Argelia canceló el viaje de Albares cuando el ministro anunció que no hablaría del Sáhara Occidental

Las autoridades argelinas cancelaron, horas antes de su inicio, la primera visita a Argel del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, porque este exigió que las conversaciones no incluyesen el conflicto del Sáhara Occidental, antigua colonia española, según fuentes conocedoras de la preparación de ese frustrado viaje.

La Oficina de Información Diplomática del ministerio informó, el domingo 11 por la noche, que el desplazamiento de Albares había sido aplazado por problemas de agenda por parte argelina. Otras fuentes oficiosas indicaron que el presidente argelino, Abdelmajid Tebboune, no estaba dispuesto a recibir al huésped español, en contra de lo que suele ser habitual cuando un ministro de Exteriores visita Argel.

La información es exacta, pero solo explica una pequeña parte del desencuentro hispano-argelino en los días previos a la visita. Aunque sea de forma larvada, la crisis entre ambos países persiste pese al envío por Argel a Madrid de un nuevo embajador, Abdelfetah Daghmoun. La embajada estuvo vacante durante 19 meses.

Estos son los tres desacuerdos que propiciaron la cancelación de la visita ministerial con la que se debía sellar la reconciliación:

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1. El ministro Albares anticipó a sus interlocutores argelinos que solo quería tratar de asuntos bilaterales (comercio, energía, inmigración, seguridad, etcétera) y no de ámbito regional, empezando por el Sáhara Occidental, pero tampoco la situación en el Sahel, en Libia ni la guerra de Gaza. Si aceptaba debatir de los problemas regionales, no podía negarse a abordar el de la antigua colonia española.

2. Los colaboradores de Ahmed Attaf, el homólogo argelino de Albares, propusieron publicar tras la visita un comunicado conjunto que abordase, entre otros asuntos, el del Sáhara Occidental. El texto que sometieron a la parte española era un calco de las palabras pronunciadas por el presidente Pedro Sánchez, el 20 de septiembre, ante la Asamblea General de la ONU.

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“España favorece una solución política mutuamente aceptable, en el marco de la Carta de Naciones Unidas y en las resoluciones del Consejo de Seguridad”, afirmó entonces Sánchez. “La labor del enviado especial del secretario general de Naciones Unidas es fundamental, y cuenta con todo el respaldo del Gobierno de España”, recalcó el presidente. La idea era añadir el nombre de Argelia al de España para convertir esas palabras en un comunicado conjunto.

El ministro Albares rechazó que el comunicado mencionase el Sáhara incluso en ese marco que omitía el derecho a la libre determinación del pueblo saharaui recogido en las resoluciones del Consejo de Seguridad. En la conferencia de prensa que dio el miércoles 21 desde Rabat, el presidente Sánchez reiteró su apoyo a la solución que propugna Rabat para resolver el conflicto y que consiste en otorgar una autonomía al territorio, pero bajo soberanía marroquí. Fue incluso más allá, ensalzando tres iniciativas reales geopolíticas que afectan de lleno al Sáhara, según el comunicado real marroquí.

Sánchez omitió ese día, ante la prensa, recordar el papel de Naciones Unidas y brindar su respaldo a Staffan de Mistoura, el enviado personal del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental. El ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, arremetió, recientemente, contra De Mistoura porque viajó a Sudáfrica, un país que secunda al Frente Polisario. Sus críticas son consideradas como el paso previo a su recusación como mediador en el conflicto.

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3. El ministro Albares pidió conocer de antemano lo que diría su colega argelino Attaf durante la rueda de prensa conjunta que ambos debían dar al término de la visita. Estaba especialmente interesado por el contenido de sus respuestas a posibles preguntas de la prensa sobre el Sáhara Occidental. Sus interlocutores se negaron a anticiparle las contestaciones de Attaf.

Cuando tuvo conocimiento del enfoque que Albares estaba dando a su visita, el presidente Tebboune comunicó su rechazo a recibir al ministro en el palacio de El Mouradia, según una fuente de su entorno. Se barajó entonces que le sustituyese el primer ministro argelino, Nadir Larbaoui, una propuesta que desagradó a Albares. En la víspera de la visita, las divergencias entre los equipos diplomáticos encargados de prepararla eran de tal calibre, que Ahmed Attaf optó por cancelarla.

Argelia tiene motivos para querer abordar el conflicto sahariano con España, a la que considera potencia administradora de iure. Acoge además, en el sureste del país, a los refugiados saharaui y brinda al Frente Polisario un apoyo diplomático y militar desde antes de la retirada de España del Sáhara en 1975.

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La anulación de la visita ministerial ha supuesto un mazazo para los empresarios españoles que, hasta junio de 2022, exportaban a Argelia, pero dejaron de hacerlo porque el Gobierno argelino cortó el comercio bilateral. Desde hace unas semanas, las autoridades argelinas permiten la importación desde España de aves de corral, carnes rojas y huevos para incubar, pero ningún otro producto.

La cancelación también supone un revés en materia migratoria. Desde el 2 de abril de 2022, las autoridades argelinas no permiten la repatriación de inmigrantes irregulares llegados a España desde sus costas. Aun así, la inmigración por mar a la Península y Baleares, procedente de ese país, disminuyó en 2023, mientras que la de Marruecos aumentó.

Una semana después de que se anunciase la suspensión de la visita ministerial, Pedro Sánchez fue invitado a desplazarse a Rabat para ser recibido en audiencia por Mohamed VI en el palacio real. El ministro Albares, que había anunciado públicamente su presencia, el 21 de febrero, en la reunión ministerial del G20 en Río de Janeiro, canceló entonces ese viaje para poder acompañar al jefe del Gobierno. Cuando, el 2 de febrero de 2023, Sánchez asistió en Rabat a la cumbre entre los dos gobiernos, no pudo reunirse con el soberano alauí. Este estaba de vacaciones en Pointe-Denis (Gabón) y no regresó para recibirle.