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A vueltas con el misil en Polonia: el día en que Zelenski se pasó de frenada con Occidente
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A nadie le interesa una III Guerra Mundial

A vueltas con el misil en Polonia: el día en que Zelenski se pasó de frenada con Occidente

La OTAN afirmó después de la caída del misil en Polonia que el incidente lo provocó material ucraniano, pero Zelenski insistió en que Rusia estuvo detrás del ataque

Foto: El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en Jersón. (Reuters)
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en Jersón. (Reuters)

En la era de Twitter y con Rusia tratando de aniquilarla, lo mejor que ha podido pasarle a Ucrania es tener como presidente a un productor audiovisual. Es verdad que el sacrificio lo brindan millones de ucranianos, y que ninguna guerra informativa tendría éxito de no estar justificada por los hechos sobre el terreno, pero Volodímir Zelenski ha probado que se puede contar una historia inspiradora durante nueve meses seguidos. Manteniendo la moral de combate de sus compatriotas y convenciendo a los aliados de que sigan mandando las armas y el dinero que necesita el país. Aun así, hasta las historias más vendibles tienen fallos de guion.

La caída de un misil en un pueblo de Polonia el pasado martes, que dejó dos muertos, encendió las alarmas en la jaula de loros de las redes sociales. El artículo 5 de la OTAN fue mentado una y otra vez como la posible consecuencia del impacto. Afortunadamente, el artículo 5 no es un resorte automático, sino una decisión política consciente. Y a nadie le interesa iniciar una Tercera Guerra Mundial. Horas después, además, Polonia y la OTAN dijeron que el proyectil, "muy probablemente", era ucraniano. Un dispositivo antiaéreo que se habría desviado al tratar de interceptar uno de los misiles rusos que ese día fueron lanzados contra Ucrania.

Foto: El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el miércoles. (Reuters/Yves Herman)

Cuando bajó el suflé del Armagedón, sin embargo, un mensaje llegó de boca del propio Zelenski: "No tengo ninguna duda de que no era nuestro misil", declaró. "Quiero ser justo y, si se trató del uso de nuestra defensa aérea, entonces quiero ver las pruebas. Primero, la investigación y el acceso a los datos que tenéis". El secretario de Seguridad Nacional de Ucrania, Oleksiy Danilov, fue más allá y dijo estar preparado para "presentar la evidencia del rastro ruso que tenemos".

¿Arrastrar a la OTAN a una guerra mundial?

El Gobierno de Kiev contradijo así en público el diagnóstico de sus dos principales aliados. Estados Unidos, garante de buena parte del dinero que mantiene Ucrania a flote y de las armas decisivas en el curso de la guerra, y Polonia, que acogió a seis millones de ucranianos desde febrero y donde se han quedado 1,3 millones. Nadie entendía muy bien dónde estaba la sabiduría política de esta postura. La OTAN había dejado claro que fue un accidente y que culpar a Kiev de defenderse del centenar de cohetes rusos lanzados ese día sobre su territorio no tenía ningún sentido.

Las voces rusas y prorrusas, carentes de clavos narrativos a los que agarrarse, aprovecharon la oportunidad para acusar a Ucrania de intentar arrastrar a la OTAN a la que sería una guerra mundial. "No solo fue desinformación deliberada, sino también un intento consciente de hacer que la OTAN, que está librando una guerra por delegación en Ucrania, se implique en un choque directo contra nuestro país", declaró el embajador de Rusia ante Naciones Unidas, Vasily Nebenzya.

Foto: Los líderes Joe Biden, Olaf Scholz, Emmanuel Macron, Rishi Sunak, Pedro Sánchez y Justin Trudeau en el G20. (Cordon Press/Steffen Hebestre)

Pero quizá más interesante que la reacción de Rusia, presta a utilizar cualquier hueco para colar un gol mediático, sea la evolución de la opinión pública de los aliados de Ucrania. Si bien el esfuerzo bélico y el apoyo externo mantienen el impulso, se ven algunas fisuras aquí y allá. El máximo general de EEUU, Mark Milley, declaró recientemente que quizás este invierno, dada la posición relativamente ventajosa de Ucrania, podría ser un buen momento para sentarse a negociar. Una opinión contraria a los objetivos declarados del Gobierno de Kiev. Entre ellos, conquistar hasta el último centímetro del territorio. Incluidos Crimea y el Donbás.

La Casa Blanca ha dado también algún tirón de orejas a Volodímir Zelenski. En octubre, filtró a la prensa que seguramente habían sido los ucranianos los autores del atentado que mató en Moscú a Daria Dugina, la hija del ideólogo extremista ruso Aleksandr Dugin. Lo que se interpretó como una advertencia pública, a través de la prensa, al Gobierno de Kiev: nada de llevar la guerra a suelo ruso.

Foto: Escenas del frente de Jersón, Ucrania. (EFE/Stanislav Kozliuk)

Un mes después nos enterábamos, gracias a cuatro fuentes oficiales de la Administración Biden consultadas por NBC News, que el presidente de EEUU le había "levantado la voz" a Zelenski durante una llamada telefónica y le había dicho que mostrara "un poco más de gratitud" a Washington por la ayuda brindada. Una tercera noticia nos hablaba de cómo Biden animaba al presidente ucraniano a relajarse un poco y mostrar que, por lo menos, estaría dispuesto, si se dan las circunstancias, a negociar con Rusia. Una posibilidad que el propio Zelenski había prohibido por decreto.

Estados Unidos trataría así de enfriar un poco el entusiasmo guerrero ucraniano y de pedirle a Zelenski que muestre más mano izquierda. La solidaridad occidental con Ucrania es real, pero también es real el hecho de que los arsenales aliados tienen un límite, de que la situación económica no es la mejor y de que nadie quiere ver en Europa una guerra de duración indefinida contra una potencia nuclear. Algún gesto táctico con vistas a la negociación, parece sugerir Washington, sería bienvenido.

El papel 'gladiador' de Zelenski

La situación refleja los dilemas a los que se enfrenta el líder de un país invadido. De puertas adentro, Zelenski trata de mantener la imagen de jefe tribal invencible. Una leyenda viva que sigue exprimiendo en los corazones ucranianos el jugo de la alta moral y del heroísmo. Este rol de gladiador, el gran papel del presidente, es exigente. Poco después de que las tropas ucranianas liberaran Jersón, por ejemplo, Zelenski se presentó allí a plena luz del día a parlamentar con la gente frente a las cámaras. La artillería se escuchaba de fondo. Como observó el periodista ucraniano Viktor Kovalenko, fue un acto arriesgado. Habría bastado un golpe de mortero para acabar con Zelenski y, probablemente, cambiar el curso de la guerra y de la historia.

Foto: La complejidad para trasladar material pesado, como estos carros T-80 rusos, es enorme. (EPA)

Pero el mandatario ucraniano no puede no actuar así. Su Gobierno trabaja constantemente para mantener la inspiración en estas circunstancias. Los activistas ucranianos, vinculados o no al Gobierno, distribuyen a diario vídeos de soldados abrazando a sus abuelas y de rusos muriendo en circunstancias ridículas. Los carteles propagandísticos llenan las calles de ciudades como Kiev y mucha gente de a pie ha adquirido el aspecto de Zelenski. Abogados, contables y profesores de literatura, enrolados en las Defensas Territoriales, andan por ahí con barbas de cinco días y camisetas verde olivo apretadas. El uniforme oficial de la resistencia que solo tienen derecho a llevar los combatientes y los miembros del gabinete del presidente. Una seña de identidad. Ya habrá tiempo de afeitarse y ponerse corbata cuando acabe la guerra.

Aún no conocemos todos los detalles de ese misil que impactó en Polonia. Es posible que sea este rol de Zelenski el que le anime a negar accidentes como el de la semana pasada. Como si dijera: fueron los rusos. Nuestras fuerzas armadas son incapaces de cometer errores. Fuera de Ucrania, sin embargo, en Francia o en España o en Estados Unidos, la guerra se ve en una pantalla. El ambiente psíquico es distinto y la actitud fortachona de Zelenski no casa igual con la opinión pública extranjera.

Dos días después del incidente, Zelenski pareció entender el mensaje y ablandó un poco su postura. "No lo sé al 100%. Creo que el mundo tampoco sabe al 100% qué ocurrió", declaró, acerca del origen del misil, durante su discurso telemático en el New Economy Forum, organizado por la agencia Bloomberg en Singapur. "No podemos decir específicamente si estas fueron las defensas antiaéreas de Ucrania".

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En la era de Twitter y con Rusia tratando de aniquilarla, lo mejor que ha podido pasarle a Ucrania es tener como presidente a un productor audiovisual. Es verdad que el sacrificio lo brindan millones de ucranianos, y que ninguna guerra informativa tendría éxito de no estar justificada por los hechos sobre el terreno, pero Volodímir Zelenski ha probado que se puede contar una historia inspiradora durante nueve meses seguidos. Manteniendo la moral de combate de sus compatriotas y convenciendo a los aliados de que sigan mandando las armas y el dinero que necesita el país. Aun así, hasta las historias más vendibles tienen fallos de guion.

Conflicto de Ucrania OTAN
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