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Estos emprendedores de Almería convierten el plástico que no se ha podido reciclar en aceite para uso sanitario

Hacia un futuro mejor

por Tomás Muñoz

Hintes Oil Europa convierte los plásticos que no pueden ser reciclados de manera tradicional en aceite de pirólisis para fabricar materias primas para uso hospitalario o alimentario

A la provincia de Almería se la conoce como la huerta de Europa. Sus extensiones de cultivo, protegidas por invernaderos blancos, impresionan a propios y extraños. Nadie queda indiferente ante un impacto visual tan enorme. Incluso las fotografías espaciales han revelado el verdadero alcance de este mar de plástico. Debajo crecen las mejores frutas y hortalizas; encima, la cobertura genera cantidades descomunales de basura cada día. Ante esta situación tan poco sostenible, cabe preguntarse qué se puede hacer con todos esos desechos. Y la respuesta la tiene Hintes Oil Europa, una compañía asentada en la zona que aprovecha el último residuo, el que no se puede reciclar de la manera tradicional, para elaborar nueva materia prima de calidad.

“Aquí vienen los plásticos que irían al vertedero porque ya no pueden ser reciclados por sus características”, explica Fernando Estrada, director general y cofundador de Hintes Oil Europa. “Se trata de material que incluye arena, barro o restos orgánicos, pero también aquel cuya mezcla impide un tratamiento mecánico. Lo traen gestores autorizados y procede del entorno agrícola e industrial, así como todo lo que no se consigue tratar en el procesamiento habitual de Residuos Sólidos Urbanos”, concreta.

Tras la recepción, el material es introducido en un reactor donde se calienta, pasa a estado gaseoso y se condensa en forma de aceite de pirólisis, conocido como ‘bio-oil’. “Este está constituido por cadenas de hidrocarburos más cortas y sirve para fabricar las olefinas que dan lugar a polietilenos, polipropilenos y todo tipo de plástico. “De la pirólisis sale un producto que, a diferencia del que se recicla por la vía mecánica, se puede utilizar en el entorno sanitario y alimenticio o en cualquier otro uso”, asegura.

En 2015 se produjo un accidente durante el montaje de la planta que prácticamente la destruyó por completo

Actualmente, la empresa crea 300 toneladas mensuales de producto final, gracias a la ampliación que la empresa acometió en septiembre adquiriendo dos nuevos reactores. “Nuestro objetivo es que esa cantidad llegue pronto a las 400 o 450 toneladas”, destaca Fernando. Sin embargo, para llegar a estas cifras la empresa ha tenido que superar situaciones complicadas en el pasado. Una de ellas tuvo lugar en 2015. Tan solo un año después de surgir la idea “se produjo un accidente durante el montaje de la planta que prácticamente la destruyó por completo. Tuvieron que esperar varios años hasta arrancar de nuevo el proyecto.

Cero residuos y emisiones

“Tenemos una política de residuo cero porque aquí entran desechos y nosotros los devolvemos al ciclo”. Su director general sostiene que, al mismo tiempo, pueden presumir de “cero emisiones netas”, debido a que “consumimos nuestro propio combustible procedente del residuo y a que este ya computó sus emanaciones de CO2 cuando fue originalmente fabricado”. Asimismo, puntualiza que “esto no quiere decir que por nuestra chimenea no se emitan gases, ya que es lógico que existan cuando hay cualquier tipo de combustión. No obstante, su cantidad es sumamente pequeña”. Fernando pone un ejemplo muy gráfico: “Un total de 24 horas de producción de esta planta equivale a las emisiones del motor de dos camiones en el mismo tiempo”.

Al margen del éxito logrado hasta el momento, Hintes Oil Europa no cesa en su empeño de ser aún más eficaz. Para ello no solo ha contado con el sostén financiero de los propios socios fundadores, sino que también ha sido determinante Banco Santander. “Nos apoyaron a través de su Fondo Smart para el desarrollo de nuestras investigaciones e instalaciones”, señala Fernando, y reconoce que su compañía ya trabaja en novedosos proyectos: “Tenemos un excedente de energía térmica y de gas que se puede convertir en energía eléctrica y verterla a la red, además de aprovechar la carbonilla generada en el proceso, ya que es transformable en un fotocatalizador que puede tener, incluso, más valor que el propio aceite de pirólisis. El objetivo es ser 100% eficientes”, matiza.

En 2030 solo el 10% de lo que entre en una planta puede ir a un basurero, el resto debe ser tratado de forma sostenible

Entre las reivindicaciones que el cofundador elevaría a las administraciones se encuentra la de ajustar las normas a las nuevas iniciativas . “Cuando se lleva a cabo una labor tan puntera e innovadora, es muy complicado enmarcar la actividad dentro de una industria ya existente. Esto desemboca en desajustes legislativos e impositivos que limitan el emprendimiento”.

Sin embargo, pese a todos estos hándicaps, Fernando es optimista de cara al futuro. “Hay mucha gente investigando y emprendiendo para que los residuos tengan salidas reciclables y limpias”. “Hay que recordar que, en 2030, solo el 10% de lo que entre en una planta puede ir a un basurero, el resto debe ser tratado de forma sostenible. Esto significa —concluye— que los vertederos tienden a desaparecer”.

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