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¿Paz talibana? Afganistán se convierte en el punto ciego de la seguridad de EEUU
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Análisis de GZERO Media

¿Paz talibana? Afganistán se convierte en el punto ciego de la seguridad de EEUU

El letal atentado suicida frente al aeropuerto de Kabul ha generado nuevas dudas sobre si los talibanes tendrán capacidad para mantener la seguridad básica tras la salida de Estados Unidos

Foto: Un miliciano talibán, en el aeropuerto de Kabul. (Reuters)
Un miliciano talibán, en el aeropuerto de Kabul. (Reuters)

Apenas unas horas antes de la fecha límite del 31 de agosto, las fuerzas estadounidenses se retiraron completamente de Afganistán después de casi 20 años. Pero el país, ahora controlado por el mismo grupo miliciano que el Ejército estadounidense sacó del poder hace décadas, no es para nada estable.

El letal atentado suicida frente al aeropuerto de Kabul perpetrado por el ISIS-K, la filial local del Estado Islámico y rival ideológico de los talibanes, ha planteado nuevas dudas sobre si los talibanes tendrán capacidad para mantener incluso la seguridad básica tras la salida de Estados Unidos.

Foto: Paul Rogers. (Cedida)

Grandes potencias extranjeras no tienen claro cómo lidiar con los talibanes. Pero todos comparten un interés común: hacer lo que sea necesario para prevenir nuevos atentados terroristas y una crisis de refugiados. Estos son los principales:

EEUU estaba deseando retirarse de Afganistán, pero eso no significa que Afganistán no siga siendo un problema para Estados Unidos. Para EEUU, la caótica retirada y las primeras muertes de soldados estadounidenses desde el acuerdo de paz de 2020 con los talibanes son un recuerdo aleccionador de que tendrán que seguir manteniendo un ojo en el país. Después de todo, asegurarse de que Afganistán no será nunca el escenario para otro 11-S fue la razón principal que justificó la invasión.

Para complicar las cosas aún más, Afganistán se convertirá pronto en un punto ciego para la Inteligencia estadounidense. Sin soldados en el terreno, será muy difícil detectar si el ISIS-K o una resurgida Al Qaeda están planeando atentados contra intereses estadounidenses. Las ideas sobre que Estados Unidos comparta inteligencia con los talibanes son como mucho meras ilusiones, así que un asediado Joe Biden necesita alguna solución.

Foto: Talibanes en Kandahar. (EFE)

Si EEUU quiere mantenerse en el circuito de inteligencia sobre Afganistán, tendrá que depender de amigos más dispuestos a trabajar con los talibanes. Dos importantes son el también aliado de la OTAN Turquía y Qatar, a quienes los talibanes han solicitado ayuda para mantener la seguridad y operar el aeropuerto de Kabul. Ambos tienen todavía que responder a la oferta, pero la considerarán cuidosamente porque ambos tienen intereses.

Los turcos quieren mantener Afganistán tan estable como sea posible para prevenir un éxodo masivo de afganos que acaben en Turquía tratando de llegar a Europa, mientras que los cataríes, que acogieron a la cúpula talibana durante las negociaciones de paz con EEUU, han emergido con un inesperado peso diplomático en esta crisis.

Hay también un influyente vecino de Afganistán con una relación complicada con EEUU: Pakistán. Es quizás el país que parece beneficiarse más del éxito militar de los talibanes, con la creación del Servicio de Inteligencia Pakistaní (ISI). Pero también quieren evitar más caos en Afganistán, especialmente si eso significa que los talibanes pakistaníes (TTP) empiezan a dar problemas en la frontera, así como un mayor número de refugiados en un país que ya es el que más acoge con mucha diferencia.

Foto: Un hombre lee el periódico en Pakistán. En el titular: "Kabul, conquistada". (EFE)

Las relaciones entre EEUU y Pakistán se han amargado desde el asesinato en 2011 de Osama Bin Laden en suelo pakistaní y por las incontables muertes de civiles pakistaníes en ataques de drones de EEUU, empujando a Islamabad a acercarse a China (que tiene sus propios problemas). En cualquier caso, los pakistaníes tienen influencia sobre el Tío Sam porque Estados Unidos necesitará acceso a su espacio aéreo para lanzar ataques con drones desde Qatar contra terroristas dentro de Afganistán. Islamabad puede aceptar, tal vez a cambio de más miles de millones de dólares en ayuda militar estadounidense.

Dos adversarios estadounidenses que también quieren un Afganistán estable son China y Rusia. Los chinos han insinuado durante mucho tiempo que reconocerán a los talibanes si restauran algo parecido a la ley y el orden, porque Pekín quiere que Afganistán se suba a la Nueva Ruta de la Seda a cambio de acceder a sus riquezas minerales. Xi Jinping sabe que los talibanes necesitan dinero que no provenga del opio, mientras que los talibanes saben que Xi necesita garantías de que la infraestructura construida por China no será destruida por ISIS-K ni por nadie más.

Foto: Un soldado afgano en Herat, frente de batalla con los talibanes (EFE)
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Mientras tanto, los rusos, con una larga historia de violencia yihadista en su propio suelo, están haciendo lo posible para ayudar a asegurar las porosas fronteras de Afganistán, esperando que los talibanes devuelvan el favor manteniendo a los islamistas lejos de las ex repúblicas soviéticas en Asia Central.

En última instancia, sin embargo, todo depende de los talibanes. Como Gobierno 'de facto' de Afganistán, deben probar que pueden mantener la seguridad. Pero del mismo modo en que ellos han aprendido que hacerse con el poder es más fácil que gestionar un país, los talibanes pronto se darán cuenta de que mantener la paz será mucho más difícil que ganar la guerra.

Apenas unas horas antes de la fecha límite del 31 de agosto, las fuerzas estadounidenses se retiraron completamente de Afganistán después de casi 20 años. Pero el país, ahora controlado por el mismo grupo miliciano que el Ejército estadounidense sacó del poder hace décadas, no es para nada estable.

Joe Biden Talibán
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