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Adiós, China y Rusia; hola, EEUU e Israel: el volantazo geopolítico de la Argentina de Milei
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Adiós, China y Rusia; hola, EEUU e Israel: el volantazo geopolítico de la Argentina de Milei

El economista ha sido explícito en campaña: no hará negocios con países que él considera comunistas. Sin embargo, la realidad internacional a menudo es tozuda y resistente al cambio

Foto: Javier Milei ondea una bandera israelí durante un acto de campaña. (EFE/Franco Trovato)
Javier Milei ondea una bandera israelí durante un acto de campaña. (EFE/Franco Trovato)
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Argentina amaneció ayer sacudida por el mayor cambio político en los últimos 40 años de historia, pero ese sismo no se notó en las calles, donde reinó la calma durante toda la jornada. Tanto los emocionados por la victoria del disruptivo economista Javier Milei como los preocupados por la derrota del peronismo y la llegada al poder de ideas que no comparten y temen se dieron un respiro, junto a los mercados, en un lunes festivo que sirvió como jornada de transición y asimilación. “Esperemos que tenga sabiduría este presidente, porque por ahora mi pensión es la misma y sigo igual”, decía una señora frente a la caja de un supermercado, mientras la cajera evitaba hablar de política. “Estoy preocupada, y triste”, le confiaba una joven a una amiga mientras caminaban por el centro de la ciudad.

Fue un día pausa, para unos y para otros, pero la caja de los truenos puede estallar este martes, cuando abran los mercados en el país austral y se vean los efectos inmediatos sobre la economía de la victoria de Milei. La atención está puesta, especialmente, sobre el valor de la moneda local en el mercado paralelo. Se ha mantenido estable, en unos 950 pesos por cada dólar, durante las últimas semanas, pero podría moverse drásticamente. Sergio Massa, todavía ministro de Economía, no tenía previsto hacer un fuerte ajuste en la tasa de cambio oficial, que está en 353 pesos por cada dólar, pero mucho ha cambiado desde la pasada semana y no se descarta una devaluación.

Sí abrieron, por supuesto, los mercados del resto del mundo, y la acogida fue buena para Milei. Las acciones de las empresas argentinas volaron en Wall Street, con subidas de hasta el 42%. Especialmente relevante es el caso de la energética estatal, YPF, que trepó un 34% después de que el presidente electo reiterase el lunes en la mañana que la va a privatizar.

Hay, en cualquier caso, fuertes dudas sobre el proyecto político de Milei en cuanto a las relaciones comerciales internacionales. El economista ha sido explícito en campaña: no hará negocios con países que él considera comunistas. Lo ha repetido en varias ocasiones. “No solo no voy a hacer negocios con China. No voy a hacer negocios con ningún comunista. Soy un defensor de la libertad, de la paz y de la democracia. Los comunistas no entran ahí. Los chinos no entran ahí. Putin no entra ahí. Lula no entra ahí”, le dijo en septiembre al polémico periodista estadounidense Tucker Carlson, metiendo también a Rusia y a Brasil en la ecuación.

Foto: Javier Milei, tras el triunfo electoral en Argentina. (Europa Press/Camila Godoy)

“Nosotros queremos ser el faro moral del continente. Queremos ser el faro moral de la democracia y diversidad”, añadió. Después, hace apenas unos días, en una entrevista con el periodista peruano Jaime Bayly, volvió a reiterar que no haría “pactos con comunistas” y que rompería relaciones con Pekín y Brasilia, después de calificar tres veces a Lula como “un gran corrupto”. El presidente electo también está en contra y quiere paralizar el proyecto reciente de entrada de su país en el grupo de los Brics capitaneado por Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica.

Pekín felicitó ayer a Milei y, fiel a su estilo, no confrontó al economista e hizo como si no hubiese escuchado crítica alguna. China saludó al político anarco-capitalista, a través de un comunicado de su cancillería, abogando por la “amistad” entre las dos naciones. El gigante asiático se mostró dispuesto a trabajar con Argentina en el futuro, asegurando que “los lazos entre China y Argentina se han convertido en un consenso en ambas sociedades”. Una nota diplomática que sigue el patrón de las felicitaciones a mandatarios de todo el mundo.

Moscú hizo lo propio, pero dejó un recado inusual que muestra su desavenencia con la posición crítica de Milei con respecto a la invasión de Ucrania —el presidente electo llegó a decir que, si Massa ganaba, Argentina iba a ir a una “autocracia al estilo de Putin”—. “Hemos seguido con atención una serie de declaraciones que el señor Milei hizo durante la campaña, pero fundamentalmente nos vamos a guiar y vamos a juzgar por las declaraciones que haga después de su investidura”, señaló este lunes Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa.

Milei está dispuesto a marcar sus preferencias internacionales desde antes incluso de su asunción como presidente el próximo 10 de diciembre. Previamente a esa cita, tiene planeado viajar a Estados Unidos e Israel, donde planea encontrarse con unos rabinos que le dieron asesoramiento espiritual durante la campaña, a pesar de que él no es judío —aunque considera convertirse—. Milei ha ondeado banderas de Israel recientemente en sus mítines y es muy crítico con la postura de la Administración saliente en el actual conflicto en Gaza, especialmente por las fallidas gestiones para liberar a los 21 rehenes argentinos en manos de Hamás.

La realidad, en cualquier caso, es tozuda, y la práctica totalidad de analistas en Argentina están seguros de que, de todas las propuestas rupturistas que ha hecho Milei, su visión de las relaciones internacionales es la más difícil de cumplir.

Brasil y China son los dos principales socios de Argentina y contabilizan el 35% del comercio internacional del país austral. Son básicos para cualquier presidente y es probable que Milei tenga que desdecirse muy pronto de sus palabras. No sería la primera vez que esto ocurre en la región. También Jair Bolsonaro llegó al Gobierno brasileño criticando profundamente al Gobierno chino, señalamientos que duraron apenas unos meses, porque ya en 2019, en el primer año de su mandato, firmó importantes pactos con el gigante asiático e incluso visitó Pekín antes de la pandemia. Por eso en Pekín siguen tranquilos con respecto a Argentina, a pesar de las grandes inversiones que tienen en sectores clave como el litio.

Foto: Partidarios de Milei celebran frente a su sede en Buenos Aires, Argentina. (Reuters/Cristina Sille)

Además, aunque Milei ganó la presidencia este domingo, buena parte del poder recaerá también sobre el expresidente Mauricio Macri (2015-2019). El político conservador controla a los parlamentarios que el libertario necesita para sacar adelante en el Congreso cualquiera de sus propuestas y buscará endulzar la política exterior del nuevo Gobierno, teniendo en cuenta que el exmandatario sí tiene línea directa con la élite empresarial.

En definitiva, el presidente electo propone un cambio de paradigma en política internacional, pero estará limitado, como en economía, porque no tiene mayorías claras en el Congreso.

Argentina amaneció ayer sacudida por el mayor cambio político en los últimos 40 años de historia, pero ese sismo no se notó en las calles, donde reinó la calma durante toda la jornada. Tanto los emocionados por la victoria del disruptivo economista Javier Milei como los preocupados por la derrota del peronismo y la llegada al poder de ideas que no comparten y temen se dieron un respiro, junto a los mercados, en un lunes festivo que sirvió como jornada de transición y asimilación. “Esperemos que tenga sabiduría este presidente, porque por ahora mi pensión es la misma y sigo igual”, decía una señora frente a la caja de un supermercado, mientras la cajera evitaba hablar de política. “Estoy preocupada, y triste”, le confiaba una joven a una amiga mientras caminaban por el centro de la ciudad.

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