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La tensión entre España y Marruecos se reactiva a los 6 meses de la invasión migratoria de Ceuta
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LA CRISIS ENTRA RABAT Y MADRID

La tensión entre España y Marruecos se reactiva a los 6 meses de la invasión migratoria de Ceuta

La queja española por la piscifactoria en Chafarinas, el patrullaje de la Armada en ese archipiélago y un asalto de marroquíes a la valla de Melilla tensan la relación con Rabat

Foto: El Patrullero Infanta Cristina. (Estado Mayor de Defensa)
El Patrullero Infanta Cristina. (Estado Mayor de Defensa)

En el peor momento de la crisis entre España y Marruecos, hace ya seis meses, más de 10.000 inmigrantes marroquíes llegaron a Ceuta y, por primera vez, decenas de compatriotas suyos sortearon también la valla de Melila para entrar en esta ciudad autónoma. Hasta entonces solo los subsaharianos se enfrentaban a los seis metros de altura de valla mientras que los marroquíes se colaban en Melilla aprovechando el caos de la frontera abierta hasta marzo de 2020.

Aquello se interpretó en el Gobierno español como que, después de haber demostrado la vulnerabilidad de Ceuta, el 17 y 18 de mayo, las autoridades de Rabat también dejaban en evidencia, tres días después, la de Melilla, aunque sin empujar a tantos inmigrantes como los que nadaron hasta la playa ceutí del Tarajal.

Foto: Imagen obtenida por El Confidencial del momento en que un patrullero militar marroquí pasa junto al ferry español.

Una treintena de marroquíes "ayudados por escaleras" intentaron "acceder a Melilla por el paso de Barrio Chino" el pasado sábado 27, según informó la Delegación del Gobierno en la ciudad ocho horas después de que se produjera el pequeño asalto. Actuaron a las 10:00 horas. Quince lo consiguieron. Es casi imposible caminar por esa zona, a plena luz del día, portando grandes escaleras para saltar la valla, sin ser visto por las fuerzas de seguridad marroquíes.

El mini asalto del sábado se produce en un contexto de reactivación de la tensión entre España y Marruecos, dos países vecinos que están en crisis desde hace casi un año. El reconocimiento, por el presidente Donald Trump, de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, el 10 de diciembre de 2020, fue el detonante de esa crisis. Desde entonces la diplomacia de Rabat está empeñada en que España siga los pasos de EEUU o dé, por lo menos, un espaldarazo al plan de autonomía marroquí para esa antigua colonia española.

Quizás sea esa embestida contra la valla la primera respuesta marroquí a lo que desde Rabat se consideran como "provocaciones" españolas en las aguas de Melilla y del archipiélago de las Chafarinas, tres pequeñas islas españolas en el mar de Alborán. A finales de mayo una empresa marroquí, autorizada por su Gobierno, Mediterranean Aquafarm, empezó a colocar las boyas de una piscifactoria a unos 700 metros de la isla del Congreso (Chafarinas), en aguas de soberanía española, y hace dos meses instaló allí las primeras jaulas. A día de hoy son 16 las que están sumergidas.

Foto: Fotografías obtenidas por El Confidencial de la piscifactoría marroquí instalada en aguas de las Chafarinas.
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Después de haber dado respuestas evasivas sobre este asunto a las preguntas parlamentarias de Vox, del Partido Popular y de la prensa, el Gobierno reaccionó, por fin, la semana pasada. El Ministerio de Asuntos Exteriores remitió lo que en el lenguaje diplomático se llama nota verbal -en realidad es escrita- de protesta por la ocupación ilegal de aguas territoriales españolas, el riesgo que supone para la seguridad de la navegación y la amenaza para el medioambiente.

La tardía iniciativa diplomática española fue acompañada de otras actuaciones. El patrullero Infanta Cristina de la Armada desarrolló esta semana tareas de "presencia naval en las inmediaciones de las islas Chafarinas (...) garantizando así la seguridad en aguas de soberanía nacional", según un tweet del Estado Mayor de la Defensa ilustrado con una foto en el que se ve el archipiélago.

El anuncio de este patrullaje en Twitter constituye un mensaje subliminal a Marruecos. Otro patrullero, el Alborán, zarpó el fin de semana desde Cádiz rumbo a Chafarinas, según informó el “Diario de Cádiz”. Dos cazaminas, el “Tambre” y el “Duero”, efectuaron además hasta el 24 de noviembre labores de aproximación al puerto de Melilla, según informó a la prensa la Comandancia Naval de la ciudad. Melilla comparte bocana del puerto con el marroquí de Beni Enzar.

Foto: Vista aérea de Melilla. (Reuters/Juan Medina)

Esta exhibición naval recuerda, de nuevo, los episodios vividos en mayo. Cuando miles de inmigrantes marroquíes llegaban exhaustos a la playa ceutí, la Armada hizo lo mismo que ahora. Envió al patrullero Medas a Chafarinas "para apoyar en la crisis provocada por la llegada" de los "sin papeles" a Ceuta situada a 273 kilómetros del archipiélago, según informaron el 19 de mayo, a la agencia EFE, fuentes del Ministerio de Defensa.

El modesto despliegue naval español y la queja diplomática han tenido una mala acogida en Marruecos, no por parte de las autoridades, que guardan silencio, sino por la prensa que les es afín. "España encadena las meteduras de pata y las provocaciones hacia Marruecos", titulaba, por ejemplo, el viernes el diario digital 'Le Collimateur'.

También ha sentado mal en Rabat el viaje, el miércoles a Melilla, del embajador de Alemania en España, Wolfgang Dold, acompañado de otros tres diplomáticos alemanes. Aunque las autoridades de Marruecos permanecen calladas, se interpreta como un gesto solidario con España. El diario Yabiladi la tacha, por ejemplo, de "polémica" la visita mientras que Bladi afirma que ha sido "mal recibida por parte de los observadores marroquíes". La diplomacia marroquí desencadenó en marzo una crisis con Berlín que aún sigue abierta.

Foto: Terminal de pasajeros del puerto de Tánger. (EFE/Zacarías García)

Mal acogido ha sido también en Rabat el adelanto, publicado por la prensa española, de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, que será aprobada en diciembre por el Consejo de Ministros. Prevé la elaboración de un "plan integral" para proteger a Ceuta y Melilla ante el hostigamiento de Marruecos aunque evita nombrar al país vecino.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se esforzó el jueves en Estocolmo, en quitar hierro a la queja española ante Rabat y se mostró convencido de que no tendrá repercusiones en la relación bilateral, según la agencia EFE. Albares ha intentado siempre demostrar que, desde su llegada al ministerio en julio, la reconciliación con Marruecos estaba en marcha, pero los hechos desmienten su optimismo.

Más allá de los roces en Chafarinas, el rey Mohamed VI sigue sin ordenar el regreso a Madrid de su embajadora, Karima Benyaich, llamada a consultas hace seis meses; no se ha restablecido el tráfico de pasajeros a través del Estrecho y las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla permanecen cerradas porque así lo desea Rabat. El monarca alauí amenazó además, en términos velados, en su discurso del 6 de noviembre, a la Unión Europea si no incluye en sus acuerdos con Marruecos al Sáhara Occidental.

En el peor momento de la crisis entre España y Marruecos, hace ya seis meses, más de 10.000 inmigrantes marroquíes llegaron a Ceuta y, por primera vez, decenas de compatriotas suyos sortearon también la valla de Melila para entrar en esta ciudad autónoma. Hasta entonces solo los subsaharianos se enfrentaban a los seis metros de altura de valla mientras que los marroquíes se colaban en Melilla aprovechando el caos de la frontera abierta hasta marzo de 2020.

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