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El dilema de la "más dura de las batallas": cómo reconquistar Jersón sin destruirla
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Preparaciones para guerra urbana

El dilema de la "más dura de las batallas": cómo reconquistar Jersón sin destruirla

Ucrania ha estado evitando entrar en una guerra urbana por reconquistar ciudades, pero en Jersón quizá tenga que dar el paso

Foto: Reclutas ucranianos disparan contra posiciones rusas en la línea del frente en Mykolaiv. (Reuters/Valentyn Ogirenko)
Reclutas ucranianos disparan contra posiciones rusas en la línea del frente en Mykolaiv. (Reuters/Valentyn Ogirenko)
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En la vertiginosa contraofensiva de Jarkov, eran los propios rusos quienes abandonaban las ciudades ante el avance de Kiev. En Balakliya y Shevchenkove, las tropas ucranianas rodearon a las rusas, forzando su rendición. En Izium, la mayor localidad de la zona y bajo ocupación rusa desde el 1 de abril, las tropas rusas se retiraron cuando la marcha ucraniana amenazó con bloquear la última carretera de salida de la ciudad.

Verse arrastrada a una lucha en las calles de la ciudad, la guerra urbana, es algo que Ucrania ha estado específicamente evitando en numerosas ocasiones durante el desarrollo de la guerra. Retroceder terreno para luego, apoyándose en información de inteligencia y armamento de precisión, atacar las líneas de suministros rusos y debilitar su capacidad de combate. Esta estrategia ha limitado en lo posible las bajas ucranianas, tanto militares como civiles, y librado a algunas ciudades del país de la vasta destrucción de las tácticas de asedio más tradicionales. Pero, ante la anunciada ofensiva en la provincia meridional de Jersón y su capital, quizá ahora el Ejército ucraniano no tenga más remedio.

Foto: Un tanque ucraniano en Bakhmut. (Reuters/Zohra Bensemra)

El pistoletazo de salida a la hipótesis de que el propio Moscú se estaba preparando para una inminente guerra urbana fue el inicio de la evacuación de los civiles de Jersón, anunciada la semana pasada por las autoridades prorrusas. Según las últimas cifras ofrecidas por Rusia, al menos 70.000 civiles habrían cruzado a la orilla oeste del río Dniéper. Ahora "ciudadanos rusos" tras la celebración del pseudoreferéndum, con su evacuación —Kiev la ha catalogado como "deportación"— los rusos están "liberando nuestras manos" y "preparando Jersón para la defensa", según declaraciones del comandante ruso Alexander Khodakovsky, recogidas en medios prorrusos.

Durante meses, Ucrania ha intentado cortar las líneas de suministro rusas en Jersón con ataques contra vías férreas, puentes, depósitos de combustible y otras infraestructuras que permitían el abastecimiento tanto desde el sur (Crimea) como el este (Donbás). El objetivo era precisamente poner a las tropas rusas en Jersón ante la tesitura de que sea demasiado costoso militarmente mantener la presencia en la ciudad (en la orilla noroeste del río Dniéper, mientras que el resto de la provincia se extiende por la sureste hasta la controlada Crimea). Pero, si las tropas rusas no se retiran, en aras de evitar un varapalo político a Vladímir Putin, Ucrania tendría que avanzar.

En preparación a la muy esperada contraofensvia ucraniana, Rusia llevaba meses reforzando sus posiciones en el sur con tropas enviadas desde el este, lo que precisamente facilitó el avance de los ucranianos en Járkov. “[Los rusos] No se están preparando para salir [de Jersón]; se están preparando para defender”, ha afirmado el general Kyrylo Budanov, jefe del servicio de inteligencia militar de Ucrania en una entrevista al medio Ukrainska Pravda. El propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha apuntado en esa línea, asegurando que los Rusia estaría tratando de atraer a las tropas de Kiev para que avanzaran demasiado rápido hacia la ciudad, en declaraciones al periódico italiano Corriere della Sera esta semana. “La batalla más dura tendrá lugar en Jersón”, aseguraba Oleksiy Arestovych, asesor de Zelenski hace apenas cinco días.

La opción de avanzar con una fuerte cobertura de artillería, destruyendo la ciudad, como hizo Rusia en Mariúpol o en Severodonetsk (Lugansk), tiene un coste mucho mayor para Kiev, que hasta el momento ha preferido siempre evitar este tipo de tácticas de asedio, a veces incluso retrasando los avances.

Pero la presión también está en el reloj y en el clima. En el sur de Ucrania acaba de empezar la bezdorizhzhya o, quizá más conocida por su nombre en ruso, la rasputitsa, cuando las fuertes lluvias de otoño convierten las fértiles llanuras de tierra negra del sur del país en un absoluto barrizal. Estas condiciones podrían retrasar el avance de las tropas ucranianas y, si no se produce la retirada rusa de la ciudad, retrasar una entrada en las calles de Jersón al final del otoño y comienzo del invierno podría hacer perder a Ucrania el momentum militar de la ofensiva y facilitar una reagrupación rusa.

Foto: Soldados ucranianos, en la línea de fuego cerca de Mikolaiv, este agosto. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)
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La lucha urbana es una de las más complejas para los Ejércitos actuales, por la presencia de civiles y la dificultad de controlar un terreno en el que tanto defensores como atacantes se atrincheran en edificios o avanzan en los pasillos subterráneos. Según un estudio del Instituto Dupuy, que analiza las operaciones urbanas de la Segunda Guerra Mundial, incluidas tres batallas en Járkov, las tasas de avance en ciudades eran de un tercio o la mitad de lo que son en otros terrenos. En cuanto al número de fuerzas, la proporción de soldados en la ofensiva frente a los defensores se multiplica exponencialmente en zonas urbanas, llegando incluso a 15:1, según un manual publicado por el Ejército y Marines de EEUU el pasado julio, citado por The Economist.

El mayor exponente de lucha urbana de Rusia en su historia reciente no es, sin embargo, muy halagüeño para Moscú: en 1994, 60.000 tropas rusas tardaron cinco meses en ocupar Grozny (Chechenia), pese a los incesantes bombardeos que destruyeron la ciudad. "Aunque las fuerzas especiales rusas reciben probablemente algún entrenamiento en combate urbano, no hay ningún indicio de que el recluta medio reciba ningún entrenamiento en los rigores físicos y psicológicos de la lucha callejera", apuntaba Gary Anderson, exmarine estadounidense con experiencia en Mogadiscio (Somalia), en 1993, al diario especializado Military. La doctrina militar rusa prefiere la artillería. Y pese a que Rusia ha reforzado la línea de frente en Jersón, también está forzada a utilizar reclutas de la movilización militar parcial ordenada el pasado septiembre, de los que 82.000 ya habrían sido desplazados a Ucrania, según Moscú.

Foto: El puerto de Mariupol. (EFE/Sergei Ilnitsky)

Ucrania ya ha estado preparándose para la guerra urbana, incluso con entrenamiento en el extranjero. Reino Unido se ha comprometido a entrenar a unos 10.000 reclutas ucranianos en un programa que, además de tiro y primeros auxilios, incluye tácticas de guerra urbana. El entrenamiento —de unos cuatro meses y en cuatro bases en el país— ya ha empezado al menos desde el pasado agosto.

Precisamente, Reino Unido lleva meses analizando cómo sería una hipotética guerra entre la OTAN y Rusia, con el papel de las ciudades —que en la proyección de estos juegos de guerra serían Tallin, Riga o Vilna, por ejemplo, frente a una invasión rusa— cada vez más importante, según una intervención del general James Bowder en una conferencia del think tank Royal United Services Institute (RUSI) el pasado junio. "Las áreas urbanas se convertirían en el 'principal premio', no solo por su valor político y económico, sino como santuarios tácticos contra la capacidad del enemigo para encontrar unidades y atacarlas", señaló.

Ucrania ha sufrido ya batallas casa a casa y calle a calle. En Mariúpol, los combatientes del batallón Azov retrocedían disparando desde los tejados y ocultándose en los túneles subterráneos de la ciudad y de la refinería Azovstal, y la ciudad acabó con el 90% de los edificios destruidos o dañados, según las autoridades ucranianas. En Severodonetsk, entonces capital administrativa de la provincia de Lugansk controlada por Ucrania, también se luchó hasta el último barrio. En cambio, cuando cayó Severodonetsk, en la vecina Lysychansk las tropas ucranianas retrocedieron para reforzar las líneas de defensa en Donetsk. Pero en todas estas ciudades era Rusia la que estaba a la ofensiva. En Jersón, es Kiev la que tiene que tomar la decisión.

En la vertiginosa contraofensiva de Jarkov, eran los propios rusos quienes abandonaban las ciudades ante el avance de Kiev. En Balakliya y Shevchenkove, las tropas ucranianas rodearon a las rusas, forzando su rendición. En Izium, la mayor localidad de la zona y bajo ocupación rusa desde el 1 de abril, las tropas rusas se retiraron cuando la marcha ucraniana amenazó con bloquear la última carretera de salida de la ciudad.

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