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Macron vuelve a ganar a Le Pen en unas elecciones marcadas por la abstención
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Macron vuelve a ganar a Le Pen en unas elecciones marcadas por la abstención

Macron se impondría con un 57,6% de los votos a su rival, Marine Le Pen, quien obtendría un 42,4%, de acuerdo con la primera proyección de los resultados en Francia

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron, saluda a la multitud tras emitir su voto en Le Touquet, Francia. (EFE/Christophe Petit)
El presidente francés, Emmanuel Macron, saluda a la multitud tras emitir su voto en Le Touquet, Francia. (EFE/Christophe Petit)

Emmanuel Macron volverá a ser presidente de Francia por cinco años más. Así lo indican las proyecciones de los resultados obtenidos desde el cierre de urnas a las 19:00 en toda Francia continental, menos las mayores ciudades. Según estos datos, proporcionados por Elabe, Macron se impondría con un 57,6% de los votos a su rival, la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen, quien obtendría un 42,4%. Tras una campaña electoral francesa que tuvo que convivir con los dos de los acontecimientos internacionales más importantes de este siglo, la pandemia de coronavirus y la guerra de Ucrania, el mandatario habría derrotado por segunda vez a la candidata ultraderechista. Lo haría, eso sí, por un margen inferior a la mitad de los 33 puntos que le sacó en 2017 y en unas elecciones que pasarán a la historia por contar con la abstención más alta desde 1969, en torno a un 28%.

"Quiero dar las gracias al conjunto de franceses y francesas que en la primera y en la segunda ronda me han dado su confianza para hacer realidad nuestro proyecto para una Francia más independiente, una Europa más fuerte”, ha declarado Macron en su discurso después de conocerse las proyecciones de resultados, entre gritos de 'Macron president' de sus partidarios. "Sé también que muchos de nuestros compatriotas me han votado no por para apoyar mis ideas, sino contra las de la extrema derecha. Quiero darles las gracias (...) soy depositario de su sentido del deber, de su apego a la República y del respeto a las diferencias expresadas en las últimas semanas".

En los centros de votación del distrito de París Central, como se conoce desde que en 2020 los cuatro primeros ‘arrondissements’ de la ciudad se fusionaran, el ambiente hoy era uno marcado por la apatía. “Vine a votar por Macron, pero casi no lo hago”, reconocía uno de los votantes más jóvenes. Otros, como Étienne, que en la primera ronda votó por el izquierdista Jean-Luc Mélenchon y en esta se decantó por el presidente, se lamentaban de la “preocupante” abstención que empezaban a adelantar las primeras proyecciones. En las redes sociales, se compartían varias imágenes de escuelas y liceos parisinos, donde se instalan las urnas, prácticamente vacíos. A las 17:00, la participación en la capital había sido tan solo del 55,74%, la quinta cifra más baja para un departamento de la Francia continental.

Foto: Ilustración: L. Martín.
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La abstención eclipsa así parcialmente la nueva victoria de un mandatario menos joven, menos popular y menos sonriente que el de hace cinco años. Las razones que se han esgrimido a lo largo de una jornada electoral en la que la participación ha sido analizada obsesivamente son múltiples. Entre ellas está el desencanto generalizado con la clase política, la desafección de los votantes de izquierda por ambos candidatos, una campaña electoral muy trastocada por la pandemia y la invasión rusa, la coincidencia de las elecciones con las vacaciones escolares o el hecho de que las encuestas apuntaban a una victoria de Macron prácticamente garantizada. Según la última encuesta diaria de Ipsos Sopra Steria, publicada el pasado viernes, el 67% de los encuestados, entre ellos el 38% de los que tenían la intención de votar por Le Pen, se decían convencidos de que el presidente sería reelegido. Para entender verdaderamente la dimensión del rechazo a esta segunda vuelta, será necesario esperar al recuento de votos en blanco y nulos, que en 2017 ya habían alcanzado una cifra récord.

Sin embargo, si bien la victoria en segunda vuelta de Macron sería considerablemente menor que la que obtuvo en 2017, también se proyecta como superior a la de cualquier otro presidente en los últimos 50 años, con la excepción de la victoria arrasadora de Jacques Chirac en 2002 frente a Jean-Marie Le Pen, el padre de la candidata actual y fundador del Frente Nacional. En un país acostumbrado a denegar a sus jefes de Estado un segundo mandato, el actual no bajó ni una sola vez del primer puesto en las encuestas, a pesar de no haber comenzado formalmente su campaña en marzo de este año, más de siete meses después que su contrincante. "El desencanto pasa con todos los presidentes. Hay una época de entusiasmo inicial que luego se reduce poco a poco con el tiempo", apuntaba esta mañana frente a un centro electoral Isabelle, quien votó por Macron en ambas vueltas. "Pero Macron ha estado en todos los frentes, ha afrontado un montón de crisis, y ahí sigue. Nunca podrá decirse de él que se durmió en los laureles", añadía.

Macron tiene ahora la ventana abierta para continuar impulsando su visión europea

A nivel europeo, muchos respiran ahora aliviados ante la reelección del mandatario. Una llegada de Le Pen al Elíseo hubiera supuesto la mayor crisis para el proyecto de integración europeo desde el Brexit, con uno de los dos motores de la Unión Europea dispuesto a alinearse con la Hungría de Viktor Orbán para arrebatar a Bruselas todo el poder posible. La candidata también había propuesto reducir la contribución francesa al presupuesto europeo, la segunda más importante después de la alemana, un 25%. Ahora, Macron tiene la ventana abierta para continuar impulsando su visión en Bruselas: una marcada por la autonomía estratégica y la soberanía europea.

Denominado a menudo como "Júpiter" por sus detractores por lo que consideran como un estilo soberbio y autoritario, el presidente no ha perdido su afán por proyectar la 'grandeur' francesa. A pesar de haber moderado su tono en los últimos años para intentar deshacerse, sin mucho éxito, de su imagen jupiteriana, esta noche, ese lado volverá a relucir. Cinco años después de celebrar su triunfo en las elecciones presidenciales frente a la pirámide del Louvre, Macron ha ofrecido su segundo discurso de victoria en un escenario todavía más cargado de esplendor y simbolismo: los Campos de Marte, con la Torre Eiffel como telón de fondo.

Foto: Emmanuel Macron vota en la segunda vuelta de las elecciones francesas. (Reuters/Gonzalo Fuentes)

Pero Macron tiene poco tiempo para celebrar. En menos de dos meses, los próximos 12 y 19 de junio, tendrán lugar las elecciones legislativas en el país. Hace cinco años, su partido, ‘La République En Marche!’, obtuvo una cómoda mayoría de 314 diputados de un total de 577 en la Asamblea Nacional del país, lo que, junto al apoyo de otras formaciones aliadas, le dio vía libre para sacar adelante su programa político. Esta vez, lo tendrá mucho más difícil. De no conseguirlo, podría producirse la llamada “cohabitación”, es decir, la coexistencia de un presidente y un primer ministro de partidos políticos distintos. Mélenchon ha hecho una apuesta considerable para movilizar a los votantes de izquierda en esta dirección. “Hay una tercera vuelta”, afirmó recientemente. “Pido al pueblo francés que me elija primer ministro”.

Ningún jefe de Estado de la Quinta República ha logrado dos mandatos sin cohabitación. Macron lo tendrá difícil si quiere ser la única excepción. Un sondeo reciente de BVA para Orange y RTL apuntaba a que dos tercios de los votantes desearían esta fórmula si el presidente resultaba elegido este domingo. Lo que el electorado francés da, el electorado francés lo quita.

Emmanuel Macron volverá a ser presidente de Francia por cinco años más. Así lo indican las proyecciones de los resultados obtenidos desde el cierre de urnas a las 19:00 en toda Francia continental, menos las mayores ciudades. Según estos datos, proporcionados por Elabe, Macron se impondría con un 57,6% de los votos a su rival, la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen, quien obtendría un 42,4%. Tras una campaña electoral francesa que tuvo que convivir con los dos de los acontecimientos internacionales más importantes de este siglo, la pandemia de coronavirus y la guerra de Ucrania, el mandatario habría derrotado por segunda vez a la candidata ultraderechista. Lo haría, eso sí, por un margen inferior a la mitad de los 33 puntos que le sacó en 2017 y en unas elecciones que pasarán a la historia por contar con la abstención más alta desde 1969, en torno a un 28%.

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