Probamos el coche que pone en ridículo el sistema español de etiquetas ecológicas
No podemos enchufarlo, su mecánica no es híbrida, carece de turbo y no funciona con gas. Es simplemente un utilitario con motor de gasolina, y se conforma con la etiqueta C, pese a gastar y emitir menos que buena parte de los coches con distintivo eco
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La entrada en funcionamiento de las ZBE (zonas de bajas emisiones) en las 149 localidades españolas con más de 50.000 habitantes está a la vuelta de la esquina, pues será en 2023 cuando comiencen las restricciones de acceso de vehículos a determinadas áreas de las ciudades, con el objetivo de seguir mejorando la calidad del aire, de acuerdo con las instrucciones de la Unión Europea en ese sentido. Y al menos en el caso español, parece que cada municipio será un pequeño microcosmos normativo con sus ordenanzas específicas, sus horarios y su letra pequeña, aunque todo apunta a que sí habrá unanimidad a la hora de clasificar unos automóviles como ecológicos, o de bajas emisiones, siendo el resto relegado, por contraposición, a la categoría de no ecológicos y sin bajas emisiones. Y serán las etiquetas de la DGT las que determinen quién accede y quién no a esas ZBE, aplicándose multas cuantiosas a los infractores: de acuerdo con la nueva Ley de Tráfico, 200 euros; o 100 euros acogiéndonos al pronto pago.
Sin embargo, y como venimos explicando desde hace unas semanas, el sistema de etiquetas ecológicas adoptado en España premia más la tecnología que los resultados. De ahí que vehículos muy potentes y muy pesados presuman de las etiquetas ecológicas eco, pese a homologar consumos de combustible elevados y emisiones medias de CO₂ en consonancia, de hasta 300 g/km en algún caso, y de ahí también que vehículos utilitarios ligeros y poco potentes, dotados de mecánicas poco sofisticadas, se queden sin esa etiqueta eco, pese a gastar muy poco y homologar emisiones que apenas rebasan los 100 g/km de CO₂. La norma lleva mucho tiempo siendo así, pero ahora comienza el juego, al menos en esas 149 ciudades: ciertos coches sencillos, ligeros, eficientes y asequibles se quedarán fuera de las ZBE, mientras que algunos modelos complejos, pesados, gastones, más contaminantes y normalmente caros sí entrarán.
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Esta vez nos centraremos en los primeros, con los que, a juicio de muchos, se comete una injusticia. Y si hablamos de modelos con etiqueta C y emisiones bajísimas, el líder es el Renault Clio Blue dCi, con un motor turbodiésel de 100 CV, gasto medio de 4,1 l/100 km en ciclo WLTP y emisiones de dióxido de carbono de solo 106 g/km, arrancando su precio por debajo de los 19.000 euros. Pero en gasolina hay alternativas más sencillas y accesibles incluso, como el Toyota Aygo X Cross Play, que cuesta 14.500 euros, homologa un consumo WLTP de 4,8 l/100 km y presume de emisiones también muy bajas: 109 g/km de CO₂, prácticamente un tercio de lo que homologa el vehículo con etiqueta eco de mayor consumo. Y es precisamente este modelo de Toyota el que hemos probado a fondo para conocer en la práctica su eficiencia real.
Hablamos de un coche pequeño, pues mide solo 3,70 metros de largo, y realmente liviano, ya que supera por poco la tonelada de peso: 1.015 kilos. Y eso es ya un magnífico comienzo cuando buscas eficiencia. Además, para mover a este utilitario de cuatro plazas y maletero de 231 litros, la firma japonesa apuesta por una mecánica sencilla, pero moderna a la vez, pues se trata de un 1.0 tricilíndrico que prescinde del turbo y se conforma con 72 CV de potencia; motor denominado 1KR-FE que ya se utilizaba en el anterior Aygo, pero que ha sido actualizado a fondo para adecuarse a la actual normativa europea de emisiones Euro 6 AP.
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Sin embargo, no hay que buscar en el Aygo X Cross tecnologías mecánicas muy avanzadas, porque, para lograr poco gasto y mínimas emisiones, la firma japonesa no ha necesitado, por ejemplo, un sistema de hibridación eléctrica. Y es por eso que la normativa española le penaliza con una etiqueta C: si no hay sistema híbrido, nuestra ley entiende que no tiene bajas emisiones. Aunque las tenga. Si se nos permite el símil, sería como suspender a un alumno porque se le dan bien los estudios y no necesita prepararse tanto como otros. E incluso como suspender a un alumno cuando su examen tiene más aciertos que el de otro al que aprueban por haber estudiado más o haber gastado más en clases particulares. ¿Pero es tan eficiente el Toyota Aygo X Cross en la práctica?
Nuestra referencia eran esos 4,9 l/100 km de media homologada, un valor muy bajo para un coche con motor de gasolina. De hecho, muy pocos híbridos de gasolina con etiqueta eco gastan menos: Toyota Yaris, Fiat 500, Mazda2, Suzuki Swift y pocos más. Y ojo, porque el modelo híbrido de gasolina con etiqueta eco que más consume se va a 13,2 l/100 km, un 269% más que el utilitario de Toyota que hemos probado, y que recibe solo la etiqueta C.
Cuatro pruebas distintas
La unidad de pruebas venía calzada con los neumáticos de serie, unos Michelin e-Primacy en medida 175/65 R17, y ese es otro factor de eficiencia ahora que se abusa de neumáticos muy anchos y, por tanto, con mayor resistencia a la rodadura. Para el test, como siempre, esperamos a la noche, en busca de condiciones de tráfico siempre equiparables, y comenzamos por una prueba de consumo en autovía a 120 km/h de crucero, un escenario que quizás no sea el más favorable para nuestro protagonista, pero donde se conforma con unos sorprendentes 5,1 l/100 km reales, por debajo de lo consumido por cualquiera de los híbridos de gasolina (etiqueta eco) probados en los últimos meses.
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A continuación realizamos un test de consumo en carretera, con velocidad de crucero de 90 km/h y algunas zonas de curvas a menor ritmo, y ahí el promedio real fue de 4,5 l/100 km, récord también entre las decenas de vehículos con motor de gasolina probados, y solo igualado o mejorado por dos híbridos de gasolina con etiqueta eco: 4,5 litros medimos también al nuevo Honda HR-V, mientras que el Toyota Yaris Hybrid se conformó con 4,2 l/100 km.
Por último, nos internamos en la ciudad, ese escenario que pronto se poblará de áreas ZBE en las que el Toyota Aygo X Coss, y muchos otros utilitarios modernos de gasolina o diésel con mínimas emisiones, tendrán restringido el acceso. Y en la urbe simulamos dos condiciones de tráfico distintas: una primera de callejeo puro, por zonas limitadas a 30 y 50 km/h, donde el coche gastó 4,0 l/100 km, cifra inferior a la medida en ese mismo entorno a la mitad de los híbridos de gasolina probados en los últimos meses. Y una segunda circulando por rondas urbanas a 70 km/h, donde el gasto real fue de solo 3,5 l/100 km, un valor que solo consiguieron mejorar en su momento tres híbridos de gasolina, pues tanto los Toyota Yaris y Yaris Cross como el Honda HR-V registraron 3,4 l/100 km.
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Es decir, un Toyota Aygo X Cross, pese a su etiqueta C, es tan austero y tiene unas emisiones de CO₂ tan bajas como la mayoría de los híbridos con etiqueta eco. En concreto, de nuestras cuatro mediciones obtuvimos un promedio real de 4,6 l/100 km, aún más bajo que los 4,9 oficiales. Y el ejemplo podría extenderse a otros muchos modelos, de gasolina o diésel, discriminados por la norma por recurrir a mecánicas sencillas, más tradicionales y, detalle clave, sin hibridación. Además, el utilitario japonés declara bajas emisiones también en otros gases, como sus 16,7 mg/km de óxidos nitrosos o 245 mg/km de monóxido de carbono, de manera que sí podría ser considerado ecológico. Pero, en este caso sí, la ley parece inflexible y no hay interés en su modificación.
La entrada en funcionamiento de las ZBE (zonas de bajas emisiones) en las 149 localidades españolas con más de 50.000 habitantes está a la vuelta de la esquina, pues será en 2023 cuando comiencen las restricciones de acceso de vehículos a determinadas áreas de las ciudades, con el objetivo de seguir mejorando la calidad del aire, de acuerdo con las instrucciones de la Unión Europea en ese sentido. Y al menos en el caso español, parece que cada municipio será un pequeño microcosmos normativo con sus ordenanzas específicas, sus horarios y su letra pequeña, aunque todo apunta a que sí habrá unanimidad a la hora de clasificar unos automóviles como ecológicos, o de bajas emisiones, siendo el resto relegado, por contraposición, a la categoría de no ecológicos y sin bajas emisiones. Y serán las etiquetas de la DGT las que determinen quién accede y quién no a esas ZBE, aplicándose multas cuantiosas a los infractores: de acuerdo con la nueva Ley de Tráfico, 200 euros; o 100 euros acogiéndonos al pronto pago.