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Emma, una cooperante en sitios donde nadie quiere ir: el trabajo de los voluntarios en Ucrania
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"Hago lo mejor para la gente y para mí mismo"

Emma, una cooperante en sitios donde nadie quiere ir: el trabajo de los voluntarios en Ucrania

Emma Igual murió a causa de un ataque ruso trabajando como líder de una organización que representa una parte del trabajo de cientos de voluntarios en diferentes partes de Ucrania

Foto: Emma Igual. (UkraineWorld)
Emma Igual. (UkraineWorld)

—Hay muchas cosas que no le cuento a mi madre sobre lo que estoy haciendo en Ucrania.

—Totalmente, yo igual.

—No le he dicho que estamos yendo a Chasiv Yar.

—La verdad, yo a la mía tampoco se lo he dicho. Sabe que soy voluntario, pero no sabe que me voy al lado de Bajmut. Si se lo digo, la mato de la preocupación.

Mihail está sentado a mi lado en el coche que nos lleva por un camino de tierra. El voluntario ucraniano se pone el chaleco antibalas y el casco, a pesar de que todavía falte más de media hora para llegar a la ciudad situada a cerca de 15 kilómetros del frente de Bajmut. Casi cada semana va hasta este lugar para hablar con la gente que todavía vive en la localidad y organizar la evacuación de los que quieran irse a un lugar más seguro.

Antes de llegar a Chasiv Yar, Mihail, voluntario en varias organizaciones de Járkov, me explica que muchos de los vecinos de la ciudad no quieren irse. "A veces cuesta entenderlo, porque literalmente pueden morir cualquier día. Pero también hay que entender que no quieren abandonar su hogar". A primera vista, el objetivo de voluntarios como Mihail parece difícil de conseguir. Es difícil encontrar a alguien que no sea un soldado en las calles casi desiertas.

Foto: Artillería ucraniana en el frente de Chasiv Yar. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)
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El frente de Bajmut está lo suficientemente cerca de la ciudad como para que no haya casi paréntesis entre ataque y ataque. Algunos lo suficientemente cerca como para que Mihail me coja del brazo y empiece a correr en dirección contraria al estallido. "¿Lo hueles? Es pólvora". Unas horas después, la misión del voluntario ha terminado en Chasiv Yar. De las cinco personas con las que se ha cruzado, solo una ha pedido la evacuación. No lo dice con palabras, pero su gesto no muestra frustración por no haber conseguido hablar con más personas. Parece que ayudar a una sola persona es suficiente para Mihail, a pesar de que haya puesto su vida en riesgo para hacerlo.

Con el mismo objetivo se desplazó Emma Igual cerca de esta localización cuando un ataque ruso acabó con su vida. La cooperante española viajaba con otros tres voluntarios de la organización —el alemán Ruben Mawick, el sueco Johan Mathias Thyr y el canadiense Anthony Tonko Ihnat— hacia el pueblo de Ivanivske, a apenas tres kilómetros de las posiciones rusas, para contactar con los civiles que todavía permanecían en la localidad y tratar de solventar sus necesidades. Poco después de pasar por la ciudad en la que Mihail buscaba evacuar a civiles, el vehículo en el que viajaban recibió un ataque directo de las fuerzas rusas, volcó y se incendió. Mawick y Thyr fueron los únicos supervivientes del ataque.

La directora y fundadora de la ONG Road to Relief llegó a Ucrania poco después del inicio de la guerra y desde entonces había centrado su trabajo en ayudar a los civiles en sitios como Mariúpol, Járkov y, recientemente, Kramatorsk y Sloviansk, dos ciudades cercanas al frente. Desde esta última partió en dirección a Bajmut, uno de esos lugares donde solo unos pocos tienen el valor de llegar para ayudar a los locales.

Desde el inicio de la invasión, a gran escala, han evacuado a más de 1.300 civiles, la mayoría de las zonas donde ya nadie más quiere estar, pero donde algunos, muy pocos, siguen teniendo el valor de acudir para prestar una ayuda imprescindible para la población local. "En Road to Relief, el equipo de evaluación de necesidades suele ser el primero en ir a las aldeas de primera línea para obtener claridad sobre la situación actual, y los esfuerzos del equipo han resultado en numerosas evacuaciones y entregas de ayuda cruciales durante los 18 meses que llevamos en funcionamiento", explica la organización en una publicación de Instagram en la que anunció el ataque a los cooperantes.

Una inspiración para la gente

La organización de esas ayudas es muchas veces uno de los principales retos de los cooperantes, como Emma Igual, que gestionan el trabajo de los voluntarios en varias partes del país. En Járkov, Road to Relief evacuó a cientos de personas que vivían de forma subterránea, en estaciones de metro, para evitar los bombardeos. En esta ciudad, Sergey Fesenko lidera la organización Splika, que envía ayudas a lugares como Jersón. En dos días, los voluntarios viajan más de ocho horas en coche para brindar asistencia a las personas afectadas por la explosión de la presa de Nueva Kajovka.

Además de llegar hasta la ciudad de Jersón, que sufre diariamente ataques de las fuerzas rusas, se desplazan hasta pueblos remotos para entregarles aparatos electrónicos, comida enlatada y cualquier otro tipo de ayuda que puedan cargar en las furgonetas. "No es solo material, también se da soporte moral a las víctimas, que muchas veces se sienten olvidadas y solas", afirma Fesenko a El Confidencial. Para el líder de Splika, este trabajo es tan importante porque muestra que no tienen miedo del "agresor" y que están listos "para luchar por la libertad de Ucrania".

Foto: Un HIMARS de las fuerzas armadas ucranianas dispara cerca de Jersón. (EFE/Hannibal Hanschke)
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Sergey Fesenko es consciente de que los voluntarios que trabajan para él van a lugares donde su vida corre peligro. Argumenta que todos lo hacen movidos por el deseo de acabar con la guerra. "No lo hacen solo por ellos, sino por las futuras generaciones, y para ser una inspiración para otras personas", añade. Sin embargo, el ucraniano también reconoce que, algunas veces, no reciben el apoyo necesario para llegar a los lugares más remotos. "Dependemos de las donaciones y hay muchos obstáculos en el camino, como los controles militares, las minas o los bombardeos. Necesitamos más coordinación y asistencia del Gobierno y de las organizaciones internacionales", asevera.

Desde el inicio de la guerra de Ucrania, han nacido decenas de organizaciones tanto locales como nacionales para brindar ayuda a las víctimas en todo el país. La coordinación del trabajo de las más pequeñas hasta las más grandes, así como las internacionales y el Gobierno, es un reto que, no obstante, no podrá ensombrecer el trabajo de los voluntarios. "Espero que todo lo que estamos haciendo deje huella. Estoy convencido de que el trabajo de todos nosotros no es en vano", concluye Fesenko.

Casi una vida dedicada a ayudar

Desde el viaje a Chasiv Yar de julio pasado, Mihail ha vuelto a esta ciudad cerca del frente varias veces más. El voluntario explica a El Confidencial que su familia le apoya si decide ir a sitios peligrosos como este, pero a su madre le sigue sin contar los detalles. "Mi prioridad es volver a casa sano y salvo", reconoce. No niega que pasa miedo cuando escucha los bombardeos y es consciente de que, hasta ahora, ha tenido mucha suerte.

También de que esta suerte puede acabarse, y casos como el de Emma Igual demuestran que la guerra es igual de cruel para todos. "Este ataque ruso confirma una vez más lo cerca que está esta guerra contra Ucrania de todos aquellos que de verdad aprecian la vida humana y que consideran una obligación moral de la humanidad el parar el terror y derrotar al mal", dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, tras conocer el ataque contra los voluntarios.

Igual, que trabajó en proyectos de ayuda humanitaria en otros países como Grecia, Myanmar, Marruecos y Kenia, era consciente del peligro que conllevaba su trabajo. En una entrevista hace dos meses en The Jewish Chronicle, Igual dijo que "compañeros de trabajo humanitario y buenos amigos han sido asesinados, como mi colega británico Chris Parry en enero". Pero, como nieta de una superviviente del Holocausto en Austria, aseguró que creció con esos antecedentes.

Foto: Emma Igual, la cooperante que ha fallecido en Ucrania. (Instagram)

La española era más que consciente del peligro. La abuela de Emma escapó del Holocausto en Austria cuando era una adolescente y perdió a toda su familia en los campos de concentración. Fue adoptada en España y, muchas décadas más adelante, se convirtió en fuente de inspiración para su nieta. "Crecí con esos antecedentes, sintiendo lo que debía ser un refugiado o un huérfano, así que me sentí decidida a ayudar a las personas en una situación similar a la de ella", agregaba en la entrevista.

Una de las últimas declaraciones de Emma Igual en un periódico se asemeja a lo que Mihail siente como voluntario. Su única prioridad es ayudar y sostiene que no lo hace para conseguir un reconocimiento que, muchas veces, no llega. "Mi trabajo es intentar aliviar el sufrimiento de la gente que vive inmersa en esta guerra. No quiero hablar ni de patriotismo ni de deber ni humanismo. Solo creo que hago lo mejor para mi gente y para mí mismo".

—Hay muchas cosas que no le cuento a mi madre sobre lo que estoy haciendo en Ucrania.

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