Es noticia
El objetivo iraní del ISIS-KP: EEUU ya había advertido que el Daesh en Afganistán "podría atentar en seis meses"
  1. Mundo
Historial de atentados en Irán

El objetivo iraní del ISIS-KP: EEUU ya había advertido que el Daesh en Afganistán "podría atentar en seis meses"

Aunque la virulencia del atentado ha sorprendido a muchos, señala dos tendencias clave: que el ISKP ha encontrado en Afganistán un escenario para lamerse las heridas y que cuenta con la capacidad operativa

Foto: Víctimas de la explosión en la ceremonia de conmemoración del aniversario de la muerte de Soleimani. (EFE/Sare Tajalli)
Víctimas de la explosión en la ceremonia de conmemoración del aniversario de la muerte de Soleimani. (EFE/Sare Tajalli)

La tarde del jueves 4 de enero, un día después de que varias explosiones en una procesión para conmemorar el fallecimiento del antiguo general iraní Qasem Soleimaini se cobraran algo más de 100 vidas, la rama afgana del grupo terrorista Estado Islámico reivindicó la autoría, en lo que se trataría de su primer gran atentado en Irán en años. Sin embargo, el grupo, con base en Afganistán, lleva alimentando su capacidad de atentar en el extranjero desde hace dos años.

Según ha reivindicado el grupo yihadista en un breve comunicado, difundido en su canal de noticias Amaq, dos terroristas suicidas “detonaron sus cinturones explosivos en medio de la multitud, matando e hiriendo a más de 300 shirk ['politeístas'] chiítas”. Este detalle contradice la reconstrucción del atentado hecha pública hasta el momento por la Guardia Revolucionaria iraní, que había apuntado a bombas colocadas en bolsas y detonadas de manera remota junto a la carretera hacia el cementerio de la ciudad de Kerman, a donde peregrinaban miles de personas para conmemorar el aniversario de la muerte de Soleimaini.

El atentado se habría producido en el marco de la campaña “Y mátalos donde quiera que lo encuentres”. Unas horas después, la misma agencia publicó fotografías de los dos presuntos autores, con el rostro enmascarado y los ojos borrosos, por lo que es difícil identificar su nacionalidad o etnia, si eran iraníes o extranjeros.

Este tipo de pruebas, aunque no definitivas, parecen intentar cerrar el debate sobre la autoría del atentado, por el que sobrevolaban las hipótesis de una mano israelí (que en anteriores ocasiones ha atentado contra objetivos en el interior de Irán, y tiene la capacidad para hacerlo) u otros grupos locales iraníes.

En el comunicado no se detalla qué rama del árbol matriz del Estado Islámico ha sido la responsable del atentado, pero todo apunta al Estado Islámico en la provincia de Jorasán (ISKP o ISIS-K, por sus siglas en inglés), la filial afgana del Daesh. Aunque la virulencia del atentado ha sorprendido a muchos, el estallido señala dos tendencias clave: que el ISKP ha encontrado en Afganistán, pese a su rivalidad con los talibanes, un escenario para lamerse las heridas tras la salida de EEUU y el resto de tropas occidentales del país, y que cuenta con el interés y la capacidad operativa para atentados de alto nivel, obviamente en Irán, pero, más importante, en el extranjero en general.

Agenda antiiraní

Aunque hasta el momento la amenaza del Estado Islámico en la provincia del Jorasán se ha limitado principalmente a Afganistán y Pakistán, la comunidad de antiterrorismo ha estado advirtiendo de la ampliación no solo de objetivos, sino de capacidad operativa. Irán, de hecho, ha sido uno de sus objetivos prioritarios. “El grupo yihadista ha estado conspirando activamente contra Irán durante años, aunque el reciente aumento de las amenazas de su rama afgana puede presagiar una nueva ola de células y ataques dentro de la asediada República Islámica”, afirmaba Aaron Y. Zelin, investigador sénior del Washington Institute y fundador del portal especializado Jihadology.

Aunque el mayor atentado —o al menos el más reconocido— hasta la fecha fueron las explosiones en el aeropuerto internacional de Kabul, atestado de afganos que intentaban abordar los últimos aviones occidentales que evacuaban el país ante la llegada de los talibanes al poder (183 muertos, incluidos 13 soldados estadounidenses), también ha intentado numerosos ataques en Irán. El último, en agosto de 2023 (el ISKP no reclamó la autoría, pero el gobierno iraní los señaló como culpables) contra un templo chiíta, dejó 13 muertos. Antes, un ataque similar contra también un templo, en octubre de 2022. Ambos atentados, apenas un lobo solitario con un fusil disparando contra los transeúntes. Los intentos serían muy superiores a los éxitos: frente a los cuatro atentados con éxito en los últimos siete años, según han ido informando las autoridades iraníes, se han desarticulado varias células en numerosas ocasiones. Pero nada de la escala del atentado de este miércoles.

En realidad, los mayores ataques del ISKP en Irán se remontan a 2018 (también mediante tiradores, 25 muertos) y 2017, un ataque doble mediante terroristas suicidas contra la tumba del ayatolá Jomeiní (“un santuario pagano”, según el Estado Islámico) y el Parlamento iraní en Teherán.

Foto: Imagen del exlíder del ISIS-K, Hafiz Saeed, muerto en 2015. (EFE)

“El ISKP ha demostrado intención y capacidad para atacar objetivos dentro del propio Irán”, afirma Colin P. Clarke, analista en contraterrorismo del Soufan Group, en declaraciones al NYT. “ISKP quiere atacar a Irán, porque Teherán es la potencia chiita más prominente y objeto de la ira de la agenda altamente sectaria de ISKP. La propaganda del ISKP se centra continuamente en denigrar a los chiítas como apóstatas, y lo hace más que otras ramas del ISIS”.

La marcada agenda antichiita y antiiraní del Estado Islámico se remonta a su fundación. Uno de los principales factores que lo llevaron a separarse de Al Qaeda en 2013 fue, según se ha ido estudiando, la reticencia de esta a atacar Irán. En su punto álgido de conquista territorial en Sira e Irak, las minorías chiítas de esos países fueron atacadas duramente.

Más allá de un ataque contra “apóstatas” y “politeístas”, el atentado toca también el recuerdo del general Soleimani, la mano negra iraní que desarrolló la red de milicias chiítas que lucharon contra el ISIS hasta hacerlo retroceder de la mayoría de sus territorios.

Ojos en el extranjero

Pero lo que llama la atención, en el caso de que realmente haya sido el ISKP quien llevara a cabo el atentado, es la capacidad operacional para un ataque de semejante alcance. Afganistán se estaría convirtiendo así en ese ‘refugio seguro’ desde el que se están planificando atentados terroristas en el extranjero. En Europa, como el intento de atentado esta Nochevieja en Alemania y España que hace apenas unos días reportaba El Confidencial, confirmado por fuentes en Interior, pero ahora también en Irán.

El pasado marzo, el comandante en jefe de Comando central de EEUU (Centcom), el general Michael Kurilla, advirtió en el Senado estadounidense de que el ISKP sería capaz de atentar contra intereses estadounidenses y europeos en el extranjero, así como desarrollar “operaciones externas” en Asia, en menos de seis meses “con poco o ningún aviso”.

Aunque Kurilla se centraba en los intereses estadounidenses y de sus “aliados occidentales” (principalmente Europa), la recuperación de la capacidad para atentar a gran escala en el extranjero por parte del ISKP era motivo de preocupación, especialmente por el enorme agujero negro en inteligencia que dejaba la salida de EEUU de Afganistán. Si bien antes de 2021 EEUU todavía tenía una red de inteligencia en el país, ahora, admitía el propio Kurilla, todos los intentos de atentado de los últimos meses han sido detectados ya desde fuera.

Foto: Un miliciano talibán, en el aeropuerto de Kabul. (Reuters)

Una evaluación que coincide con la que una fuente de seguridad antiterrorista española detallaba a El Confidencial. Las autoridades de Austria, Alemania y España habrían recibido información de un servicio de inteligencia extranjero no especificado que les habría alertado de los planes de una célula del ISKP para atentar en Colonia, Viena y Madrid. El soplo “no vino de Afganistán”.

“En realidad, el ISKP se ha debilitado en Afganistán desde el segundo año de los talibanes en el poder, al tiempo que, paradójicamente, ha ampliado su capacidad de operaciones externas. Ha pasado de un enfoque local/regional a una postura más global, por la que planifican y llevan a cabo ataques en el extranjero, ya sean dirigidos, guiados o inspirados”, apunta Zelin, el fundador de Jihadology y un portal de seguimiento de atentados y actividad terrorista del Estado Islámico.

Mal momento

El momento del ataque en Irán, sin embargo, sí es raro. En el contexto de la invasión israelí de Gaza y la solidaridad de este grupo con los hermanos palestinos, Irán es precisamente quien apoya a Hamás. La mayoría de los analistas apuntan a que se trataría, pues, de algo más “oportunista”, sin una relación con la guerra en Gaza.

“Es un mensaje al mismo de tiempo de liderazgo, de su capacidad de reivindicar atentados de alto perfil en Irán y una nueva campaña militante, todos emitidos el 4 de enero, el Estado Islámico parece estar dispuesto a marcar un buen inicio de año, especialmente después de meses de reducida actividad a nivel mundial”, apunta Mina Al Lami, especialista en yihadismo. Quizá tras fracasar en su intento de atentado en Colonia, Viena y Madrid, la oportunidad venía de Irán.

La tarde del jueves 4 de enero, un día después de que varias explosiones en una procesión para conmemorar el fallecimiento del antiguo general iraní Qasem Soleimaini se cobraran algo más de 100 vidas, la rama afgana del grupo terrorista Estado Islámico reivindicó la autoría, en lo que se trataría de su primer gran atentado en Irán en años. Sin embargo, el grupo, con base en Afganistán, lleva alimentando su capacidad de atentar en el extranjero desde hace dos años.

Irán Terrorismo
El redactor recomienda