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Para qué se va a molestar Donald Trump en salir de la OTAN si puede destruirla desde dentro
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con la disuasión no se juega

Para qué se va a molestar Donald Trump en salir de la OTAN si puede destruirla desde dentro

El expresidente Trump acaba de poner en cuestión el más nuclear de los conceptos que vertebran la OTAN. El artículo 5, sobre el que se sostiene la disuasión colectiva. Si hay dudas sobre esto, todo está en vilo

Foto: Trump, con el secretario general de la OTAN, en 2019. (EFE)
Trump, con el secretario general de la OTAN, en 2019. (EFE)
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"Todos los aliados están unidos en su determinación de combatir esta plaga [terrorista]. En este momento crítico, Estados Unidos puede confiar en sus 18 aliados en Norteamérica y Europa. La solidaridad de la OTAN sigue siendo la esencia de nuestra Alianza".

Habían pasado pocas horas de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y el británico George Robertson, décimo secretario general de la OTAN, comparecía con gravedad en el cuartel general de la Alianza en Bruselas. Tenía algo que decir: "Nuestro mensaje al pueblo de Estados Unidos es: estamos con vosotros. Y nuestro mensaje a aquellos que perpetraron estos crímenes indescriptibles también es claro: no os vais a salir con la vuestra".

Al día siguiente, el Consejo Atlántico invocó el artículo 5 del Tratado de Washington por primera vez (y última hasta la fecha) desde su firma en 1949. La OTAN entraba en una guerra colectiva que se materializaría en varias operaciones colectivas de seguridad y más adelante, en 2003, en el envío de tropas multinacionales bajo su bandera a Afganistán para combatir a Al Qaeda y los talibanes.

Más de 20 años después, el expresidente estadounidense —y probable candidato a la reelección el próximo mes de noviembre— Donald Trump acaba de dibujar un gran signo de interrogación sobre el más nuclear de los conceptos que vertebran la Alianza Atlántica. El famoso artículo 5, que asegura la protección mutua en caso de ataque y que sirve como el principal elemento de disuasión para los 30 socios que hoy integran la entidad supranacional. Uno que se puede sintetizar fácilmente en "si tocas a uno, tocas a todos", pero que, en la práctica, no es tan sencillo.

"Uno de los presidentes de un gran país se levantó y dijo: 'Bueno, señor [Trump], si no pagamos y Rusia nos ataca, ¿nos protegerá?", relató el aspirante republicano durante un mitin electoral la semana pasada. "No, no les protegería. De hecho animaría [a Rusia] a hacer lo que le dé la gana. Deben pagar sus deudas", agregó el controvertido político, jaleado por sus simpatizantes, en una intervención cuyas simplificaciones y medias verdades sobre cómo opera la OTAN ya se explicaron en este artículo.

Atención. Esta es una historia con muchos qué pasaría si (los what if?, que dicen los anglosajones), pero con un trasfondo estratégico de alto voltaje para Europa y España que merece una reflexión. Porque si Trump retorna a la Casa Blanca (que ya es en sí mismo un enorme condicional, para comenzar), no hace falta que saque el país norteamericano de la OTAN para poder reventar la organización desde adentro. Revisamos algunos escenarios con Javier Jordán, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Granada y director de la publicación Global Strategy sobre estudios estratégicos, y con Camille Grand, analista en defensa en el European Council on Foreign Relations (ECFR) y ex subsecretario general para inversión en defensa de la OTAN (2016-2022).

¿Y si gana Trump?

Comencemos por lo más básico. El artículo 5 no contempla una respuesta militar automática de los aliados contra un eventual ataque. Cada país debe seguir sus propios procedimientos constitucionales y parlamentarios para declarar la guerra (en el caso de España, le corresponde al Rey, como jefe del Estado, previa autorización de las Cortes Generales). Esto implica que la fortaleza del artículo 5 recae, en gran medida, en la acción de los líderes nacionales de la Alianza del momento. Mensajes políticos claros que luego serán respaldados por las correspondientes acciones militares (como fue el caso del 11-S).

"El artículo 5 es genérico, flexible en su aplicación. Incluso en caso de ataque, los aliados podrían limitarse a expresar su condena. Pero su sentido va más allá. Si no hay una respuesta política y militar, la OTAN quedaría herida de muerte. La Alianza perdería su sentido", explica Jordán. "Es una declaración que contradice el espíritu de la propia OTAN y mina su poder de disuasión, que no es solo una cuestión de capacidades militares, sino fundamentalmente de credibilidad".

Foto: Soldados estonios realizan un ejercicio en la frontera con Rusia en 2021. (Reuters/Ints Kalnins)

La credibilidad —prosigue Jordán— se construye mediante tres elementos: la capacidad, la determinación y la comunicación. El multimillonario neoyorquino amenaza esa determinación y enturbia la comunicación justo en un momento en el que varios líderes políticos y militares en países nórdicos y bálticos advierten de que, en un horizonte de pocos años, el Kremlin podría acabar llamando a las puertas del espacio aliado y amenazar la seguridad continental. En términos prácticos, la sangre está muy lejos del río. Y, llegado el momento, recuerdan los analistas, habría muchas variables en juego a tener en cuenta, tanto para una eventual administración Trump II, como para los potenciales rivales estratégicos que quisieran aprovechar este momento, ya sea en Rusia, China o Corea del Norte. La incertidumbre también es parte de los mecanismos de la disuasión.

"Hay que entender estos comentarios [de Trump] en el marco de la campaña política. Pero muestran un potencial problema para Europa: un candidato del Partido Republicano que no entiende o no apoya la OTAN y que sugiere que el artículo 5 es, de alguna manera, condicional o condicionado. Es más, sus comentarios incluso sugieren que podría no reaccionar ante un movimiento de Vladímir Putin contra un aliado de la OTAN. Esto pone en duda el principio de la Alianza de que debe ser predecible", agrega por su parte Grand.

¿Y si Rusia vence en Ucrania?

Porque, ¿qué pasaría si Rusia derrota a Ucrania y en el despacho oval se sienta un líder ajeno o desentendido de los asuntos europeos —al fin y al cabo, Trump es un reflejo contemporáneo de la desconfianza atávica en parte del establishment estadounidense hacia los asuntos europeos y un agrio debate sobre la contribución a la defensa global que viene de la Guerra Fría—? Una Rusia con la economía y maquinaria de guerra a pleno rendimiento que está, a día de hoy, ampliando la brecha de capacidad de producción militar respecto al continente en municiones, sistemas y equipos. Un Kremlin con un firme control de la sociedad rusa y con más aliados internacionales de los que Occidente quiere reconocer. Este escenario, en el medio plazo, podría abrir una ventana de vulnerabilidad en el flanco oriental de la OTAN que el Kremlin podría tratar de aprovechar.

Foto: Donald Trump, aspirante a las elecciones de EEUU de 2024, el 10 de febrero. (Reuters/Sam Wolfe)

“No estamos preparados para una guerra industrial de este calibre, como ya hemos podido comprar. No hemos sido capaces de suministrar munición a Ucrania ni tampoco de reabastecer nuestros mermados arsenales rápidamente. Si quitamos de la ecuación a EEUU, la situación sería catastrófica y podríamos vernos en una situación de vulnerabilidad militar ante Moscú. Otra cosa son ya las intenciones reales de Rusia”, recuerda el catedrático español.

No solo dependemos de los norteamericanos en términos de equipos convencionales, municiones y capacidades críticas (inteligencia militar, reabastecimiento en vuelo, destrucción sistemas antiaéreos integrados A2/AD), sino también en términos de disuasión nuclear. Si Washington llegara a retirar las armas atómicas que tiene desplegadas en Europa (nuclear sharing) en manos de aliados como Alemania, Italia o Turquía, tan solo quedarían Francia y Reino Unido (ya fuera de la UE) con capacidad nuclear en el continente. Algo que la Unión Europea, agregan los analistas, debería tener más presente.

"Si saliera elegido presidente y repitiera esos comentarios, Trump estaría dañando severamente la OTAN aunque no haya una retirada formal (que es poco probable). Los europeos necesitan prepararse para una seguridad con menos América o sin América, un cambio fundamental respecto de los últimos 75 años. El hecho es que, Trump o no Trump, en un entorno de seguridad tan degradado, los europeos necesitan hacer más en defensa. Y han empezado a hacerlo", apunta el analista de ECFR.

¿Y si hay guerra híbrida?

Hay otros escenarios menos drásticos y más probables que una salida de EEUU de la OTAN, ya sea formal o por la negación del artículo 5 llegado el caso. Con Trump u otro líder atlántico-escéptico en la Casa Blanca, hay muchas otras situaciones que podrían agrietar la seguridad europea. Entramos en el territorio híbrido.

Todo comienza por señales. Paralizar el despliegue de tropas adicionales en Europa, moverlas a otros países o incluso retirar efectivos que ahora contribuyen a la seguridad en varios puntos del flanco oriental, un movimiento que de hecho barajó Trump en su primer mandato. Los planes actuales contemplan aumentar la capacidad de los batallones reforzados de presencia avanzada en Europa oriental para convertirse en brigadas, y el Pentágono ha comprometido hasta tres brigadas. También se podría recortar las maniobras o ejercicios militares euroatlánticos o dar otras muestras inequívocas del nulo apetito de Washington por un conflicto regional, a menos que se vea forzado por un ataque directo.

"No tengo dudas de que Vladímir Putin en particular querrá probar la solidez de la OTAN mediante amenazas híbridas o militares. Esto no es la Tercera Guerra Mundial, pero tenemos que tener claro que no debe haber margen de maniobra para ese comportamiento y que los aliados de la OTAN son capaces y están dispuestos a reacciones la paz en el continente, incluso si EEUU se niega a liderarlos", apunta el ex alto funcionario de la Alianza.

Foto: Soldados ucranianos en la frontera con Bielorrusia. (Reuters/Gleb Garanich)

Aquí hablamos de desafíos militares de baja intensidad, ciberataques masivos en instituciones o estructuras clave, atentados contra infraestructuras estratégicas, campañas de desinformación para fomentar la división y el caos. O una combinación de varias.

Una situación hipotética: en una ciudad estonia fronteriza con Rusia y mayoría étnica rusa estallan disturbios inducidos. Quizás, esta situación coincide con una crisis migratoria de cruces masivos que fuerzan una reacción de las fuerzas de seguridad estonias. La desinformación y operaciones psicológicas entran en juego impulsando una narrativa de represión contra ciudadanos rusos. Hay caos. Moscú decide intervenir militarmente para proteger a los suyos, tomando el control temporal de esa única ciudad. ¿Hasta qué punto se deteriora la capacidad de disuasión de la UE sin EEUU?

"Si Rusia se siente segura porque ha llegado a la conclusión de que EEUU no va a responder militarmente ante una crisis pseudomilitar en Europa, eso le da al Kremlin más control de la escalada para generar situaciones extremas", apunta Jordán. Aquí, la UE tiene más herramientas y está más preparada para enfrentar un escenario de zona gris (con el que de hecho ha lidiado en los últimos años).

¿Y si se da la situación imposible?

Si el desinterés por Europa decayera en Washington, ni hablar de otras regiones menos estratégicas. Se ha especulado —y es más probable que los anteriores escenarios— con que sea otro país de la antigua órbita soviética, como Moldavia o Georgia, el próximo en la mira imperial de Putin. Un nuevo conflicto supondría un nuevo elemento desestabilizador para Europa, amplificado por un Estados Unidos desentendido de estas cuitas bilaterales. En esta categoría (y acumulando muchos what if?) España podría verse en una situación comprometida.

Otra situación hipotética: una amenaza para de seguridad nacional en Marruecos —un conflicto militar con Argelia, una reactivación de los combates con el Frente Polisario por la soberanía del Sáhara Occidental u otra grave crisis de Estado— o un cisne negro diplomático (EEUU ya respaldó unilateralmente a Marruecos en el Sáhara Occidental) llevan a Rabat a desafiar de forma efectiva la soberanía de Ceuta y Melilla. Los enclaves autónomos españoles no están bajo el paraguas de la Alianza y España siendo uno de esos "delincuentes" de la OTAN, en palabras de Trump, que no están invirtiendo suficiente en defensa (terceros por detrás de Bélgica y Luxemburgo).

Foto: Maniobras militares de Marruecos y EEUU. (EFE/Fátima Zohra)
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"En ese escenario había que ver qué relación hay entre Washington y Rabat, y cómo encaja en su estrategia global hacia Oriente Medio y África. Pero si hubiera una escalada con Marruecos sin llegar a una guerra, no hay garantía 100% de que Estados Unidos nos vaya a apoyar", avisa Jordán.

Ese momento imposible para el que deberíamos estar preparados.

Porque, parece obvio que una retirada de EEUU de Europa, formal o simbólica, sería contraproducente para los intereses estratégicos de Washington, incluso para los estándares de Trump. No solo perdería influencia clave en una región vital para la economía y la gobernanza global, sino que podría verse aislado en caso de una eventual careo con China en Asia-Pacífico o en otras eventuales crisis de seguridad.

Y aun así, después de escuchar a uno de los políticos más influyentes de EEUU poner en duda el Artículo 5, ¿puede la Unión Europea asumir ese riesgo a futuro?

"La pregunta es hasta qué punto esto va a actuar esto como un catalizador para que la UE avance en una verdadera política exterior y de defensa común. Ahora hay viento de cola para que avance esta integración, con fondos multimillonarios y varias iniciativas en marcha. Se habla incluso de un comisario de defensa, algo que hace cinco años era impensable”, reflexiona el analista español. "Pero lo que al final se avance va a depender del factor humano. La UE se ha ido construyendo a bases de crisis, pero también con los liderazgos que apostaron por la Unión".

"Todos los aliados están unidos en su determinación de combatir esta plaga [terrorista]. En este momento crítico, Estados Unidos puede confiar en sus 18 aliados en Norteamérica y Europa. La solidaridad de la OTAN sigue siendo la esencia de nuestra Alianza".

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