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¿Cuándo se debe animar a Kiev a negociar? Una división en la UE para la que solo EEUU tiene respuesta
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No es el momento

¿Cuándo se debe animar a Kiev a negociar? Una división en la UE para la que solo EEUU tiene respuesta

Las declaraciones de un alto general estadounidense sobre la pertinencia de empezar a pensar en las negociaciones han causado revuelo en Kiev y algo de inquietud en la UE

Foto: Disparos de mortero en la línea del frente de Donetsk. (Reuters)
Disparos de mortero en la línea del frente de Donetsk. (Reuters)

“Occidente no puede presionar a Ucrania para las negociaciones. (...) Cuando cuentas con la iniciativa en el campo de batalla, es ligeramente extraño recibir propuestas como: ‘No serás capaz de hacer todo por medios militares, necesitas negociar”, declaraba hace dos días Mijailo Podoliak, uno de los asesores del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Es solo una de las declaraciones de un runrún que se disparó la semana pasada desde Estados Unidos. En Washington se asegura que no se busca presionar a Kiev y se mantiene la línea oficial de apoyo total a Ucrania expresada recientemente por el presidente estadounidense, Joe Biden. "Sí sé una cosa: no les vamos a decir lo que tienen que hacer [a los ucranianos]", explicó.

Pero algo se mueve. La semana pasada, el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor conjunto de los Estados Unidos, expresó su poca confianza en que en el corto plazo pueda verse “una victoria militar ucraniana definida, como la expulsión de los rusos de toda Ucrania”. Milley señaló que puede “haber una solución política” que haga que “los rusos se retiren”. Aunque la Casa Blanca ya ha matizado e insistido en que sigue adamantina en su apoyo a Kiev, las declaraciones han causado revuelo y algo de inquietud tanto en Kiev como en las capitales europeas. Especialmente cuando la propia Europa tiene también sus dudas internas sobre cuándo puede ser un buen momento para empezar a pensar en negociaciones.

Foto: Soldados ucranianos, en la línea del frente en Zaporiyia. (Reuters)
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De la misma manera que la Unión Europea estuvo en un primer momento dividida sobre el riesgo real de una invasión rusa de Ucrania, y lo mismo que el bloque estuvo dividido sobre cuánto apoyo dar a Kiev en su lucha contra Moscú, el club está también dividido en lo que respecta al momento en que el Gobierno ucraniano tenga que hablar con el régimen ruso de una hipotética paz.

Mientras los países del este, como Polonia o los bálticos, consideran que no hay que dar ningún respiro a Rusia, los Estados miembros occidentales, como Alemania o Francia, temen los efectos que pueda generar una Moscú inestable y debilitada tras la guerra. Emmanuel Macron, presidente francés, intentó expresarlo en su momento, cuando recomendó no “humillar” a Rusia. La semana pasada, Macron volvió a incidir en su esperanza de que los ucranianos volverán a la mesa de negociación, en una entrevista con el Financial Times. “Los ucranianos volverán, y esa es mi esperanza, a la mesa [de negociación] con los rusos, y la comunidad internacional estará alrededor de esa mesa”.

Se trata de un tema muy delicado, que sobrevoló la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la semana pasada, muy pocos días después de que el Ejército ucraniano recuperara la ciudad de Jersón. La postura oficial es clara: apoyar a Ucrania tanto como sea necesario y dejar claro que solamente Kiev puede decidir cuándo hablar de paz y en qué términos hacerlo. Ese es el credo que repite una y otra vez Josep Borrell, alto representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, y es también una idea muy utilizada por Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN.

Foto: El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. (Presidencia ucraniana)

Pero aunque la línea oficial sea que se va a apoyar a Ucrania el tiempo que el país considere necesario seguir la lucha, lo cierto es que la decisión depende por completo de qué rumbo toma en cada momento Estados Unidos. Lo mismo que los estadounidenses fueron capaces de presionar a la Unión para prestar un apoyo más decidido y efectivo a Ucrania, son los estadounidenses los que, con su apoyo tanto en forma de material militar como de asistencia económica, hacen viable que Ucrania mantenga su guerra de liberación. Así que todo el mundo asume que será la Casa Blanca, y nadie más, la que decida en qué momento se empuja a Volodímir Zelenski a una negociación con Rusia.

Eso, por el momento, ni ha ocurrido ni se espera que ocurra. Lo que se cree es que durante los próximos meses la guerra entrará en una fase más lenta y estancada debido al duro invierno del este de Ucrania, y que el trabajo de Washington no es invitar a Kiev a plantearse hablar de paz con el Kremlin, pero sí ir allanando el terreno y estableciendo un escenario más realista después de la euforia generada por la contraofensiva ucraniana de los últimos meses.

La sensación en Bruselas es que Putin no tiene ninguna intención de hablar de negociaciones de paz, como demuestra el bombardeo ruso tras la apertura al diálogo de Volodímir Zelenski durante la reunión del G20, y que las alternativas diplomáticas deben ser presentadas con mucha delicadeza. En los últimos días, y al calor del debate que se ha hecho público al respecto, el propio Zelenski ha asegurado que Rusia solo pretende una "corta tregua" para simplemente reagruparse y renovar sus ataques contra Ucrania.

No existe el momento perfecto en que se debe empezar a animar a Kiev a la mesa de negociación, aunque hay consenso en que no es ahora. Sin embargo, también hay acuerdo de que Ucrania debe apostar por esa vía cuando lleve la voz cantante en el conflicto, como ha ocurrido en los últimos meses. El jefe del Estado Mayor conjunto de EEUU señaló la semana pasada en esta misma dirección, cuando apuntó que lo ideal es “negociar desde una posición de fuerza”. “Rusia en este momento está a la defensiva”, señaló.

Pero, precisamente, los ucranianos temen que una Rusia a la defensiva simplemente utilice las negociaciones como una manera de detener el avance ucraniano mientras recupera el pulso militar. Un escenario puesto de manera transparente en la televisión estatal rusa esta semana. Las negociaciones serían así una “artimaña”, en palabras del comentarista ultranacionalista Zakhar Prilepin. “Es estratégicamente importante para nosotros prolongar esta situación”, aseguró Prilepin sobre unas posibles negociaciones con Ucrania. "Claramente, no estamos listos para lanzar acciones ofensivas".

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“Occidente no puede presionar a Ucrania para las negociaciones. (...) Cuando cuentas con la iniciativa en el campo de batalla, es ligeramente extraño recibir propuestas como: ‘No serás capaz de hacer todo por medios militares, necesitas negociar”, declaraba hace dos días Mijailo Podoliak, uno de los asesores del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Es solo una de las declaraciones de un runrún que se disparó la semana pasada desde Estados Unidos. En Washington se asegura que no se busca presionar a Kiev y se mantiene la línea oficial de apoyo total a Ucrania expresada recientemente por el presidente estadounidense, Joe Biden. "Sí sé una cosa: no les vamos a decir lo que tienen que hacer [a los ucranianos]", explicó.

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