Duelo Macron vs. Le Pen en Francia | Macron vuelve a vencer a Le Pen aunque con menor margen

El presidente Emmanuel Macron se ha impuesto a la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen, en la segunda vuelta de las presidenciales francesas. Un total de 48.7 millones de personas estaban llamadas a participar en estas elecciones de Francia, que han estado marcadas por una alta abstención y de emisión de votos nulos y en blanco debido al descontento entre los ciudadanos de izquierda con los dos candidatos.

Unas 70.000 mesas electorales han abierto esta mañana desde las 8:00 horas y hasta las 20:00 horas y, a las 17:00 horas, la participación se colocaba en el 63,23%, dos puntos por debajo de la de 2017 y por debajo también de la afluencia registrada a la misma hora en la primera vuelta. Se trata, de hecho, de la participación a las 17:00 h más baja desde 1969, cuando se registró un 55,8%.

En las calles de París, capital donde el presidente sacó en 2017 casi 80 puntos de ventaja a su rival, la votación ha transcurrido desde primera hora de la mañana con tranquilidad y sin aglomeración alguna. La segunda vuelta ha coincidido con el inicio de las vacaciones escolares de primavera, por lo que muchos han abandonado la ciudad y se espera un considerable aumento del voto por procuración, una fórmula de las elecciones francesas que permite facultar a otra persona para que vote en su representación. Hace cinco años, 2,7 millones de franceses votaron de este modo. El voto por correo fue abolido en 1975 en el país.

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El ambiente calmado ha coincidido con la falta de urgencia que alentaban unas encuestas que acertaron al otorgar un mínimo de 10 puntos de ventaja al actual presidente. Sin embargo, esta perspectiva, finalmente cumplida, es considerablemente peor que la de 2017, cuando Macron obtuvo un 66,1% de los votos frente al 33,9% de Le Pen. La repetición de los candidatos también contribuye al hastío dominante. "La campaña no ha sido muy interesante. Los dos candidatos que cualquiera esperaba que pasaran son los que pasaron", comenta un joven tras abandonar el centro de votación del Liceo François Truffaut, uno de los más de 800 distribuidos por la capital. Él votó por Macron, tanto hoy como en la primera vuelta. En esta zona central parisina, en la que es frecuente encontrarse con carteles electorales de Le Pen parcialmente arrancados o destruidos, la gran mayoría de los votantes hará lo mismo.

Se trata de una realidad muy diferente a la que se vive en las zonas rurales y desindustrializadas del norte y el este del país, donde Le Pen domina. "Voté por ella hace cinco años. Voté por ella en la primera vuelta y votaré de nuevo por ella este domingo, es la única a la que le preocupamos lo más mínimo", opinaba el pasado viernes una residente de Tergnier, una pequeña ciudad del departamento de Aisne. La candidata ha experimentado un ascenso considerable desde el comienzo del año y, al llegar la primera vuelta, llegó a estar a una distancia de Macron que se situaba dentro del margen de error de algunas encuestas. Las dos semanas posteriores han vuelto a separarla y, en estos momentos, sería necesario un error en los sondeos de una dimensión histórica para que la ultraderechista se hiciera con la victoria.

En medio de este panorama, Le Pen ha acudido poco después de las 11:10 horas en su feudo electoral de Hénin Beaumont, una pequeña ciudad próxima a la frontera belga al norte del país. Ha ido al colegio electoral acompañada del alcalde de Hénin Beaumont, Steeve Briois, que es de su partido y durante los minutos que precedieron su llegada, estuvo saludando al público que se encontró por la calle.

Opinión

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Desde la medianoche del viernes, cuando la campaña terminó oficialmente en la Francia continental, quedaron prohibidos los sondeos, las entrevistas de los candidatos, las reuniones públicas, la distribución de folletos y la propaganda digital.

Aunque esta noche Macron ha sido reelegido, los franceses volverán a las urnas en menos de dos meses, los próximos 12 y 19 de junio, para participar en las elecciones a la Asamblea Nacional. Estas serán clave para determinar el apoyo legislativo con el que contará el futuro presidente durante sus cinco años de mandato. Le Pen ya ha anunciado, tras conocer los resultados, que centrará esfuerzos en estos comicios.

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A diferencia de lo que hizo al principio de la campaña, Macron, para esta segunda vuelta, se ha implicado de lleno y ha conseguido ampliar el colchón con respecto a Le Pen. El presidente, que aspira a ser el primero en revalidar su mandato sin haber tenido una cohabitación (un gobierno de un color político diferente al suyo), ha advertido en los últimos días del riesgo de exceso de confianza, que puede desembocar en una sorpresa que él ha comparado con la del referéndum del Brexit en 2015 en el Reino Unido o con la elección de Donald Trump en Estados Unidos al año siguiente.

En los últimos quince días, se ha esforzado en subrayar los riesgos que comportaría la elección de Le Pen, que a su juicio fracturaría la sociedad francesa con sus ataques a los inmigrantes o con su proyecto de prohibir el velo islámico en las calles, y que supondría la salida de Francia de la Unión Europea, porque haría primar el derecho nacional sobre el comunitario y recortaría la contribución gala al presupuesto.

La candidata ultraderechista también ha jugado al ataque, con duras acusaciones al plan de Macron de retrasar hasta los 65 años la edad de jubilación y con críticas a su actitud "arrogante" y "altanera". Ella misma se ha presentado como la portavoz del pueblo, ha defendido sus rebajas de impuestos a los carburantes y a un centenar de productos básicos para contrarrestar la inflación y ha prometido proteger a los franceses frente a la globalización, al contrario que su rival, a quien acusa de ser "el candidato de las élites". Una estrategia que le ha situado más cerca que nunca de la victoria, pero a tenor de los sondeos todavía por debajo del 50 % de los votos