Es noticia
Manual para entender a los políticos de todo el mundo: las tesis del poder, explicadas por su mejor intérprete
  1. Mundo
ENTREVISTA a Ben Ansell

Manual para entender a los políticos de todo el mundo: las tesis del poder, explicadas por su mejor intérprete

Ben Ansell, profesor en Oxford y doctorado en Harvard, analiza en El Confidencial los principales desafíos geopolíticos de los líderes mundiales

Foto: Ben Ansell. (Cedida)
Ben Ansell. (Cedida)

Todos queremos una sociedad más igualitaria, pero no los impuestos sobre el patrimonio para pagarla. Nos preocupa el cambio climático, pero agotamos los vuelos low cost. Pedimos viviendas asequibles, pero no queremos grúas frente a nuestro jardín. Las puertas giratorias cada vez causan más decepción, pero ¿y si los políticos no fueran siempre los malos? Ben Ansell (California, 1977), profesor en Oxford y doctorado en Harvard, publica Why Politics Fails (Por qué falla la política). El estudio meticuloso de cómo a las distintas sociedades les resulta tan difícil alcanzar objetivos ampliamente compartidos, como la democracia, sirve como punto de partida para una larga charla en la que el reputado académico analiza los diferentes desafíos geopolíticos. Spoiler: lo de "la voluntad del pueblo" no existe.

PREGUNTA. ¿Qué ocurre ahora con Vladímir Putin tras la muerte de Alexéi Navalni? ¿El mandatario ruso es más fuerte que nunca?

RESPUESTA. Sí, es más fuerte tras el probable asesinato de Navalni en el sentido de que ahora no tiene ningún rival evidente por el poder en Rusia. Sin embargo, creo que existe la posibilidad de que la muerte de Navalni haga menos probable que los aliados occidentales estén dispuestos a ver una negociación sobre Ucrania en el futuro cercano, por lo que podría resultar contraproducente. También existe la posibilidad de que haya disidentes en torno al funeral de Navalni, aunque no está claro cuándo ni cómo sucederá.

P. ¿2024 será un punto de inflexión con la guerra de Ucrania?

R. Si Donald Trump finalmente es reelegido, no creo que vaya a ser el fin de la democracia estadounidense, pero sí creo que podría ser el fin de la democracia en Ucrania y potencialmente incluso en Estonia, Lituania y Letonia porque si abandona la OTAN serán muy, muy malas noticias para Europa del Este. No creo que Putin vaya a invadir Alemania. Pero creo absolutamente que todos los países que tienen frontera con Rusia podrían estar en verdaderos problemas y tendrán líderes respaldados por el Kremlin. Hay un riesgo real. Ahora bien, también es posible que Trump llegue al poder y quiera ser la persona que derrote a Putin y le dé mucho dinero a Ucrania para conseguirlo. ¿Quién sabe qué podría pasar? Estamos hablando de Trump. Lo que creo más probable es que Trump llegue a un acuerdo de paz y venda como victoria una situación que deje a Ucrania muy dependiente de Rusia.

P. El aislacionismo de Trump reabre el debate sobre una política de defensa común y la necesidad de que la UE desarrolle su propio arsenal nuclear. ¿La OTAN tiene los días contados?

R. Trump siempre ha hablado de abandonar la OTAN. Sus últimos comentarios han sido más directos alentando a Rusia a atacar cualquier país que no cumpla con los objetivos de gasto en defensa. Pero no creo que nada haya cambiado sustancialmente. Es muy posible que Trump intente abandonar la OTAN y lo consiga, aunque el Senado de los Estados Unidos aprobó un proyecto de ley para impedirlo [proyecto de ley Kaine-Rubio], por lo que puede que no sea sencillo, especialmente si Trump no tiene una gran mayoría en el Senado.

placeholder Portada de 'Por qué fracasa la política', de Ben Ansell.
Portada de 'Por qué fracasa la política', de Ben Ansell.

P. ¿Cómo es posible entender que un perfil como Trump, con todos los procesos legales que tiene abiertos precisamente para intentar obstruir las elecciones en Estados Unido, pueda terminar de nuevo como presidente?

R. Creo que hay una probabilidad del 50% en este momento. Ciertamente lidera las encuestas, pero no por mucho. Y creo que los casos judiciales le perjudicarán. Pero Joe Biden tiene una debilidad obvia que su edad. Creo que el Partido Demócrata es débil. Sin embargo, les fue bastante bien en las últimas elecciones al Congreso en 2022 y 2020. Entonces, no descartaría a Biden todavía. Respecto a la popularidad de Trump hay que hablar del `partidismo negativo ́, es decir, que formas tus opiniones políticas no por las cosas que quieres que sucedan, sino por lo mucho que te desagradan otras personas. Y eso realmente siempre ha sido importante en la política estadounidense. Lo explotó ya Richard Nixon y, hasta cierto punto, también Franklin Delano Roosevelt.

P. ¿Lo mejor que Biden podría hacer por Estados Unidos sería retirarse y dejar paso a otro candidato demócrata? Si fuera el caso, ¿a quién ve como sucesor? Se habla incluso de Michelle Obama...

R. Creo que probablemente sea demasiado tarde para que Biden se haga a un lado, y la bancada demócrata es débil. Michelle Obama es popular y famosa, pero no estoy seguro de que obtenga mejores resultados en las encuestas que Biden. La gran preocupación para los demócratas es que si la salud de Biden empeora en los próximos meses, entonces podría haber una convención disputada y surgir un nuevo candidato. ¿Quién? No está claro. ¿Quizá Gretchen Whitmer? ¿Gavin Newsom?

P. ¿Está de acuerdo con la tesis que reza: "China quiere cambiar el orden mundial mientras que Rusia quiere destruirlo"?

R. No es una mala tesis. Los chinos definitivamente quieren que el orden mundial, al menos, refleje su visión económica y política. No es inusual que los Estados en ascenso quieran que esto suceda. A veces esos Estados, como Estados Unidos a principios del siglo XX, son pacíficos. Otros, como Alemania, no. Los rusos, en cambio, son una potencia en declive, ¿verdad? Y un poder en declive arremete. Pueden ser muy peligrosos, como el desmoronamiento del Imperio otomano, pero normalmente son peligrosos porque intentan apoderarse del territorio. Pero los rusos están a la ofensiva y en declive. Y tienen muchas armas nucleares. Me parece que no hay manera creíble de que Rusia pueda ser una superpotencia como podrían serlo Estados Unidos o China, o incluso la UE. Con 150 millones de personas no es mucho más grande que Alemania, pero tiene muchas herramientas y un líder lo suficientemente agresivo como para causar verdaderos problemas. Se parece más a un país como Irán que a China.

Foto: Javier Milei ondea una bandera israelí durante un acto de campaña. (EFE/Franco Trovato)

P. ¿Por qué parece imposible encontrar una solución a través de la política para el eterno conflicto de Gaza?

R. Es la pregunta más difícil de todas porque creo que en el conflicto entre Israel y Gaza estamos viendo cómo la política fracasa en muchas direcciones diferentes. Por un lado, Hamás, aunque elegido democráticamente en 2005, lleva en el poder sin celebrar elecciones durante casi 20 años. Es como una mini dictadura. Además de ser una organización paramilitar que ataca al otro lado de la frontera. Por otra parte, el actual gobierno israelí es un desastre total. A Netanyahu no parece importarle mucho el bienestar de los habitantes de Gaza porque lo que necesita es mantener el apoyo de los miembros de extrema derecha en su coalición. Y luego está el tema de la seguridad. Desafortunadamente para Israel, no veo que Netanyahu sea reemplazado por algún tipo de figura al estilo de Nelson Mandela que sea pacífico y resuelva esto sin ningún conflicto. Tampoco creo que la población israelí esté en ese punto. Así que es una situación increíblemente difícil, resultado de muchos odios mutuos, pero también sistemas políticos particularmente malos que chocan entre sí.

P. ¿La solución de dos Estados es imposible porque el territorio palestino está dividido? ¿Es imprescindible la unidad territorial?

R. Hay gente que sostiene que todos los palestinos e israelíes deberían vivir en el mismo Estado y votar democráticamente. Sería un mundo encantador. Pero no creo que el gobierno israelí acepte. Por la demografía, el país terminaría además dividiéndose nuevamente. El problema con la solución de dos Estados es que uno es dominio y dependencia del otro y estamos viendo una falta de poder de los estadounidenses y los europeos para convencer al Gobierno israelí. Luego está la cuestión territorial. Gaza y Cisjordania están dividas por kilómetros y kilómetros.

La India en 1947 se dividió en India, Pakistán y Bangladés. Pakistán y Bangladés eran parte del mismo país. Pero eso no funcionó. Estamos además en una posición en la que es imaginable que se pueda crear una versión de Cisjordania que sea lo suficientemente grande como para operar como país. Presumiblemente habría algún acuerdo y se ha hablado de acuerdos en el pasado, incluso bajo Trump, para intercambiar algunos territorios en torno a eso. Pero no sé qué haces con Gaza. Pero, para ser honesto, es posible que Gaza esté completamente despoblada al final del conflicto actual. Esa parece ser la actual estrategia israelí. No está claro qué quieren hacer los egipcios, pero tampoco quieren a los habitantes de Gaza. Pueden terminar siendo como esas playas en el norte de Chipre que no tienen a nadie viviendo en ellas y no han tenido a nadie durante 30 o 40 años. Y eso sería horrible. Pero ya ha sucedido antes.

P. Cuando usted habla de democracia, en el libro dice que eso de la "voluntad del pueblo" es algo que no existe.

R. No hay algo con lo que todos estemos de acuerdo. Quizá todos queremos evitar ser invadidos por Marte. Está bien. Pero la mayoría de las veces no estamos de acuerdo en algunas cosas. Podemos hablar de la voluntad de la mayoría. Pero hablar de la voluntad del pueblo es solo un recurso retórico utilizado por los políticos para hacer afirmaciones sobre la popularidad de una política en particular. Es absolutamente cierto que más personas votaron por abandonar la Unión Europea que por quedarse. Pero no es cierto que el público británico estuviera de acuerdo uniformemente con ello. El problema de usar ese lenguaje es creer que puedes callar a los que no han votado por esa política. Pero decir que es "la voluntad del pueblo" no resuelve las diferencias subyacentes que aún existen.

Decir que es "la voluntad del pueblo" no resuelve las diferencias subyacentes que aún existen

P. ¿Todo tipo de populismo es malo para la política?

R. No creo que los líderes populistas en general conduzcan a resultados que hagan muy feliz a la gente. A lo largo de 100 años de análisis, los estudios económicos muestran que los populistas tienden a empobrecer a sus países alrededor de un 10% en promedio, por lo que en realidad no dan a la gente lo que quieren. Existe además el peligro de que la gente se sienta decepcionada por los líderes populistas. ¿Y a quién recurren? Bueno, otros populistas. Es lo que está pasando desde hace años en Argentina. Ha terminado como un populismo de ida y vuelta en el que nadie está contento.

P. ¿Cree que Javier Milei va a romper ahora el círculo vicioso?

R. Creo que la mejor manera de pensar por qué Milei es popular es por toda la gente que odia en Argentina al peronismo. Y creo que esto es algo que a los europeos les resulta difícil de entender, porque confunden la política argentina de izquierda con los partidos europeos de centro izquierda. Y simplemente no son lo mismo. Aunque lo que frustra a tantos argentinos es el desastre macroeconómico. ¿En qué otro país podría haber un tipo que lee a economistas austriacos de la década de 1950 y habla de ellos todo el día convirtiéndolo en su narrativa populista? No creo que esto pueda suceder en ningún otro lugar.

Foto: Javier Milei y Fátima Flórez en un espectáculo. (Reuters)

P. En el capítulo dedicado a la seguridad, dice que no podemos evitar la anarquía sin arriesgarnos a la tiranía. Hablemos de El Salvador y el fenómeno de Nayib Bukele.

R. El éxito de Bukele en El Salvador, que tenía la peor criminalidad de toda la región, fue entrar y decir: "Yo soy el tipo que va a meter a todos en la cárcel". Y esa ha sido la estrategia. No estoy tan convencido de que las elecciones sean tan democráticas como dicen, pero de lo que estoy convencido es de que hay una enorme demanda de seguridad. De ahí que Bukele tenga tanto éxito.

El Salvador no es una democracia liberal que esté bien establecida. Pero Bukele fue elegido. No es un dictador. ¿Qué es? No lo sé, está en algún punto intermedio. Y ha encontrado un camino interesante similar al de otros líderes como Erdogan en Turquía o Modi en India. No creo que debamos subestimar cuán inseguras se sienten muchas personas en todo el mundo y por qué esto es atractivo simplemente porque nuestras vidas son seguras en Europa.

Todos queremos una sociedad más igualitaria, pero no los impuestos sobre el patrimonio para pagarla. Nos preocupa el cambio climático, pero agotamos los vuelos low cost. Pedimos viviendas asequibles, pero no queremos grúas frente a nuestro jardín. Las puertas giratorias cada vez causan más decepción, pero ¿y si los políticos no fueran siempre los malos? Ben Ansell (California, 1977), profesor en Oxford y doctorado en Harvard, publica Why Politics Fails (Por qué falla la política). El estudio meticuloso de cómo a las distintas sociedades les resulta tan difícil alcanzar objetivos ampliamente compartidos, como la democracia, sirve como punto de partida para una larga charla en la que el reputado académico analiza los diferentes desafíos geopolíticos. Spoiler: lo de "la voluntad del pueblo" no existe.

Reino Unido
El redactor recomienda