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El 'truco' utilizado con las etiquetas medioambientales de Madrid Central
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UN ECO QUE CONTAMINA MÁS QUE UN GASOLINA

El 'truco' utilizado con las etiquetas medioambientales de Madrid Central

Actualmente, en Madrid Central es posible ver que a un pequeño motor (el de las motos, por ejemplo) se le prohíbe la entrada mientras uno grande y contaminante no, ¿por qué?

Foto: El sistema de etiquetas de la DGT es bueno, pero empieza a mostrar sus limitaciones.
El sistema de etiquetas de la DGT es bueno, pero empieza a mostrar sus limitaciones.

La DGT puso en marcha hace ya dos años el sistema de clasificación de automóviles y motocicletas mediante las famosas etiquetas, una forma de diferenciar los vehículos por su nivel de emisiones. Un buen sistema, sin duda, pero que ahora empieza a mostrar sus limitaciones porque no se valora solo el nivel final de emisiones de un coche, sino solo la tecnología empleada en su motorización. Es decir, que no distingue los (numerosos) caso en el que un motor híbrido contamina más que uno de gasolina. Para el medioambiente y el sistema respiratorio de los ciudadanos, esta clasificación es un tanto fraudulenta.

Las etiquetas B y C solo discriminan los coches y vehículos por fecha de fabricación, y por ello también por el cumplimiento de las diferentes normativas Euro. Pero tiene la misma etiqueta un coche grande con un motor diésel V8 que un pequeño Smart fabricado en la misma fecha... o una moto (con un motor ridículo en comparación a un coche). Los vehículos híbridos tienen todos ellos la etiqueta ECO que proporciona muchas ventajas para acceder a Madrid Central, por ejemplo. O también para entrar en Madrid (y pronto en otras ciudades españolas) durante la aplicación de protocolos de alta contaminación.

Los ECO 'contaminantes' mild-hybrid

Ahora han llegado los nuevos 'mild-hybrid', que permiten una ligera reducción de emisiones, pero que se pueden considerar híbridos solo de una manera limitada. La razón es que no hay un motor eléctrico capaz de mover por sí solo el coche. Pese a ello, estos modelos que están proliferando en los últimos meses también tienen etiqueta ECO. Y con esta tecnología llegan las grandes berlinas y todocamino de lujo con un alto nivel de emisiones, que pese a ello tienen la etiqueta ECO.

Foto: El timo del radar de la DGT: el último truco de los 'hackers' para robarte. (EFE)

Otro aspecto que está poniendo en tela de juicio el actual sistema de etiquetas de la DGT se centra en los híbridos enchufables. Los vehículos con esta tecnología, siempre que puedan homologar una autonomía eléctrica de más de 30 kilómetros, disponen de la etiqueta cero emisiones. Son coches bien pensados porque permiten viajar por carretera con motor de gasolina y mantener la batería para entrar en la ciudad en modo cero emisiones, el problema es que muchos clientes están comprando estos vehículos híbridos enchufables para usarlos solo con gasolina, sin enchufarlos nunca a la red eléctrica.

En la mayor parte de las ocasiones, estos híbridos enchufables no se conectan por no disponer de plaza de aparcamiento con la necesaria instalación eléctrica para recargarlos. Es decir, que pagan más caro el coche para contaminar lo mismo que un turismo normal de gasolina, pero a cambio se aseguran circular por el centro de Madrid sin limitaciones y aparcar gratis en plazas verdes y azules, también sin ninguna limitación horaria.

Revisión del sistema de etiquetas

La clasificación de los vehículos por su nivel contaminante es imprescindible de cara a la puesta en marcha de nuevas limitaciones de acceso en el centro de las grandes ciudades. Sin embargo, el sistema puesto en marcha por la DGT necesita una importante y urgente puesta al día pese a que solo lleve dos años operativo.

¿La solución? Para ser lo más justos posibles con el medioambiente y el sistema respiratorio de los ciudadanos es que las etiquetas se distribuyan según el tipo de motor y sus emisiones, no por el año del coche y tecnología de la que disponga (de la cual se puede o no hacer uso).

La DGT puso en marcha hace ya dos años el sistema de clasificación de automóviles y motocicletas mediante las famosas etiquetas, una forma de diferenciar los vehículos por su nivel de emisiones. Un buen sistema, sin duda, pero que ahora empieza a mostrar sus limitaciones porque no se valora solo el nivel final de emisiones de un coche, sino solo la tecnología empleada en su motorización. Es decir, que no distingue los (numerosos) caso en el que un motor híbrido contamina más que uno de gasolina. Para el medioambiente y el sistema respiratorio de los ciudadanos, esta clasificación es un tanto fraudulenta.

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