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Las abarrotadas playas de Río de Janeiro se vacían ante la llegada del coronavirus

Parece el argumento de una serie de ciencia ficción. Las abarrotadas playas de Río de Janeiro se vacían y se pide a los rezagados que se confinen en sus casas ante la llegada de un enemigo invisible que se llama coronavirus. En capítulos anteriores, en Europa, lo impensable: Venecia desierta y sin carnaval. Y después Italia, España, Francia. Las aulas vacías, se acabó el ocio, hasta pasear libremente por las calles: la vida casi paralizada. Una a una, se han ido derrumbando nuestras certezas. Sin celebraciones de Semana Santa, la incertidumbre ante una nueva crisis económica nos impide hacer planes de cara al verano o más allá. La Eurocopa de junio, que en sesenta años nunca había faltado a su cita, se aplaza a 2021. Entre las doce sedes del torneo, Bilbao. Hoy también se han aplazado la Copa América de fútbol y Roland Garros. Y, sin embargo, el COI cree que para el inicio de los Juegos de Tokio, el 24 de julio, todo habrá vuelto a ser casi como antes.