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La excepcionalidad de UK: ¿por qué las grandes ciudades británicas no levantan cabeza?
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El PIB más bajo del siglo en Sheffield

La excepcionalidad de UK: ¿por qué las grandes ciudades británicas no levantan cabeza?

Downing Street presenta un plan para intentar atajar un problema histórico con el que Johnson se juega mantener la mayoría absoluta en el Muro Rojo del norte de Inglaterra

Foto: Construcciones brutalistas en Sheffield, Reino Unido, una de las primeras ciudades en recibir fondos del 'Levelling Up'. (Getty/Christopher Furlong)
Construcciones brutalistas en Sheffield, Reino Unido, una de las primeras ciudades en recibir fondos del 'Levelling Up'. (Getty/Christopher Furlong)
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“Hay que preguntarse si el capitalismo económico está funcionando cuando solo funciona para una parte de la sociedad”, plantea Angus Deaton, Premio Nobel de Economía. El académico se encuentra en la actualidad en pleno estudio sobre el inusual modelo que existe en el Reino Unido, una de las economías más desarrolladas del mundo con más diferencias entre las distintas regiones del país.

La brecha se está acentuando además cada año, lo que, según Deaton, supone un riesgo para la democracia y la prosperidad del país. “Creo que el Brexit es en muchos casos el de gente que cree que sus voces no se escuchan en Westminster y menos aún en Bruselas”, apunta. En 2019, el Instituto de Estudios Fiscales (IFS), un importante foro de análisis económico y político, encargó al experto un análisis en profundidad sobre esta cuestión. Las conclusiones se esperan para 2024.

Foto: Frontera entre Inglaterra y Escocia. (Reuters/Lee Smith)

Claro que, en política, los ritmos son otros. Sobre todo si está en juego mantener la mayoría absoluta para las próximas elecciones generales. De ahí que el Gobierno de Boris Johnson haya presentado ahora su tan esperado plan para el llamado 'Levelling up' (en español, nivelar), un eslogan que los 'tories' vienen repitiendo hasta la saciedad, pero del que no se habían ofrecido detalles concretos.

Se trata de la política estrella de esta legislatura para equilibrar las profundas desigualdades que existen a nivel geográfico en Reino Unido. En las últimas décadas, los distintos gobiernos han intentado hacer frente al problema sin mucho éxito. Pero Johnson tiene especial empeño porque —si sobrevive al 'partygate'— su objetivo es mantener el apoyo conseguido en 2019 en el Muro Rojo del norte de Inglaterra, una zona que tradicionalmente había sido laborista. Distritos como Rother Valley, que había estado en manos de los laboristas desde su creación en 1918, dieron por primera vez su confianza a los 'tories'. En muchas de estas circunscripciones hay pueblos como Maltby, que creció súbitamente a principios del siglo XX cuando el carbón comenzó a salir de la mina y luego se empobreció con la misma rapidez.

Foto: Ilustración: El Herrero. Opinión

En las últimas elecciones generales, los vecinos quisieron asegurarse de la ejecución del Brexit. Y eso jugó a favor de Johnson en una ecuación donde también influyó la baja popularidad del entonces líder laborista, Jeremy Corbyn. Pero ahora que el divorcio europeo ya está hecho y la oposición cuenta con un líder más moderado, Keir Starmer, hay que tener una estrategia para consolidar los votos de esta zona clave para retener la mayoría absoluta. Y no es tarea fácil.

En un mundo desigual, Reino Unido lo es aún más

Estados Unidos tiene el sur rural y la zona fronteriza con México. Alemania cuenta con la antigua zona oriental. Italia tiene la parte inferior de la bota. En España, solo seis comunidades autónomas tienen una renta per cápita superior a la media. Aunque, según el Fondo Monetario Internacional, las diferencias no son tan destacables comparadas con otras potencias avanzadas.

Foto: Boris Johnson canta el himno nacional durante un partido de la Eurocopa 2020. (Getty/John Sibley)

El Reino Unido, sin embargo, presenta un caso atípico. Está excepcionalmente desequilibrado a nivel regional. Y mientras que en el resto de países las ciudades suelen ser islas de prosperidad en regiones pobres, con los británicos es diferente. En 2017, el PIB por persona en el área metropolitana de Sheffield (norte de Inglaterra) era solo el 70% del promedio británico, porcentaje más bajo desde el cambio de siglo.

La verdadera división económica no es entre áreas urbanas y rurales, o entre ciudades grandes y pueblos pequeños, tal y como apunta 'The Economist'. Las regiones ricas tienden a contener ciudades y pueblos ricos; las pobres tienden en su mayoría a tener ciudades y pueblos pobres. La brecha real es entre regiones o, para verlo de manera más precisa, entre áreas urbanas en regiones pobres y áreas urbanas en regiones más ricas. El enigma es por qué, con las grandes excepciones de Edimburgo y Londres, las grandes ciudades no logran levantar cabeza. En 2019, el valor agregado bruto por persona —una medida de producción— fue un 78% más alto en Londres que en el Reino Unido en su conjunto.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson. (EFE)

La publicación del esperado 'Libro Blanco para el Levelling Up' se había retrasado por el covid y porque Johnson no es el tipo de primer ministro que disfrute elaborando un plan grande y complejo que involucra a muchos departamentos. Pero, una vez presentado este mes en la Cámara de los Comunes por Michael Gove, ministro de 'nivelación', se pueden sacar tres conclusiones: la mayoría de las medidas ya habían sido anunciadas, tiene un fuerte sabor al Nuevo Laborismo de Tony Blair y apenas hay financiación extra.

La hoja de ruta pretende facilitar fondos a ciertas áreas para mejorar la educación, el transporte y el acceso a banda ancha y acercarlas a los mejores niveles que disfrutan Londres o los condados del sureste de Inglaterra, zonas tradicionalmente más ricas. Asimismo, también promete aumentar la inversión pública en investigación y desarrollo fuera del sureste de Inglaterra en un 40%.

Retomar el control de su destino

En su comparecencia, Gove destacó la necesidad de que “comunidades ignoradas e infravaloradas retomen el control de su destino”, a través de la creación de nuevas alcaldías en las zonas del país que así lo deseen. “El 'Libro Blanco' que publicamos establece una estrategia detallada para hacer que las oportunidades sean más equitativas y dirigir la riqueza y el poder de manera decisiva hacia trabajadores y sus familias”, agregó el ministro. “Después de dos largos años de covid, necesitamos que este país vuelva a moverse a la máxima velocidad. Necesitamos un rápido crecimiento y salarios más altos”, puntualizó.

Foto: Protestas contra Boris Johnson en Mánchester. (Getty Images/Ian Forsyth)

En un principio, se planteó que los objetivos se alcanzaran para 2025. Pero finalmente la fecha se ha fijado para 2030, en definitiva, un mensaje velado, tanto para votantes como parlamentarios, de que Johnson está pidiendo una década más en el poder para cumplir con su promesa.

Aunque el inquilino de Downing Street compara ahora su estrategia con la de la integración de la antigua Alemania Oriental, existe una gran diferencia en cuanto a la inversión. Los planes del Reino Unido vienen con poco dinero nuevo. El Fondo de Prosperidad Compartida, valorado en 2.600 millones de libras durante tres años, simplemente reemplaza el efectivo que las regiones pobres solían recibir de la UE. Aunque el departamento comercial promete ahora gastar más en investigación y desarrollo fuera del triángulo de Londres, Oxford y Cambridge. Por su parte, Arts Council England pagará por más cultura fuera de la capital.

Foto: Boris Johnson, durante la Convención del Partido Conservador en Mánchester. (EFE)

El caso alemán, sin embargo, demuestra que si se quieren cambiar las cosas debe existir una coordinación y cooperación entre los niveles nacional, regional y local. Y, ante todo, inversión. Después de la unificación en 1990, las transferencias fiscales de la parte occidental a la oriental sumaron alrededor de 70.000 millones de libras anuales durante casi 30 años.

Esto redujo la brecha de productividad del 40% al 15%. Impulsó enormemente las áreas más desfavorecidas y condujo a que la producción por persona en ciertas regiones del este de Alemania ahora supere la de ciertas regiones del norte de Inglaterra donde, según una investigación del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social, la productividad es menos de la mitad que en Londres. Este hecho por sí solo muestra cuán roto está el modelo económico británico, atrapado en un círculo vicioso de baja inversión, baja productividad, baja calificación, bajos salarios y bajo crecimiento.

Durante los gobiernos del Nuevo Laborismo de Tony Blair y Gordon Brown, ya hubo esfuerzos de regeneración con intentos incluso de atraer capital extranjero, crear asambleas elegidas para la toma de decisiones, aumentar la esperanza de vida saludable en cinco años y garantizar que el 90% de los niños alcance los estándares esperados en lectura, escritura y matemáticas. Aunque una de las diferencias clave que existen ahora con la estrategia de Johnson es el enfoque en pueblos más pequeños, así como en ciudades más grandes.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson (EFE)

No existe una única razón por la que el Reino Unido haya llegado a alcanzar diferencias regionales tan acentuadas. El cierre de fábricas y minas del norte a medida que el país pasaba de ser una potencia industrial a una economía basada en los servicios no se gestionó bien. Y luego la brecha creció cuando los gobiernos conservadores impusieron la austeridad con grandes recortes en los gastos públicos para combatir el déficit tras la crisis financiera global de 2008. Las áreas más pobres, más dependientes de los fondos estatales, sufrieron el mayor golpe.

Desde entonces, según las cifras publicadas por la Oficina de Estadísticas Nacionales el mes pasado, el crecimiento de la producción por hora fue el segundo más lento entre las economías avanzadas del G-7. El reputado 'think tank' National Institute of Economic and Social Research (NIESR) prevé que durante el periodo 2023-27 la economía británica crecerá solo un 1,25% anual.

“Hay que preguntarse si el capitalismo económico está funcionando cuando solo funciona para una parte de la sociedad”, plantea Angus Deaton, Premio Nobel de Economía. El académico se encuentra en la actualidad en pleno estudio sobre el inusual modelo que existe en el Reino Unido, una de las economías más desarrolladas del mundo con más diferencias entre las distintas regiones del país.

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