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¿Hay un límite claro para la esperanza de vida humana? La respuesta científica te sorprenderá
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¿Hay un límite claro para la esperanza de vida humana? La respuesta científica te sorprenderá

Los investigadores han analizado datos de mortalidad tanto históricos como actuales de la población de 19 países que se encuentran en nuestro tiempo industrializados

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Solemos fantasear mucho con estirar la vida, ser eternamente jóvenes. Morir, está claro, no es el deseo imprevisto de nadie, y el miedo a lo que ello conlleva nos aferra a buscar formas de impedirlo sea como sea. Hasta la fecha, los mecanismos de los que disponemos no son pocos, pero ninguno revierte del todo nuestra propia naturaleza. Es ella la que dicta: según los registros de los que disponemos, el ser humano más longevo llegó a tener 122 años. Fue una mujer francesa llamada Jeanne Calment que murió en 1997. No obstante, el umbral de los 100 años ya resulta de por sí todo un desafío.

Nadie ha superado a Calment, ni siquiera posteriormente, a pesar de los considerables avances en medicina y nivel de vida desde entonces. Así, hay quien cree que se trata de una señal: ¿es posible que hayamos alcanzado el límite absoluto de la longevidad humana? Desde numerosos enfoques se busca una respuesta, y poco a poco parece que se está conformando.

Foto: Hay ancianos de 80 años con mejor memoria que tú (Anthony Metcalfe para Unsplash)

Un nuevo estudio sugiere que no, que la esperanza de vida humana no ha alcanzado su techo aún. Lo que estaría ocurriendo es que este estaría en una fase de "meseta temporal", es decir, detenido. De hecho, los autores, David McCarthy de la Universidad de Georgia y Po-Lin Wang de la Universidad del Sur de Florida, creen que buena parte de las personas de 60 y 70 años de hoy superarán los 100.

Una enorme cantidad de datos

Para llegar a estas sospechas, los investigadores analizaron datos de mortalidad tanto históricos como actuales de la población de 19 países que se encuentran en nuestro tiempo industrializados. Cruzando los mismos y aplicando simultáneamente estadísticas bayesianas a una gran cantidad de parámetros, obtuvieron tal cantidad de datos que necesitaron semanas para procesarlos con una supercomputadora.

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Pero ¿qué son las estadísticas bayesianas? Se trata de "un método de análisis o estadístico que permite a los científicos combinar información previa sobre un parámetro poblacional con evidencia de solo una muestra de la población para hacer inferencias sobre el grupo más grande. En términos más identificables, el enfoque bayesiano es una forma de pensar sobre cómo podemos actualizar nuestras creencias o conocimientos basados en nueva evidencia", explican desde ZME Science.

Además, los investigadores también aplicaron en esta investigación una variante de la llamada ley de mortalidad de Gompertz, que describe el aumento exponencial de las tasas de mortalidad con la edad. En declaraciones de McCarthy a dicho medio: "La ley de Gompertz se remonta a principios del siglo XIX. Establece que después de cierta edad, las probabilidades de mortalidad anual aumentan en un porcentaje constante con cada año de edad. Por ejemplo, en Estados Unidos, estimamos que las probabilidades de mortalidad masculina aumentan en aproximadamente el 8% por cada año de edad después de los 50 años. Esto significa que con cada década de vida, las probabilidades de mortalidad aproximadamente se duplican".

La mortalidad llegará más tarde

En cualquier caso, encontraron que si bien el patrón histórico dominante ha consistido en que la edad máxima no cambiaba, pero cada vez más personas iban alcanzando edades más avanzadas, lo cierto es que ha habido episodios ocasionales en la historia de la humanidad en los que el límite estándar de mortalidad ha aumentado.

Según las estimaciones científicas, todavía existe la posibilidad de que los récords de longevidad aumenten, al menos, de cara al año 2060

Hacia el futuro, lo que sugiere este hallazgo es que eso volverá a ocurrir, y lo hará de manera más establecida. En otras palabras, que todavía existe la posibilidad de que los récords de longevidad aumenten, al menos, de cara al año 2060 (la fecha horizonte con la que han trabajado). "Mostramos que lo que llamamos la edad máxima gompertziana, es decir, la edad en la que suponemos que las tasas de mortalidad dejan de aumentar en un porcentaje constante por año de edad, no cambió durante largos periodos. Por ejemplo, en un momento dado, los hombres suecos alcanzaron una probabilidad de mortalidad anual de alrededor del 50% en torno de los 100 años, tanto si nacieron en 1780 como si lo hicieron en 1900. Pero para las cohortes nacidas después de 1900, este patrón histórico parece haber cambiado dramáticamente, y parece haber aumentos significativos en la edad en que los individuos alcancen estas probabilidades de mortalidad muy altas en el horizonte", asegura McCarthy.

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Eso sí, el autor avisa de que esto tendría desafíos en todos los sentidos. "Una esperanza de vida más larga también tiene implicaciones sobre cómo las personas reasignarán el trabajo a lo largo de sus vidas, quizá comenzando a trabajar más tarde, algo que permitiría dedicar más tiempo a la formación y obtener más conocimientos, pero jubilándose más tarde. Además, cambiarán las estructuras de las familias, donde la perspectiva de múltiples generaciones vivas al mismo tiempo abriría nuevas consideraciones".

Solemos fantasear mucho con estirar la vida, ser eternamente jóvenes. Morir, está claro, no es el deseo imprevisto de nadie, y el miedo a lo que ello conlleva nos aferra a buscar formas de impedirlo sea como sea. Hasta la fecha, los mecanismos de los que disponemos no son pocos, pero ninguno revierte del todo nuestra propia naturaleza. Es ella la que dicta: según los registros de los que disponemos, el ser humano más longevo llegó a tener 122 años. Fue una mujer francesa llamada Jeanne Calment que murió en 1997. No obstante, el umbral de los 100 años ya resulta de por sí todo un desafío.

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