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Estados Unidos y 2023: a qué crisis se enfrentará el país que siempre tiene algo que decir
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Una agenda apretada

Estados Unidos y 2023: a qué crisis se enfrentará el país que siempre tiene algo que decir

El futuro de Joe Biden, la guerra en Ucrania, la recesión económica... Estos son solo algunos de los problemas a los que debe enfrentarse Washington este año

Foto: El presidente Biden da la bienvenida al presidente de Ucrania, Zelenski, en la Casa Blanca. (Reuters/Kevin Lamarque)
El presidente Biden da la bienvenida al presidente de Ucrania, Zelenski, en la Casa Blanca. (Reuters/Kevin Lamarque)
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Tras el inicio de la pandemia en 2020 y de la invasión de Ucrania en 2022, el año que está a punto de comenzar exuda cierta duda. Los pesados pasos de 2023 se escuchan al otro lado del umbral, como si viniera, él también, cargado de estremecedores acontecimientos históricos. Aunque los intentos de vaticinar sean manifiestamente inútiles, siempre hay asideros a los que agarrarse: citas concretas, procesos políticos y tendencias macroeconómicas que nos pueden situar de cara al futuro. Estas son los elementos que sabemos que marcarán 2023 en Estados Unidos, el país que siempre tiene algo que decir en los conflictos globales.

Empezamos con la incógnita política más importante del año, quizás del lustro. A principios de 2023, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene previsto anunciar si se presentará o no a un segundo mandato en las presidenciales de 2024. La incógnita no es nueva. Ya en 2019 se especulaba con que Biden solo tenía intención, si vencía a Donald Trump, de gobernar cuatro años. La suya sería una presidencia puente. Una manera de recuperar el centrismo, bajar la estridencia política y devolver el país, en lo posible, a la normalidad pos-Trump.

Foto: El expresidente de Estados Unidos Donald Trump. (Reuters/Jonathan Drake)

Luego Biden fue elegido y la cuestión quedó enterrada por asuntos más urgentes. Ahora, con el ciclo presidencial en marcha, la incógnita se ha vuelto ineludible. "Nuestra intención es presentarnos de nuevo. Esta ha sido nuestra intención, independientemente de los resultados de estas elecciones", dijo Biden en noviembre, en referencia a los comicios de medio mandato en los que su partido se desempeñó mejor de lo esperado. "Mi intención es presentarme de nuevo. Pero tengo mucho respeto por la fe. Y esta es, al final, una decisión de familia".

El criterio del presidente va a ser influido por vientos en contra y a favor. El principal vendaval en contra es su edad. El presidente de EEUU más mayor de la historia acaba de cumplir 80 años. En principio, no se trata de una edad particularmente estratosférica. El alemán Konrad Adenauer gobernó hasta los 87. El malayo Mahathir Mohamad fue reelegido primer ministro con 92. El problema, si miramos una buena colección de encuestas, es que la mayoría de los estadounidenses, a la luz de los continuos lapsus, caídas y despistes públicos de Joe Biden, tiene serias dudas sobre las capacidades mentales del mandatario.

Foto: El presidente Joe Biden llega a la Casa Blanca. (Reuters/Jim Bourg)

Una reciente encuesta de The Wall Street Journal refleja que casi a mitad de los votantes demócratas cree que Biden no está en condiciones de repetir mandato. Si ampliamos la encuesta a independientes y republicanos, la proporción total de votantes norteamericanos se dispara al 70%, pintando un paisaje nada prometedor para un hombre que acabaría su segundo mandato en enero de 2029, cumplidos los 86.

Pero luego están los vientos a favor. Aunque Biden sea técnicamente impopular, lo cierto es que el país está trivializado, y resulta difícil pensar en algún político, sea del partido que sea, capaz de sumar una popularidad como la que tenían los presidentes de antaño. Y en estas circunstancias no le está yendo tan mal. Los demócratas han logrado aprobar buena parte de su agenda económica y climática, el apoyo a Ucrania en su guerra defensiva contra Rusia está degradando las fuerzas convencionales del Kremlin sin escalar demasiado el conflicto, y la inflación, el demonio de los estadounidenses, parece dar signos, por fin, de enfriamiento.

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La prueba de su salud política son las elecciones de medio mandato. Si bien los demócratas perdieron el control de la Cámara de Representantes, lo hicieron por un escaso margen, y lograron ampliar su ajustada mayoría en el Senado. Unos resultados mixtos que, sin embargo, destacan sobremanera en su contexto. Las de 2022 fueron las primeras midterms en 90 años en las que el partido presidencial, en un primer mandato, amplió su número de gobernaturas. De las 25 elecciones de medio mandato celebradas en el último siglo, el partido en el poder solo ganó más escaños senatoriales, y perdió menos de 10 en la cámara baja, en tres ocasiones. Si acercamos la lupa, la inmensa mayoría de los candidatos trumpistas a puestos estatales fueron derrotados, refrescando la efectividad de Biden contra el populismo.

De la decisión de Biden este invierno dependen muchas cosas. La primera, quién jurará el cargo de emperador occidental en enero de 2025. Un demócrata distinto (los gobernadores Gavin Newsom y Gretchen Whitmer apuntan maneras sucesorias; entre los miembros del gabinete de Biden, Kamala Harris y Pete Buttigieg) o quizás un republicano. Lo que nos lleva al siguiente punto.

Después de la de Biden, la gran incógnita política americana era si Donald Trump se presentaría o no a 2024. Pero esta incógnita se esfumó en noviembre. Trump está desde entonces, oficialmente, haciendo campaña. Pero su viejo lustre de invencibilidad, quebrado en 2020, ha sufrido graves daños en 2022. El pobre desempeño de sus acólitos no solo ha relanzado a los demócratas, sino también a los republicanos críticos y ambiciosos que pueden disputarle la candidatura.

El único republicano de alto perfil en salvarse de los mediocres resultados de las midterms, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha sido catapultado a la cabeza de la mayoría de las encuestas. Su estilo híbrido de populismo trumpiano en cuestiones como la inmigración o la "guerra cultural", y de moderación conservadora en otras dimensiones como la economía, lo ha convertido en un candidato apetecible para las élites del partido y buena parte de las bases. ¿Anunciará DeSantis? ¿Se le unirán el senador Ted Cruz, el gobernador Gregg Youngkin, la exembajadora ante la ONU Nikki Haley o el exsecretario Mike Pompeo? Las primarias y las presidenciales se celebrarán en 2024, pero a los contendientes se revelarán en 2023.

Foto: El presidente de EEUU, Joe Biden, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Reuters/K.L.)

Más allá de la vertiente personalista de la política, hay tendencias que marcarán el año en Estados Unidos y, por inercia, el resto del mundo. Gobierne quien gobierne. Una de ellas es el apoyo norteamericano a la defensa ucraniana. El escepticismo de la derecha republicana, heredero de las posturas aislacionistas de los años 30, ha despertado algunas dudas sobre el compromiso a largo plazo de EEUU en Ucrania. Sin embargo, no está previsto que la situación cambie en 2023. Biden seguirá siendo presidente, la mayor parte de los republicanos apoyan su política europea y el Congreso acaba de aprobar otros 45.000 millones de dólares de ayuda económica, humanitaria y militar al Gobierno de Volodímir Zelenski, lo que garantiza efectivamente casi un año más de compromiso con los ucranianos.

La inflación no tiene las connotaciones trágicas y épicas de la guerra, pero su mordida también puede tumbar gobiernos. El índice de precios de consumo de Estados Unidos, que lleva un año creciendo en el entorno del 8% interanual, comienza a dar algunos signos de relajación. El dato de noviembre quedó en el 7,1%, el nivel más bajo en casi un año. Aun así, continúa siendo preocupante y no está previsto que la Reserva Federal, que ha subido los tipos de interés siete veces consecutivas en 2022, afloje la marcha en los meses venideros.

Foto: Visa aérea de una planta de gas en Illinois (EEUU). (EFE/Tannen Maury)

El consenso en los mentideros de Wall Street, según el portal económico CNBC, señala que 2023 será un año de recesión. Quizás no muy fuerte, ni muy larga, pero los indicadores y la agresiva política monetaria apuntan a ello. "Históricamente, cuando tienes una alta inflación, y la Fed está subiendo los tipos de interés para atajar la inflación, eso resulta en una ralentización o una recesión", declaró a la web Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics.

Otro que da por hecha una recesión (y "severa") es Elon Musk, CEO de Tesla, SpaceX y Twitter, la red social más popular entre la comentocracia. Los cambios que el ejecutivo trata de implementar en la empresa, y que generan controversia con notable regularidad, continuarán o se consolidarán en 2023. Está previsto que oigamos hablar una y otra vez de la inminente implosión de la red del colibrí.

Foto: Elon Musk durante un evento de SpaceX. (Getty Images)

A algunos sectores concretos de la economía puede irles bastante bien. Los sustos energéticos causados por la invasión rusa de Ucrania actúan de incentivo para la inversión en empresas y formas de vida limpias. Según la consultora Wood Mckenzie, las ventas de vehículos eléctricos en EEUU se duplicará en 2023 y habrá notables apuestas en las compañías que desarrollan formas de capturar el dióxido de carbono. Los precios del metal descenderán y las inversiones en paneles solares se recuperarán. Pero también lo hará, según estas previsiones, la demanda de crudo.

El cambio climático es otro de los asuntos que están en el radar de los estadounidenses, a la vista de las últimas temporadas récord de huracanes, las olas de calor que derriten las señales de tráfico de lugares tradicionalmente frescos como Oregón, y los golpes de frío cada vez más afilados. Tal y como el que vive la mayor parte del país estos días. Con todo, los estadounidenses se muestran cautelosamente optimistas respecto a 2023. Un sondeo de Ipsos refleja que el 64% cree que será un año "mejor" que el que ahora ha terminado. Una proporción algo mayor que entre los europeos. Siempre que no haya otra sorpresa oculta al otro lado del umbral.

Tras el inicio de la pandemia en 2020 y de la invasión de Ucrania en 2022, el año que está a punto de comenzar exuda cierta duda. Los pesados pasos de 2023 se escuchan al otro lado del umbral, como si viniera, él también, cargado de estremecedores acontecimientos históricos. Aunque los intentos de vaticinar sean manifiestamente inútiles, siempre hay asideros a los que agarrarse: citas concretas, procesos políticos y tendencias macroeconómicas que nos pueden situar de cara al futuro. Estas son los elementos que sabemos que marcarán 2023 en Estados Unidos, el país que siempre tiene algo que decir en los conflictos globales.

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