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La crisis de Wagner no acaba: por qué el negocio de Prigozhin no puede sobrevivir sin Putin
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"Preservar sus actividades"

La crisis de Wagner no acaba: por qué el negocio de Prigozhin no puede sobrevivir sin Putin

Tras el discurso del presidente de Rusia, Vladímir Putin, la crisis con el líder de Wagner parecía zanjada, pero aún quedan muchos flecos por cortar en la contienda

Foto: Logotipos del Centro Wagner de la PMC (Compañía Militar Privada) en el edificio de San Petersburgo. (EFE/Anatoly Maltsev)
Logotipos del Centro Wagner de la PMC (Compañía Militar Privada) en el edificio de San Petersburgo. (EFE/Anatoly Maltsev)
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Días después de la fallida rebelión del Grupo Wagner contra el Kremlin, el futuro de la organización y de su líder Yevgueni Prigozhin es una incógnita. El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, ha confirmado la presencia de este último en su país. Pero las recientes declaraciones de Vladímir Putin y otros miembros del Kremlin condenando el intento de motín, pero tendiendo la mano a aquellos miembros de Wagner "engañados", y sobre todo evitando mencionar a Prigozhin por nombre, solo han contribuido a añadir confusión a la situación.

También persisten las dudas sobre las verdaderas motivaciones detrás del alzamiento de Prigozhin, aunque muchos sospechan que no serían necesariamente políticas, sino quizá mucho más primarias. La politóloga rusa Tatiana Stanovaya, recientemente entrevistada por Argemino Barro para El Confidencial, ha puesto sobre la mesa una de las explicaciones más astutas sobre lo sucedido en Rusia en las últimas jornadas. En su opinión: la rebelión no fue un intento de golpe de Estado, sino una medida desesperada ante la amenaza que se cernía sobre Wagner. "El objetivo de Prigozhin era llamar la atención de Putin e imponer una discusión sobre las condiciones para preservar sus actividades", escribe Stanovaya en su cuenta de Twitter. "La reacción de Putin dejó a Prigozhin fuera de juego, y no se vio preparado para asumir el papel de un revolucionario. Tampoco estaba preparado para el hecho de que Wagner estaba a punto de llegar a Moscú, solo le quedaba una opción —"tomar el Kremlin—, una acción que inevitablemente habría llevado a su erradicación y la de sus combatientes", añade.

Foto: Fotografía sin fecha facilitada por el Servicio de Prensa del presidente de Bielorrusia. (EFE)

Eso explicaría la reacción del empresario convertido en caudillo militar cuando ordenó a sus hombres regresar a sus bases tras las supuestas concesiones del Kremlin. Prigozhin se rebeló para salvar sus negocios, y, al dar marcha atrás, ha sobrevivido para luchar un día más. Pero, tras haber quemado las naves, lo cierto es que —a menos que tenga todavía alguna carta en la manga— Wagner podría estar condenado a desaparecer, al menos en la forma en la que lo habíamos conocido hasta ahora.

Una pista sobre lo que está por venir la dio el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov: "A petición del país, varios cientos de militares [rusos] están trabajando en la República Centroafricana como instructores. Este trabajo, por supuesto, continuará", dijo este lunes en una entrevista con RT. "Tanto la RCA como Mali llamaron a los contratistas militares privados de Wagner con una petición de blindar la seguridad de su liderazgo", señaló. La junta militar maliense, sin embargo, se ha apresurado a clarificar que su contrato es "con Rusia, no con Wagner".

¿Un Wagner sin Prigozhin?

Hay varias hipótesis sobre cuál podría ser el plan del Gobierno ruso. La primera es un "Wagner sin Prigozhin", es decir, mantener la organización —que se ha demostrado muy útil para ciertas operaciones exteriores de Rusia, sobre todo en lugares de gran inestabilidad—, pero deshacerse de su líder a la primera oportunidad. La segunda es diluir Wagner entre el resto de empresas militares privadas rusas y el ejército, o crear una nueva compañía que cumpla sus mismas funciones, renunciando a los beneficios potenciales de la celebridad de la marca Wagner para promover una nueva fuerza bélica más controlable. Hay indicios que apuntan a ambas opciones.

Según el diario The Guardian, al menos cinco centros de reclutamiento de Wagner han reabierto como si nada hubiera sucedido, igual que el cuartel general de la organización en el polígono militar de Molkino. El FSB, el servicio de inteligencia interior de Rusia, ha confirmado que los cargos criminales contra Prigozhin y los participantes en la rebelión han sido retirados. Al mismo tiempo, muchos de sus miembros están regresando a sus bases en las zonas ocupadas de Ucrania. "Se están recuperando, comiendo y reparando su equipación tras la marcha militar. No parecen saber tampoco qué les va a pasar. Pero todavía están plenamente armados", dice una fuente que, según dicha publicación, tiene conocimiento directo de la situación.

Esto, sin embargo, podría cambiar rápidamente: según el Ministerio de Defensa ruso, Wagner se está preparando para transferir su armamento pesado, como tanques y blindados, al ejército regular y, probablemente, también a la Rosvgardiya, el servicio de protección presidencial que se mantuvo visiblemente leal a Putin mientras duró el alzamiento. "Sospecho que el modo en el que en Moscú esperan que esto se desarrolle es que los comandantes se mudarán a Bielorrusia y entonces posiblemente se instalen en África para otras operaciones, mientras ellos intentan recuperar el equipamiento pesado de Wagner, y después pensar el modo de usar a las tropas de base que elijan quedarse", señala Michael Kofman, experto en el ejército ruso y analista del Fondo Carnegie. Otros aspectos apuntan en direcciones diferentes. Por ejemplo, la página de Wagner en la red social rusa VKontakte, una de las principales fuentes de reclutamiento y propaganda del grupo, ha sido desmantelada por la agencia reguladora de internet de Rusia.

Quizá ni el propio Kremlin tenga claro por qué opción decantarse. Pero lo que parece seguro es que Moscú no tiene intención de renunciar a un modelo de intervención militar que tantos réditos le ha aportado en estos años. El propio Putin admitió este martes los vínculos entre su Gobierno y Wagner: "Financiamos completamente este grupo del presupuesto federal. Solo entre mayo de 2022 y mayo de 2023 el Estado le pagó a empresas de Wagner 86.262 millones de rublos [alrededor de un millón de dólares] en apoyo en efectivo y pagos como incentivos", declaró en una comparecencia televisada.

Wagner no son "mercenarios"

Es frecuente referirse a Wagner como una organización mercenaria. El autor de estas líneas, sin ir más lejos, lo ha hecho en años previos, cuando todavía no se sabía mucho de su estructura interna y sus actividades. No obstante, la realidad es muy diferente: Wagner solo existe como parte del esquema híbrido del Kremlin para proyectar poder más allá de sus fronteras. Según una investigación del medio independiente ruso The Bell, la creación de Wagner ni siquiera fue una iniciativa de Prigozhin: altos cargos militares visitaron al empresario ruso a principios de la década pasada y le impusieron el proyecto, dados sus ya importantes vínculos con el Ministerio de Defensa (para entonces la empresa de Prigozhin se ocupaba no solo del catering del Kremlin, sino también de las raciones de comida en el ejército ruso). Poco después, Wagner cobraba un papel relevante durante la anexión de Crimea y el conflicto del Donbás.

Foto: El presidente ruso Vladímir Putin pronuncia un discurso por televisión en Moscú. (Reuters)

Como explicaba Sergei Suhankin, investigador de la Fundación Jamestown y uno de los principales expertos del mundo en el Grupo Wagner, a El Confidencial en uno de los primeros artículos que publicamos sobre esta organización: "El principal valor de este tipo de compañías para el Gobierno ruso se basa en dos pilares. El primero es la negación plausible, el que nadie pueda realmente acusar al Kremlin de ‘promover el terrorismo’ o estar implicado en operaciones militares ilegales en el extranjero", decía Suhankin en 2018, recordando que "la muerte de soldados privados y formaciones militares visiblemente ilegales dispararía una reacción diferente en la sociedad rusa" que si se tratase de tropas regulares.

En ese sentido, Wagner se asemeja más a otro tipo de compañías militares más o menos privadas, pero que existen ante todo para servir a sus estados, un fenómeno que se está dando sobre todo en países con agendas exteriores cada vez más pujantes, como China o Turquía. Los lazos entre Wagner y el Estado ruso quedan de manifiesto mediante detalles como el hecho de que la organización obtiene su armamento pesado y su munición principalmente del ejército ruso, o que tiene su propia base de entrenamiento en el interior del mencionado polígono militar de Molkino.

Foto: Fotografía: Reuters/Maxim Shemetov

Un ejemplo de esta relación son los contratos de Wagner con estados africanos o de Oriente Medio, pese a que el modelo de negocio de la organización se basa en proporcionar seguridad a cambio de concesiones extractivas muy lucrativas para Prigozhin, siempre tiene lugar de manera que sirve para promover los intereses estratégicos del Kremlin. En estos contratos con naciones en desarrollo "hay un patrón común alrededor de tres pilares: preparar a las opiniones públicas, encontrar recursos naturales y negociar un acuerdo militar. Lógicamente, Wagner primero asegura una estabilidad política favorable", indica Sara (nombre ficticio), analista de All Eyes on Wagner, una organización francesa sin ánimo de lucro dedicada a investigar las actividades de este grupo, contactada por El Confidencial algún tiempo antes de la insurrección de Prigozhin. "Para lograrla, Wagner puede ofrecer servicios de propaganda o de desestabilización política a través de las estructuras que controlan, como el IRA [siglas de la Agencia de Investigación de Internet, que controla las célebres granjas de trolls de Prigozhin] o la FZNC [la llamada Fundación para la Protección de los Valores Nacionales, otra organización pantalla de supuestos expertos en el continente africano]", comenta.

Un esquema financiero dependiente de Moscú

"En los países objetivo, podemos ver operaciones de influencia entre seis y 12 meses antes de su entrada, como fue el caso en Mali, Burkina Faso y Sudán, al tiempo que geólogos vienen y encuentran algún activo en recursos naturales que negociar con el Gobierno a cambio de sus servicios", explica Sara. Su compañero Cédric (nombre ficticio) añade que a menudo estas campañas requieren crear un clima de opinión hostil a las fuerzas militares occidentales que, si es posible, culmine con su expulsión, como ya ha sucedido en Mali. "Una vez que las tropas de mantenimiento de la paz o cualquier amenaza occidental desaparece, Wagner puede operar tranquilamente", señala.

En ese sentido, cuando un Gobierno contrata a Wagner, lo hace con la idea de que está contratando la protección de Rusia. Sin el respaldo de Rusia, es muy difícil que Wagner pueda resistir como empresa económicamente viable. Incluso si se convierte en un grupo mercenario tradicional, las oportunidades comerciales y los beneficios se reducirían a una fracción de los actuales.

Foto: Un soldado francés patrulla un pueblo de Bossangoa, al norte de la República Centroafricana. (Reuters/Andreea Campeanu)

No solo eso: en gran medida, Wagner depende de las alianzas de Rusia en política exterior, como el papel que los Emiratos Árabes Unidos juegan en el esquema financiero de la organización, por ejemplo, como destino de las importaciones del oro obtenido por las explotaciones en lugares como Sudán y también como nódulo económico que permite esquivar las sanciones occidentales. "El Kremlin confiaba en los Emiratos Árabes Unidos para facilitar muchas de las operaciones de Wagner a lo largo y ancho de África" en años anteriores, señala Andreas Krieg, profesor asociado de estudios de seguridad en el King’s College de Londres, en declaraciones a la publicación Middle East Eye. "Wagner no podría operar si deja de tener acceso a eso, la logística financiera y la infraestructura de comercio de oro que los EAU han proporcionado", indica.

Esa es sola una de las formas en las que el Kremlin, si lo desea, puede asfixiar a Wagner a voluntad. El pasado sábado, a mitad del motín, las autoridades rusas registraron las nuevas oficinas de Wagner en San Petersburgo y encontraron la asombrosa cantidad de 4.000 millones de rublos (unos 50 millones de dólares) en efectivo, que Prigozhin aseguró que era dinero para pagar a las familias de los miembros de Wagner caídos en combate. "Wagner PMC ha existido durante 10 años usando solo efectivo. Cuando estábamos trabajando en África, en Ucrania y otros países, cuando América era una pesadilla, todo el mundo estaba satisfecho con el efectivo. Y ahora vienen con registros", se lamentaba en un audio ese mismo día. El episodio subrayó algo que Prigozhin sabe muy bien, y que es, sin duda, uno de los factores que está condicionando sus acciones: si el Kremlin no firma los cheques, Wagner no puede sobrevivir. Pronto veremos si eso, justamente, es lo que está sucediendo.

Días después de la fallida rebelión del Grupo Wagner contra el Kremlin, el futuro de la organización y de su líder Yevgueni Prigozhin es una incógnita. El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, ha confirmado la presencia de este último en su país. Pero las recientes declaraciones de Vladímir Putin y otros miembros del Kremlin condenando el intento de motín, pero tendiendo la mano a aquellos miembros de Wagner "engañados", y sobre todo evitando mencionar a Prigozhin por nombre, solo han contribuido a añadir confusión a la situación.

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