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Marruecos logra que la Eurocámara borre al Sáhara Occidental de su informe de DDHH
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Marruecos logra que la Eurocámara borre al Sáhara Occidental de su informe de DDHH

Los socialistas españoles maniobraron para trocear el voto sobre una enmienda de dos eurodiputados y omitir una mención a la ocupación del territorio y de Palestina

Foto: Sesión del Parlamento Europeo, el 28 de febrero. (REUTERS / Johanna Geron)
Sesión del Parlamento Europeo, el 28 de febrero. (REUTERS / Johanna Geron)

La diplomacia de Marruecos se movilizó con éxito esta semana para impedir que el informe anual sobre Derechos Humanos y Democracia en el Mundo, que elabora el Parlamento Europeo, contuviera una sola mención al Sáhara Occidental, la antigua colonia española bajo control marroquí. Para alcanzar ese objetivo contó con la ayuda del grupo socialista en la Eurocámara y, sobre todo, del eurodiputado español Nacho Sánchez Amor, coordinador del subcomité de derechos humanos y encargado de redactar y presentar el informe anual.

En vísperas de esa votación, decenas de eurodiputados, quizás centenares, recibieron en sus correos electrónicos cartas prácticamente idénticas de los embajadores de Marruecos acreditados en sus respectivos países. Les instaban a rechazar una enmienda presentada por dos eurodiputados españoles, Miguel Urbán (Anticapitalistas) y Manu Pineda (Izquierda Unida) en nombre de su grupo. Ambos están adscritos al Grupo Confederal de Izquierda Unitaria Europea, más conocido como The Left.

En esa enmienda se solicitaba al Parlamento Europeo, entre otras cosas, que "prestase especial atención a la situación de los derechos humanos en los territorios ocupados ilegalmente, incluidos los casos de ocupación prolongada, como Palestina y el Sáhara Occidental".

"Me gustaría expresarle mi confianza inquebrantable en que usted aboga por una perspectiva equilibrada, oponiéndose a esta enmienda carente de fundamento que haría más daño que bien, cuando las instituciones de la UE y Marruecos están desarrollando esfuerzos sustanciales para fomentar la confianza mutua y el entendimiento", escribió Khadija Rouissi, la embajadora marroquí en Copenhague, a los eurodiputados socialdemócratas daneses. Otros correos casi idénticos fueron enviados por otros embajadores a otros miembros de la Eurocámara.

placeholder Una de las cartas enviadas por distintas embajadas de Marruecos en varias capitales europeas a eurodiputados
Una de las cartas enviadas por distintas embajadas de Marruecos en varias capitales europeas a eurodiputados

Las enmiendas presentadas el jueves por The Left al informe anual empezaron teniendo un éxito inesperado. La número 24, por ejemplo, que aboga por "un alto el fuego inmediato en Gaza", fue aprobada por los pelos, por 265 votos a favor, muchos de ellos socialistas, y 263 en contra. Hasta ese día, la Eurocámara solo apostaba por las "pausas humanitarias" que, al concluir, supondrían una reanudación de la guerra. "Hoy hemos conseguido una pequeña victoria", subrayó Miguel Urbán.

Pero después tocó votar la enmienda 25 y ahí se torció todo para The Left. Los socialistas, encabezados por Sánchez Amor, solicitaron votar la enmienda en dos partes. La primera incluía el texto, pero quitando las palabras "como Palestina y el Sáhara Occidental". La segunda votación sería solo sobre estas seis palabras. Si se hubiese votado en bloque tenía alguna posibilidad de ser aprobada por el pleno.

Arrastrados por los socialistas, 386 eurodiputados, entre ellos la mayoría de los liberales del grupo Renew y del Partido Popular Europeo, se pronunciaron a favor de borrar de la enmienda las referencias a Palestina y, sobre todo, al Sáhara Occidental. A favor de mantenerlas votaron 110 diputados, de The Left y de Los Verdes, mientras que 24 se abstuvieron.

Los antecedentes

El ala española de los socialistas europeos en el Parlamento Europeo no ha respondido a las preguntas sobre los motivos que le incitaron a pedir un voto fraccionado de esa enmienda. La explicación pasa, probablemente, por las gestiones de la diplomacia marroquí. 14 meses después de que estallase el llamado Moroccogate, una trama de corrupción en la Eurocámara para defender los intereses marroquíes, la diplomacia del reino alauí sigue ejerciendo la misma influencia que antes del escándalo.

No es la primera vez que los socialistas españoles se baten el cobre para ayudar a Marruecos. Cuando los dos gobiernos estaban en plena crisis, en octubre de 2021, la dirección del grupo socialista en el Parlamento Europeo, que ostenta la española Iratxe García, pidió por correo a sus diputados que respaldasen a la candidata de Vox, la expresidenta boliviana Jeanine Áañez, al premio Sájarov de derechos humanos. El objetivo era impedir que la activista saharaui Sultana Khaya resultase finalista al galardón, algo que consiguieron.

Más recientemente, el 19 de enero de 2023, solo los socialistas españoles y la extrema derecha francesa del Reagrupamiento Nacional se opusieron a una resolución que instaba a Marruecos a poner en libertad a sus presos de conciencia empezando por los tres influyentes periodistas que cumplen largas condenas. Preguntado ese día en Barcelona por los motivos del voto de sus correligionarios en la Eurocámara, el presidente Pedro Sánchez contestó que había "algunos aspectos" de la resolución con los que no estaban conformes, pero no dio más detalles. Los socialistas españoles no presentaron ninguna enmienda cuando se tramitó la resolución.

En aquella ocasión no hubo correos marroquíes para presionar a los eurodiputados del PSOE, pero sí llamadas telefónicas del ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, a su homólogo español, José Manuel Albares, según fuentes diplomáticas. Le dejó caer que la cumbre entre los gobiernos español y marroquí, convocada en Rabat para el 1 y 2 de febrero de 2023, corría peligro si la votación era hostil a los intereses marroquíes. No lo fue.

La diplomacia de Marruecos se movilizó con éxito esta semana para impedir que el informe anual sobre Derechos Humanos y Democracia en el Mundo, que elabora el Parlamento Europeo, contuviera una sola mención al Sáhara Occidental, la antigua colonia española bajo control marroquí. Para alcanzar ese objetivo contó con la ayuda del grupo socialista en la Eurocámara y, sobre todo, del eurodiputado español Nacho Sánchez Amor, coordinador del subcomité de derechos humanos y encargado de redactar y presentar el informe anual.

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