gómez lo está investigando, pero ya tiene resultados en Francia, precisamente, gracias a su magnífica red de granizómetros. “En los Pirineos, como la isoterma 0 °C está más cerca del suelo, el granizo es más grande. En cambio, en las zonas más cercanas al nivel del mar, el granizo tiene tiempo de deshacerse”, afirma. Con lo cual, el escenario esperable para el futuro es que haya “menos granizadas que antes pero más fuertes”. Esto vendrá acompañado por un aumento del número de días de granizo en las zonas de montaña.

El tamaño importa

Con esta experiencia, ¿la tormenta La Bisbal d'Empordà, con granizos de más de 10 centímetros, marca algún tipo de récord en España? “Yo diría que al menos hay un empate, los mayores registros que hemos encontrado en España son, precisamente, de esas dimensiones”, comenta el investigador de la Universidad de León. En concreto, cuenta una llamativa anécdota acerca de dos fuertes granizadas que no solo coinciden en la localización, sino también en la fecha: Alcañiz (Teruel) sufrió un terrible episodio de pedrisco el 16 de agosto de 2003 y se repitió el 16 de agosto de 2013. Quizá no sea tanta casualidad como parece, ya que la provincia con más tormentas de granizo de España, con mucha diferencia, es Teruel (en particular, la zona del Maestrazgo, limítrofe con Castellón).

No obstante, esos enormes granizos tienen su truco. En realidad, cuando tiene más de cinco centímetros, “no es una piedra homogénea, es un conjunto de piedras recubiertas por una capa de hielo que las une, formando una amalgama”. Esto se debe a la estructura interna de las tormentas, que las junta hasta que el peso es tan descomunal que a pesar de las corrientes, se precipitan hasta el suelo. Por eso, en los granizómetros no solo importa estudiar el tamaño, sino las formas. Con más de dos centímetros de diámetro, ya no hay esferas, sino una gran irregularidad. Además, también puede variar el aspecto, lo que a su vez aporta mucha información para los expertos. “A veces el hielo es transparente y esto significa que le ha costado congelarse. En cambio, cuando es de color blanquecino, el enfriamiento ha sido súbito”, señala.

placeholder Tormenta de granizo en Girona. (EFE)
Tormenta de granizo en Girona. (EFE)

Este tipo de eventos son extremadamente peligrosos porque “10 centímetros de diámetro son entre 400 y 450 gramos y esa piedra cae a una velocidad de entre 100 y 110 kilómetros por hora”. Las consecuencias pueden ser tan terribles como el fallecimiento de una persona, pero además destroza coches, tejados y cultivos. Por eso, el trabajo que realizan en el grupo de Física de la Atmósfera de la Universidad de León interesa mucho a las compañías aseguradoras y a sus clientes. Y es que no hay método más objetivo: “Siempre que hay una tormenta fuerte se dice que los granizos son como pelotas de tenis o de ping-pong, pero a lo mejor son como canicas”, bromea el experto.

Las condiciones atmosféricas clave

En teoría, el trabajo de estos científicos también podría correlacionarse con las condiciones meteorológicas concretas. Por ejemplo, ¿el calor extremo de este verano favorece estos fenómenos? En este caso, los expertos son prudentes, porque a pesar de que hay elementos importantes, como un Mediterráneo muy caliente, hace falta que se sumen muchos factores. De hecho, “hay años con una inestabilidad muy grande y este verano, en realidad, casi se ha limitado a los Pirineos”, frente a la sequía generalizada.

Foto: Vista del paseo de La Rosa, este miércoles, en Toledo. (EFE)

Para que se forme una tormenta como la del martes, el aire caliente tiene que elevarse más de 10 kilómetros y chocar contra otras masas de aire frío que pueden rondar los -65 °C. Los expertos llaman a este fenómeno “supercélula”, una tormenta que funciona como un aspirador, ya que levanta el aire y puede dar lugar incluso a tornados o a un desplome (como el registrado en el Medusa Festival de Cullera, que causó importantes daños). “En esa fase de ascensión da tiempo a que se formen grandes piedras de granizo”, explica el catedrático.

Otro de los grandes problemas es que estos fenómenos son muy difíciles de prever. Es decir, sabemos con bastante seguridad dónde puede haber tormentas e incluso dónde descargarán en forma de granizo, pero es mucho más complicado determinar el tamaño de las piedras y el punto exacto donde caerán. Solo los radares meteorológicos afinan tanto. Sin embargo, apenas se conoce esta información con unos 15 o 20 minutos de antelación, con lo cual, apenas da tiempo a avisar.

La tormenta de granizo de este martes en La Bisbal d'Empordà (Girona) ha sido un fenómeno tan extraordinario como trágico. Las bolas de más de 10 centímetros de diámetro provocaron la muerte de una niña de 20 meses que sufrió un traumatismo craneal, dejaron decenas de heridos y numerosos daños materiales. Aterra ver las imágenes de cómo la zona fue bombardeada por piedras congeladas de un tamaño tan considerable y cabe preguntarse si es tan solo una anécdota o una tendencia más dentro de los fenómenos extremos que está trayendo el cambio climático.

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