Es noticia
En la OTAN de los drones, España va un paso por delante: un sistema para integrarlos todos
  1. Tecnología
el sistema de integración de drones Naiad

En la OTAN de los drones, España va un paso por delante: un sistema para integrarlos todos

La OTAN organiza desde hace años unas maniobras centradas en el empleo de vehículos tripulados en remoto. ¿La novedad este año? Que España ha demostrado ir un paso por delante del resto

Foto: Dron UAV A900, de la empresa española Alpha. (Juanjo Fernández)
Dron UAV A900, de la empresa española Alpha. (Juanjo Fernández)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

A estas alturas, todos los ejércitos del mundo ha asumido los drones —con más o menos entusiasmo— como un sistema de armas imprescindible para sus arsenales y ya no se concibe una operación militar sin el concurso de estos ingenios. La OTAN lleva años impulsando esta tecnología entre los aliados y, desde hace años, organiza unas maniobras multinacionales centradas en el empleo de vehículos tripulados en remoto. ¿La novedad este año? Que España ha demostrado ir un paso por delante del resto.

Los vehículos no tripulados —o, mejor dicho, que se controlan de forma remota— ofrecen posibilidades tácticas y bélicas hasta hace poco desconocidas. Estas máquinas permiten ampliar, en ocasiones de manera exponencial, las capacidades de las unidades militares en tierra, mar y aire. Hay cometidos, como el reconocimiento, la designación de objetivos o la vigilancia activa, en los que han tomado casi todo el protagonismo. Una presencia que, lejos de ser temporal, va a más.

El problema surge con el hecho de que cada país de la Alianza ha elegido, como es lógico, un modelo particular. Una situación que plantea una serie de retos a la hora de la actuación conjunta que se espera de los socios atlánticos. Se trata de dos cuestiones clave. Una es la de interoperar entre fuerzas de distintos países que ya trabajan con este tipo de vehículos; y otra, la de ser capaces de integrar diferentes modelos de diferentes fabricantes y características en una misma red de combate.

Para lo primero, la OTAN ha desarrollado unos ejercicios específicos, donde se practican acciones conjuntas con varios equipos diferentes. Para lo segundo, ha surgido una solución made in Spain con un programa desarrollado en los astilleros públicos Navantia que es capaz de integrar drones muy diferentes en el sistema de combate (SdC) de un buque. Dicho así, puede parecer algo menor o rutinario. Pero es un hito que no solo supone un incremento sustancial de las capacidades aliadas, sino que sitúa España a la vanguardia de esta tecnología.

placeholder El Kaluga, navegando al costado del buque Furor. (Juanjo Fernández)
El Kaluga, navegando al costado del buque Furor. (Juanjo Fernández)

Maniobras dron

Para afinar el uso combinado de los drones, la OTAN organiza anualmente dos ejercicios complementarios que se realizan casi de forma simultánea. El primero se denomina Repmus (acrónimo de robotic experimentation and prototyping augmented by maritime unmanned systems) tiene como objetivo el desarrollo tecnológico de estos aparatos y cuenta con una participación muy importante de la industria.

El segundo, bautizado Dynamic Messenger, ensaya el empleo de estas mismas tecnologías en escenarios militares. La parte práctica, por así decirlo, en la que los países participantes aportan sus experiencias operativas y sus procedimientos de trabajo con drones. Se contribuye así a la evaluación colectiva de estas tecnologías, que se probarán en un contexto marítimo operativo y en una serie de escenarios de gran verosimilitud. Este año, los ejercicios se realizaron a finales de septiembre en las costas de las localidades portuguesas Troia, Setúbal y Sesimbra, al sur de Lisboa.

placeholder El BAM Furor, navegando hacia Troia. (Juanjo Fernández)
El BAM Furor, navegando hacia Troia. (Juanjo Fernández)

El Dynamic Messenger 2023 se centró en lo que se denomina operaciones de Seguridad Marítima, un objetivo genérico que se materializa en siete áreas tácticas muy concretas. Estas incluyen aspectos tan relevantes como la protección de infraestructura submarina crítica —CUI, en el acrónimo militar—, un aspecto de suma actualidad tras los ataques contra los gasoductos submarinos al inicio del conflicto en Ucrania. Otra área de interés es la guerra contra minas, también relevante por ser un método muy asequible para grupos terroristas o insurgentes que sacan el máximo rendimiento a su ventajosa relación coste-eficacia.

La participación ha sido muy numerosa —lo que refrenda el enorme interés de estas tecnologías— con 14 países de la OTAN, así como observadores invitados de Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur. En términos de personal y medios, se desplegaron más de 1.100 militares y civiles (de empresas desarrolladoras), 14 buques de distintos tipos con cerca de 1.000 tripulantes (entre ellos dos españoles, el BAM P-14 Furor y el cazaminas M-33 Tambre). Todos ellos han realizado misiones junto a 34 sistemas autónomos y remotamente tripulados, varios de ellos españoles y en uso o evaluación por la Armada.

"Uno de los objetivos del ejercicio es probar todas estas nuevas tecnologías, con lo que se busca mantener una ventaja competitiva sobre el mar", resumió el director de las maniobras, el capitán de navío David Fernández Portal, oficial de Marcon (Mando Naval OTAN en el Reino Unido).

Un sistema para controlarlos a todos

El empleo de drones tiene el potencial de multiplicar las capacidades de una fuerza militar. Pero si hay, como en este caso, 34 equipos no tripulados (o remotamente tripulados), casi cada uno de unas características, fabricante y capacidades diferentes, puedes encontrarte con un enorme problema técnico. Un reto nada sencillo al que se enfrenta la OTAN y cada país usuario: que todos ellos se entiendan entre sí y puedan compartir el resultado de su trabajo.

placeholder Consolas del puente del Furor, con las imágenes captadas por los drones integradas en sus pantallas. (Juanjo Fernández)
Consolas del puente del Furor, con las imágenes captadas por los drones integradas en sus pantallas. (Juanjo Fernández)

Sin embargo, Navantia ya tiene la respuesta a este problema. Se llama Naiad (sistema avanzado de integración táctica de vehículos no tripulados para defensa) y no es ningún trabajo teórico o de investigación, sino una realidad que se pudo mostrar y poner a prueba en los ejercicios Dynamic Messenger. Con este desarrollo a bordo del buque de la Armada P-46 Furor, dos drones navales de superficie y dos aéreos se integraron en el Scomba (sistema de combate de la Armada, también desarrollado por Navantia).

Con Naiad se puede acceder en tiempo real a la información de las cámaras y sensores de los drones en las propias consolas del buque y como si se tratase de uno más de sus sensores, algo que ningún otro país tiene por el momento y que nos pone a la cabeza en la forma de operar con este tipo de vehículos.

No es fácil entender qué es el sistema de combate de un buque (SdC) y por qué esta funcionalidad para manejar los drones es tan relevante. Una analogía sencilla para explicarlo sería la de visualizar un ordenador, que no es más que un conjunto de elementos dispares, desde el procesador a los discos duros, la tarjeta gráfica, tarjeta de red, etc. ¿Qué es lo que hace que todo funcione como una unidad? El sistema operativo.

placeholder La utilización conjunta de elementos tripulados y remotamente tripulados abre un gran abanico de posibilidades. (Juanjo Fernández)
La utilización conjunta de elementos tripulados y remotamente tripulados abre un gran abanico de posibilidades. (Juanjo Fernández)

Pues bien, el SdC es una suerte de sistema operativo para buques. Un software que combina la información de los sensores —radares, sonares, infrarrojos, etc.—, las armas —misiles, cañones, contramedidas, etc.— y las comunicaciones para que se entiendan y puedan manejarse desde los centros de control, el CIC (Centro de Información y Combate) y el Puente del buque.

Siguiendo con la analogía del ordenador, si compramos una impresora o un escáner, el sistema operativo es el encargado de reconocer el nuevo periférico —porque ya viene diseñado para ello— e integrarlo con el resto de funciones y procesos. En caso contrario, el usuario tendría que agregar otro proceso —como llevar el documento en un soporte externo hasta la impresora— para ejecutar la tarea. Esto mismo sucede cuando un buque quería integrar un nuevo dron (o cualquier otro elemento externo): si no está integrado en el SdC, se pierde gran parte de su eficacia.

Sin embargo, el SdC de los buques son programas más cerrados y sensibles que los de un ordenador y conectar cualquier elemento externo es mucho más complejo que hacerlo en un ordenador. El milagro que realiza Naiad es precisamente que funciona como un interfaz capaz de integrar en el SdC otros periféricos, drones en este caso, y operar con ellos como si fueran otros elementos del buque.

placeholder USV Kaluga, de la empresa española Utek. (Juanjo Fernández)
USV Kaluga, de la empresa española Utek. (Juanjo Fernández)

En Dynamic Messenger, el barco español Furor estuvo trabajando simultáneamente con dos drones de superficie USV (unmanned surface vehicle) y dos drones aéreos UAV (unmanned aerial vehicle), de fabricantes y características muy diferentes (eso sí, todos españoles). Entre los de superficie estaba el Kaluga, de la empresa Utek; una lancha semirrígida tipo RHIB dotada de un motor de 150 HP, fácil de desplegar y operar y que, además de llevar equipos electroópticos, puede ir armada de una estación remota con un arma de 12,70 mm. El Kaluga ya fue probado en estos mismos ejercicios en su edición de 2022 y, además, permite su uso tripulado y no tripulado.

El otro USV fue el SEAD 23, de la empresa Seadrone; un diseño más sofisticado de control exclusivamente remoto, con casi siete metros de eslora y con un motor de 250 HP. Es muy veloz, hasta 62 km/h, y muy útil para tareas de vigilancia. También puede ir armado con una estación remota de armas.

placeholder Lanzamiento de un UAV M5D, de la empresa española Marine Instruments. (Juanjo Fernández)
Lanzamiento de un UAV M5D, de la empresa española Marine Instruments. (Juanjo Fernández)

Los UAV fueron el M5D Airfox y el Alpha A900. El primero es de la empresa Marine Instruments y se trata de un vehículo muy ligero para reconocimiento de corto alcance, con tan solo 4 kg de peso y 3,5 m de envergadura. Uno de sus puntos fuertes es su facilidad de despliegue al precisar de una infraestructura mínima y poder ser lanzado incluso a mano. Dispone de paneles solares en sus alas, con una autonomía de unas 10 horas (depende mucho de las condiciones atmosféricas) y un alcance operativo (marcado por las comunicaciones) de unos 40 km.

El A900 es de la empresa Alpha y es del tipo helicóptero. Pesa menos de 25 kg y ha sido diseñado de acuerdo a estándares OTAN. Cuenta con elementos para vigilancia y es muy útil para misiones ISR. También dispone de elementos de flotación, en caso necesario. Es de operación muy sencilla y utiliza la cubierta de vuelo de los buques durante un tiempo mínimo.

placeholder USV Sead 23, de la empresa española Seadrone. (Juanjo Fernández)
USV Sead 23, de la empresa española Seadrone. (Juanjo Fernández)

El Naiad permitía que todos estos drones estuvieran integrados en el sistema de combate del buque, desde el cual se podía ver la imagen de sus cámaras y controlarlos como un elemento más. Además, aporta otra ventaja clave con la capacidad de establecer otra unidad en tierra a la que se transmiten los datos, imágenes, etc. captados por el dron en tiempo real y sin depender de que el barco envíe los datos elaborados, lo que requiere tiempo y limita la evaluación.

Por último, está el tema de comunicaciones, que ahora mismo se realizan a través de los satélites de Hisdesat. Esto permite que el NAIAD funcione desde cualquier entorno que tenga cobertura satelital. Esta tecnología se puede instalar en cualquier buque de la Armada que cuente con Scomba (la mayoría) y se podría instalar en otros buques extranjeros, suponiendo un notable avance en la mancomunión de capacidades. En palabras del comandante del Furor, capitán de corbeta Jaime Márquez: "Esto revoluciona la manera de operar en la mar".

A estas alturas, todos los ejércitos del mundo ha asumido los drones —con más o menos entusiasmo— como un sistema de armas imprescindible para sus arsenales y ya no se concibe una operación militar sin el concurso de estos ingenios. La OTAN lleva años impulsando esta tecnología entre los aliados y, desde hace años, organiza unas maniobras multinacionales centradas en el empleo de vehículos tripulados en remoto. ¿La novedad este año? Que España ha demostrado ir un paso por delante del resto.

Defensa Fuerzas Armadas Tecnología militar OTAN
El redactor recomienda