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La trampa eléctrica del coche alquilado: "Me pasé el puente tirada en polígonos industriales"
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VIAJES QUE SE ALARGAN DEMASIADO

La trampa eléctrica del coche alquilado: "Me pasé el puente tirada en polígonos industriales"

Las empresas de 'rental car' ofrecen vehículos eléctricos sin avisar a los clientes de que se necesita cierto conocimiento para manejarlos

Foto: Foto: Getty/Picture Alliance/Bernd Thissen.
Foto: Getty/Picture Alliance/Bernd Thissen.
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Como tantos otros jóvenes de las grandes ciudades, Aida Dos Santos no tiene coche. Usa el transporte público para sus desplazamientos diarios y, cuando quiere hacer un viaje, recurre a las flotas en alquiler. El pasado puente de la Hispanidad alquiló uno para irse unos días a Murcia con su pareja. A diferencia de otras veces, tuvo que conformarse con uno eléctrico, ya que todos los demás estaban reservados.

"Me dieron un Fiat 500. Salía un poco más caro, pero creí que lo compensaría por el precio de la gasolina", dice Dos Santos a este periódico. "Y también quería probar cómo es un coche 100% eléctrico. La experiencia fue nefasta".

Aida lamenta que los días de relax que iba a pasar junto al mar mutaron en largas estancias en aparcamientos de centros comerciales y polígonos industriales. "Tuve que parar por primera vez en Honrubia, Cuenca, cuando solo llevaba 170 kilómetros. Allí descubrí que cada proveedor de electricidad es de una empresa distinta y para usarlo tienes que bajarte y darte de alta en su aplicación", explica. "Y también que muchos de los puntos de carga precisan de que el cliente lleve su propia manguera".

A la vuelta, más de lo mismo. "Iba a 120 km/h y el coche me recordaba que tenía que ir a 80, que es una velocidad muy baja para ir en carretera. Eso es porque, a partir de esa velocidad, la batería vuela. Vamos, que cada adelantamiento a un camión eran varios minutos que le recortaba al repostaje", dice la joven. "Para colmo, cuando quedaba poca batería, se apagaba el aire acondicionado: pasamos muchísimo calor".

Otro problema con el que se encontró la pareja es la falta de electrolineras. En España hay en torno a 21.000, la mitad de las que el sector del automóvil considera el mínimo necesario, y están muy mal repartidas. Abundan en las afueras de las grandes ciudades y en la costa, pero apenas hay en lo que conocemos como España vacía. Para explicarlo, aluden a la Ruta del Románico, que pasa por varios pueblos de Ávila, Segovia, Soria y Palencia. "Ese camino, da igual el eléctrico que tengas, lo acabas con el coche en el arcén", afirman fuentes del sector.

"Ecoansiedad es no saber si te vas a quedar tirado con el coche en mitad de la carretera"

Incluso en un viaje por la A-3 hay que planificar las paradas. "La batería bajaba mucho con la velocidad y teníamos que buscar un punto de carga más cercano, que luego podía estar lleno o no funcionar, como pasa con muchos. En muchos momentos pensé que no llegábamos, que nos quedábamos tirados en mitad de la carretera. Ahora que se habla tanto de la ecoansiedad: ¡esto es ecoansiedad, no saber si vas a llegar al punto de carga!", lamenta Dos Santos. "Porque iba mi pareja mirando las distintas aplicaciones y coordinando dónde parar... Si hubiera ido sola, no sé cómo lo habría hecho".

Al regresar a Madrid, a Aida no le salían las cuentas. La electricidad le había costado casi lo mismo que el carburante, en torno a 42 euros por trayecto, a cambio del doble de paradas para repostar. Aunque le permitió conocer lugares singulares, como el polígono de Honrubia, el Ikea de Cartagena o los centros comerciales de Albacete, a la conductora no le compensó la experiencia de emisión cero. "No voy a repetir, eso seguro. Estoy muy agradecida a mi psicóloga, gracias a su trabajo pude contener los ataques de ira y ansiedad".

Un problema común

El de Aida no es un caso aislado, sino parte de una tendencia que arrancó tras la pandemia y se ha intensificado este año: como se puede ver en las redes sociales, cada día más agencias de alquiler colocan sus coches eléctricos sin advertir de sus limitaciones. Parte del fenómeno procede de que algunas comunidades autónomas, como Valencia o Baleares, obligan a tener un porcentaje de vehículos de emisión cero a todas las agencias de alquiler. Esto incide en las cuentas de la empresas, en tanto que son vehículos con una tasa de alquileres del 40%, cuando al menos necesitarían un 75% para no perder dinero.

"En este caso, el Fiat 500 es un coche eminentemente urbano, que no sirve para viajes tan largos", consideran fuentes del sector del automóvil. "Es sangrante que no se advierta de que se necesita cierta experiencia para conducir coches eléctricos, además de conocer dónde están los puntos de carga, cuánta potencia entrega cada uno... no simplemente puedes entregarle las llaves a un cliente y desearle suerte".

Algunas comunidades obligan a tener un porcentaje de vehículos eléctricos a las agencias

A Aida no solo no la avisaron, sino que le aseguraron que la autonomía del coche era de 286 kilómetros. Por lo tanto, solo tendría que repostar una vez en el viaje. "No era verdad. Antes de llegar a Murcia, en Cieza, tuve que volver a parar. Y resulta que las electrolineras tienen distinta potencia, de modo que en una puedes tardar dos horas y en otra, más de cuatro. En resumen, que tardé casi el doble de lo normal en llegar a Murcia".

Peor fue el caso de este vecino de Zamora, que alquiló un Audi A3 e-tron en el aeropuerto de Madrid en septiembre. "Es el único que quedaba", explica en un vídeo que compartió por Twitter. "Ya me costó llegar hasta Zamora con él, porque me dijeron que tenía 400 kilómetros de autonomía y no me llegó a los 300, pero es que después, en un trayecto de 65 kilómetros, el coche decía que tenía batería para 150 y me dejó tirado a mitad de camino", explica desde el arcén, mientras espera la grúa.

Para Juan Luis Barahona, presidente de la patronal de agencias de alquiler, se trata de "casos puntuales" que son consecuencia de la falta de infraestructura. "Las grandes asignaturas pendientes de nuestro país es el impulso de la electrificación y su impacto y peso en el mercado español. La actual infraestructura de recarga pública continúa siendo débil y, a pesar de los grandes esfuerzos del conjunto de la cadena de valor e industria por hacer de la electrificación una gran realidad, es necesario que estos vayan acompañados de políticas y acciones tangibles", explica a este periódico.

Barahona sostiene que las agencias de alquiler seguirán apostando por el vehículo eléctrico "a medida que también lo vayan haciendo las infraestructuras, políticas y herramientas, para, así, ir todos en línea hacia una movilidad cero y libre de emisiones".

Como tantos otros jóvenes de las grandes ciudades, Aida Dos Santos no tiene coche. Usa el transporte público para sus desplazamientos diarios y, cuando quiere hacer un viaje, recurre a las flotas en alquiler. El pasado puente de la Hispanidad alquiló uno para irse unos días a Murcia con su pareja. A diferencia de otras veces, tuvo que conformarse con uno eléctrico, ya que todos los demás estaban reservados.

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