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¿Te has perdido con la investigación del Nord Stream? Esto es lo que hay sobre la mesa
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¿Te has perdido con la investigación del Nord Stream? Esto es lo que hay sobre la mesa

Seguimos sin saber con certeza quién lo voló, pero a diferencia de hace medio año, la posibilidad de que se resuelva el misterio de una vez por todas ya no parece tan remota

Foto: Imagen de la explosión del gasoducto Nord Stream 2. (Reuters)
Imagen de la explosión del gasoducto Nord Stream 2. (Reuters)

Hasta febrero de 2023, la historia del sabotaje al Nord Stream —al menos en lo que al público se refiere— solo podía considerarse una batalla de narrativas entre Rusia y sus adversarios, una gran incógnita marina y uno de los grandes misterios de este conflicto, si no del siglo. Pero desde entonces, una serie de filtraciones a diferentes medios de todo el mundo, así como las investigaciones nacionales de varios países implicados —sobre todo Alemania—, han revelado muchísima información sobre los incidentes, las últimas este mismo mes. Si no has tenido la oportunidad de seguir el caso al detalle, te contamos todo lo que ha ido apareciendo en estos meses.

Foto: europa-no-puede-proteger-sus-costas

El artículo de Seymour Hersh

El día 8 de febrero, el veterano reportero Seymour Hersh publicó un artículo en su blog personal explicando que, según le había relatado una única fuente anónima, EEUU era el responsable de la voladura de los gasoductos en connivencia con Noruega y con el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg. De acuerdo con Hersh, comandos navales estadounidenses, obedeciendo una orden del presidente Joe Biden, habrían colocado las cargas aprovechando los ejercicios navales de la OTAN Baltops 22, y los explosivos habrían sido detonadas de forma remota tres meses después mediante un complicado sistema técnico. Inmediatamente, la historia de Hersh fue amplificada y potenciada no solo por el ecosistema de medios de Rusia, sino también por gran parte del espectro político estadounidense anti-Biden, y en ámbitos donde se tiende a recelar de EEUU.

La historia de Hersh fue muy criticada desde el principio, en gran medida porque algunas de sus afirmaciones sonaban bastante inverosímiles, como el hecho de que la Administración Biden recurriese a una unidad naval específica para ocultarle la operación al Congreso de EEUU, pero después optase por pedir ayuda a los ejércitos de tres países extranjeros aliados de la OTAN, o que una sola fuente tuviese el nivel de acceso suficiente para recibir información del Pentágono, la CIA y el Departamento de Estado y a la vez estuviese dispuesto a denunciarlo a espaldas del ejecutivo para el que trabajaba. El periodista de investigación Jeremy Scahill planteó en The Intercept una hipótesis interesante: "Muy poca gente en el gobierno está al tanto de cada detalle de una operación encubierta, y sé por experiencia que a veces las fuentes saben un montón sobre algunos aspectos de un programa u operación pero tratan de llenar los huecos sobre aspectos que no conocen directamente", sin que eso implique "malicia o un intento de engañar". Una idea que merece la pena tener en cuenta, por algunos aspectos que quedarán claros más adelante.

Foto: Burbujas de gas procedentes de la fuga del Nord Stream 2. (Reuters/Archivo)

El problema del artículo de Hersh es que cinco meses y medio después de su publicación, prácticamente ninguno de sus detalles con una única excepción parcial ha sido confirmado de forma independiente por otros reporteros, fuentes u oficiales. Al contrario, prácticamente desde el primer momento muchos de estos aspectos fueron refutados por expertos, como la supuesta implicación de un navío que en realidad había sido desguazado en 2013, la participación de un avión P8 de la fuerza aérea noruega (que carece de ese modelo), o la supuesta presencia de navíos estadounidenses cuyos registros muestran rutas que no coinciden con las del sabotaje.

Un "grupo proucraniano"

Una semana después de la aparición del artículo de Hersh, el diario The New York Times publicó otra historia donde se citaba a anónimos funcionarios estadounidenses que aseguraban que, según la información de inteligencia disponible, los principales sospechosos eran un "grupo proucraniano" compuesto de varios ciudadanos ucranianos, rusos o ambos, sin aportar muchos más detalles. Tanto si Hersh estaba en lo cierto acerca de la implicación estadounidense como si no, era difícil no percibir esta filtración interesada como una reacción directa a las afirmaciones del periodista, un intento de echar balones fuera por parte de la Administración Biden. Horas después, el Washington Post publicaba una historia similar, donde hablaba de "partisanos ucranianos".

Foto: Instalaciones de Nord Stream 1 en Lubmin, Alemania. (Reuters/Hannibal Hanschke)

Esa misma tarde, un consorcio de medios alemanes liderados por Die Zeit y Tagesschau publicó algunos de los datos de los que disponía la fiscalía alemana, que centraba su investigación en un comando de seis individuos que había utilizado pasaportes falsos y había zarpado de un puerto alemán. También confirmó que las autoridades alemanas habían registrado un barco sospechoso de haber tomado parte en la operación, que podría haber transportado explosivos.

Hersh reaccionó a todo ello citando a una supuesta fuente de la comunidad de inteligencia estadounidense que le dijo que era "una fabricación total" de esas mismas instituciones "con el objetivo de desacreditar" la publicación del periodista. Hersh acusó a los periodistas estadounidenses y alemanes de dejarse embaucar. También atacó a los investigadores de fuentes abiertas que habían refutado los datos de su artículo, asegurando que eran tan ingenuos como para no creer que la CIA alteraría los registros para engañarles.

El yate Andrómeda

La pista del barco de recreo se fue consolidando en las semanas siguientes. La publicación Der Spiegel lo identificó como el yate Andrómeda, de 15 metros de eslora, y la comunidad de investigadores de fuentes abiertas pronto pudo encontrar rastros de su paso por diversos puertos del mar Báltico. Medios escandinavos también confirmaron las diversas escalas realizadas por la embarcación en sus países, como la remota isla danesa de Christianso, a unos 40 kilómetros del área del sabotaje. A bordo del navío se encontraron rastros de explosivos, y la tarjeta de visita de un prominente miembro del partido Pravii Sektor, Dmitro Anatoliovich. También se han encontrado restos de ADN, que la fiscalía alemana trata de determinar si pertenece a un soldado ucraniano (cuya identidad no se ha hecho pública), comparándolo con el de su hijo residente en el extranjero.

El explosivo fue posteriormente identificado como HMX, adecuado para detonaciones submarinas como la del Nord Stream. Sin embargo, algunos expertos se mostraron escépticos ante la idea de que un barco de tamaño relativamente pequeño hubiese podido transportar a al menos seis personas, el equipo de buceo especializado, y además la cantidad de explosivo necesario para volar las diferentes secciones de los gasoductos, que podría acercarse a una tonelada. Por eso, algunas voces empezaron a mencionar la idea de que habría sido necesaria la participación de al menos otro barco nodriza, que podría haber servido para trasladar los explosivos y tal vez parte de los equipos. Algo que, sin embargo, a día de hoy, no ha pasado de ser una hipótesis.

Foto: Fotografía de archivo satelital de las burbujas provocadas por las fugas de gas en los gasoductos Nord Stream 1 y 2. (Reuters)

Otro de los aspectos oscuros del Andrómeda es el hecho de que las personas que lo rentaron lo devolvieron sin limpiar, pese a lo que estipulaba el contrato de alquiler. Esto fue lo que permitió descubrir los rastros de explosivos y, tirando del hilo, la falsedad de los documentos utilizados por esos individuos. Esta falta de profesionalidad ha llevado a muchos investigadores a sospechar que la pista del Andrómeda podría ser un señuelo, una posible operación de falsa bandera para incriminar falsamente a Ucrania. No obstante, tampoco hay evidencias de ello.

Navíos rusos en la zona antes del sabotaje

A finales de marzo, el investigador de fuentes abiertas Oliver Alexander publicó un largo análisis en el que revelaba la presencia de al menos seis barcos rusos activos en la zona del sabotaje en los días previos a este. Los hallazgos fueron también recogidos por el portal de noticias alemán T-Online, que tituló: "Ataque al Nord Stream: nuevas evidencias apuntan a Rusia". Muchos de los datos que Alexander hizo públicos fueron posteriormente validados por las autoridades locales y por periodistas de investigación de varios de los países afectados.

La marina danesa, por ejemplo, tomó un total de 26 fotografías del barco ruso SS-750 cerca de la isla de Bornholm el 22 de septiembre. Este navío destaca por transportar un minisubmarino especializado AS-26 para operar en aguas profundas. El 3 de mayo un consorcio de medios escandinavos confirmó que otros "barcos fantasma" rusos que viajaban con los transpondedores apagados también se encontraban en el área, tal y como muestra una serie de comunicaciones interceptadas entre las tripulaciones de esas embarcaciones, así como imágenes por satélite.

La información recopilada por este consorcio apareció en una serie documental titulada Guerra en la sombra, en la que se aborda el papel de este tipo de barcos a la hora de recopilar información de inteligencia de forma clandestina en el mar Báltico. Pero si bien estas evidencias forenses suponen un indicio importante, tampoco constituyen una prueba irrefutable de que Rusia sea responsable del atentado contra los gasoductos. El fiscal Mats Ljungvist, a cargo de las pesquisas públicas en Suecia, declaró que las autoridades de su país tienen "una buena panorámica" del tráfico marítimo en la zona en aquellos días. "Eso también se aplica al tráfico sin datos AIS —transpondedores—. No puedo decir más, porque la investigación es confidencial", declaró a la radio pública sueca.

Polonia como base logística

Los investigadores alemanes han descubierto que el yate Andrómeda fue alquilado por mediación de una agencia de viajes en Varsovia que sería parte de una serie de empresas pantalla utilizadas por la inteligencia ucraniana. Además, una furgoneta blanca que llevaba matrícula de Polonia y fue avistada por testigos y por cámaras de seguridad en un puerto alemán, se utilizó para llevar suministros a los tripulantes del Andrómeda. Y según la información obtenida de la radio y el equipo de navegación del Andrómeda, así como de las señales de telefonía y la información de satélites, el barco habría dado vueltas alrededor de los sitios de las explosiones, lo cual es un poderoso indicio sobre su probable indicación.

Pero estos mismos datos señalan que el Andrómeda también habría hecho un desvío para penetrar en aguas territoriales polacas. En conjunto, los investigadores alemanes tratan ahora de determinar si Polonia cumplió el papel de base logística para la operación, desde donde se habrían coordinado y ejecutado los aspectos logísticos y financieros.

Foto: Un policía junto al aeropuerto de Rzeszow-Jasionka. (Reuters/Hannah McKay)

En todo caso, por ahora no se ha hecho público ningún indicio que sugiera que el gobierno polaco podría estar envuelto en el sabotaje de alguna manera. "Un portavoz de la fiscalía general federal alemana, que dirige las pesquisas, se ha negado a comentar si la investigación se ha expandido a Polonia o si se ha pedido ayuda a las autoridades polacas. Otros funcionarios alemanes familiarizados con la investigación señalaron que no tenían evidencias de que el gobierno de Polonia esté implicado en la trama", apunta un artículo del Wall Street Journal del pasado 10 de junio donde se resume todo lo relacionado con la "pista polaca".

… y "la CIA lo sabía"

A lo largo de este mes de junio, los diarios Washington Post y Wall Street Journal y la cadena CNN han publicado una serie de exclusivas en las que afirman que los servicios de inteligencia de cierto país aliado —después identificado como Países Bajos— advirtieron a la CIA a principios del verano pasado sobre un plan ucraniano para destruir una conexión energética entre Rusia y Europa. La CIA habría considerado que el informante del que partía la información no había demostrado aún su fiabilidad, pero aun así habría advertido a Alemania sobre la existencia de un complot contra el Nord Stream (algo que ya reveló la prensa alemana después de la voladura, y que confirmó el BND, el servicio de inteligencia exterior de ese país).

Según el WSJ, EEUU también lanzó una advertencia a Ucrania en contra de volar el Nord Stream, de acuerdo con personas que participaron en esas conversaciones. En agosto, la CIA avisó a aliados de al menos siete países de la OTAN de que Ucrania ya no parecía estar planeando sabotear el Nord Stream y la amenaza había disminuido. Menos de dos meses después, varias secciones de los gasoductos estallaban bajo las aguas.

Foto: Concentración en apoyo a Ucrania en Nueva York. (EFE/Jason Szenes)

De acuerdo con el WSJ, la inteligencia preliminar recibida por la CIA indicaba que un grupo de sabotaje ucraniano, aparentemente bajo las órdenes del general Valeriy Zaluzhniy, el comandante en jefe del ejército ucraniano, estaba tratando de alquilar un yate en la costa báltica y planeaba colocar explosivos en los ductos. El plan inicial habría sido llevar a cabo la operación justo después de los ejercicios Baltops de la OTAN en esa misma zona (los mismos que tanta importancia tenían en la versión de Seymour Hersh). La información disponible ahora, sin embargo, sugiere que Zaluzhniy finalmente no tomó parte en el asunto, y los saboteadores habrían modificado también otros aspectos, como el puerto desde el que zarpó el equipo.

El principal problema con esta versión es, una vez más, que se basa en fuentes anónimas de las que ni siquiera se detalla el cargo, de forma que es imposible comprobarla. No obstante, las afirmaciones implican a un número considerable de personas y países, ninguno de las cuales han salido a desmentirlo. Además, algunos aspectos han sido parcialmente confirmados por periodistas de otros países miembros de la OTAN. La alerta inicial de junio de 2022 sobre un presunto plan ucraniano para atacar el Nord Stream también figura en uno de los documentos del Pentágono filtrados en la plataforma Discord por el soldado Jack Teixeira, según reveló el Washington Post el pasado 6 de junio.

La reacción de Rusia y Ucrania

Prácticamente desde el sabotaje, Rusia ha insistido en acusar a EEUU, Reino Unido y la OTAN del sabotaje, por lo que tanto sus medios de comunicación como sus diplomáticos han promocionado intensamente las declaraciones de Seymour Hersh. Rusia intentó promover una "investigación independiente" en la ONU, que fue rechazada por los miembros del Consejo de Seguridad al considerarla innecesaria hasta que concluyesen las respectivas investigaciones nacionales de los países afectados, como Alemania, Dinamarca y Suecia. Moscú acusa a esos estados de encubrimiento. El propio Vladimir Putin ha afirmado que está "totalmente de acuerdo con las conclusiones" de Hersh de que EEUU es quien está detrás del sabotaje.

Foto: Un helicóptero intenta apagar el incendio en el puente de Kerch. (Reuters)

Y no deja de ser llamativa la insistencia del Kremlin en implicar a los principales países de la Alianza Atlántica en el sabotaje, llegando a negar los datos que apuntan a su otro gran enemigo, Ucrania, cuando en otras operaciones —desde los asesinatos de Daria Dugina y el bloguero militar Vladlen Tatarski hasta el atentado contra el puente de Crimea— no ha dudado en apuntar a Kiev, con o sin complicidad de otros aliados. Este mes, tras las exclusivas del Post, el WSJ y CNN, Moscú volvió a insistir en la culpabilidad de Washington y Londres. "Ya hemos mencionado los datos que tenemos sobre la posible implicación de los anglosajones en este atentado terrorista contra infraestructura energética internacional. Todos los demás detalles serán revelados en el curso de una investigación internacional transparente, que actualmente no está teniendo lugar, y no se permite a la parte rusa unirse a ningún intento de investigación", afirmó el pasado 8 de junio el portavoz del Kremlin Dimitri Peskov.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, por su parte, ha negado cualquier participación del estado ucraniano: "Creo que nuestro ejército y nuestra inteligencia no lo hicieron, y si alguien afirma lo contrario, me gustaría que nos mostrase las evidencias", dijo en una entrevista con el diario alemán Bild. Hoy por hoy, seguimos sin saber con certeza quién voló el Nord Stream, pero a diferencia de hace medio año, la posibilidad de que se resuelva el misterio de una vez por todas ya no parece tan remota.

Hasta febrero de 2023, la historia del sabotaje al Nord Stream —al menos en lo que al público se refiere— solo podía considerarse una batalla de narrativas entre Rusia y sus adversarios, una gran incógnita marina y uno de los grandes misterios de este conflicto, si no del siglo. Pero desde entonces, una serie de filtraciones a diferentes medios de todo el mundo, así como las investigaciones nacionales de varios países implicados —sobre todo Alemania—, han revelado muchísima información sobre los incidentes, las últimas este mismo mes. Si no has tenido la oportunidad de seguir el caso al detalle, te contamos todo lo que ha ido apareciendo en estos meses.

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