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Fue víctima de un pederasta y ahora los caza en la red: la historia de Vanesa García Carbone
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Una 'celebrity' en Argentina

Fue víctima de un pederasta y ahora los caza en la red: la historia de Vanesa García Carbone

Ha vivido infinidad de vidas: es hija de una víctima de violación, fue abusada por un pederasta, se convirtió en 'celebrity' en Argentina y ahora, como criminóloga, lucha contra los pederastas 'online'

Foto: La criminóloga y experta en ciberseguridad Vanesa García Carbone. (Imagen cedida)
La criminóloga y experta en ciberseguridad Vanesa García Carbone. (Imagen cedida)

Un día, con apenas 15 años, Vanesa se sentó con su madre porque tenía que contarle algo. "Cuando tenía siete u ocho años, fui a pasar la noche a casa de una amiga, ya que sus padres le pidieron a mi madre que me dejara ir. Cuando casi todos se fueron a dormir, me quedé con el padre en la cocina. Él me cogió y me dio un beso. No un pico; un beso. Mi primer beso me lo dio un adulto. Fue un abuso claro", recuerda.

Vanesa tenía miedo de que su madre no la creyera, pero la madre sí lo hizo. De hecho, aprovechó la circunstancia para contarle que ella misma, entre los cinco y los 13 años, había sufrido agresiones sexuales continuadas por su padrastro (el abuelastro de nuestra protagonista). Vanesa, que nació en Buenos Aires y vivía en Ushuaia, era hija de una víctima de repetidas violaciones por parte de un tipo que también agredió sexualmente a varios de sus hijos y que, en un momento dado, acabó en la cárcel. En su momento, la madre de Vanesa hizo lo mismo que ella: contarle esas agresiones a su progenitora. Pero a ella no la creyeron. Al resto de la familia no se lo contó hasta ya pasados los 40; fue entonces cuando se dieron cuenta de que las agresiones sexuales, con el paso del tiempo, se habían venido replicando en gran parte de la familia.

"La salud mental de un adulto depende de lo que sucede en su infancia y adolescencia", cuenta Vanesa a El Confidencial en conversación por videollamada. Para ella, todo ese camino no fue precisamente sencillo: "Sufrí mucha violencia por parte de mi madre. Extrema. Han sido cosas que he tenido que tratar en terapia durante muchos años para sanar todo lo que había que sanar". En ese contexto, cuando en plena preadolescencia vio El silencio de los corderos, decidió que quería ser criminóloga. Sin embargo, en Buenos Aires, donde iba a estudiar, no existía la carrera, así que se inclinó por Derecho. Fruto de sus estudios, muy joven consiguió entrar en el Senado como asesora de hasta tres políticos argentinos del momento. El trabajo parecía bueno, pero en realidad no lo era tanto: el sueldo era muy bajo, así que Vanesa tenía que recibir una ayuda económica de su familia, algo que generaba muchas tensiones con su madre.

En un momento dado, se le abrió una nueva oportunidad laboral: ser modelo. "En un desfile de 15 minutos, ganaba más dinero que en un mes en el Senado y ya no dependía del dinero familiar", nos cuenta, así que compatibilizó ambos trabajos. Hasta que, un día, al Senado llegó una revista con una foto suya. "El senador me llamó a su despacho y me dijo: '¿Qué vamos a hacer? Porque no puedes trabajar de las dos cosas. O sigues como asesora o como modelo'. Yo le dije que prefería seguir como asesora, pero que tenían que subirme el sueldo. No lo hicieron, así que decidí dejarlo y trabajar como modelo; no podía seguir atada económicamente a mi familia".

Acababa de nacer oficialmente Vanesa Carbone, una modelo que, durante años, se convirtió en una auténtica celebrity en toda Argentina: desfiles, llegada a medios de comunicación, portadas de revistas, aparición en la prensa rosa, presentación de noticiarios... Aquella adolescente que quería ser criminóloga había iniciado una nueva vida: la de una personalidad a la que todo el país conocía por su imagen pública en revistas, eventos y televisión.

placeholder Vanesa García Carbone, en su época como presentadora de televisión. (Imagen cedida)
Vanesa García Carbone, en su época como presentadora de televisión. (Imagen cedida)

Ser una celebrity tiene sus cosas buenas y, evidentemente, sus cosas malas. Entre las malas, se encuentran los distintos abusos sexuales que sufrió. En 2018, de hecho, publicó una extensa carta en la que relató 11 de aquellos encuentros: violencia de género con su novio adolescente, acoso sexual por parte de un jefe, agresión de un presentador de televisión, tocamientos de un cantante argentino... Detrás de todo esto, Vanesa Carbone seguía queriendo ser criminóloga. Y lo consiguió.

La 'celebrity' que consiguió ser criminóloga

En 2017, quizás algo más alejada del foco mediático, inició sus estudios en criminología, de modo que pasó a ser más conocida como Vanesa García Carbone, quien actualmente trabaja como directora del Área de Criminología y Criminalística de la Sociedad Argentina de Trastornos de la Personalidad y Psicopatías (SATP), investigadora forense del Observatorio de Cibercrimen y Evidencia Digital en Investigaciones Criminales de la Universidad Austral (Ocedic) y docente de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), entre otras cosas.

Esta nueva vida, de todos modos, tampoco ha sido sencilla. En 2020, denunció una campaña de hostigamiento digital en redes sociales. "Inicié una causa de violencia de género digital contra siete personas que trataban de impedir mi trabajo como criminóloga. En la universidad, propuse un programa de estudios y, al día siguiente, los responsables empezaron a recibir mensajes con fotografías mías, cuestionando mis conocimientos, diciendo que cómo podía dar clase en la universidad una persona que venía de la televisión...". "Ella no puede ser parte del mismo medio que nosotros por haberse sacado fotos sexis en una revista o haber trabajado en el espectáculo", relató en una entrevista en televisión cuando denunció el caso.

García Carbone llevó a juicio este hostigamiento, pero no tuvo éxito. En aquel momento, la ley que lucha contra la violencia de género en Argentina no contemplaba la posibilidad de establecer una violencia digital. A día de hoy, sí lo hace: la ley Olimpia, que entró en vigor el pasado 23 de octubre, también considera violencia de género la ejercida en internet.

Su lucha contra pederastas: "No son monstruos ni locos"

En estos años, Vanesa García Carbone ha publicado dos libros (El pederasta digital: perfiles criminales del siglo XXI y El perfil criminal del groomer) y ha investigado multitud de sucesos de pederastia online que, en ocasiones, han ido más allá de la pantalla y han acabado en asesinatos, especialmente feminicidios: "En muchas de mis historias, no tengo finales felices", nos cuenta. Por ejemplo, el caso de una niña de 12 años que, en un momento dado, entabló conversación con otra chica de su edad a través de Facebook. Al poco de empezar a hablar, la desconocida se convirtió en su mejor amiga: atendía a todo lo que le decía, la ayudaba, entendía los problemas que la niña tenía en casa... De hecho, incluso descubrieron que tenían exactamente las mismas aficiones, la misma forma de emplear su tiempo libre e incluso el mismo equipo de fútbol.

El problema es que esa niña no era una niña: "Los pederastas no siempre se hacen pasar por niños, pero en este caso el hombre sí lo hizo y consiguió hablar igual que una niña de 12 años. Las conversaciones duraron seis meses [el tiempo habitual suele estar en torno a dos] y le dio la confianza para convertirse en su mejor amiga", relata García Carbone. Pasado medio año, ambas personas quedaron para conocerse en persona: él la violó y la asesinó.

Los pederastas también pueden actuar a través de intermediarios que tengan relación directa con su víctima. Es lo que le pasó a una adolescente de 16 años, cuyo novio la convenció para, después de clase, ir frecuentemente a un local en el que podían fumar marihuana. El conflicto llegó cuando el novio entregó la chica al hombre adulto que abusó de ella y la mató.

En sus investigaciones, la criminóloga estudia tanto a los pederastas como a sus víctimas, ya que aquí conviene derribar dos mitos en torno a la pederastia online. En primer lugar, "muchas veces se cree que la víctima es estática y acaba enamorada del criminal, pero no es así. La víctima puede ir cambiando su forma de actuar, pero el criminal también lo hará: se amoldará a ella hasta conseguir lo que busca". En segundo lugar, "no hay un único perfil de criminal, como muchas veces parece en las series. Yo descubrí cinco o seis tipos que actúan de forma completamente distinta: unos pueden actuar en manada, otros de manera individual, otros ser muy amables desde el principio, otros muy agresivos, otros pueden empezar en internet y quedarse ahí, otros pasar al terreno físico...". La criminóloga critica que la ficción nos ha presentado un perfil prototípico del pederasta cuando, en realidad, se trata de un delincuente que adaptará sus movimientos para conseguir su objetivo.

"Un pederasta no es un loco ni un monstruo, sino un delincuente. Si decimos que es un monstruo, le quitamos la responsabilidad por el delito"

Y es que "un pederasta o un feminicida no es un loco ni un monstruo: es un delincuente sexual. Hay que llamar a las cosas por su nombre; si decimos que un delincuente sexual es un monstruo, lo colocamos en un mundo de ficción y, con ello, le quitamos el peso y la responsabilidad por el delito que ha cometido. No son monstruos ni tampoco tienen por qué ser locos, enajenados o psicópatas. Son personas que comprenden la criminalidad de sus actos y actúan en consecuencia. Saben la diferencia entre el bien y el mal".

Lo cierto es que, sin haberlo pretendido, la vida de Vanesa García Carbone ha tenido una serie de giros que, vistos con perspectiva, han acabado conectando. Porque da la sensación de que, en estos años, ha vivido mucho más de lo que vive cualquier persona: es hija de una víctima de violación, sufrió abusos de un pederasta con siete años, conoció los sufridos por su madre con 15, trabajó para políticos argentinos, lo dejó por un trabajo de modelo, se convirtió en una celebrity en toda Argentina, atravesó diversos abusos sexuales por el camino y, al final, acabó cumpliendo el sueño que se fijó viendo El silencio de los corderos: convertirse en criminóloga y luchar contra la pederastia y los abusos sexuales, que, de un modo u otro, ha tenido siempre en el retrovisor de todas las vidas que ha vivido. "Con el recorrido que he tenido, creo que no habría llegado hasta aquí si no hubiese pasado por todas esas vidas", concluye.

Un día, con apenas 15 años, Vanesa se sentó con su madre porque tenía que contarle algo. "Cuando tenía siete u ocho años, fui a pasar la noche a casa de una amiga, ya que sus padres le pidieron a mi madre que me dejara ir. Cuando casi todos se fueron a dormir, me quedé con el padre en la cocina. Él me cogió y me dio un beso. No un pico; un beso. Mi primer beso me lo dio un adulto. Fue un abuso claro", recuerda.

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