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Tras la victoria de Milei, su gran reto: ¿podrá gobernar con solo el 15% de los diputados?
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Promesas vendo, congresistas no tengo

Tras la victoria de Milei, su gran reto: ¿podrá gobernar con solo el 15% de los diputados?

Su partido, La Libertad Avanza, apenas tendrá siete senadores de los 72 que conforman el hemiciclo y 38 de los 257 asientos de la Cámara de Diputados

Foto: Partidarios de Milei celebran frente a su sede en Buenos Aires, Argentina. (Reuters/Cristina Sille)
Partidarios de Milei celebran frente a su sede en Buenos Aires, Argentina. (Reuters/Cristina Sille)
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La victoria de Javier Milei en la segunda vuelta de las elecciones argentinas es clara e indiscutible, con una ventaja de casi 12 puntos sobre su rival peronista, Sergio Massa. Sin embargo, si bien el candidato anarco-capitalista no se enfrentará a nadie que cuestione la legitimidad de su triunfo electoral, el verdadero reto de su mandato será otro: la gobernabilidad.

Su partido, La Libertad Avanza, apenas tendrá siete senadores de los 72 que conforman el hemiciclo (menos de un 10%) y 38 de los 257 asientos de la Cámara de Diputados (un 15%). El ahora presidente electo tendrá muchos problemas a la hora de aprobar sus propuestas más disruptivas y se verá obligado a negociar cada ley con los diversos grupos de ambas cámaras, lo que, a buen seguro, endulzará la mayoría de sus medidas.

Es probable que Milei cuente con el apoyo de la práctica totalidad de los diputados del Pro de Mauricio Macri, cuya irrupción en campaña y apoyo al economista han contribuido, vistos los resultados, a convertir en votable al candidato ultra para buena parte de los centroderechistas que tenían dudas por sus propuestas o su tono. La candidata de Macri, Patricia Bullrich, apenas logró ser tercera en la primera vuelta de octubre, pero la alianza con Milei garantiza al exmandatario un papel clave en los próximos cuatro años.

Milei será el presidente, pero parte relevante del poder real acabará recayendo sobre el exmandatario, que tendrá la sartén por el mango no solo en el Congreso, sino a nivel territorial, al controlar, a priori, 10 gobernaciones, mientras el libertarismo no tiene ningún liderazgo regional. Apenas logró tres alcaldías en pueblos pequeños de provincias.

El apoyo de Macri ha sido vital para Milei, y el economista lo sabe. Puerto Madero es el barrio más exclusivo de América Latina. Pocos decían en el barrio bonaerense que iban a votar a La Libertad Avanza. La desconfianza era máxima, y el apoyo al macrismo, derrotado en primera vuelta, considerable. Daba muestras de la desconfianza de la élite en el candidato anarco-capitalista, que se aplacó con el apoyo del expresidente. El llamado pacto de Acasusso, por el lugar donde se firmó, la lujosa casa de Macri en esa zona del área metropolitana porteña, se firmó el 22 de octubre, solo tres días después de la primera vuelta. El exmandatario tuvo clarísimo su apoyo, ante el rechazo de buena parte de los suyos.

Pero la adhesión a Milei no le ha salido barata a Macri. Su alianza, Juntos por el Cambio, se ha roto en esta elección. Una parte muy relevante de políticos de la Unión Cívica Radical (UCR), histórico rival del peronismo, ha dado la espalda al exmandatario por el apoyo a Milei —a quien han llegado a calificar de "fascista"— y ya el domingo, durante la noche electoral, muchos hablaban de ruptura total.

Está por ver la dimensión final de esa escisión, pero, si se confirma, complicará considerablemente la gobernabilidad de Milei. Juntos por el Cambio tendrá 21 senadores y 94 diputados en el nuevo Congreso. Si el cisma es considerable —como parece—, podría suponer un enorme problema para el presidente electo en un Congreso donde la coalición liderada por el peronismo, Unión por la Patria, es la primera minoría, con 33 senadores y 108 diputados.

Foto: El expresidente de Argentina Mauricio Macri. (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)

Eso sí, no es descabellado prever que muchos se lo piensen una vez que están cerca de tocar poder. No sería, desde luego, la primera vez en la historia de Argentina o de prácticamente cualquier país. Por ejemplo, en la misma tarde del sábado comenzó a circular un rumor que situaba como futuro ministro de Hacienda a Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de Buenos Aires y líder de los moderados del Pro, que ha mostrado en innumerables ocasiones sus diferencias con Milei. El mismo Larreta lo desmintió cuando votó el domingo, y Milei dijo que no era de los suyos cuando hizo lo propio, pero sería, desde luego, una maniobra lógica de Macri para ampliar la base de apoyo.

Lo que está claro, en cualquier caso, es que Milei no tiene estructura partidista, y eso amplifica la influencia de Macri, que incluso llegó a prestarle su estructura de fiscalizadores en los centros electorales. Posiblemente, se verán caras del macrismo en el Gobierno. Pero, aunque eso no ocurriese, lo que es seguro es que los afines al expresidente serán claves en las plantas altas de los ministerios y en las directivas de las empresas e instituciones públicas.

En las semanas previas al balotaje, desde el liderazgo de Juntos por el Cambio insistían en que serían parte de la oposición, pero acompañarían algunas de las reformas para garantizar la gobernabilidad. "La ayuda va a ser mucha", llegó a decir Bullrich. En cualquier caso, ni con un apoyo rotundo de los diputados de la antigua órbita macrista tendría el economista garantizada la gobernabilidad.

Milei corre un riesgo considerable de quedar como los izquierdistas Gabriel Boric, en Chile, o Gustavo Petro, en Colombia: presidentes con un poder limitado porque no han logrado formar mayorías en el Congreso. Sí lo consiguió, hilando muy fino, Lula da Silva, que ha logrado incluso votos puntuales de legisladores bolsonaristas para algunas leyes.

La victoria de Javier Milei en la segunda vuelta de las elecciones argentinas es clara e indiscutible, con una ventaja de casi 12 puntos sobre su rival peronista, Sergio Massa. Sin embargo, si bien el candidato anarco-capitalista no se enfrentará a nadie que cuestione la legitimidad de su triunfo electoral, el verdadero reto de su mandato será otro: la gobernabilidad.

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