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Viaje por los cuatro reinos de la manosfera: una guerra en la que el enemigo son las feministas
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EL CUARTEL DE LA MISOGINIA EN LA RED

Viaje por los cuatro reinos de la manosfera: una guerra en la que el enemigo son las feministas

Nació hace varias décadas como un fenómeno limitado al ámbito anglosajón, pero, con la aprobación de leyes feministas en los últimos años, la manosfera avanza cada día en España

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De la manosfera, ese reducto de la red alimentado por la misoginia, se han escrito cientos de artículos en los últimos años. Una buena parte de ellos peca de una aproximación excesivamente teórica de la cuestión, señalándola como una comunidad homogénea de hombres que odian a las mujeres, a menudo sin dar voz a los amotinados. Sin embargo, siempre por debajo del radar de la opinión pública, la manosfera ha ido creciendo y, sobre todo, generando un corpus ideológico complejo que marca fuertes diferencias entre grupos. Así, hoy es más habitual el odio entre subculturas que se presumen hermanas que contra la mujer, a la que han ido relegando a un segundo plano.

Esta es una crónica por los cuatro reinos de la manosfera, donde conviven divorciados, seductores y potenciales terroristas, que dibuja el mapa de un fenómeno que nació hace décadas en Estados Unidos y que está creciendo en España de la mano de la aprobación de las leyes feministas.

Activistas por los derechos de los hombres (MRM o MRA)

Los activistas por los derechos de los hombres son el más veterano de los grupos de la manosfera y también el más visible. Surgen a principios de los 70 como respuesta a los movimientos feministas con una postura crítica ante el análisis que señala la hegemonía masculina y los tintes patriarcales de la sociedad. Creen que el avance del movimiento feminista oprime a los hombres e intentan combatirlo desde el frente legal. En España, Vox es el partido que ha recogido sus demandas desde que llegaron al Congreso. Incluso la escindida Macarena Olona le dedicó el acto fundacional de su plataforma a los MRA, con frases como "el hombre no mata, mata el asesino" o "están obligando a los hombres a mantener relaciones sexuales con una cámara para no ser denunciado". Es un grupo heterogéneo que engloba desde hombres que dicen haber sido denunciados por violencia doméstica en falso hasta quienes niegan por completo la existencia del machismo. Sin embargo, el perfil más común, por aceptado socialmente, es el del padre divorciado que ha perdido la custodia de sus hijos.

Foto: Una de las imágenes más populares en estos foros, acompañada por el mensaje "esto es lo que me pasa cuando entro en una fiesta".

George Temperley es el pseudónimo de un psicólogo nacido en Argentina y afincado hace décadas en España. Está especializado en tratar a hombres con problemas relacionados con la misoginia, lo que le ha llevado a visitar foros y adentrarse en la manosfera, con cuyos postulados comulga en cierta medida. "Tengo varios clientes MRA y el patrón común en ellos es que han pasado por un trauma familiar, lo que hace que su nivel de rabia, sobre todo en los primeros años, sea muy alto", dice a este periódico. "Han sufrido un divorcio, la pérdida de la custodia, un juicio por violencia de género... Han visto cómo su pareja se servía de la ley para arrebatarles a sus hijos y encima sacarles dinero. Ven la Ley de Divorcio como un matadero de hombres. No hay más que ver el caso de la mujer que ha asesinado a su hijo en Cáceres. Ahí tienes a un padre que se va a convertir inmediatamente en un MRA... en el mejor de los casos".

"Los activistas por los derechos del hombre suelen venir normalmente de una experiencia traumática con su pareja"

Para Temperley, que ha publicado varios entornos teóricos de las nuevas masculinidades, la manosfera no surge del avance del feminismo per se, sino de la creación de los anticonceptivos: "En la década de los 60 se introduce la píldora anticonceptiva femenina, que otorga a las mujeres el 100% del control de la reproducción", explica. "Esto hace que los hombres ya no tengan voz a la hora de reproducirse: se hace cuando y como ellas quieran. Se rompe así el mecanismo social que empareja al hombre y a la mujer, entregándolas a ellas a una promiscuidad que no saben controlar. A menudo descubren, superados los 30 años, que su etapa fértil está acabando y les llegan las prisas por procrear, pero ya es tarde, porque los hombres de su entorno han perdido el interés".

Sin mencionarlo, Temperley hace referencia al body count, una teoría machista que postula que los hombres rechazan como parejas a las mujeres que han tenido muchos contactos sexuales. Es un mantra común en los cuatro grupos de la manosfera y su uso se ha extendido entre los jóvenes, que lo han adoptado como un reto viral. El problema radica en que, mientras que para las mujeres un número alto se considera perjudicial, en el caso de los hombres se luce como una medalla.

Pick up artist (PUA)

Esto nos lleva al segundo grupo de la manosfera: los artistas de la seducción o PUA. Son hombres con un elevado body count que enseñan a otros hombres cómo ligar, a menudo por dinero, en sesiones de coaching. Obtienen su nombre del libro How to pick up girls, editado en 1970, una obra que pretende adaptar la masculinidad al nuevo feminismo. El texto gira en torno a la idea de que los hombres que no tienen pareja no es por su atractivo sexual, sino porque no conocen las motivaciones reales de las mujeres tras el cambio de roles. Promueve la idea de que el good guy, que escucha y comprende a la mujer, tiene más futuro que el bad guy, que solo intenta impresionarla con alardes de masculinidad caduca.

A lo largo de los años 90, la empatía y el agasajo como medios para seducir a las mujeres van siendo poco a poco refutados. Es el cómico Ross Jeffries quien establece las bases del movimiento PUA moderno, empleando las técnicas de la programación neurolingüística (PNL) para obtener parejas sexuales rápidamente. De sus teorías nació el foro Fast Seduction 101, uno de los más antiguos de internet, que sigue siendo el epicentro del movimiento a nivel mundial. Hoy, el movimiento PUA es público y está fuertemente mercantilizado, articulado en cursos de autoayuda y decálogos de técnicas de seducción que reflejan a la mujer como un objeto pasivo, abordable mediante una serie de resortes psicológicos.

Esto les ha generado una relación de amor/odio con otro grupo de la manosfera, los incels, que por una parte les ven como los machos alfa necesarios para hallar el camino al éxito sexual y, por la otra, como unos aprovechados que venden consejos que no son de aplicación universal. También cuentan con el desprecio general de los MGTOWS, ya que creen que los PUA centran su filosofía en la aprobación de la mujer. En España, los PUA más famosos son Domenech, Mario Luna o Álvaro Reyes.

A diferencia de los MRA, los PUA no buscan cambiar la sociedad, sino adaptarse a la situación para sacar provecho. "Los PUA son los que tienen una aproximación política más liberal de la manosfera, basada en el logro individual, la autosuperación, el esfuerzo… Son personas percibidas con éxito social, a menudo son votantes de partidos moderados y mayoritarios como PP o el PSOE", afirma la investigadora de la Universidad Carlos III Elisa García-Mingo, coautora del informe Jóvenes en la manosfera (PDF). "Tendemos a creer que las subculturas de la manosfera son homogéneas, donde todos son amigos y cercanos a la ultraderecha. Eso es una imagen distorsionada: cercanos a la ultraderecha solo son los MRA y una parte de los incel, mientras que entre ellos hay grandes diferencias culturales y choques constantes".

Para el psicólogo Temperley, la clave de estos enfrentamientos está en el momentum: "Los hombres llegan a los foros de la manosfera cuando les ha sucedido algo malo, normalmente en la segunda fase del duelo, la de la ira. Por eso tienen conflictos con el resto de hombres, porque buscan explicaciones al hecho de que su estructura vital se haya venido abajo, cuando lo único que tienen en común con el resto de la manosfera es la red pill".

Hombres siguiendo su propio camino (MGTOWS)

La red pill o píldora roja es una referencia de la infausta película Matrix. En un momento del filme, Lawrence Fishbourne le ofrece a Keanu Reeves dos píldoras, una azul y una roja. Si toma la azul, volverá a su vida normal, embebida en una simulación informática que mantiene esclavizada a la humanidad. Si, por el contrario, toma la píldora roja, tomará conciencia de la realidad, lo que inevitablemente le empujará a combatir al opresor.

La manosfera se vale de esta secuencia para explicar una presunta sociedad ginocentrista de la que solo se puede ser consciente liberándose del aprendizaje social adquirido, normalmente a través de una experiencia traumática con la pareja. Una vez tomada la píldora roja, los hombres pueden optar por una postura negociadora, como los MRA, por una utilitarista (PUA) o por posturas más radicales, como las que defienden los MGTOWS. "La teoría también habla de una píldora intermedia, la purple pill, que es una mezcla de la roja y la azul: son hombres aceptan la preponderancia del ginocentrismo, pero que consideran que no todas las mujeres son iguales", apunta Temperley.

MGTOW (pronunciado migtou) es el acrónimo de men going their own way. Es un grupo joven, hijo de nuestro siglo, que propugna que todo lo negativo que les sucede a los hombres tienen origen en las mujeres. Así, estas personas buscan centrarse en el desarrollo físico, profesional y emocional propio, sin el menor contacto con el género femenino. Se saben más radicales que los anteriores grupos, de modo que en muy pocas ocasiones revelan su identidad. "Los MGTOW tienen una filosofía como un desarrollo muy importante detrás. Están en un repliegue muy importante, como los incel, que tiene que ver con el despertar de una masculinidad épica, en la que no se hacen concesiones de ningún tipo. Los más radicales reniegan incluso de la masturbación o el pago de impuestos", explica la investigadora García-Mingo.

"Creer que los MGTOW son una especie de incel es un error", dice Temperley. "Tengo varios pacientes MGTOW y te puedo asegurar que, por su aspecto, son los típicos que entran a una discoteca y se quedan con las miradas de muchas mujeres. No tienen relación con las mujeres, como los incel, pero, a diferencia de ellos, es porque eligen no tenerlas". En los grupos de MGTOW apenas se habla de mujeres, a las que se refieren como "seres de luz" en tono sarcástico: los temas preferidos son las inversiones, las criptomonedas, el gimnasio y, en definitiva, cualquier cuestión relacionada con el desmantelamiento del estado del bienestar.

En los MGTOW conviven muchas subculturas. Algunos defienden que el único contacto sexual aceptable es con prostitutas, para eliminar el componente emocional, mientras que otros lo consideran una aberración, en tanto que se sigue dependiendo de la mujer, con el agravante del pago. Hay grupos que se definen como heterosexuales, pero favorecen las relaciones sexuales con hombres por puro activismo. Siguiendo esta línea hasta el extremo, se venden bebés de silicona que, introducidos por el ano, permiten a los antimujeres recrear los dolores de un parto.

placeholder Los bebés de silicona que se venden para MGTOW, ofertados en distintos tamaños.
Los bebés de silicona que se venden para MGTOW, ofertados en distintos tamaños.

Célibes involuntarios (incels)

Nadie decide ser incel. Los miembros de esta subcultura, bautizada con la contracción de INvoluntary CELibate, querrían tener relaciones con mujeres, pero son rechazados. Esta circunstancia, según su relato, les conduce a un marco nihilista, convencidos de cargar con una genética poco atractiva contra la que poco o nada pueden hacer. Ser incel es un castigo a varios niveles, ya que a menudo son objeto de mofa por el resto de la sociedad. Ni siquiera encuentran apoyo dentro de la manosfera: los MRA los ignoran y los PUA y los MGTOW los desprecian.

Se les relaciona con la píldora negra, que a grandes rasgos impugna el sistema y anhela su destrucción. De ahí que en numerosas ocasiones, sobre todo en Estados Unidos, los incel hayan protagonizado ataques terroristas contra sus compañeros de instituto o de trabajo. "Estoy en varios grupos de incel en los que se consideran a sí mismos infrahumanos. Son personas muy desgraciadas, destruidas en su interior, con graves problemas psicológicos. No solo odian a las mujeres, también a los hombres y a ellos mismos", dice Temperley. "Yo los considero seres humanos desconfigurados. Uno puede coger un arma y liarse a tiros, sí, pero en su mayoría son personas bloqueadas, escondidas y terriblemente acomplejadas, inofensivas para nadie que no sea él mismo".

Los incel son invisibles para el resto de la sociedad. Se ocultan en foros cerrados donde se comunican con un lenguaje incomprensible para el extraño: se emplean con frecuencia expresiones como chad, braincel, tyrone o sui, siendo esta última acepción un diminutivo de "suicidio", una alternativa siempre presente en los foros incel.

Bruno es un opositor de 26 años de Málaga que se define como incel. Visita foros como esBlackPill o los hilos de Reddit dedicados en busca de soluciones su "problema sexoafectivo". Acepta hablar con este periódico siempre que se respete su anonimato y la literalidad de sus respuestas.

PREGUNTA. ¿Por qué te consideras incel?

RESPUESTA. Lo primero que hay que aclarar es que yo no soy virgen. La mayoría de los incel hemos tenido relaciones sexuales, pero nos es más difícil que al resto, porque lo que nos han enseñado es mentira. El aspecto físico es lo más importante que hay: los padres tratan mejor a sus hijos guapos e igual pasa con las mujeres, a las que no les interesa la personalidad tanto como el aspecto. Esto no lo digo yo, está publicado en cientos de investigaciones científicas.

P. ¿Por qué parte de tu físico crees que te rechazan las mujeres?

R. La mandíbula, la altura y mi cuerpo en general, que no está musculado.

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P. ¿Te han rechazado las mujeres por esto expresamente?

R. No necesito que me digan lo que sé.

P. ¿Cuándo fue tu última relación con una mujer?

R. A finales de 2020, a la salida de la pandemia. Ella buscaba un (macho) alfa.

P. ¿Odias a las mujeres?

R. No, pero muchas de ellas me odian a mí solo por mi aspecto.

P. ¿Para qué visitas los foros incel?

R. Para mejorar a nivel físico. Compartimos consejos para mejorar nuestro aspecto correctamente. Por ejemplo: un cuello grueso o una barba poblada atraen a las mujeres, está demostrado, y son cambios que se pueden lograr en poco tiempo. Vivimos en una sociedad donde el lookismo es más importante que la inteligencia.

Foto: La elección de Neo: ¿quieres saber la verdad o no?

P. ¿Son peligrosos los incel?

R. Los hay peligrosos y los hay no peligrosos. La desesperación y la búsqueda de soluciones puede llevarte a caminos peligrosos, como el nazismo o el comunismo, que es igual o peor.

P. ¿Te consideras neonazi?

R. No, pero tampoco lo critico. Es una alternativa errónea en mi opinión.

P. ¿Querrías dejar de ser incel?

R. Claro. A ver, yo no soy incel en mi vida diaria. Estudio una oposición de alto rango y tengo un grupo de amigos sano. Lo que pasa es que soy consciente de que mi aspecto me hace poco atractivo e intento hackearlo.

Foto: Pauline Harmange (@DELPORTE)

P. ¿Qué opinas del terrorismo incel?

R. Que es una mierda que viene de Estados Unidos y no tiene nada que ver con España. Una forma más de criminalizarnos. No voy a seguir contestando a tus preguntas. Gracias.

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"El discurso incel está errado. Creen que todo está perdido por una cuestión genética. Dicen: como a mí me va mal, haré lo posible porque a los demás también les vaya mal", argumenta el psicólogo. "Por mi experiencia, son personas incultas, racistas y totalitarias, con un sistema de creencias roto. Muchos de mis pacientes incel me dicen que no ligan por su aspecto, sin darse cuenta de que hay otros factores, como el dinero y el estatus social, que son igual de importantes. Para ligar hay que tener dos de tres, no es necesario ser perfecto".

"Tendemos a pensar que la manosfera está llena de locos machistas, cuando lo que deberíamos intentar es comprender sus razones", dice Elisa García-Mingo. "Hemos detectado partes del discurso incel en jóvenes españoles que en principio no pertenecen a esta cultura. Como investigadora, entiendo perfectamente el descontento social, así que nuestra labor como sociedad debe ser intentar que no se canalice de estas formas tan tóxicas. Los jóvenes están encontrando en las culturas de la manosfera algo que no son capaces de darles sus amigos ni la universidad".

"En nuestra sociedad, más abierta que, por ejemplo, las nórdicas, triunfan más los PUA que los incels. Pero eso no significa que no tengamos que dedicar recursos policiales a la detección de la radicalización incel, como sucede en Dinamarca o Suecia, porque es un fenómeno con un peligro hipotético que estamos ignorando", concluye la investigadora.

De la manosfera, ese reducto de la red alimentado por la misoginia, se han escrito cientos de artículos en los últimos años. Una buena parte de ellos peca de una aproximación excesivamente teórica de la cuestión, señalándola como una comunidad homogénea de hombres que odian a las mujeres, a menudo sin dar voz a los amotinados. Sin embargo, siempre por debajo del radar de la opinión pública, la manosfera ha ido creciendo y, sobre todo, generando un corpus ideológico complejo que marca fuertes diferencias entre grupos. Así, hoy es más habitual el odio entre subculturas que se presumen hermanas que contra la mujer, a la que han ido relegando a un segundo plano.

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