Es noticia
¿Te parece que el mundo se ha llenado de guerras? Este experto te explica por qué
  1. Mundo
nuevas relaciones internacionales

¿Te parece que el mundo se ha llenado de guerras? Este experto te explica por qué

El profesor asociado de relaciones internacionales Paul Poast, de la Universidad de Chicago, resume en entrevista con El Confidencial cómo está la situación geopolítica global

Foto: Manifestantes prenden fuego a una bandera estadounidense improvisada durante una protesta contra Israel mientras continúa el conflicto entre Israel y Hamás, en Estambul. (Reuters/Umit Bektas)
Manifestantes prenden fuego a una bandera estadounidense improvisada durante una protesta contra Israel mientras continúa el conflicto entre Israel y Hamás, en Estambul. (Reuters/Umit Bektas)

Antes de que estallara la guerra entre Hamás e Israel, el profesor asociado de relaciones internacionales Paul Poast, de la Universidad de Chicago, ya cavilaba sobre si habríamos entrado en uno de esos momentos históricos en los que los conflictos parecen darse todos a la vez: acumulados en el tiempo como si se hubieran puesto de acuerdo. En septiembre, la ONU observó que estamos en el momento con mayor número de conflictos violentos desde la Segunda Guerra Mundial. Un número que aumentó de forma dramática el pasado sábado, con la masacre indiscriminada de 1.400 civiles israelíes y sus potencialmente catastróficas consecuencias bélicas.

La especialización del Dr. Poast, cuyo último libro es Arguing About Alliances: The Art of Agreement in Military-Pact Negotiations, es la historia militar y la aplicación de métodos cuantitativos al estudio de la seguridad y de las relaciones internacionales. Hemos hablado de qué hay detrás de esta reciente multiplicación de conflictos, de los paradigmas que ya no sirven para entender las relaciones internacionales y de por qué Rusia participa históricamente en tantas guerras. La conversación ha sido ligeramente editada por motivos de claridad.

placeholder El profesor asociado de relaciones internacionales Paul Poast, de la Universidad de Chicago. (Cedida)
El profesor asociado de relaciones internacionales Paul Poast, de la Universidad de Chicago. (Cedida)

PREGUNTA. Desde que Rusia invadió Ucrania a gran escala, da la impresión de que se están activando varios conflictos. Tenemos la ocupación azerí de Nagorno Karabaj y una posible guerra con Armenia; Serbia está amagando militarmente junto a Kosovo; está el conflicto de Sudán y ahora la nueva guerra entre Hamás e Israel. ¿Es posible discernir algún patrón que explique por qué están coincidiendo estas guerras?

RESPUESTA. Ahora mismo, esta es la gran pregunta. Hay conflictos que llevan tiempo activos, como el del este del Congo o las guerras de Yemen y Siria, y otros que están descongelándose. Algunas personas hablan de cascada o de ristra de conflictos. Una razón que no se puede descartar completamente es que sea una coincidencia: existe la tendencia de buscar patrones donde a lo mejor solo hay casualidades.

Dicho esto, creo que algunas características del sistema internacional están contribuyendo a esta confluencia de conflictos. Una de ellas es la guerra en Ucrania, que se ha convertido en el foco de la asistencia occidental. Algo en lo que la Administración Biden ha tenido que gastar mucho capital político: ha tenido que mantener esa asistencia y los medios diplomáticos para preservar la coalición de apoyo a Ucrania. Al centrarse en eso, no se centra en otras áreas del mundo. Y esto genera las oportunidades para que otros conflictos se activen.

Creo que esto contribuyó a lo que estamos viendo en Gaza. El hecho de que EEUU no tuviese un embajador permanente en Israel es representativo de no poder ser totalmente capaces de centrarse en Israel, lo cual socava parcialmente su capacidad diplomática para trabajar con el Gobierno israelí en los asuntos clave del día a día. Este trabajo habría sido esencial en los días y semanas anteriores a los ataques. También podría ser el caso de que, si la atención de EEUU no hubiera estado tan consumida por Ucrania, podría haberse implicado más con Israel para trabajar en una solución a la cuestión palestino-israelí, en lugar de básicamente ignorarla.

También estamos viendo esto con los países europeos, que pueden jugar un papel en el control de estos conflictos. Sobre todo en su vecindario. Ahora mismo las tensiones entre Serbia y Kosovo están creciendo. ¿Está Europa en posición de gestionar ese problema? Quizás Serbia ha percibido una oportunidad para presionar a Kosovo, dado que los europeos estaban centrados en Ucrania. Una distracción que puede animar a otros actores a aprovechar el momento.

"¿Está Europa en posición de gestionar ese problema?"

La otra característica es que quizás estemos asistiendo al final de la Pax Americana. La idea de que, tras el periodo del llamado mundo unipolar que siguió a la Guerra Fría, Estados Unidos ya no sea capaz de resolver los problemas que van surgiendo. Algo que habríamos empezado a ver con la Administración Trump o incluso con la Administración Obama. No es solo un problema de distracción, sino de no tener la capacidad o la voluntad para implicarse.

P. ¿Hay algún otro periodo histórico que le recuerde al actual? El historiador Ian Morris comparó el final de la Pax Americana con el final de la Pax Britannica en el siglo XIX. Un hegemón vela por un paisaje estable de comercio mundial y este paisaje hace que otros países se enriquezcan y le acaben disputando áreas de influencia.

R. Sí, sin duda. Hay cierto debate al respecto, pero creo que de hecho ya estamos en una era que podríamos llamar multipolar, en la que existen varias grandes potencias porque ninguna está en posición de supremacía. Una situación que sería análoga a la mencionada por Ian Morris.

Un área de estudio en las relaciones internacionales desde hace décadas es intentar discernir si estos periodos de transición causan más turbulencias y potencialmente más conflictos entre la potencia dominante y los países que están creciendo. Esta situación también puede crear las condiciones para que otros países, no necesariamente potencias, se vuelvan más conflictivos.

Estos conflictos congelados pueden estar activándose porque las nuevas grandes potencias están compitiendo entre ellas y, en ese marco, explotan a su favor estos pequeños conflictos. O puede ser un problema de anarquía. Sin la existencia de una gran potencia, existe un mayor peligro de que cada uno vaya por su cuenta.

P. También hay paradigmas que parecen estar desintegrándose. Por ejemplo, la idea de que el comercio evita las guerras o de que el desarrollo de una clase media lleva a la aparición de gobiernos democráticos. ¿Estamos asistiendo al colapso de una manera de percibir el mundo?

R. Creo que sí. Hay personas que han estado pensando acerca de estas ideas y de si pueden ser anuladas. Has mencionado dos ejemplos. Uno de ellos, la paz comercial: la idea de que no se guerrea con los países con los que se comercia. O la idea de que los países democráticos tienden a no enfrentarse entre ellos, o los países con altos niveles de desarrollo, porque tienen menos incentivos de pelear.

Son ideas viejas. La realidad es que las evidencias más sólidas que sostienen estas afirmaciones datan de después de la Segunda Guerra Mundial y eso se corresponde con el mundo bipolar de la Guerra Fría y luego con el mundo unipolar. Esto significa que, en realidad, todas estas ideas se explican por el hecho de que el mundo bipolar y la Pax Americana eran las condiciones internacionales que creaban la paz. Pensábamos que eran el comercio y la democracia, cuando en realidad era EEUU manteniendo el orden.

Por eso mucha gente piensa que, a medida que nos adentramos en el mundo multipolar, veremos más evidencias que socavan estos paradigmas. Lo mismo sucede con la idea del fin de la historia, de Francis Fukuyama. Aquello de que la democracia se convertiría en la forma primordial de gobierno, superior a las alternativas. Ahora estamos viendo un retroceso democrático: países que se convirtieron en democracias, pero que ya no quieren serlo completamente.

P. Has escrito mucho sobre la política de seguridad internacional de Rusia y sobre la guerra en Ucrania. ¿Cuáles piensas que fueron las causas de la invasión?

R. Creo que la causa principal es la ambición imperialista de Rusia. Vladímir Putin se ha comparado con Pedro el Grande y creo que él alberga ambiciones similares. Pero este punto de vista no solo lo tiene Putin. En el establishment de la política exterior rusa existe esta noción de querer controlar las antiguas repúblicas soviéticas. Utilizan la expresión near abroad (extranjero cercano) para referirse a las exrepúblicas soviéticas. Esta visión de querer dominar a los vecinos va más allá de Putin. Creo que este es el motor principal del conflicto.

Foto: Logo de Telefónica. (Reuters/Nacho Doce) Opinión

Lo que es interesante es que muchos vecinos de Rusia siempre han sabido esto. La razón por la que los países bálticos quisieron unirse a la OTAN, que he investigado y sobre lo que publiqué un libro, es exactamente esa preocupación: en los años noventa Rusia estaba débil, pero a los bálticos les preocupaba mucho que Rusia volviera a fortalecerse e intentara conquistarlos de nuevo.

Por eso, desde el principio, hicieron de la entrada en la OTAN una prioridad. Sabían que la OTAN era la única manera de estar seguros. Creo que países como Ucrania tenían una ambición similar de unirse a la OTAN y a las instituciones occidentales dada la preocupación de que Rusia se volviera agresiva. Pero las puertas de la OTAN y de la Unión Europa estaban básicamente cerradas. En la Cumbre de Bucarest de 2008 se dijo que en el futuro Ucrania y Georgia deberían de ser miembros de la OTAN, pero no se dieron pasos concretos en esa dirección. En mi opinión, ahí es donde erró la OTAN. No es que la OTAN provocara a Rusia. Algunos de los países que sentían una clara ansiedad respecto a Rusia tuvieron suerte de entrar en la alianza. Otros se quedaron fuera.

P. ¿Por qué está siempre tan activa? ¿Es simplemente una cuestión de extensión geográfica?

R. Eso que has mencionado al final es uno de los grandes motores: la geografía. Una de las narrativas interesantes que he visto durante el transcurso de la guerra de Ucrania es que la economía de Rusia es débil y no puede sostener el esfuerzo bélico. Rusia siempre ha tenido una economía más pequeña de lo que la gente percibía. Esto es algo que se daba ya en el siglo XIX e incluso antes.

"La geografía produce intervenciones por parte de Rusia e intervenciones contra Rusia"

Militarmente, siempre han podido golpear por encima de su peso y una razón es la geografía. Es un país enorme con muchas regiones y muchos vecinos, lo cual ha promovido la capacidad de intervenir en varias zonas y también ha hecho que Rusia sea un objetivo militar. El caso más notable es el de la Segunda Guerra Mundial, cuando el régimen nazi se volvió contra la URSS, o las guerras napoleónicas, cuando Napoleón se volvió contra Rusia. La geografía produce intervenciones por parte de Rusia e intervenciones contra Rusia.

Algunas personas han intentado ir más lejos y explicar el papel de los líderes rusos y del imperialismo. También hay explicaciones culturales. La noción de que los zares han invocado directamente la idea de que Rusia es una especie de Estado heredero del Imperio romano. Podría tratarse de una cultura expansionista en la sociedad y en su manera de gobernar. Pero creo que habría que empezar, principalmente, por la geografía.

P. ¿Cómo ves el posible final de la guerra en Ucrania?

R. No creo que esta guerra termine pronto. Podría durar un año más o dos años más. La razón es que, básicamente, Rusia no puede ganar, pero tampoco tiene por qué perder. No está en posición militar de derrotar a las fuerzas ucranianas ni de conquistar el país.

Lo intentaron y no funcionó. Pero sí están en posición de conservar casi todo lo que ha conquistado. Estas son las condiciones para un estancamiento y aquí es donde entran las analogías con la Guerra de Corea: cuando no hay un tratado de paz formal o unos acuerdos formales, pero sí un acuerdo de facto con una zona militarizada. Se trazan unas líneas, no hay una lucha activa, pero sigue habiendo un estado de guerra. Creo que este sería un resultado realista, pero no creo que se llegue a él antes de 2025.

"Los estados siempre tendrán conflictos de interés y seguirá habiendo situaciones en las que no van a estar de acuerdo"

P. En este campo de estudios, ¿se baraja la posibilidad de que alcancemos algún día un mundo sin guerra? Por ejemplo, por razones tecnológicas ¿Hay teorías a este respecto?

R. Se podría decir que tu pregunta es la esencia de las relaciones internacionales. ¿Es posible tener una paz mundial? ¿Un mundo sin conflictos? Algunos académicos han dicho que, si todos los países se convirtieran en democracias, se podría tener un mundo en paz, o si todo el mundo comerciara con todo el mundo. Pero es difícil imaginar un mundo en el que no haya guerras o conflictos.

La razón es que, al final, los estados siempre tendrán conflictos de interés y seguirá habiendo situaciones en las que no van a estar de acuerdo. Eso no significa, necesariamente, que esos desacuerdos se vuelvan violentos. Pero la violencia seguirá siendo una opción. Primero, porque es muy improbable que lleguemos a tener un gobierno mundial, un soberano global que convenza o fuerce a los otros países a que se desarmen. Y, segundo, por lo que dijo el sociólogo Charles Tilly: le preguntaron por qué existe la guerra, y él respondió: porque la coerción funciona. La amenaza de violencia funciona. Por eso. Porque funciona. Hay muchas evidencias al respecto. Uno ni siquiera tiene que ejecutar el acto violento. Creo que, por estas razones, es muy difícil imaginarse un escenario en el que los países se desarmen completamente y se elimine completamente la posibilidad de una guerra.

Antes de que estallara la guerra entre Hamás e Israel, el profesor asociado de relaciones internacionales Paul Poast, de la Universidad de Chicago, ya cavilaba sobre si habríamos entrado en uno de esos momentos históricos en los que los conflictos parecen darse todos a la vez: acumulados en el tiempo como si se hubieran puesto de acuerdo. En septiembre, la ONU observó que estamos en el momento con mayor número de conflictos violentos desde la Segunda Guerra Mundial. Un número que aumentó de forma dramática el pasado sábado, con la masacre indiscriminada de 1.400 civiles israelíes y sus potencialmente catastróficas consecuencias bélicas.

Conflicto árabe-israelí Israel Palestina
El redactor recomienda