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La conexión holandesa en el mayor sabotaje del programa nuclear iraní
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Erik van Sabben

La conexión holandesa en el mayor sabotaje del programa nuclear iraní

Un agente de 36 años reclutado por espías holandeses instaló el virus informático que paralizó las ultracentrifugadoras, en una operación liderada por Israel y Estados Unidos

Foto: Unos niños se suben a unos misiles de corto alcance expuestos por el ejército iraní con motivo de las celebraciones de la Semana de la Defensa. (EFE/Abedin Taherkenareh)
Unos niños se suben a unos misiles de corto alcance expuestos por el ejército iraní con motivo de las celebraciones de la Semana de la Defensa. (EFE/Abedin Taherkenareh)
  • Nombre: Erik van Sabben.
  • Nacionalidad: holandesa.
  • Edad: 36 años.
  • Profesión: Ingeniero y espía.
  • Misión: sabotear el programa nuclear de Irán.

Erik aceptó ser parte de una emocionante historia de espías a las órdenes de Israel y Estados Unidos. Debido a su formación técnica, sus numerosos contactos en la región y su vínculo con Irán, los servicios de inteligencia holandeses AIVD lo reclutaron para una misión de alto secreto, tan confidencial que ni siquiera el gobierno de los Países Bajos estaba informado del papel crucial que un ciudadano holandés desempeñaría en lo que se considera una de las operaciones de sabotaje más significativas del siglo. La revelación de la identidad de Erik esta semana ha provocado consternación en el Congreso holandés, donde se han solicitado explicaciones inmediatas y detalladas.

La trama se desarrolla en las instalaciones nucleares de Natanz, ubicadas a unos 300 kilómetros de Teherán, la capital de Irán. Es en este complejo donde se lleva a cabo el proceso de enriquecimiento de uranio. La tensión mundial alrededor de estas tareas es alta. Las autoridades iraníes sostienen que el enriquecimiento tiene como objetivo el desarrollo de energía nuclear con fines civiles y la operación de sus centrales nucleares. Pero los funcionarios estadounidenses insisten en que las actividades de Irán persiguen la obtención de armamento nuclear.

Foto: Archivo: el presidente iraní, Ebrahim Raisi, se dirige a la multitud ante una imagen del difunto Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC). (EFE/Abedin Taherkenareh)

Ante la preocupación de que Irán pudiera estar desarrollando un arma nuclear, Estados Unidos e Israel orquestaron una operación encubierta alrededor del año 2007 para interferir con el programa nuclear iraní. Con la colaboración del AIVD, se seleccionó ya en 2005 a un individuo cuya misión consistió en infiltrarse en el complejo nuclear de Natanz, el cual está sujeto a estrictas medidas de seguridad. El agente encubierto era Erik, que fue responsable de instalar dispositivos que transmitieron el virus informático conocido como Stuxnet. Este malware estaba diseñado para forzar el cierre de las válvulas de las ultracentrífugas, una maniobra que resultó en la avería de aproximadamente 1.000 ultracentrífugas esenciales para el proceso de enriquecimiento de uranio.

La operación se consideró un éxito. El programa nuclear iraní sufrió un severo contratiempo a raíz de esta misión. La implementación de Stuxnet marcó un hito histórico, inaugurando la era de la ciberguerra y siendo reconocido como la primera arma de su tipo en el ciberespacio. La operación se desarrolló en dos fases: la inicial, ejecutada en 2007 por el ingeniero holandés, y una subsiguiente en 2009 usando una versión avanzada del virus capaz de difundirse autónomamente a través de las redes informáticas como un gusano. Aunque los detalles de su liberación en el entorno iraní son todavía inciertos, se especula que pudo haber sido mediante empresas suministradoras de componentes al complejo nuclear que, sin saberlo, introdujeron el virus. El coste de la operación Stuxnet se estima entre 1.000 y 2.000 millones de dólares.

El coste de la operación Stuxnet se estima entre 1.000 y 2.000 millones de dólares

La vida de Erik también había cambiado. Ejemplo de ello es cuando, a finales de 2008, partió hacia Teherán para pasar las fiestas con su familia política. Estaba casado con una mujer iraní y realizaba visitas frecuentes a Irán. Era simplemente un ingeniero intrépido al que le gustaban las aventuras y que tenía un trabajo normal en una empresa de transporte pesado en Dubai. Tan solo un día después de llegar a Teherán, Erik entró en pánico, su familia no le reconocía, parecía asustado y solo quería salir de Irán lo más rápido posible. Nadie entendía por qué. Ni siquiera su familia inmediata y su pareja sospechaban de que Erik llevaba una doble vida. Que tan solo un año antes había sido el encargado de sabotear todo un programa de enriquecimiento de uranio.

En Holanda, se tenía conocimiento previo —desde 2019— de que un espía del AIVD holandés desempeñó un rol crucial en la operación de Stuxnet, pero los detalles específicos sobre su identidad y el papel real que jugó han sido una revelación reciente. Aunque previamente se especulaba que el virus pudo haberse introducido mediante una unidad USB, nuevas informaciones apuntan a que el virus tuvo como objetivo las bombas de agua instaladas por el mismo ingeniero holandés en el complejo nuclear, una pieza de información hasta ahora desconocida.

Este dato emerge de una extensa investigación de dos años por parte del Volkskrant, que involucró entrevistas con 43 de involucrados, incluyendo a diecinueve empleados de la AIVD y del MIVD. Otro descubrimiento significativo es el siguiente: aunque el AIVD estuvo presente en la operación, sus funcionarios afirman no haber sabido en aquel entonces que fue un ciudadano holandés quien llevó a cabo la parte crítica de la misión. "No nos dimos cuenta hasta mucho después", reveló un alto cargo del AIVD al periódico. "Es una situación alarmante: deberíamos haber indagado más". La CIA nunca dijo al AIVD que el equipo que Erik llevó a Natanz contenía el virus devastador.

Surge la ineludible pregunta sobre qué consecuencias habría enfrentado el espía holandés en caso de ser capturado. Las operaciones de espionaje y sabotaje entrañan inherentes peligros, particularmente en un país con un régimen estricto, por lo que el riesgo es considerable. Erik van Sabben, el ingeniero en cuestión, falleció el 16 de enero de 2009 en un accidente de moto en Dubai, donde residía. Esto ocurrió tan solo dos meses después de su salida misteriosa y repentina de Teherán. Su familia, ajena a su vida secreta, considera su muerte un trágico accidente. No obstante, una fuente anónima referenciada por Volkskrant especula que Erik pudo haber pagado un "alto precio" por su participación en la operación.

Para otros ciudadanos holandeses en Irán, la situación no ha variado significativamente. Ya era de dominio público que la AIVD y, por extensión, Países Bajos, tuvo un papel en el sabotaje. La implicación de la AIVD no es algo fuera de lo común. En este ámbito, prevalece la reciprocidad: "Yo te ayudo, tú me ayudas". Se participa en el juego para estar en la delantera del tablero de la inteligencia internacional. Según las fuentes, los estadounidenses en particular poseen una vasta cantidad de información que resulta valiosa para los holandeses.

Foto: Vista de un dron mientras partidarios del movimiento hutí se concentran para denunciar los ataques aéreos lanzados por Estados Unidos y Gran Bretaña contra objetivos hutíes. (Reuters/Houth Media Center)

Sin embargo, y de acuerdo con informes de De Volkskrant, el primer ministro de la época, Jan-Peter Balkenende (2002-2010), no fue puesto al corriente de la operación. Esta revelación ha provocado que miembros del Congreso soliciten explicaciones detalladas. Jesse Six Dijkstra, representante del partido demócrata cristiano NSC, ha formulado preguntas parlamentarias. Dijkstra califica la situación como un "alto riesgo geopolítico de fracaso". En consecuencia, parece que no hubo una evaluación política exhaustiva en cuanto a los riesgos o la legalidad de la operación, ni se consideró en profundidad si los líderes políticos estaban al tanto de la utilización de una nueva herramienta en el acto de sabotaje.

En el momento del lanzamiento de Stuxnet en 2007, no existían acuerdos ni reglamentaciones internacionales específicas que regían el uso de virus de sabotaje cibernético. No fue sino hasta 2015 cuando Naciones Unidas estableció una serie de normas no vinculantes legalmente, destinadas a promover un comportamiento responsable en el espacio digital. Según estas directrices de la ONU, se prohíbe atacar infraestructuras críticas. Bajo los estándares internacionales actuales, el uso de Stuxnet habría sido una violación de estas directrices, contraviniendo lo que la ONU considera permisible en el ámbito cibernético.

Como con esta misión de sabotaje, el proceso de enriquecimiento de uranio, esencial para la fabricación de armas nucleares, ha experimentado una serie de altibajos en Irán a lo largo de los años. En 2015, Irán llegó a un acuerdo con potencias occidentales en el que se comprometió a reducir significativamente su enriquecimiento de uranio. Como parte del acuerdo, inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) recibieron autorización para verificar el cumplimiento de estas condiciones. A cambio, se acordó el levantamiento de ciertas sanciones internacionales.

Foto: Un soldado de Pakistán en una imagen de archivo. (EFE)

Sin embargo, en 2018, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió retirar a su país del acuerdo. Posteriormente, en 2020, tras la muerte de un general iraní en un ataque con misiles estadounidenses, Irán anunció que dejaría de cumplir con el acuerdo y reanudaría el enriquecimiento de uranio.

Para 2023, informes de la OIEA indicaban que Irán había acumulado 114 kilos de uranio enriquecido al 60%. Para la fabricación de armas nucleares se requiere uranio enriquecido al 90%. Además, se señala que Irán no posee actualmente la capacidad técnica necesaria para la creación de armas nucleares. El proceso de desarrollo de una bomba atómica es prolongado, incluyendo etapas de prueba y posterior construcción de un arsenal. Según los informes, Irán aún se encuentra lejos de alcanzar esta capacidad.

  • Nombre: Erik van Sabben.
  • Nacionalidad: holandesa.
  • Edad: 36 años.
  • Profesión: Ingeniero y espía.
  • Misión: sabotear el programa nuclear de Irán.

Erik aceptó ser parte de una emocionante historia de espías a las órdenes de Israel y Estados Unidos. Debido a su formación técnica, sus numerosos contactos en la región y su vínculo con Irán, los servicios de inteligencia holandeses AIVD lo reclutaron para una misión de alto secreto, tan confidencial que ni siquiera el gobierno de los Países Bajos estaba informado del papel crucial que un ciudadano holandés desempeñaría en lo que se considera una de las operaciones de sabotaje más significativas del siglo. La revelación de la identidad de Erik esta semana ha provocado consternación en el Congreso holandés, donde se han solicitado explicaciones inmediatas y detalladas.

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