Este es el secreto para llegar a los 100 años... y no son los hábitos saludables

Si quieres llegar a los 100 años, no vale con tener hábitos saludables.

La investigación está aclarando el papel que desempeñan los genes en la longevidad. Hábitos como dormir lo suficiente, hacer ejercicio y seguir una dieta sana pueden ayudar a prevenir enfermedades y vivir más tiempo. Sin embargo, cuando se trata de vivir más allá de los 90 años, la genética empieza a cobrar importancia, según los investigadores que estudian el envejecimiento.

"Algunas personas tienen esta idea: 'si hago todo bien, si hago dieta y ejercicio, puedo vivir hasta los 150 años'. Y en realidad eso no es correcto", afirma Robert Young, que dirige un equipo de investigadores de la organización científica sin ánimo de lucro Gerontology Research Group.

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Alrededor del 25% de la capacidad de vivir hasta los 90 años viene determinada por la genética, afirma el Dr. Thomas Perls, profesor de medicina de la Universidad de Boston que dirige el New England Centenarian Study, que ha seguido a centenarios y a sus familiares desde 1995. Según sus cálculos, a los 100 años, el 50% es genético, y en torno a los 106, el 75%.

Saber qué permite a algunas personas vivir mucho tiempo tiene consecuencias para el resto de nosotros. Según el Dr. James Kirkland, presidente de la Federación Americana de Investigación sobre el Envejecimiento, la investigación en curso sobre la vejez avanzada puede ayudar a desarrollar fármacos o a identificar cambios en el estilo de vida que ayuden a las personas a vivir de forma más saludable durante más tiempo.

¿Quién llega a los 100 años?

Los centenarios representan una parte cada vez mayor de la población estadounidense. Según las proyecciones de la Oficina del Censo, en 2023 vivirán en el país unos 109.000 centenarios, frente a los 65.000 de hace 10 años, gracias en parte a décadas de avances en medicina y salud pública.

A pesar del descenso de la esperanza de vida, que cayó a 76,4 años en 2021, Perls calcula que aproximadamente el 20% de la población tiene la composición genética que podría llevarles a los 100 años si además toman decisiones saludables de forma constante.

Los centenarios no solo viven más, sino que los datos sugieren que consiguen evitar o retrasar las enfermedades relacionadas con la edad, como el cáncer, la demencia y las enfermedades cardiovasculares, más tiempo que la población general. Entre los participantes en el Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra, el 15% son "escapistas", es decir, personas sin enfermedades demostrables a los 100 años; alrededor del 43% son "retrasadores", es decir, aquellos que no desarrollaron enfermedades relacionadas con la edad hasta los 80 años o después.

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Chuck Ullman, que tiene 97 años y vive en una comunidad de jubilados de Thousand Oaks (California), afirma que no tiene problemas de salud —salvo un hombro derecho dolorido por un reciente accidente de bicicleta eléctrica— y que no desea vivir hasta una edad determinada. Espera vivir mientras se sienta bien y pueda hacer las cosas que le gustan, como trabajar la madera, asistir a grupos de debate político y cenar con algunos de sus muchos amigos.

"Aquí hay 350 residentes, y yo tengo 350 amigos", dice Ullman de su comunidad. También pasa tiempo con Betty, su mujer desde hace 77 años. "Mi objetivo es disfrutar de todos y cada uno de los días que se presentan".

Genes que importan

Los investigadores han identificado algunos genes y combinaciones de ellos que se asocian a la longevidad, como la presencia de una variante del gen de la apolipoproteína E llamada e2, un rasgo que se cree que ayuda a proteger contra la enfermedad de Alzheimer. Subrayan que cada rasgo es una pequeña pieza de un rompecabezas grande y complicado, que puede tener en cuenta el estatus socioeconómico, la raza y la etnia, y el clima.

Vivir más de 100 años requiere una combinación de muchas variantes genéticas, cada una con un efecto relativamente modesto, afirma Perls, del Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra.

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Las variantes genéticas que ofrecen cualidades protectoras, como la reparación de daños en el ADN, son especialmente beneficiosas, afirma.

Las personas que sientan curiosidad por saber cuánto tiempo pueden llegar a vivir deberían empezar por analizar sus antecedentes familiares. La esperanza de vida de los parientes es uno de los factores que mejor predicen la longevidad, afirma Perls. Ullman, de 97 años, dice que su madre vivió hasta los 90.

Si varios miembros de su familia han vivido hasta una edad muy avanzada, "tiene muchas más posibilidades de haber comprado el billete de lotería correcto", dice Perls.

Buenos hábitos

La Dra. Claudia Kawas, neuróloga, lleva desde 2003 haciendo un seguimiento de los hábitos de los "ancianos más viejos", los mayores de 90 años, en el sur de California, como parte de un estudio de la Universidad de California en Irvine. Ella y un equipo de investigadores han descubierto vínculos entre la longevidad e incluso pequeñas cantidades de ejercicio, actividades sociales como ir a la iglesia y un consumo moderado de cafeína y alcohol.

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Los investigadores de la Universidad Northwestern descubrieron que los "superenvejecedores", es decir, las personas de más de 80 años cuyas capacidades cognitivas están al mismo nivel que las de los 20 o 30 años más jóvenes, declararon tener relaciones más cálidas, confiadas y de mayor calidad con otras personas que los participantes cognitivamente normales.

"Mantener buenas relaciones podría ser una de las claves de la esperanza de vida", afirma Amanda Cook Maher, neuropsicóloga de la Universidad de Michigan y autora principal del estudio.

La perspectiva también importa. Los investigadores de Harvard identificaron una relación entre el optimismo y una mayor esperanza de vida en mujeres de todos los grupos raciales y étnicos. Entre las participantes en el estudio, el 25% más optimista tenía más probabilidades de vivir más de 90 años que el 25% menos optimista, según el estudio de 2022 publicado en la revista Journal of the American Geriatrics Society.

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Jeanne Case, de 100 años, dice que ha adoptado un enfoque de la vida del vaso medio lleno.

Piensa sobrevivir a sus cánceres de colon y piel y seguir disfrutando de la música swing y la comida mexicana mientras se sienta bien física y mentalmente.

Un día en su vida puede incluir caminar una milla, conversar con su grupo de escritura o comer tacos de pescado con los amigos. Esta residente de Irvine, California, siempre ha hecho ejercicio, pero también disfruta con caprichos como la tarta de queso y las barritas de limón.

"Intento que el estrés no me moleste", afirma.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal