Por qué el vertido de 'pellets' en las playas de Galicia no se va a solucionar pronto

Los seis contenedores perdidos por el buque Tuconao en aguas portuguesas han hecho saltar todas las alarmas. Cada uno almacenaba cerca de 1.000 sacos de 25 kilos de pellets de plásticos; es decir, el microplástico que se utiliza como materia prima en todo tipo de industrias. Este martes, la Xunta de Galicia ha elevado al nivel 2 el Plan Territorial de Continxencias por Contaminación Mariña Accidental de Galicia (Plan Camgal), después de que Asturias tomara la iniciativa a primera hora de la mañana. Además, en Cantabria se han encontrado ya los primeros restos en Santander, mientras que País Vasco ha activado su plan de emergencias de forma preventiva.

El objetivo primordial es detectar rápidamente la presencia de pellets y, así, poder recogerlos cuanto antes. "La limpieza de playa ayuda mucho y todos los voluntarios y las ONG involucradas están haciendo una tarea muy importante. Es una tarea esencial que va a paliar mucho el efecto que tendrá en el futuro", comenta Liam de Haan, del Grupo de Investigación en Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona.

El problema es que es una situación que tardará años en revertirse. "El daño ya está hecho y no se puede solucionar de un mes a otro. Eso va a estar ahí durante mucho tiempo, aunque haya recogidas constantes", continúa este científico. Es algo que ya se ha visto en distintos puntos del Mediterráneo en los últimos años. "Nosotros tenemos muy cerca el caso de La Pineda, en Tarragona, donde hay un foco de pellets muy importante. Llevan contaminados una década en la que ha habido muchas recogidas", agrega.

De Haan avisa de que lo sucedido "puede tener consecuencias devastadoras". "No creo que esté habiendo alarmismo, porque es algo muy peligroso por su toxicidad y ya está contaminando las playas, aunque la Xunta diga que no", señala, recordando que "la costa gallega es muy importante para el sector de la pesca, por lo que va a acabar teniendo impacto económico".

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Hay decenas de municipios gallegos afectados, como los arenales de las rías de Vigo, Pontevedra, Arousa, Muros y Noia, además de las playas de la zona de A Coruña y Ferrol. En Asturias, el Gobierno regional ha hablado de "una presencia generalizada" de pellets en sus costas. Al elevar el nivel de alarma, ambas regiones podrán contar en sus dispositivos de limpieza con los recursos personales y materiales que lleguen desde el Gobierno central.

"El vertido de pellets en Galicia es una muy mala noticia. Estas pequeñas esferas plásticas son altamente persistentes en el medio natural. Dada su flotabilidad, pueden ser dispersadas por las corrientes, lo que hace muy difícil su recuperación", ha explicado Carmen Morales, investigadora de excelencia del Instituto Universitario de Investigación Marina de la Universidad de Cádiz, en declaraciones a SMC España. En este sentido, remarca que también habrá partes que "aumenten su densidad y acaben hundiéndose, enredándose con materia orgánica o enterrándose en los sedimentos".

Sobre este punto, esta investigadora incide en que "estas esferas presentan un rango de tamaño que hace que puedan ser confundidas por alimento y consumidas por los organismos marinos". Cuando eso ocurre, llegan los daños físicos sobre las especies, "como el generado al alterar la ingesta de alimento o por abrasión, y también a otros niveles, como alteraciones endocrinas o impactos derivados de sustancias tóxicas asociadas".

Aunque por ahora se desconoce con exactitud la composición de estos pellets, De Haan considera que es más que probable que estén formados por polietileno y polipropileno. "Son los plásticos menos densos y, por tanto, los que menos flotan, así que suelen ser los que aparecen en la superficie del mar. La mayor parte de plástico a nivel mundial está hecha con estos componentes", dice al respecto.

Hay otros elementos para complicar aún más la situación. "Desconocemos si tienen aditivos, porque hay de muchos tipos, como los retardantes de flama para que no se incendien. No sabemos hasta qué punto pueden liberarse de los plásticos y tener un efecto aún más nocivo sobre las especies", agrega De Haan, que pone el énfasis en que la degradación del plástico hace que sea especialmente peligroso, ya que su tamaño se reduce. "Además, muchos son blancos o transparentes, algo que hace que haya especies con mayor predisposición a ellos", indica este investigador.

Morales, por su parte, recuerda que este episodio ha coincidido con las negociaciones del Tratado Mundial sobre los Plásticos, que están siendo especialmente espinosas y "con una especial atención en el medio marino". "Para que esta herramienta sea efectiva y para que la marea de plástico que sufre Galicia no vuelva a repetirse en ningún lugar del mundo, deberá contar con la evidencia científica y el principio de precaución", advierte.

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Hasta ahora, la Organización Marítima Internacional no ha considerado el plástico un material peligroso, cosa que sí hace con los hidrocarburos. "Desde hace una década, incluso más, ha habido una alarma de la comunidad científica, que pide que lo incluyan, porque hay muchas evidencias de que es así. Está demostrado que, a largo plazo, tiene efectos nocivos", incide De Haan, que desliza que es algo que tendría repercusiones mayores.

"Si se define el plástico como algo peligroso y se pone al nivel de los hidrocarburos, la repercusión política y mediática sería muy diferente a la que vemos en estos casos", apunta sobre esta cuestión, insistiendo en que "esto no se puede solucionar con recogidas, hay que actuar a nivel político". "Hemos visto negligencias tanto de las industrias como de los políticos. Tienen muy poca predisposición a elaborar protocolos, y eso hace que haya una falta de regulación. Una forma de evitar que esto ocurra en el futuro es que ellos vean que esto también tiene consecuencias reales para ellos", zanja.