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Del tío bueno al buen tío: el fenómeno 'woke' desata una guerra civil entre los gurús del ligue
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O CÓMO 'THE GAME' CAYÓ EN DESGRACIA

Del tío bueno al buen tío: el fenómeno 'woke' desata una guerra civil entre los gurús del ligue

El empoderamiento de la mujer alcanza incluso a los colectivos más misóginos, cuyo discurso sufre un fuerte rechazo entre los hombres jóvenes

Foto: Neil Strauss, autor de 'The Game', la biblia de los gurús del ligue. (Corbis)
Neil Strauss, autor de 'The Game', la biblia de los gurús del ligue. (Corbis)
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En 2004, Neil Strauss abandonó su puesto en The New York Times para publicar la biografía de la actriz porno Jena Jameson. En el proceso conoció a los pick up artists (PUA), o gurús del ligue, una subcultura masculina basada en el desarrollo de técnicas de seducción con las mujeres. Strauss se implicó a nivel personal: era por entonces un hombre soltero, sin demasiado atractivo físico, que a menudo era rechazado en sus acechanzas sexuales. "Yo era un tipo de 1,67, calvo y bastante friki, que no perdí mi virginidad hasta bien entrados los veinte", se describía a sí mismo.

Strauss comprendió que su caso era una gota de agua en el océano. Conoció a tantas personas en su misma situación que se lanzó a escribir The Game (ReaganBooks, 2005), un libro que a la postre se convertiría en la biblia de los gurús del ligue por todo el mundo. En esencia, la obra narra la transformación de un perdedor, el propio Strauss, en una persona con gran éxito entre las mujeres, mediante el uso de técnicas como el negging, que consiste en realizar comentarios negativos para destruir la confianza de la mujer, o el cavemanning, una escalada de contacto físico con fines intimidatorios.

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The Game vendió 3 millones de copias y no solo sirvió para retratar a la comunidad, sino que produjo el boom de los PUA a nivel mundial. Millones de hombres con dificultades para relacionarse, en su mayoría incels, se empoderaron gracias a las enseñanzas de Strauss, que identificaba a la mujer como el origen de todos sus males, ya que, en teoría, anteponía la seguridad financiera y el atractivo físico a otras cuestiones de mayor calado.

A lo largo de una década, los gurús del ligue han hecho fortuna convirtiendo la frustración del hombre en odio hacia la mujer. Se concibe al sexo opuesto como un adversario al que se debe engañar con el objetivo de conseguir una relación física. Las siguientes frases están extraídas de seminarios online impartidos en España:

— "Busca por la discoteca a un grupo de mujeres que estén con un hombre. Acércate a saludar al hombre, aunque no le conozcas. Por arte de magia, cuando te vayas, alguna de esas mujeres se acercará a su amigo y le preguntará si estás disponible".

— "Alquila un buen coche y apárcalo en la puerta de la discoteca. Las mujeres dicen que no les importa el estatus económico: eso es mentira. Un cochazo te ayudará más a ligar que toda la empatía del mundo".

— "Nunca desperdicies una oportunidad de follar en la primera cita. Follar te protege. Follar te presenta como una opción sexual para ella, de modo que no podrá friendzonearte. Créeme, no quieres ser ese imbécil que le paga las cañas antes de irse a follar con otro".

— "Cuando te guste una chica, acércate y habla con su amiga. Liga con ella descaradamente. Que la otra vea que tú mandas, que tienes el control, que si quieres puedes follarte a las dos, pero decides quedarte solo con la que te gusta. Sentirá que ha recibido un regalo".

— "Las mujeres dicen que quieren a un hombre comprensivo, colaborador y empático: eso no es verdad. Lo que realmente quieren es al empotrador, al macho alfa que esté dispuesto a desatar sus instintos sexuales y hacerlas sentir una mujer".

Poco a poco, la comunidad se le fue de las manos a Strauss. Contra su voluntad, aunque aprovechando el tirón para lanzar un segundo libro, los gurús del ligue norteamericanos se articularon en grupos ultraderechistas con un discurso centrado en la supremacía del hombre blanco sobre cualquier otro grupo humano. Demasiado para un periodista de la Costa Este, más cercano a los demócratas que a los republicanos, que pretendía seguir publicando en medios nacionales.

Fin del juego

Su respuesta llegó en The Truth: An Uncomfortable Book About Relationships (Dey Street Books, 2015), una obra en la que Strauss, ahora casado y con un hijo, se desmarcaba del fenómeno desatado con The Game. "Nunca quise iniciar un movimiento con aquel libro. Tan solo quise contar cómo era esa subcultura desde un punto de vista personal, de alguien que tenía dificultades para ligar. Hoy leo ese texto desde otra posición y me avergüenzo de él", explicó el periodista en la presentación de The Truth.

Como si Alá se apareciese una mañana para mofarse del Corán, de un día para otro los gurús del ligue vieron deslegitimados sus métodos (y, por tanto, su fuente de ingresos). "Hay dos tipos de coaches: los dating coaches, que se enfocan a ligar, y los love coaches como yo, que intentamos que las personas consigan relacionarse a largo plazo, con una conexión a otro nivel", dice Remedios Gomis, presidenta de la Asociación Española de Love Coaching. "Desde la publicación de The Game hasta más o menos la pandemia, los dating coaches eran amplia mayoría en España. Tenían un mensaje más directo, prometían resultados a corto plazo... pero poco a poco este relato ha ido perdiendo fuerza, muchos lo consideran demasiado agresivo. Ahora somos muchos más love coaches que dating. El cliente tipo ya no es el veinteañero que quiere aprender trucos, sino el cuarentón divorciado que está interesado en comprender qué es lo que necesita una mujer en una relación".

"Desde la madurez emocional, Strauss se ha dado cuenta de que su método es inválido"

Para Gomis, que suma 40 años de experiencia en el sector, el repudio a The Game ha sido clave. "Es un libro que ni pude terminar de leer, me pareció un insulto a la mujer. Se nota que el autor lo escribió en una época en la que estaba obsesionado por ligar y ahora, desde una mayor madurez emocional, se ha dado cuenta de que todo su método es inválido".

Este periódico ha intentado recabar la opinión de varios dating coaches sin éxito. Se consideran víctimas "del totalitarismo woke" y prefieren mantenerse fuera de los focos. "No necesitamos publicidad. Quien nos quiera encontrar, lo hará", responde uno de ellos a El Confidencial.

"Yo he acudido a varios de esos cursos y te puedo asegurar que siguen existiendo", explica el coach David Rica. Más centrado ahora en las facetas psicológicas y el autoconocimiento, Rica conoció de primera mano que las soluciones de The Game no sirven. "Empecé a ir en una época en la que estaba deprimido. Estaba rodeado de personas que parecían informáticos, con gafas y pinta de nunca haber hablado con una mujer, y el centro de toda enseñanza era la manipulación. Nos enseñaban a retocar las fotos, a usar frases enlatadas con las mujeres, a entrar a las mujeres en plena calle... y todo aquello me chirriaba desde el primer momento, pero estaba tan mal, que cualquier cosa me hacía estar un poco mejor", dice el coach.

"Ligar más no acabó con mis problemas, sino muchos años de terapia psicológica"

He aquí el quid de la cuestión: ¿hasta qué punto el negocio consiste en monetizar la frustración sexual de las personas? "Consiste exactamente en eso, en explotar la vulnerabilidad de personas que necesitan cariño", dice David Rica. "Allí todos éramos hombres desesperados por ligar, gente con traumas de la infancia, sobre todo de la relación con sus padres, incapaces de encontrar respuestas. Porque ligar no es la panacea: una vez que lo conseguí, vi que aquello no solucionaba nada. Los problemas que me habían llevado a la depresión seguían ahí y necesité trabajarlos durante años de terapia".

Hoy, Rica se enfoca en el trasfondo psicológico de la frustración sexual y recibe a muchos rebotados de los gurús del ligue. Les dice cosas como que la necesidad de seducir al mayor número de mujeres posible viene de un déficit de cariño de sus padres, o que una relación que se consiga fingiendo ser quien no eres, no vale la pena. Son las nuevas reglas del juego woke, que todavía muchos no entienden. "Estamos detectando últimamente cierto miedo en los hombres a acercarse a las mujeres por la ley 'solo sí es sí'. Sé que es una ley hecha con la mejor intención, pero está calando la idea de que es peligroso acercarse a una mujer porque, si las cosas van mal, puedes acabar teniendo un problema legal".

En 2004, Neil Strauss abandonó su puesto en The New York Times para publicar la biografía de la actriz porno Jena Jameson. En el proceso conoció a los pick up artists (PUA), o gurús del ligue, una subcultura masculina basada en el desarrollo de técnicas de seducción con las mujeres. Strauss se implicó a nivel personal: era por entonces un hombre soltero, sin demasiado atractivo físico, que a menudo era rechazado en sus acechanzas sexuales. "Yo era un tipo de 1,67, calvo y bastante friki, que no perdí mi virginidad hasta bien entrados los veinte", se describía a sí mismo.

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