¿Qué podemos hacer nosotros para frenar el calentamiento global?

Las temperaturas del planeta han ido en aumento desde 1880 a un ritmo de 0,08 ºC por década y llegando a 0,18 ºC por década desde 1981. Estamos en torno a 0,98ºC por encima de los niveles preindustriales, y probablemente lleguemos a los 2,7ºC a finales de siglo. Este aumento de las temperaturas medias de la Tierra puede tener efectos dramáticos en el sistema climático y afectar directamente a los ecosistemas.

Las temperaturas más cálidas de la Tierra, por ejemplo, ya están derritiendo los glaciares y las capas de hielo, especialmente en Groenlandia y la Antártida Occidental, y, a medida que el agua se calienta, también se expande.

"Importa lo que hagamos ahora, no es demasiado tarde para evitar el cambio climático"

Se incrementa también el riesgo de inundaciones, el derretimiento del permafrost que contiene mercurio tóxico y patógenos antiguos que se liberan al medio ambiente cuando se descongela (así como carbono orgánico que puede convertirse en dióxido de carbono y metano, dos gases de efecto invernadero que aumentan el calentamiento global), los cambios en la temperatura de superficie del océano también provocan estrés en los corales, conduciendo a una decoloración masiva y haciéndolos más débiles y amenaza la supervivencia de especies que necesitan temperaturas específicas en el agua para prosperar (como el atún de aleta amarilla, que precisa aguas en torno a 20-30 ºC); también tiene eco en el derretimiento de los polos de la Tierra y un sin fin de consecuencias más que alteran el perfecto equilibrio en el que se mueve nuestro planeta.

Si somos nosotros los principales responsables al producir demasiadas emisiones de gases de efecto invernadero, todos, individuos e industrias, debemos actuar para reducir el calentamiento global. Pero, ¿cómo?

Formas de ponerle freno a nuestra huella de carbono

• Reciclando más. El objetivo es reducir la cantidad de dióxido de carbono liberado en el medio ambiente. Así que, incluso si reciclamos solo la mitad de los desechos producidos en el hogar, ya supone una cantidad de CO2 significativa al cabo de un año.
• Controlando el consumo de carne. La dieta carnívora promedio produce 7,2 kg de dióxido de carbono al día, casi el doble que una dieta vegana. No se trata de eliminar la carne por completo, porque, por ejemplo, la producción de pollo produce alrededor de un tercio del CO2 por kilogramo de proteína que la carne de res y cordero. Así que un simple cambio de carne roja por aves seguirá marcando la diferencia.

• Pasándonos a las energías renovables. Habría que minimizar, en la medida de lo posible, la utilización de energía no limpia. La generación de electricidad y calor contribuyen más a las emisiones globales que cualquier sector económico. Transformar el sistema energético global de uno dependiente de los combustibles fósiles a uno dominado por tecnología limpia -descarbonización-, es fundamental para cumplir con los objetivos climáticos actuales. Cambiar a electrodomésticos de bajo consumo sería la premisa a seguir igualmente.
• Cambiando la forma en que nos movemos. El transporte representa alrededor de una cuarta parte de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ello, dejar el coche en casa o adquirir un vehículo eléctrico o incluso caminar o coger la bicicleta, siempre que sea posible, serían las medidas más idóneas. Si las distancias son demasiado grandes, podemos elegir el transporte público u opciones eléctricas. También debemos tomar conciencia y reducir el número de vuelos a larga distancia que cogemos al cabo del año.

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• Plantando árboles. La deforestación juega un papel importante en el calentamiento global y el cambio climatico. Plantar árboles es útil, ya que absorben dióxido de carbono de la atmósfera y regulan el clima: un solo árbol puede absorber una tonelada de CO2 durante su vida.
• Minimizando los desechos. Incluidos los de nuestro vestuario. El gusto por la moda rápida, barata y desechable está perjudicando al medio ambiente, ya que la industria textil requiere una gran cantidad de agua y docenas de productos químicos tóxicos, que generan una gran cantidad de contaminación del agua y el aire. Comprar ropa de segunda mano, vender o reutilizar la que ya nos sirve o no queremos, y limitar la frecuencia con la que compramos artículos nuevos será de gran ayuda.

• Comprando productos locales. Para reducir la huella de carbono de los alimentos que tomamos, deberíamos optar por comprar alimentos locales y de temporada. Así, ayudaremos a las pequeñas empresas y granjas de la zona y reduciremos las emisiones de combustibles fósiles asociadas con el transporte y el almacenamiento en la cadena de frío. El siguiente paso sería cultivar nuestras propias frutas, verduras y hierbas.

Recordemos la frase que dijo en 2021 el científico británico David Attenborough: “Importa lo que hagamos ahora, no es demasiado tarde para evitar el cambio climático”.