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Pagar a los empleados con leche o carne: las claves de la doctrina del 'shock' de Milei
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Un 'decretazo' para sacudir la economía

Pagar a los empleados con leche o carne: las claves de la doctrina del 'shock' de Milei

El Gobierno de Javier Milei ha afirmado un decreto con 300 medidas para desregular la economía, como aceptar transacciones con criptomonedas, litros de leche o carne

Foto: Manifestantes participan en una marcha de protesta contra el Gobierno del presidente Javier Milei el 27 de diciembre. (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)
Manifestantes participan en una marcha de protesta contra el Gobierno del presidente Javier Milei el 27 de diciembre. (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)

La motosierra de Javier Milei llegó sin anestesia. Pocas semanas después de que el ultralibertario se convirtiera en presidente de Argentina, su recién estrenado Gobierno firmó un decreto con más de 300 medidas para desregular la economía. En 83 páginas, Milei derogó leyes, eliminó regulaciones estatales y abrió la puerta a privatizar empresas públicas y a las operaciones en dólares. Las propuestas han tenido un impacto casi directo en las calles, donde el mandatario afronta su primer pulso por parte de los sindicatos argentinos, que han organizado una manifestación en Buenos Aires.

Entre las medidas más polémicas del decreto de necesidad y urgencia (DNU) se encuentran las que apuestan por la flexibilización del mercado laboral. Una de ellas, específicamente, apunta a que se podrán pactar contratos en criptomonedas, leche o carne.

La ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Diana Mondino, confirmó la información a través de redes sociales. "Se podrán pactar contratos en bitcoins y también cualquier otra cripto y/o especie como kilos de novillo [ternera] o litros de leche". Además, citó el artículo 766, que menciona que el deudor "debe entregar la cantidad correspondiente de la moneda designada, tanto si la moneda tiene curso legal en la República como si no lo tiene".

Bajo esta medida, en Argentina podrán utilizarse métodos de pago tradicionales como el dólar o el euro, pero también cualquier otro tipo de moneda, física o digital, o productos. “Milei está haciendo alusión a esa idea de libertad total entre las partes en el momento de hacer una transacción y de desregulación del Estado, aunque este plan recuerda a la Edad Media”, explica Esteban Regueira, analista de política y economía argentina, a El Confidencial. "Pero no lo veo algo factible, responde a una manera de hacer que tiene este Gobierno y que tiene cierta ironía, pero me parece también una falta de sensibilidad por la situación que atraviesa el país", añade.

Foto: Manifestación multitudinaria contra las reformas de Milei. (Europa Press/Leandro Blanco)

Poco después de asumir la presidencia del país latinoamericano, Javier Milei vaticinaba tiempos duros para la economía y la sociedad del país. "No hay plata. No hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock", dijo. Los ajustes de su Gobierno no son una sorpresa y el colapso que han reconocido ha empezado a llegar. La dureza de sus políticas de "emergencia" vaticinaba un estancamiento de la economía y una fortísima inflación.

Durante las vacaciones navideñas, han empezado a llegar las malas noticias. El precio del arroz ha subido un 89,5% en menos de una semana. En los días previos a las fiestas, los precios de los alimentos subieron, en general, un 11,3%, según las mediciones de la consultora EcoGo, citada por Clarín. La empresa ha recalculado su estimación de la inflación para diciembre y la ubicó en el 29,4%, y daría un aumento del 222,7% en el año, con los alimentos en el 259%, según el periódico argentino.

No hay 'corralito' a la vista

Para Esteban Regueira, anunciar esta medida, que puede ser considerada hasta irónica, es una falta de sensibilidad de cara a los trabajadores que tienen que hacer frente a una crisis rampante en esta época del año. "Muchos sectores han tenido que recortar abruptamente los gastos y el aumento del precio de combustible y alimentos ha hecho replantear las vacaciones a muchos argentinos. Hay lugares en el país que tenían durante las fiestas una ocupación del 80% y ahora están a un 30%", apunta.

Algunos medios han hecho referencia a la época del corralito, en la que se normalizó el fenómeno del trueque tras la crisis económica y política de 2001. Ante la falta de recursos y trabajo, mucha gente utilizó este método para sobrevivir. Sin embargo, Regueira rechaza, por ahora, cualquier similitud. “No estamos en el mismo punto, porque 2001 fue consecuencia de lo rígido e impermeable que era el esquema de convertibilidad. Ante la imposibilidad de ingresos de dólares y de emitir dinero, Argentina se quedó estrangulada económicamente. No es este el caso hasta este mes de diciembre. Esta comparación responde más a una estrategia política para meter en la cabeza a algunas generaciones que estamos igual o peor que en ese momento y que es necesario tomar medidas drásticas”.

Javier Milei ya prometió después de ganar las elecciones argentinas que sus ajustes los pagaría el Estado en lugar del sector privado. Por este motivo, recortó primero el Gabinete de Ministros a la mitad de carteras de la gestión anterior. En su polémico decreto, ha establecido el cese de los contratos de los trabajadores del Estado que tomaron su puesto en el último año. La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) ha estimado que esta cifra puede superar los 7.000 afectados y ha afirmado que no aceptará "ni un solo despido" y que plantea tomar medidas para luchar contra el plan de Milei.

Foto: El presidente de Argentina, Javier Milei. (Europa Press/Guido Piotrkowski/DPA)

El DNU es una herramienta constitucional que permite al presidente legislar en circunstancias excepcionales, aunque su uso está prohibido en materia penal, tributaria, electoral o de régimen de los partidos políticos. El plan podría ser rechazado por las dos cámaras del Congreso, pero si una de las dos lo aprueba, se considera válido. Durante este periodo, hasta que no se realice una votación, las medidas del decreto se consideran válidas y tienen vigencia.

Este miércoles, la Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT) convocó una marcha contra el decreto del Gobierno, en la que se esperan cerca de 20.000 personas y donde se han agrupado otros grupos sindicales. En las primeras horas de las protestas, se detuvo a dos personas y se registraron varios enfrentamientos. Javier Milei, además de condenar las protestas antes de que se celebraran, advirtió de que si se rechaza el decreto podría llamar a un plebiscito, una medida que, en el caso de que lo pidiera, no podría ser vinculante.

Según el presidente, las 300 medidas tienen una parte de "dar más libertad a los individuos". "Hay otra parte que tiene que ver con desregular e ir a estructuras más competitivas; y otra que tiene que ver con eliminar los tongos [los engaños] de la política", resumió.

El pulso en las calles

Después de que se anunciara el decreto, en varios barrios de la capital se oyeron caceroladas y se convocaron marchas con pancartas como "Abajo el programa de austeridad de Milei" y "La represión no es respuesta al hambre y la miseria".

Las manifestaciones tuvieron lugar después de que Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, anunciara un plan político contra las protestas y los piquetes. Según la normativa, la policía está llamada a intervenir en estos casos y a la utilización de fuerza "proporcionada a la resistencia". Además, se anunciaron sanciones contra los adultos que lleven niños a las manifestaciones y los organizadores deberán pagar los gastos de las medidas de seguridad que se hayan desplegado. Sin embargo, el punto más polémico llegó por parte de Sandra Pettovello, ministra de Trabajo, Asuntos Sociales y Educación (una cartera llamada Capital Humano en Argentina), quien advirtió que a los manifestantes que bloqueen una calle o camino se les suspenderán sus beneficios.

"Estos anuncios son graves, alarmantes y sin precedentes en 40 años de democracia. Abren la puerta a la represión y son inconstitucionales, porque van en contra del derecho de manifestación", dijo Victoria Darraidou, especialista en seguridad del Centro de Estudios Legales y Sociales, una organización de derechos humanos, a Le Monde.

Foto: El presidente de Argentina, Javier Milei. (Reuters/Matías Baglietto) Opinión

Este tipo de medidas, más allá de su aplicación, envía un mensaje político a aquellas personas que quieran salir a las calles a protestar contra el Gobierno de Javier Milei. Hasta ahora, las marchas no se han considerado multitudinarias y sigue primando la escena inédita en la que un presidente, en el inicio de su mandato, promete recortes masivos mientras es aplaudido y jaleado por los asistentes.

Sin embargo, la resistencia a las políticas de Milei se ha convertido en una realidad desde el momento en que asumió el cargo. En el caso del decretazo, es posible que alguna de las propuestas sea llevada ante los tribunales, que tendrían la palabra final sobre la viabilidad de las medidas.

Todavía faltan detalles sobre el famoso "plan motosierra", pero los planes con los que Milei promete salvar la economía de Argentina ya han provocado que algunas personas se arrepientan de su voto. “El principal descontento que estamos viendo es aquella gente que no votó por él en la primera vuelta, pero sí en la segunda por el voto de descarte y ahora lamentan haberlo hecho. Pero me parece que de seguir esto así el descontento va a empezar a profundizarse, sobre todo después del verano [en Argentina], cuando la actividad económica de las ciudades vuelve a reactivarse. En febrero será un buen momento para medir el descontento”, concluye Esteban Regueira.

La motosierra de Javier Milei llegó sin anestesia. Pocas semanas después de que el ultralibertario se convirtiera en presidente de Argentina, su recién estrenado Gobierno firmó un decreto con más de 300 medidas para desregular la economía. En 83 páginas, Milei derogó leyes, eliminó regulaciones estatales y abrió la puerta a privatizar empresas públicas y a las operaciones en dólares. Las propuestas han tenido un impacto casi directo en las calles, donde el mandatario afronta su primer pulso por parte de los sindicatos argentinos, que han organizado una manifestación en Buenos Aires.

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