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Un camaleón holandés para liderar la OTAN: ¿es Rutte la respuesta a la parálisis de la sucesión?
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Un camaleón holandés para liderar la OTAN: ¿es Rutte la respuesta a la parálisis de la sucesión?

No está claro el trabajo que Rutte ha hecho ya entre bastidores antes de anunciar su ambición de dirigir la OTAN, pero su círculo habla de apoyos desde Washington

Foto: Mark Rutte, de gira en Malasia. (EFE/Fazry Ismail)
Mark Rutte, de gira en Malasia. (EFE/Fazry Ismail)
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Donde dije digo, digo Diego. Es la definición de los 13 años de legislaturas del liberal Mark Rutte en Holanda. Y, siendo hombre de palabra, mantiene esta lógica hasta el final. Antes de verano, anunció que dejaba la política después de las elecciones del 22 de noviembre, pero también dijo que no se veía yéndose fuera. Su intención, dijo, era seguir dando clase a chavales de un colegio de La Haya y que "ya se verá". ¿Quizá le interese dirigir la OTAN? ¿Presidir la Comisión Europea? ¿Otro alto cargo internacional?, le insistían los periodistas. "No", dijo tajante.

Desde entonces, ha ido preparando al país y a sus aliados para desdecirse. En septiembre ya admitió que estaba buscando otros "puestos" después de la política. Y ahora dice que la OTAN le parece "muy interesante" y "si sale bien, tal vez sí" pueda reemplazar al noruego Jens Stoltenberg, quien lleva atrapado unos años en el puesto ante la incapacidad de los aliados de encontrar un candidato de consenso que cumpla con los deseos de todos.

El ex primer ministro noruego —ahora sí— aspira a dejar la secretaría general en 2024 tras una década y dos prórrogas al mando de la Alianza. Y Rutte dice que ahora sí está disponible y que, ante la actual situación geopolítica en Europa y Oriente Medio, cree que "todavía podría aportar algo" al mundo. Sin embargo, asegura, no hará lobby ni presionará para conseguir el puesto. "También sería algo bueno" que el cargo recayera en una mujer, ha dicho, haciéndose eco de una aspiración de la OTAN. No da por hecho que el cargo sea ya suyo.

Hasta mediados de septiembre, Rutte siempre había sostenido que después de la política quería dedicarse a la educación y que carecía de ambiciones internacionales. El Día del Presupuesto, el tercer martes de septiembre, admitió que, en realidad, sí estaba buscando otros puestos. En 2024, quedarán abiertas tres vacantes internacionales de alto nivel: la secretaría general de la OTAN, la presidencia de la Comisión Europea y la presidencia del Consejo Europeo. Rutte insiste en que nadie le ha ofrecido el cargo de la OTAN, lo cual es "bastante triste", ironizó.

No parece ser del todo cierto. Su nombre ha sonado en numerosas ocasiones y era un habitual de las quinielas de analistas y diplomáticos. Fuentes internas han confirmado que el presidente estadounidense, Joe Biden, e incluso su antecesor, Donald Trump, le pusieron la secretaría general sobre la mesa, pero siempre dijo que no. Y el apoyo de la Casa Blanca es instrumental en este caso.

Hito feminista en una Alianza de corbatas

Muchos países de la OTAN quieren que sea una mujer la que lidere la Alianza en el próximo periodo, un hito feminista reivindicado por los sectores más progresistas en una organización de corbatas por antonomasia. Pero no hay nada claro todavía. Lo único seguro es que la secretaría de la OTAN la ocupa tradicionalmente un europeo y no parece que se quiera cambiar eso. También que se elige por consenso de los 31 socios, así que requiere de una figura capaz de generar puentes y representar intereses colectivos.

Por eso, la candidatura de Rutte no es una idea descabellada, a pesar de que su país todavía no gasta el 2% en defensa comprometido con la OTAN. Es uno de los líderes políticos con más años de servicio en Europa y suele ser de los primeros en subirse a un avión hacia cualquier país o cumbre internacional, incluso si le están cayendo bombas. Estuvo en Túnez para lograr el controvertido acuerdo migratorio con la UE. Viajó a Israel para reunirse con Benjamín Netanyahu la semana pasada. Visitó Marruecos para convencer a Rabat de que acoja a los marroquíes en espera de deportación en Holanda. También ha ido varias veces a Ucrania desde la invasión rusa y mantiene conversaciones telefónicas prácticamente a diario con Volodímir Zelenski, convirtiéndose en un destacado adalid de la ayuda militar a Kiev.

Foto: Sánchez, en la cumbre de la OTAN en Madrid en 2022. (EFE/Lavandeira jr.)
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"Rutte es una especie de peón avanzado europeo al que le gusta mucho interferir en los problemas y conflictos actuales", lo llegó a describir el analista político holandés Tobias den Hartog.

Tiene sentido. Su larga trayectoria y su omnipresencia diplomática le han permitido mantener contacto directo con diferentes líderes con diversas inclinaciones ideológicas, de la alemana Angela Merkel al británico Boris Johnson. Siempre a una llamada telefónica porque, asegura su círculo de confianza, Rutte tiene los números de todos en su lista de contactos. Eso también le garantiza un hueco en todas las agendas y es una personalidad a tener en cuenta en las grandes decisiones. De momento, dice no estar tan interesado en ocupar el cargo del belga Charles Michel, ni de la alemana Ursula von der Leyen. ¿Y la OTAN?

"No es un trabajo tan bonito como el que estoy haciendo ahora, pero me daría la oportunidad de desempeñar un papel en el escenario internacional durante algunos años más en un momento de cambios globales dramáticos", ha declarado Rutte recientemente.

Un competidor secreto

A pesar de que su perfil tiene mucho peso, el éxito no está garantizado. Se necesita poner de acuerdo a muchos aliados y que no haya rivales que dividan la voluntad de los socios para alcanzar estos puestos. Y hay precedentes en Países Bajos. Por ejemplo, Ruud Lubbers, primer ministro holandés entre 1982 y 1994, peleó por la presidencia de la Comisión Europea, pero se topó con la oposición del entonces canciller alemán, Helmut Kohl, quien consideró al holandés poco amigo de la unificación alemana. Tampoco Jan Peter Balkenende, primer ministro holandés entre 2002 y 2010, logró presidir el Consejo Europeo, a pesar de haber presionado mucho entre bastidores, como se supo años después.

El exjefe de la OTAN Jaap de Hoop Scheffer (2004-2009), aseguró que Rutte tiene buenas posibilidades de suceder a Stoltenberg ahora que ya ha dejado claro que deja la política nacional. "Todas las señales están en verde", dijo De Hoop Scheffer al periódico holandés De Telegraaf. "Habrá que iniciar un proceso que, en última instancia, conduzca a un consenso. También puede ser que surjan otros candidatos. Al final nunca hay votación, pero se habla hasta que haya consenso", agregó.

Foto: Eurofighter en Le Bourget. (EFE/EPA/Yoan Valat)

Rutte es un rostro muy conocido en Europa y tiene una buena relación con líderes mundiales como Biden y el presidente francés, Emmanuel Macron. El procedimiento de solicitud de nuevos candidatos es secreto, pero Rutte dejó caer que tiene un "competidor" serio para el puesto, sin más detalles. Pero, de ser elegido, sería el cuarto holandés en ocupar el puesto, justo cuando algunos aliados pedían un aspirante del sur o del este.

"Quiere que todos se acostumbren a la idea de que le seguiremos viendo la cara durante mucho tiempo en televisión", continuó el analista Den Hartog. Sin embargo, el primer ministro también parece haber interiorizado las críticas del nuevo liderazgo de su partido: ha estado mucho tiempo en el Gobierno.

"Te das cuenta de que, si haces esto durante mucho tiempo, la efectividad disminuye", ha llegado a decir el político holandés. Sin embargo, no le atrae la típica salida de un expolítico. "Ni acabar de consejero en alguna empresa, ni dar discursos sobre mi época como primer ministro… Todo eso me parece muy triste". Ya le ofrecieron hablar ante unos abogados por 15.000 euros y, aseguró, rechazó radicalmente la oferta. Rutte aspira a más. "Solo se vive una vez, así que hay que aportar algo positivo a la sociedad", sentenció.

Donde dije digo, digo Diego. Es la definición de los 13 años de legislaturas del liberal Mark Rutte en Holanda. Y, siendo hombre de palabra, mantiene esta lógica hasta el final. Antes de verano, anunció que dejaba la política después de las elecciones del 22 de noviembre, pero también dijo que no se veía yéndose fuera. Su intención, dijo, era seguir dando clase a chavales de un colegio de La Haya y que "ya se verá". ¿Quizá le interese dirigir la OTAN? ¿Presidir la Comisión Europea? ¿Otro alto cargo internacional?, le insistían los periodistas. "No", dijo tajante.

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