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Milei declara la guerra a la paguita cultural (y a su novia titiritera le da un jamacuco)
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Carlos Prieto

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Milei declara la guerra a la paguita cultural (y a su novia titiritera le da un jamacuco)

La trifulca entre el presidente argentino y la cantante Lali marca las líneas culturales del nuevo gobierno: recorte a la financiación pública a los artistas... de la que se beneficia la pareja de Milei. ¿Quién dijo contradicción?

Foto: Javier Milei y Fátima Flórez en un espectáculo. (Reuters)
Javier Milei y Fátima Flórez en un espectáculo. (Reuters)
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Se ha acusado a los argentinos de tener un amor exagerado por el psicoanálisis, de gastar demasiadas energías en descifrar a Freud y a Lacan, de discutir en exceso sobre el superyo y la fase anal. Pues bien, ha llegado el momento de poner todos esos conocimientos a prueba, el reto al que se enfrenta el psicoanálisis argentino es titánico, sentar al país en el diván para que explique cómo sus fantasías masoquistas más perversas se hicieron realidad, con un presidente empeñado en sodomizar todo rastro de estatalismo peronista… y cuya pareja —Fátima Flórez— es popular por sus imitaciones televisivas de Cristina Fernández de Kirchner (en efecto, Foucault podría escribir un tratado de 1.500 páginas sobre el poder del cosplay como látigo político/sexual basado en este caso).

Que el triángulo Javier Milei-Fátima Flórez-recortes a la cultura argentina iba a dar momentos estrepitosos era cuestión de tiempo. Esta semana se ha recrudecido la bronca entre Milei y Lali Espósito, estrella del pop argentino (12 millones de seguidores en Instagram), a la que el presidente bautizó como "Lali Depósito" por tocar para ayuntamientos u organismos públicos.

Foto: Javier Milei, en el debate electoral. (Reuters/Pool/Luis Robayo)

En efecto, Milei quiere que la iniciativa pública desaparezca de cualquier rincón del país, y ha utilizado a Espósito como ejemplo de una casta cultural que viviría de la paguita del Estado, aunque la financiación estatal sea el chocolate del loro de la pujante carrera de Lali. ¿Por qué la tomó entonces Milei con ella? Porque la cantante lleva criticando al político desde que ganó las primarias el pasado verano: "¡Qué peligroso! ¡Qué triste!", escribió entonces la actriz en Twitter.

En una entrevista televisiva, Milei acusó a Lali de cobrar 350.000 dólares de subvención por un concierto (sin aclarar de dónde salía esa cifra) y se preguntó "¿por qué el Estado tiene que estar financiando permanentemente?". También culpó a la cantante de que los argentinos no coman caliente: "La pregunta es si estás dispuesto a financiar esos gastos contra el IVA que le saca el alimento a los chicos pobres de Chaco".

Traducción española de este asunto: los conciertos de las fiestas de San Isidro serían casta para Javier Gerardo Milei. ¡Tiembla Almeida!

Lali respondió al presidente en un comunicado. Extractos:

“Hace poco más de 10 años que me dedico a la música. Comencé de manera independiente invirtiendo lo que ganaba en la tele en mi proyecto musical y la gente lo acompañó y lo hizo crecer sin parar hasta poder hacer mi primer estadio de fútbol lleno el año pasado, producido de manera privada y con mi madre y mi familia siendo parte de mi equipo de trabajo, una emoción enorme”.

placeholder La cantante argentina Lali Espósito. (EFE)
La cantante argentina Lali Espósito. (EFE)

"Participé de varios shows municipales con TODOS los gobiernos, como la mayoría de artistas convocantes maravillosos que tiene nuestro país. La cultura no solo genera muchísimo trabajo, sino que construye y narra la identidad de un pueblo y, sobre todo, genera alegría y emoción".

"Respeto, aunque no comparto, que su plan dé la espalda o no priorice a la cultura, pero creo que la demonización de una industria y de las personas que la conforman no es el camino, siento que la asimetría de poder entre Ud. y los que ataca por pensar distinto y la información falsa vuelve a su discurso injusto y violento", zanjó la cantante.

El presidente respondió en Twitter escalando conceptualmente el asunto. O algo. Un larguísimo tuit sobre Gramsci, Lali, la casta y lo que te rondaré morena: "Lo más maravilloso de la batalla cultural llevada a la política versada sobre el principio de revelación es que cuando uno señala las vacas sagradas del edificio de Gramsci, automáticamente genera una línea de separación entre los que viven de los privilegios del Estado y las personas de bien. Acá el problema no es una actriz. Es una arquitectura cultural diseñada para sostener el modelo que beneficia a los políticos. Bueno, nosotros venimos a terminar con eso", escribió Milei. Entre otras muchas cosas.

En medio del cruce de declaraciones entre Milei y Lali, el politólogo Mariano Tilli hizo un hilo viral en Twitter con todos los shows de Fátima Flórez financiados con paguita pública los últimos años. No salieron pocos.

Se desconoce si Javier Milei reparó en la carrera de su pareja antes de declarar parásitos nacionales a todos los artistas argentinos que contratan con lo público. O quizá no le importe: en la guerra cultural ni haces prisioneros ni miras lo que tienes dentro de casa.

Una mirada triste

Las relaciones entre Milei y la cultura son tortuosas desde el minuto uno de su mandato. Cuando se conoció la trama cultural del decreto Ómnibus, cineastas como Pedro Almodóvar, Alejandro González Iñárritu y Aki Kaurismäki firmaron una carta para denunciar los recortes en el cine argentino.

"Se meten con la cultura como si la cultura de un país no fue nada, como si solo fuese un valor tangible desde lo económico (...) Es una mirada que entristece, empobrece", criticó también el productor Adrián Asuar.

Milei respondió a Asuar con todo: "No podés mentirle a la gente, él lo que está haciendo es la defensa de un privilegio. Ponés en una mesa a todos los que viven del privilegio, pero en esa mesa no están los desnutridos de la Argentina (...) Lo que pasa es que no hay plata, y si no hay plata, yo tengo que elegir si ponemos los recursos del Estado para financiar películas que no mira nadie, pero para mantenerle alto el nivel de vida a ciertos actores de cierto espacio político, o ponemos esa plata para darle de comer a la gente".

"Yo tengo que elegir si ponemos los recursos del Estado para financiar películas que no mira nadie o para darle de comer a la gente"

En la reciente gala de los Goya, Matías Recalt, mejor actor revelación por La sociedad de la nieve, criticó veladamente a Milei en su discurso de agradecimiento: "Quiero mandar un abrazo muy grande a mi país, Argentina, que está pasando un momento muy delicado y pedir que por favor no se manche la cultura".

Fernando Méndez-Leite, presidente de la Academia de Cine, lo subrayó en su discurso de los Goya. "Los cineastas españoles estamos en estos días preocupados por la situación de nuestros compañeros argentinos, con quienes nos unen vínculos antiguos y estrechos y cuya industria cinematográfica se ve en estos momentos seriamente amenazada de desfinanciación por los inciertos proyectos legislativos de su actual gobierno".

Es decir, en España estamos acostumbrados a las escaramuzas entre el cine y los gobiernos conservadores, pero la escala de los recortes propuestos por Milei es mayor... y muchos focos están puestos ahora en la pareja "titiritera" de Milei.

Como una ola

Como no podía ser de otra forma, la pareja Milei/Flórez se conoció en el programa de Mirtha Legrand, reina televisiva de la mesa camilla, que sigue en antena a sus 96 años (a Ana Rosa Quintana le quedan 28 para llegar a esa cima). La nueva temporada de Legrand, de hecho, comenzó este otoño con la presentación oficial de los dos tortolitos, a los que una Legrand de vuelta de todo (arrancó el programa diciendo: "Señores, yo soy una leyenda, y la leyenda continúa") espetó: "Son raros ustedes, eh".

En un perfil sobre la pareja en la revista Noticias, el entorno de la artista reafirmó la rareza del nuevo noviazgo: "Son tal para cual. Parecen los locos de la Familia Addams". Pero también mostró temor a que la conversión de Flórez en primera dama acabara pasándola por encima: "Tiene mucho para perder ella. Tiene una carrera larga hecha, un nombre muy respetado, y de repente se le puede venir la noche".

Para que el público español entienda de qué hablamos: Fátima Flórez es una fuerza de la naturaleza, una mezcla entre Lina Morgan, José Luis Moreno y los Morancospero mucho más pasada de rosca (que se dice pronto). Histrionismo kitsch y barraca de feria, pero con una buena base de público.

Acostumbrada a manejarse en las estridencias artísticas, el papelón político/sentimental de Flórez no es sencillo

Ahora es una de las artistas argentinas más mediáticas, pero también objeto de mofa y befa. Acostumbrada a manejarse en las estridencias artísticas, el papelón político/sentimental de Flórez no es sencillo, pues las contradicciones están a la vuelta de cada esquina. Tras cubrir un espectáculo reciente de la artista, la periodista Victoria de Masi le entrevistó entre bastidores. Hubo psicodrama del bueno:

"Como te reconozco dentro de la cultura popular, quería preguntarte qué opinas sobre los recortes… Los recortes que… que pretende hacer el Gobierno en Cultura…

Fátima Flórez mirará el teléfono con el que grabo la entrevista, mirará a la asistente y al de Seguridad, mientras se aleja y se aleja como para tomar distancia o tomar carrera, no lo sé. Rompe en llanto. "Disculpame, ¿la pregunta a qué viene?", interviene el de Seguridad… La asistente se me viene encima. Es un momento desagradable… Yo no puedo dejar de mirar a Fátima. Fátima pasó de ser una espiritista capaz de interpretar a 16 personajes en dos horas a esta mujer que pucherea, que pregunta que por qué, por qué no hablamos de lo bien que baila, de cómo 'se rompe el culo en el escenario'. A Fátima no la han instruido en el arte de responder con elegancia cuando la pregunta molesta. No podemos seguir, es irremontable. Detengo el grabador".

Recortes y pucheros. Y la legislatura Milei solo acaba de empezar. Se viene la madre de todas las batallas culturales. Pronóstico reservado.

Se ha acusado a los argentinos de tener un amor exagerado por el psicoanálisis, de gastar demasiadas energías en descifrar a Freud y a Lacan, de discutir en exceso sobre el superyo y la fase anal. Pues bien, ha llegado el momento de poner todos esos conocimientos a prueba, el reto al que se enfrenta el psicoanálisis argentino es titánico, sentar al país en el diván para que explique cómo sus fantasías masoquistas más perversas se hicieron realidad, con un presidente empeñado en sodomizar todo rastro de estatalismo peronista… y cuya pareja —Fátima Flórez— es popular por sus imitaciones televisivas de Cristina Fernández de Kirchner (en efecto, Foucault podría escribir un tratado de 1.500 páginas sobre el poder del cosplay como látigo político/sexual basado en este caso).

Javier Milei
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